La alegría del trabajo

martes, 27 de julio de 2010
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Hoy estamos celebrando el día del trabajador y a su patrono San José Obrero. José alimentó a aquel que los fieles comerían como pan de la vida eterna, José tiene el encargo de cuidar al hijo de Dios en el mundo. Toda la vida, tanto privada como escondida de Jesús ha sido confiada a su custodia, colabora en la plenitud de los tiempos en el misterio de la redención puesto al servicio del Mesías que crecía en su casa
Querido San José, aleja de nosotros, padre amantísimo este flagelo de errores, de vicios. Asístenos desde el cielo en esta lucha contra el poder del mal y las tinieblas como en otros tiempos libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de toda acechanza y a cada uno de los hijos de esta tierra

Cuanto bien hace el que trabaja con alegría, una de las cosas que podemos considerar hoy, saber trabajar con alegría y cultivar, porque hay una virtud, una capacidad espiritual que sería la laboriosidad. Estoy pensando en el oficio de José, estoy pensando en las manos de María amasando, lavando ropa, estoy pensando en las manos de mi madre que en la infancia al lado de ella me ponía y me enseñaba a refregar las ropas sucias sobre una tabla corrugada para ir sacando la mugre, estoy pensando en las manos de las mujeres trabajadoras, en las manos de las mujeres trabajando en una oficina, hombres y mujeres usando computadoras, pergeñando, soñando, imaginando, en la mente de los artistas, de los arquitectos, de los ingenieros, estoy pensando en las manos que agarran la cuchara de albañil para ir haciendo ese revoque, apilando ladrillos, levantando paredes, estoy pensando en esos jóvenes novios, esposos que van construyendo su casa, en la gente de campo que va llevando a caballo corriendo la animalada, llevando los novillos, feliz día del trabajador para todos

En esto del bicentenario tratando de enlazar con una mirada, digamos, no simplemente de los hechos sí no con una mirada memoriosa, una mirada recordadora es decir, de volver atrás con el corazón, de descubrir desde el corazón el disfrutar, el agradecer, “mirar el pasado con agradecimiento” decía el Papa Juan Pablo II porque en los tiempos difíciles hay que saber dar tiempo y espera como cuando en el campo la gente siembra la semilla, después tiene que esperar, está en las manos de la providencia. La historia humana también está en las manos de la providencia pero mirar el pasado con agradecimiento, vivir el presente con pasión nos lleve a vivir el futuro con esperanza. Tres dimensiones de una misma mirada, tres dimensiones entrañablemente ligadas en una unidad inseparable. No se puede hablar de futuro sin una mirada al pasado con agradecimiento, no se puede vivir el presente con una pasión y con un proyecto sin una mirada de agradecimiento.

Que importante es la mirada para atrás, cuantos tipos de miradas hay en la vida. Una de las cosas que me encuentro en mi vida muchas veces es ver gente triste mirando su pasado, señalándose, condenándose y solo culpándose, solo exigiéndose o exigiendo a otros, gente renegada de las formas, de los defectos del pasado, gente que se resiste a trabajar en el presente por aceptar su historia. Y cuanta improductividad, cuanta imposibilidad, cuanto sometimiento a una experiencia de impotencia en el presente y en el fututo, genera esta falta de mirada agradecida hacia el pasado. Quiero recordar, es decir, mirar desde el corazón mirar en este día que recordamos a los trabajadores y a San José como patrono del ser humano que construye su vida mientras la va consagrando en la fatiga de la donación por fuera, se va cultivando también por dentro, dada esa unidad que tiene el ser humano. Tenemos que saber como trabajamos, así nos cultivamos y que cuando trabajamos nos trabajamos a nosotros mismos. El trabajo no es una ley para comer y vivir y no caerse muerto sí no el trabajo es una gracia para ser, desarrollarse, aumentar nuestra condición de persona, nuestra felicidad

