04/04/2018 – “Jesús se aparece estos días a los apóstoles y lo primero que dice es Alégrense, No tengan miedo, la exhortación es a la alegría, porque Pascua es el paso de la tristeza a la alegría”, comienza reflexionando el sacerdote jesuita Ángel Rossi.
Cada uno sabrá cuál es su propia Pascua, medita. Y tomó el personaje de Tomás.
“Tomás que se había rajado con su dolor a otra parte”, reflexiona el Padre Ángel, “pero también él necesitaba de los mimos de Jesús, por lo que derrumbado y aplastado, cayó de rodillas y le dijo a Jesús – “Señor mío y Dios mío”.
“O sea, esta humillación le llevaba a una de las más bellas oraciones de todo el Evangelio. Ahora iba en su fe adonde nunca había llegado ningún apóstol, nadie le había antes a Jesús, Dios mío”, indica el Padre Ángel.
Te invitamos a escuchar el audio completo de este programa con la reflexión del Padre Ángel Rossi.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar | Incrustar
Suscríbete: RSS