Juan el Bautista o la compasión de Dios

martes, 20 de diciembre de 2011
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El amor de Dios busca entrar en contacto con aquello que Dios nos revela en Cristo Jesús, sus sentimientos de amor compasivo. Llegar a tener los mismos sentimientos de Cristo es llegar a tener ese corazón de Jesús, misericordioso y compasivo en torno a él y siguiendo la figura de Juan el Bautista, estaremos compartiendo hoy:

 

Juan el Bautista o la compasión de Dios

                                 

Para nosotros la intimidad es un lugar de apertura no de encierro, es un lugar en donde la centralidad del ser, Dios, se hace presente, nos encontramos con lo más profundo de nosotros mismos y nos animamos a compartir en todo particularmente con los más vulnerables y los mas frágiles, los más débiles, los que más sufren.

 

De allí que intimidad para nosotros es un lugar de apertura y no de encierro.

 

"Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Éste pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él." Palabra del Señor

 

En este cuarto día de la novena de la Catequesis, nos encontramos con la figura de Juan el Bautista, tu precursor Jesús, y sentimos que de la mano de él, tenemos una gran posibilidad para preparar tu venida, despierta en nosotros lo que su nombre significa "compasión", que en lo más íntimo de nuestro ser brote esta realidad que identifica tu mensaje entre los mas pobres y los más débiles, que preparemos la Navidad preparando el corazón y la vida, desde la realidad de los pobres donde somos invitados a armar también un nuevo pesebre para un nuevo nacimiento.

 

En el tiempo del adviento queremos destacar las palabras del Salmo 24 "Levántense, alcen la cabeza, se acerca la liberación"

 

Es el gran discurso de Juan el bautista, es la imagen que regala el bautista, preparen los caminos del Señor. Estas palabras producían una enorme alegría si las sentimos dirigidas a todos nosotros, atrapados por momentos duros y difíciles. Pienso en las personas que necesitan levantar la cabeza atravesando una gran decepción, una profunda depresión, los que no levantan la cabeza en su vida familiar, o los que han perdido su puesto de trabajo y sienten que los han pisado.

En el evangelio que hemos compartido se narra el nacimiento de Juan, el hijo de Isabel y Zacarías, también ellos después de muchos años de esterilidad alzaron la cabeza y sintieron que la liberación de Dios había llegado. De hecho al niño no le pusieron Zacarías como el padre, sino Juan que quiere decir "Dios ha tenido compasión". Solo cuando Zacarías reconoce el poder de Dios vence su mudez y rompe a hablar, "su nombre es Juan" su nombre muestra la compasión de Dios, levantamos la mirada, levantamos la cabeza cuando el compasivo, el que padece con nuestros propios dolores se identifica con nosotros y nos invita a mirar hacia adelante con esperanza.

 

Cada vez que la liturgia nos propone la historia de la esterilidad/fecundidad, inyecta en nosotros una dosis de esperanza, a nosotros nos suele costar medirnos con la esterilidad, la experimentamos tan seguido, aunque si prestamos atención, tal vez la descubramos a cada paso. Lo que nos cuesta es creer que Dios sigue siendo fuente de fecundidad, que supera nuestras expectativas, nos cuesta entrar en esa dimensión donde Dios es más, aún lo soñado por nosotros. Si en la mano de Dios ponemos nuestros grandes sueños seguramente Dios hará mas de lo soñado y de lo hasta aquí esperado.

 

Doy testimonio de ello, días pasados me preguntaba un periodista respecto a si yo había pensado o soñado en la dimensión de obra a la que Dios me invitaba a servir, desde el primer momento de la inspiración, donde se genera sin nada sino solo con el deseo de ir hacia adelante en la construcción de la obra, uno pensó, podemos hacer una red nacional pero las dimensiones que esta obra ha tomado superan ampliamente lo que uno pudo haber proyectado en algun momento.

 

Cómo se hace para entrar en esta dimensión, dejándose conducir y dejándose llevar, dejando las riendas en las manos del que conduce y lleva adelante su obra. Esto en la vida y en historia de cada uno de nosotros.

 

Tal vez lo que nos cueste para vivir en plena felicidad es entender que ésta se consigue en la medida que la vida toda está puesta en él. Porque aún ni los mayores logros que uno pueda tener, son los que completan absolutamente el corazón. Solamente el corazón humano encuentra plenitud cuando lo que vive lo vive en Dios, de allí que el que humanamente pudiera ser menos realizado en posibilidades de ser (económicas, sociales, educacionales, proyectivas, vinculares) si en Dios vive posiblemente la limitación a la pobreza respecto de otros sea una lectura comparativa a un nivel, pero en el nivel de la satisfacción interior es pleno quien en Dios vive, y los sueños y las realidades en Dios alcanzan magnitudes que nos superan. por eso Zacarías quedó mudo, y nosotros también quedamos perdidos cuando en la dimensión de lo divino dejamos que realmente Dios sea el protagonista y obre con compasión.