Y es para involucrarnos más con el entorno, para hacernos más solidarios. Ganar el pan con el sudor de la frente habla de la dignidad de la persona. En este día de San José, de los trabajadores quiero recordarlos y en este bicentenario de la patria que estamos ya celebrando en este 2010. Así que me parece tan lindo poder pensar hacia atrás con agradecimiento. Me contaban de mi abuela que era de la gente de campo, nuestros queridos inmigrantes, alemanes, italianos, españoles, sirios, polacos la gringada venida de todos lados. Mi abuela era italiana, cuatro de la mañana trabajando en el campo, arando. Yo digo que impresionante hablando de la mujer y el trabajo, haciendo memoria, en el pasado como trabajaban estas mujeres, hoy trabajan de otra manera pero estas mujeres tenían ese espíritu de laboriosidad, esa conciencia de construcción, de superación, de ganar la vida. Y ese levantarse todos los días y todos los días tener razones para levantarse, levantarse a las cuatro de la mañana en los inviernos descalza arando en el campo y después venían y ordeñaban, hacían queso.

Me acuerdo yo que tuve la gracia de vivir en el campo, buscábamos los animales tempranito y toda esa ley del trabajo, ese construir la vida de mi abuela que trabajaba a la par de su marido y casi más que él como no voy a agradecer hoy, yo Mario, a Dios y a la vida la gracia del trabajo de mis padres y de mis abuelos. Yo los he visto trabajar, ellos me han enseñado a trabajar, me han enseñado que las cosas se alcanzan, se ganan. Como no le voy a agradecer yo a la vida, como no le voy a agradecer a Dios que me regala la figura de San José y la reproducción de un concepto del amor a la vida y al trabajo, en esa imagen de San José revivida en la imagen viviente de mi padre, de mi madre, de mis abuelos, de tantos vecinos donde ganarse el pan no era una fatiga, era un orgullo. Como no le voy a agradecer que me han enseñado que hay que estar orgulloso de tener un oficio, una tarea, unas manos y una vida que puede consagrarse, que puede servir, que puede construir. Por eso te invito a tener hoy una mirada agradecida

Llamando al sol saluda a la aurora de la mañana, el sol del martillo de la casa Nazarethana
Salve padre de familia de cuyas manos sudadas el artífice divino copio la obra artesana
Reinando en la cumbre del cielo junto a tu esposa sin mácula oye a tus fieles devotos sumergidos en desgracia
Quita violencias y engaños y hurtos al pobre en ganancias más que a todos el vivir con una sencilla holganza
Por ti San José, el Dios altísimo dirige nuestras pisadas en paz y santa alegría por las sendas de la patria. Amen

Que linda figura la de San José y especialmente este mes donde celebramos el bicentenario, tener esta mirada de agradecimiento, agradecer por tanto que nos han enseñado, que nos han dejado. Tanto que habiendo entregado, habiéndonos ayudado también a conformarnos en la historia de nuestra patria, en la providencia de Dios no solo valorar nuestras presencias nativas que han sido un regalo de Dios, que esta es la tierra de ellos, sí no también el encuentro de las culturas. Esta es una tierra que vive y revive su identidad en el encuentro de las culturas. Es un hecho histórico, no podemos cerrar los ojos a esa mirada del acontecimiento histórico y por tanto no podemos dejar de tener un agradecimiento también. Ciertamente que los agradecimientos no son ni quieren decir la perfección de todo lo vivido, simplemente el reconocimiento de la gracia y también las limitaciones humanas, las pobrezas humanas que nos llevan a un reconocimiento del perdón, de pedir, de la aceptación de los errores, del aprendizaje que hay que hacer mirando la historia

Siempre la historia va a estar necesitada de la redención. Quizás una manera linda de recuperarnos nosotros en la historia, en lo que toca ser redimido, purificado, sanado, reconciliado sería, justamente, generar eso que yo en casa aprendí, el amor al trabajo, eso tan digno del ser humano que la Biblia dice con estas palabras “ganarás el pan con el sudor de tu frente” que cosa más digna esto. Por eso yo digo, uno tiene que tener una conciencia de que como cristiano uno realmente desarrolla no solo su persona, su vida interior, no solo condiciones de vida para otros y permite a otros a través del trabajo construir la sociedad y la comunidad porque el trabajo nos hace solidarios, nos saca de nuestro mutismo, de nuestro individualismo y hace que empecemos a respirar, a vivir, a dilatarnos, a crecer. El trabajo es lo que permite al hombre aspirar, ambicionar, soñar, es un motivo de esperanza el trabajo. El trabajo no es una exigencia es una necesidad, el trabajo no puede ser considerado como un derecho aunque sea un derecho más que todo es una necesidad de ser.

