20/09/2022 – En el ciclo “Los encuentros con Jesús” el padre Francisco Palacios nos trajo el pasaje del Evangelio de San Marcos en el capítulo 9, versículos 14 al 29, donde se nos relata:
“Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. Él les preguntó: «¿Sobre qué estaban discutiendo?».Uno de ellos le dijo: «Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron». «Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo». Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca. Jesús le preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que está así?». «Desde la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos». «¡Si puedes…!», respondió Jesús. «Todo es posible para el que cree». Inmediatamente el padre del niño exclamó: «Creo, ayúdame porque tengo poca fe». Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más». El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: «Está muerto». Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». Él les respondió: «Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración».”
Luego de ofrecernos un contexto de este capítulo de San Marcos, el padre Palacios nos compartió su reflexión en torno a este pasaje:
“Hay una situación de frustración, de dolor, de impotencia, aún con gente que tiene fe, que son discípulos. Ésa es nuestra realidad, a veces, cuando sentimos que no hacen nada por mí”.
“Hay una estrechez en la mirada de fe que el espíritu del mal aprovecha, son grietas, fragilidades y dudas. Por eso Jesús apunta al centro de la situación: «Generación incrédula…». La incredulidad estaba presente en ese ambiente”, señaló.
“Jesús dialoga con el padre del joven, busca el encuentro, quiere conocer su historia, cómo se siente y desde allí va reconstruyéndolo todo”.
Podés escuchar le programa completo en el audio que acompaña esta nota