 

Has oído de alguien que haya experimentado la compasión de Dios en medio de una prueba, o en medio del camino verse sorprendido por la grandeza, la magnitud, la bondad, la misericordia de Dios? vos mismo no has tenido la sensación de que Dios te superó y fue más de lo que esperaban cuando te sacó del ahogo y te abrió nuevas expectativas y te puso en camino, en marcha de fe para ir hasta donde no suponías nunca que podías llegar? seguramente algo de todo esto te está pasando, o ha pasado o va ha pasar en tu vida. Te invito a que abras tu corazón y como dice el salmo: "Levántense, alcen la cabeza se acercan tiempos de liberación”. 

 

El mensaje es claro, cuando Dios llega a nosotros es tiempo de levantar la mirada y la cabeza porque la compasión de Dios nos permite entender que en el amor de Dios todo lo podemos y por eso vale la pena levantar la cabeza.

 

Es lo que hacen en su esterilidad y vejez, Zacarías e Isabel cuando ven que Dios los visita con el don de la vida en Juan el bautista, ellos levantan la cabeza y el niño que nace los invita a todos a levantar la cabeza, porque hay un tiempo nuevo que está inaugurándose, Dios llega a nosotros.

 

La compasión es manifiesta, el amor de Dios es tan claro en los signos con los que acompaña la vida de Zacarías e Isabel que por eso la gente del pueblo se pregunta ¿qué llegará a ser de este niño?

 

Estos tiempos que corren que son tiempos de parto, de nuevos nacimientos, de aparición de la vida, de presencia de Dios que no abandona la historia y que deja que una historia vieja vaya quedando por detrás, nos pone igualmente frente a la pregunta, ¿qué será de lo nuevo que está naciendo dentro de nosotros?

 

El misterio planea sobre toda cuna de nacimiento, sobre todo nacimiento, de un hombre, de un proyecto, de una institución, de un país ¿qué llegará a ser de lo que está naciendo? ¿Qué será de esto nuevo que aparece? tiene todas las posibilidades de ser y todos los riesgos.

Este niño será un santo o será un criminal? esto será una acierto o un fracaso? cómo hacer para acompañar lo que está naciendo? Con qué señal marca la historia el momento del nacimiento es lo que hay que estar atentos y seguir esas señales. Nosotros no nos cansamos de decir que el cambio epocal deja por detrás un mundo viejo con paradigmas de construcción de lo humano que no representan a la humanidad en su conjunto y que generan marginalidad, exclusión, que en el camino quedan muchos, que se pierde humanidad desde capitalismos exacerbados o socialismos deshumanizantes, desde neo autoritarismos bajo figuras veladas de democracia pero gobernadas por "don dinero” en zonas de mucha crisis.

 

Ese mundo viejo cae., y hay un mundo nuevo que crece, Teresa de Calcuta lo ha identificado como la globalización de la solidaridad, la única capaz de marcar el rumbo frente a los tiempos nuevos que vendrán. Un mundo que es una aldea, no tanto porque las comunicaciones nos han estrechado en las distancias que nos separaban y la movilidad ha puesto en cercanía a los que nos sentíamos lejos de oriente, de Asia, sino porque en realidad lo nuevo que está naciendo es que nadie resulta extraño. En parte lo viejo todavía está vigente y las distancias culturales, raciales, religiosas, étnicas, buscan reafirmarse en un proceso de acercamiento porque hay miedo de perder identidades en el encuentro con lo distinto. Sin embargo hay otro dato, la apertura a lo diverso, crea identidades, forma la pluralidad, nos da posibilidades de ser el vínculo con otros.

 

Esto lo entienden muy bien muchos jóvenes, me ha llamado la atención en Europa y en especial en Italia, como los jóvenes antes de iniciar su servicio profesional después de terminar sus estudios dedican un tiempo al voluntariado, y si puede ser en el exterior mejor, entonces la presencia juvenil voluntaria en África o en el este de Europa ya forma parte del ser cultural, es una nueva humanidad juvenil que está naciendo.

 

Cómo es que acompañamos los nacimientos nuevos que vienen, qué será de este niño, planea y sobre vuela sobre todo un nacimiento personal o institucional o cultural.

 

En estos tiempos nuevos de cambio, los proyectos nuevos surgen y las nuevas generaciones que vienen también están acompañadas por el compromiso de Dios que quiere llevar la historia hacia adelante. ¡Atención mundo adulto con estigmatizar! ¡Atención! porque si hay algo del mundo juvenil viejo en el alcohol, en la droga, en la diversión sin sentido, ninguno de todos estos negocios nefastos y destructores lo manejan los jóvenes sino el mundo adulto.

 

Los jóvenes tienen dentro suyo el ADN del mundo nuevo, porque vienen de la mano del que quiere un mundo nuevo y recrea la vida en todo tiempo. No infectemos el mundo juvenil de lo viejo al que pertenecemos nosotros que tal vez no hayamos logrado alcanzar los sueños que alguna vez soñamos. Debemos no sobreproteger sino acompañar descubriendo el mensaje de novedad que trae el mundo juvenil.

 

El mundo juvenil, el mundo naciente, tiene en su corazón otros sueños, cuando los han desviado ha sido porque algún adulto manipuló mal sus proyectos, puso un arma o una ideología nefasta que los condujo a terminar con su propia historia detrás del ideal de cambiar las cosas a partir de una revolución armada o de un proyecto de exclusión de otros o en el enfrentamiento desde una rebeldía natural y juvenil mal encausada.