El hombre debe trabajar para soñar y ser persona, para poder ejercer su vida espiritual, para poder brindarse más a los demás. Solo el que trabaja y lo hace con alegría, no solo el trabajo en si que no es la tarea que uno hace sí no desde donde hacemos la tarea, esto me parece importante. No es simplemente ganaras el pan con el sudor sí no con la decisión de dar sentido a lo que estás haciendo, ese corazón, ese interior nuestro que debe elegir su tarea, que debe soñarla, prepararla. Hay una virtud que se va adquiriendo con el tiempo y que es muy importante y que tiene que ver con la felicidad. Es tan lindo ver cuando la gente está contenta de su tarea, su trabajo lo hace con alegría. Trabajar con alegría es también para el cristiano una condición fundamental para dar testimonio del reino de Dios, así como también por el trabajo el hombre va construyendo el reino de Dios. No solo su realidad inmediata, temporal, su necesidad espiritual de relacionamiento en lo horizontal, en lo temporal, en lo inmediato, su solidaridad sí no también construye y hace presente el reino de Dios con su tarea

Saber que mi trabajo es un instrumento del reino de Dios. Mirarnos allí y descubrirnos allí, presente el reino de Dios en mi tarea por tanto con cuanta alegría voy a desarrollar mi tarea. Esa alegría del trabajo está impulsada por el Espíritu Santo en el cristiano y tiene el nombre de laboriosidad, una virtud, una fuerza espiritual que nos permite vivir con gozo y con creatividad lo que se nos ha encomendado, la posibilidad que tenemos de soñar, de crecer, de prosperar humanamente está regida y está animada para que lo haga crecer al ser humano en su condición de persona y como hijo de Dios. Esto es la laboriosidad, esa laboriosidad es la capacidad de hacer con gusto, con gozo, creando y soñando, pergeñando, ilusionándose con lo que quiere lograr en su tarea entonces la persona va viviendo una experiencia de felicidad en la entrega. Lamentablemente nos encontramos a veces tan agobiados, hoy día nos cuesta tener alegría en el trabajo. Ciertos oficios, ciertas tareas, ciertos servicios se que a veces no hay buena disposición, es una lástima cuando rezongamos mucho, luego tenemos mala cara, mal ambiente escomo que por ahí vamos perdiendo el eje de nuestra actividad

Cuando falta la virtud de la laboriosidad, ese espíritu soñador y creativo, esa entrega y ese gozo para hacer las cosas entonces sale amargo el asunto y a veces nos encontramos en las tensiones de la oficina, en la vida misma, hasta en la tarea pastoral hacemos las cosas tal vez por costumbre, a veces con mala onda, con mal espíritu. Como tenemos que reflexionar, que importante es cuando un cristiano ama su trabajo, lo elige y se consagra en él., Esta es la responsabilidad de un bautizado pienso yo. Por supuesto que nunca perderá la responsabilidad de exigir sus derechos, sus necesidades, su mejoramiento salarial y todo eso pero la razón de fondo está mucho más allá. No nos quedemos solo en el sueldo, hay cosas que van mucho más allá y creo que por ahí se pierde un poco eso. Yo me haría esta pregunta ¿Cómo estoy haciendo mi trabajo? ¿realmente tiene dignidad mi tarea, como lo estoy haciendo, me ilusiono con mi trabajo, voy contento? Siempre recuerdo una figura en una parroquia que estuve hace muchos años

