30/09/2025 –“Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo”, decía San Jerónimo y justamente nos lo recordaba también el padre Patricio Echepareborda, miembro del Departamento Nacional de Animación Bíblica y Pastoral (DENaPBI). En el marco del ciclo Degustando la Palabra de Dios que les acercamos en este mes de la biblia, los invitamos a redescubrir la Escritura como fuente de vida en este tiempo de Jubileo de la esperanza.
El padre Patricio nos ayuda a preguntarnos: ¿qué lugar ocupa la Palabra de Dios en nuestra vida cotidiana? Muchas veces vemos la Biblia como un libro lejano, reservado a especialistas. Sin embargo, gracias al Concilio Vaticano II y a las traducciones en nuestras lenguas, hoy tenemos la gracia de tenerla en casa, en papel o en aplicaciones móviles, disponible en cualquier momento.
La Palabra no es solo para estudiar: es para rezar, contemplar y dejarnos transformar. Así lo muestra la experiencia de tantos oyentes que compartieron cómo un pasaje bíblico marcó y hasta cambió sus vidas.
El padre Patricio ofrece algunas pistas prácticas:
La Iglesia nos invita a ver la Biblia como pan cotidiano que nutre el corazón. Así como el alimento sostiene nuestro cuerpo, la Palabra fortalece nuestra fe y nos da esperanza.
El padre Patricio aclara también que no hace falta ser especialistas: lo importante es disponernos, abrir la Biblia y dejarnos interpelar. Un versículo leído en el colectivo, una lectura en familia antes de dormir, o los salmos rezados en la liturgia de las horas pueden convertirse en verdaderos momentos de encuentro con Jesús.
La Palabra de Dios no se contradice: se complementa y se ilumina a sí misma. El Antiguo Testamento nos prepara para el Nuevo, y el Nuevo revela en plenitud el amor de Dios. Como en un camino de aprendizaje, vamos creciendo en la fe y descubriendo cada vez más la profundidad del mensaje divino.
Hoy, en este Jubileo de la esperanza, estamos invitados a dejarnos cautivar por la Palabra, a degustarla como alimento de vida y a anunciarla con alegría.