 

 

Podrán decir, si, ¿pero y todo el mundo juvenil perdido, todo el mundo juvenil desviado? te pido disculpas, pero te lo tengo que decir: Hemos sido nosotros los adultos los que hemos creado ese mundo y le dimos la mal venido al proyecto de novedad con la que Dios regalaba vida joven para un mundo nuevo, en un ADN que Dios había puesto con valores nacientes en su corazón, porque él sigue siendo el Señor de la Historia y lo que crea y recrea, lo hace en la búsqueda de la novedad, del cambio y de la transformación. Tratemos de entender que ellos vienen con algo nuevo y nos preguntemos ¿qué será de la vida niña, adolescente, juvenil? y abrámonos a lo que traen en el corazón y sigamos el curso acompañando la novedad, dejándonos sorprender, no entregándoles el control porque son jóvenes sino acompañándolos desde el que es el Señor de la Historia con sabiduría y discernimiento, intentando entender qué de nuevo está haciendo Dios en las nuevas generaciones que vienen.

 

 

Esto de la compasión nos pone en una lógica distinta y nos lleva a un paradigma humano que no es el racional, que no es el esperado, que siempre supera y por eso la pregunta ante el nacimiento y la compasión de Dios para con Isabel y Zacarías ¿qué será de este niño? Cuánto se abre de expectativa positiva frente a esto. Por eso vincularnos a este don de la misericordia de Dios compasiva nos pone en sintonía desde el mundo nuevo que está naciendo y en esperanza podemos nosotros siguiendo las meditaciones del salmo “ha llegado la liberación, levanten la cabeza”. No es una liberación política, no es una liberación marcada por alguna ideología, no tiene que ver con alguna acción determinada, tiene que ver con una presencia misericordiosa de Dios que abre nuevos sentidos y nos invita a vincularnos a lo nuestro desde un lugar distinto, este de, el inteligente corazón guiado por una razón habitada por el amor. Esta síntesis que perdimos en algún momento del proceso histórico cuando la racionalidad vino a querer coparlo todo, después que la fe quiso coparlo todo, habiendo perdido la integralidad de la mirada humana en sentido trascendente con todo lo que lo humano supone, en todos los sentidos y en los diversos modos de ser de lo humano.

 

Por eso es que la compasión pone al corazón en sintonía con lo verdaderamente nuevo que Dios está creando.

 

El texto que hemos compartido hoy respecto de Juan el Bautista dice: “se veía que la mano de Dios estaba con él”. La mano de Dios, la mano del hombre, la mano es algo hermoso, es lo que permite actuar, ayudar, acariciar, trabajar, con las manos oramos, las manos tienen que estar juntas decía Teresa de Calcuta para orar y abiertas para dar. Hay en Dios algo que corresponde a la mano, que tu mano Señor esté con nosotros.

 

Hoy hemos escuchado el relato del nacimiento de Juan, el precursor, que se va a completar con el cántico de Zacarías, el Benedictus, y nos prepara a celebrar el nacimiento de Jesús. Dios ha decidió que ha llegado ya la plenitud de los tiempos y empieza a echar mano sobre la historia.

San Juan de la Cruz cuando habla acerca de la noche oscura de la fe, que él la identifica como el lugar de plenitud donde acontece es que la mano de Dios en un momento determinado gobierna el alma y lo guía, lo conduce todo, cuando uno permaneciendo en unión y en comunión con él, en pasividad, se deja llevar por él.

La mano de Dios viene a moldear, como el alfarero moldea su cacharro, así Dios también nos moldea a nosotros y estos tiempos nuevos que están naciendo y este mundo viejo que va pasando es fruto de un Dios que no deja al hombre librado solo a su suerte. Dios sigue poniendo su mano en la historia y empieza a actuar, la voz corre por toda la comarca y todos se llenan de alegría. Tienen razón los vecinos ¿qué será de este niño? En las manos de Dios Juan será el más grande entre los nacidos de mujer, va a decir el evangelio. Por eso poner esta historia en manos de Dios es permitirnos estar a la altura de los acontecimientos y lejos de interferir en los procesos en los que Dios hace su obra, dejar que sea él el verdadero protagonista de lo que viene, es sencillamente permitirle a Dios ser Señor.

Hemos leído pasajes en el evangelio en este tiempo de adviento se habla de las alabanzas de este personaje decisivo en la preparación del Mesías, testigo de la luz, voz del heraldo que calma en el desierto y prepara los caminos del Señor, que crea grupo de discípulos que luego orienta hacia el profeta definitivo, que predica la conversión y anuncia la inminencia del día del Señor. Toda esta grandeza de Juan tiene al comienzo del relato de su vida, una razón que hoy hemos descubierto leyendo el texto que hemos compartido, lo dice el evangelista, “la mano de Dios estaba con él”.

 

“Navidad es Jesús”

 

Ya nos vamos despidiendo, nos encontramos el lunes, que tengan un muy buen fin de semna.