Frente a la parroquia había un pozo y pasaba un hombre en su bicicleta de mañana temprano, silbando con alegría, llevando los baldes y la cuchara, con un bolso colgado. Se ve que iba a hacer un trabajito y venía cargado con la bicicleta y lo que más me impresionó era la calidad que tenía este gaucho para pegarle una esquivada al pozo, miraba para el lado de la iglesia donde estaba la Virgen de Lujan  y se hacía el signo de la cruz medio rapidito, media desfigurada la cruz porque iba cargado, dejaba de silbar, esquivaba el pozo y seguía silbando contento para su trabajo. Yo les tengo que confesar que más de una vez cuento esta imagen que me ha quedado grabada porque realmente para mi fue como un signo en la vida, una cosa tan simple y me ha quedado tan grabada en la memoria porque comprendí que el corazón que tiene alegría es el corazón que puede trabajar y transformar.

Entre los tantos oficios el trabajo de los docentes me gusta porque la verdad que el de los docentes es un hermoso trabajo, que privilegio ser docente, realmente debe ser una de las gracias, de las vocaciones más lindas que hay en la vida, poder acariciar el interior, la vida espiritual, el alma de los que van creciendo y crecer con ellos. La verdad que es un oficio con un toque místico yo diría casi sacerdotal. El trabajo de los curas que lindo trabajo también, lo puedo decir por propia experiencia, trabajar el alma, trabajar el espíritu, la vida espiritual, el principal trabajo. En ese lugar están los sacerdotes, otra gracia inmerecida ciertamente, cuanto más espiritual es el trabajo más lejos estamos del derecho. Cuanto más profundo, más digno es un trabajo o mejor dicho digno es como hacemos las cosas. Entonces la dignidad es una cuestión de la persona no de lo que hacemos. Si yo, por ejemplo, me considero que soy mejor cura porque soy cura de la catedral o me siento peor cura porque soy cura de una capillita de barrio humilde hay algo que no está bien en mi condición de cosmovisión

La dignidad no viene de lo que toco o de lo que tengo por fuera, o donde estoy. La dignidad está en lo que yo descubro como misión y pongo como desición de alegría. Me parece que tiene un sabor a evangelio este modo de pensar por eso lo comparto. Cuantos oficios hay y tanta gente que no se la va a nombrar en esos oficios porque hay algunos que ni se los nombra como el rezador, el oficio de rezar, el trabajo de las abuelas, el trabajo de dar cariño, ternura, de escuchar ¿Quién los nombra? El trabajo que tienen los psicólogos hoy en día, profesionales del ánimo, se han capacitado para dar herramientas para que las personas puedan luchar. El trabajo de los enfermeros. Hay tantos oficios y más hoy en día, el trabajo de un telefonista, un recepcionista, yo me imagino las recepcionistas en Radio María, el operador que pone la música acorde al tema que tocamos. Fíjense que importante es el modo en como hacemos nuestro trabajo. El trabajo hay que soñarlo también prepararlo por eso que linda es la laboriosidad, hace bueno al hombre

No es el trabajo en sí mismo sí no lo que hace en la persona. Cuando la persona se dedica al trabajo por fuera está atendiendo su alma y por eso dije, acorde a como atiende su trabajo, atiende su alma, así de simple. Esa relación directa, simple pero clarita y concreta. Si vitupera, insulta, critica, es enojoso en todo lo que hace, está molesto, fastidioso en todo, si rezonga todo el tiempo para afuera así está tratando su corazón. No hay que extrañarse que la persona que viva así, tratando al mundo así, con desprecio, con juicio, con rechazo, con desamor, sin sueños, siempre cansado, siempre sin ganas no hay que asustarse que después, mirando su propia persona tenga todo tirado, este deprimido, no tenga fuerzas, no le interese nada y hasta piense en quitarse la vida. Mire cuanta profundidad tiene el modo en que hacemos la tarea. Por eso digo, hay que ejercitarse en eso de la laboriosidad, aprender a soñar lo que hago, a crearlo, a quererlo, acariciar la vida con mis manos, ser creativo, ser constructor del mundo

