“La belleza de las cicatrices”

jueves, 6 de diciembre de 2018
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06/12/2018 – La técnica japonesa del Kintsugi (carpintería de oro) no es sólo una forma de reparar objetos,  es todo un arte que nos invita a descubrir que nuestras cicatrices cuentan nuestra historia, que nuestras heridas y dolores pueden ser transformados por Aquel que hace nuevas todas las cosas:

La historia del Kintsugi  se remonta a finales del siglo XV cuando el emperador Yoshimasa envió a China, para ser reparados, dos de sus tazones de té favoritos. Los tazones volvieron reparados pero con unas feas grapas de metal, que los volvían toscos y desagradables a la vista. El resultado no fue de su agrado, así que buscó artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, convertida en arte.

Hasta el día de hoy esta es una técnica que se utiliza para arreglar fracturas de la cerámica con un barniz de resina mezclado con polvo de oro, plata o platino. De esta forma se arregla lo que se ha roto con un metal precioso que le otorga un valor mayor al que tenía originalmente la pieza y se hace aun mas fuerte en las zonas en que se había quebrado.

La filosofía que conlleva este arte es que lo que tal vez nos parezca destruido o sin ningún valor puede transformarse en algo aún más hermoso y valioso y que las roturas y reparaciones forman parte de la historia, deben mostrarse, en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.