La autoridad de Jesús que desconcierta y libera

miércoles, 5 de febrero de 2025

05/02/2025 – n su regreso a la sinagoga de Galilea, Jesús enfrenta nuevamente la reacción del pueblo. Su enseñanza y su poder sobre el mal revelan que es el Ungido de Dios, pero también generan preguntas y resistencias.

Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente. San Marcos 6,1-6.

Fue a su tierra seguido de sus discípulos. Por primera vez después de constituir en la elección de los 12 el nuevo Israel, Mc 3.13 -19, Jesús va a reanudar el contacto con el público e la sinagoga de Galilea. La primera vez que estuvo allí le fue muy bien al expulsar a la legión de demonios que lo reconocieron, como el ungido de Dios, Mc 1, 21 ss, ellos al ver lo que había hecho, decían: ¿quién es este que actúa con esa autoridad?

En la segunda ocasión cuando cura en sábado al hombre de la mano paralizada y busca con ello liberar al pueblo de la opresión legalista, comienza el enfrentamiento con los fariseos a lo que se unen lo herodianos, para ver la menara de terminar con él Mc 3, 6. Después su ministerio liberador en el mundo pagano entre los gerasenos y su acción libradora y sanadora de las dos mujeres que representan al pueblo, viene a reproponer su servicio liberador en la sinagoga donde no le dan la bienvenida. En la sinagoga, los que lo escuchan dudan de la legitimidad de su enseñanza, Mc 6, 3 “¿de dónde saca este todo esto? ¿qué clase de fuerzas son las que salen de sus manos?” La gente va ahí porque es día de precepto y todos están obligados a participar. Ahora multitud está afectada por la postura de los letrados, para ellos Jesús expulsa a los demonios por el poder de los demonios Mc 3,22. Están impresionados por sus enseñanzas, pero no creen que sean fruto del Espíritu. Esto es notable porque cuando hablan de Él no lo llaman por su nombre, utilizan pronombres despectivos en relación a su persona o a su actividad: “este, eso”. En el “ de donde le vienen a este esas cosas , hay una clara referencia a las fuerzas del mal, el lo que enseña es magia y lo hace con el poder de otro.
Lo llaman entre ellos el hijo de María, como si fuese indigno llamarse hijo de un padre es equiparable a sus hermanas y hermanos, uno como ellos no puede ejercer ese magisterio. El rechazo es casi total.
Los letrados han logrado volver a imponer su “autoridad” y han convencido a la multitud la falta de autoridad de Jesús despertando desprecio sobre él.
Este que suma a sus filas a los paganos y pecadores, y al mismo tiempo cuestiona a las instituciones, no puede ser un enviado de Dios sino un enemigo suyo, in agente del demonio.
Jesús responde a esta descalificación desde su identidad profética inspirada en Dios Mc 6, 4 “ a un profeta solo lo desprecian en su casa, entre sus parientes y en su casa”, y entonces ahí puede realizar solo algunos pocos milagros, sorprendido por la falta de fe de esa gente Mc 6,6. A partir de ahora no volverá a pisar una sinagoga, no hay nada que hacer con los que están sometidos a las instituciones religiosas de su tiempo. Ahora lo esperan definitivamente las periferias.
En el fondo esta gente prefiero lo malo conocido a lo bueno por conocer. Es lo que le pasa a una parte de nuestra cultura del bostezo