Ser trabajador es ser constructor de un mundo nuevo, hacer nuevas las cosas también nosotros. La virtud de la laboriosidad en definitiva no será sí no la virtud que hace que el ser humano sea una persona buena, que tenga bondad, que cultive y profundice su bondad, su ser y que se sienta feliz. Uno está contento cuando puede crear, cuando puede transformar, cuando sale de sí y proyecta y se propone algo, cuando eso lo comparte con otro y pregunta y sueña y viven juntos la vida. Que lindo pensar así el mundo del trabajo, animarnos a vivir de esta manera porque además hay tantos que pueden ayudarnos a hacer mejor nuestra tarea y eso es así. ¿Dónde se aprende a trabajar? En las casas, en la familia es donde se aprende. Yo les agradezco tanto a mis padres que me enseñaron a cocinar, yo hoy me cocino, me lavo, me plancho la ropa, estoy lleno de trabajo pero sin embargo me hago un tiempito para esos quehaceres, a veces tengo alguien que me ayude porque no me dan los tiempos pedro lo hago con mucho gusto.

Mi madre me enseñó a pegar botones y hasta me enseñó a tejer, no me carguen porque soy bien varoncito, una cosa no quita la otra, aprender a trabajar la tierra, hacer la huerta, sembrar, lavar los platos. En casa cada día uno lavaba los platos otro barría, pasaba el trapo y nada de dejar la cama tirada, había que hacer la cama y la hacíamos con gusto. Hoy yo hago las cosas con gusto y ¿saben a quien se lo debo? A mi casa. Las personas le debemos a la casa el amor al trabajo por eso es importante recuperar el concepto claro de la familia, esa unión, es ámbito de confianza donde uno recibe gratuitamente todo. Fíjense que el espíritu que domina el ambiente que forja en el trabajo es la gratuidad. La persona que ama la tarea es una persona que tiene experiencia de gratuidad porque solo desde la conciencia clara de haber sido amado y haber sido donado se puede hacer el trabajo con alegría.¿Porque tenemos alegría? Porque hemos recibido mucho, porque hemos sido amados, hemos sido valorados, eso es lo que nos pasa cuando tenemos alegría para el trabajo

Por eso es importante, en la casa se forman, en la casa hay que educar, los padres tienen que enseñarle  a los hijos a ordenar, a hacer bien el trabajo de su escuela. Hoy en día hay una tendencia de las leyes que busca castigar el trabajo en los menores, por supuesto toda cosa en su debida medida es buena, toda cosa exagerada hace daño. Si a un niño lo obligamos a trabajar es otro tema, es un abuso. Un chico tiene que ser respetado en sus procesos pero tiene que ser inducido en el trabajo de chiquito, en la responsabilidad, en la alegría de hacer las cosas y a los chicos les cuesta aprender a trabajar y rezongan, por supuesto, no les gusta trabajar y más con la forma de vida que vivimos hoy nosotros, donde las cosas no vienen muy dadas y donde el concepto de la vida es que hay que disfrutar mucho porque se termina todo pronto. No hay trascendencia, cambia totalmente la actitud frente a la labor. Por eso la gente está desesperada por ser feliz y se equivoca porque quiere ser feliz y se olvida de hacer lo que tiene que hacer para ser feliz

No se debe aspirar a la felicidad, la felicidad es un regalo de la vida, es un fruto entonces, el que trabaja con alegría tiene ya mientras lo está haciendo, la alegría de su felicidad, de dar, de entregar. Eso se forma, se educa, sí no se educa después es difícil que la sociedad tenga el aspecto de esperanza en su servicio, en su trabajo, en su organización y esto lo construye cada uno. Todos tenemos una misión, una responsabilidad del lugar donde estamos. Aprender a hacer nuestro trabajo con gozo, con responsabilidad de uno, no del mayor o menor sueldo que tengamos. Lo fundamental del hombre es lo que sale del hombre dice Jesús, no lo que entra. Lo que le viene de afuera no es lo más grande, lo más grande es lo que le sale de adentro. Por eso así como el mal sale del corazón del hombre así también el bien sale del mismo corazón. Por tanto nadie está libre de la responsabilidad de su felicidad por ende nadie esta libre de la responsabilidad de poner los medios para que haya felicidad.

