Jesús nos revela quién es

viernes, 22 de febrero de 2019
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camino

22/02/2019 – En la Fiesta de la Cátedra de San Pedro nos reunimos para acompañar al Papa Francisco, como acto de fidelidad a su persona y a su tarea como Apóstol, confiándonos en el camino de la fe, dejando por detrás todo discurso que de él se crea. En este espíritu hacemos la catequesis de hoy desde el Evangelio del día:

 

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”.Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”.”Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?”.Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.

Mateo 16,13-19

Vos ¿quién decís que es Jesús para vos? ¿Cuál es tu vivencia actual con Jesús? ¿Es una relación marcada por la presencia consoladora, es el agua viva, tu luz, la fuerza del amor que te pone en pie? ¿Qué representa en tu vida?

Jesús interroga a los discípilos sobre su persona y les anuncia su Pascua a partir del verso 20, Jesús habla sobre como será su muerte. Durante mucho tiempo se pensó que ésta es la medúla del retalo evangélico. Por primera vez Jesús pregunta a sus discupilos sobre él “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”.

En el verso 21, 23 “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, y de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca! Entonces él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo, porque no entiendes lo que es de Dios, sino lo que es de los hombres.”

Del 24 al 25 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” A partir del anuncio mesiánico y las características de su entrega comienza a ser más claro a los discípulos como es el seguimiento al Maestro, como es el camino y el destino de quienes van detrás de Él.

Con ésta confesión de fe de Simón y está clarificación de Jesús sobre su mesianísmo, muestra hacia donde conduce el Espíritu y el camino a recorrer: camino de la cruz. Jesús comienza a preparar a sus discípulos, lo vemos desde verso 53 donde muestra las enseñanzas que les deja en el alma a los discípulos sobre qué deben tener en cuenta: los invita primero a la infancia espiritual, la necesidad de corazón de niño para recorrer el camino. Después una enseñanza en torno a la corrección fraterna, la importancia del acompañamiento fraterno. Y la importancia de la oración común “donde dos o más estén reunidos en mi nombre allí estoy yo”, tercer recomendación. Luego como en la comunidad todos necesitan ser perdonados y perdonar, el perdón de los pecados, es otro de los ítems. Es decir, el capítulo 18 de Mateo resume las pautas de cómo debe ser el seguimiento de los discípulos, como la convivencia comunitaria.

Volvemos al texto del día: en el verso 13 todos muestran que no les quedan dudas de que Jesús viene de Dios. Algunos dicen que es Juan el Bautista o uno de los profetas. Quien fuera que sea, tenía que ser quien venía a actuar en favor del pueblo. Las expectativas de muchos son distintas de las que Jesús tiene, si bien Pedro acierta en su decir sobre quién es Jesús también tenía expectativas diferentes a las que Jesús traía con su venida.

Jesús nos transforma, nos renueva, nos transforma. Es decir somos transformados desde el encuentro con la persona de Jesús.