Educarnos entonces es amar la tarea y de chico enseñarle a los niños a amar su tarea, a hacerla con gusto, darle gracias a Dios, ofrecérsela. Es lindo cuando uno tiene una tarea ardua y una que es exigente por ejemplo una tarea con personas que trae tantos conflictos humanos y el buen cristiano va a hacer la tarea y la tiene que hacer con gusto pero tiene miedo, miedo de ser superado, de fracasar y ¿Qué hace el buen cristiano? Espíritu Santo ayúdame Dios bueno, acompáñame en la tarea, ilumíname, dame paz, dame fuerza para la tarea. Rezar, hacer de la tarea una oración de tal manera de ayudar por fuera y por dentro a la transformación, a la vida nueva, a ese hacer nuevas las cosas. Educarnos en familia, en la comunidad. Es tan lindo cuando en la escuela le enseñan a los niños que no hay que tirar los papeles en la calle, que hay que juntarlos en una bolsita, cuando en los pueblos los niños organizan la actividad de la basura, tal día tales elementos, tal otro tales elementos poner un orden y eso se nota en la ciudad, en el pueblo, en el ambiente

Que lindo que nos eduquemos, que eduquemos para ser laboriosos y felices. Que bueno el ser humano que no entiende la vida sí no para construirla, para descubrirla, desarrollarla, compartirla. Me hace pensar en Jesús, en el carpintero, me hace pensar en el gran trabajo que ha traído luz, sabiduría, razón y fuerza a toda búsqueda del corazón humano que es la resurrección del Señor, la cruz y la resurrección. Cuando el Papa Juan Pablo II escribió la encíclica donde habló tan dignamente del trabajo nos iluminó mucho. Nos dejó uno de los puntos con este título, el trabajo humano a la luz de la cruz y resurrección de Cristo. Digamos que Cristo ha sido el gran trabajador y que todo gran trabajador es Cristo, así me gusta decirlo. Y que todo trabajo es redención, todo trabajo está llamado a ser obra redentora, transformadora, purificadora, edificadora y esperanzadora. Todo trabajo es resurrección porque despierta la vida, despierta la esperanza, el ánimo. Todo trabajo levanta las ganas de vivir, como no vamos a volver a elegir nuestro trabajo.

Esta es la invitación de esta mañana donde recordamos cuanto nos amaron y cuanto trabajaron los que nos amaron y que esta patria se construyó con la generosidad, con el sueño, con la audacia, con el arriesgar, con el irse lejos, con el sacrificar y despojarse. Esta patria se construyó con lágrimas, con dolor, también con pecado y con deficiencias. Esta patria tiene que recuperarse y recuperar su sueño recuperando su amor a la tarea. Es una cuestión de dignidad la patria y es una cuestión de cada uno. También es una cuestión de que esta patria fue sembrada con la fe desde sus inicios, por tanto para los argentinos recuperar la patria, recuperar la dignidad es recuperar la vida espiritual, es una memoria agradecida que compromete nuestro servicio en el presente. Nuestra capacidad de amar y de entregar uniéndonos al misterio de Cristo.

Hay que volver a Cristo en la Argentina, hay que volver a Jesús, hay que mirar al carpintero de Nazareth y hay que mirar al crucificado, hay que mirar al que corriendo la piedra se hace presente para decir “la paz esté con ustedes” El término, el fruto, el producto final del trabajo de Cristo de la obra redentora, de la cruz y de la resurrección es esto “la paz esté con ustedes”. Es la gran necesidad que tiene el mundo, tener paz en la mente y en el corazón, la paz es esa experiencia de unidad, de descanso por el trabajo realizado, de gozo de saberse elegido, amado, enviado como Cristo. El amor al trabajo, ese sabor redentor y resurreccional que tenemos que darle. Somos resucitados cuando trabajamos, resucitamos la vida cuando trabajamos con alegría. Animarnos, volver a elegir nuestro trabajo, no dejar que nada quite la alegría

                                                                                                                           Padre Mario José Taborda