05/10/2021 – En “Abrazando la Confianza”, la psicopedagoga Verónica Corti invitó a pensar cómo transmitir fe, confianza y anhelos de servir en los jóvenes y para ello invitó a Daniel Poli, músico y cantautor católico. Al presentarlo dijo: “Daniel hace música y también hace magia con los jóvenes, mostrándoles la luz de Jesús”. Y Poli sostuvo: “Estoy mucho en contacto con los jóvenes y adolescentes, siempre trabajé con ellos desde la música y la docencia. Trato de inyectar huellas y esperanza en los pibes. Trabajo por ejemplo con los chicos del último año de secundario y esos jóvenes tratan de ser moldeados por los adultos. Yo los trato como lo que son y no como yo quiero que sean. Hay que presentarles el ideal de Jesús, sin rituales ni reglamentos. Un chico agnóstico me dijo el otro día que mi clase es la mejor que tiene y eso me llenó el alma”.
“Con el colegio en que trabajo hacemos experiencias de misión y solidaridad en Añatuya, en Santiago del Estero y es muy bueno eso. Los pibes se emocionan tras esas experiencias, te cuentan cada cosa que hacen en la misión. Y yo les digo: “Esto que hiciste una semana allá lo podés hacer toda la vida”. La cercanía y la empatía con los chicos es fundamental para trabajar la esperanza, los quiero más allá de que no piensen como yo”, indicó el artista nacido en la ciudad de Buenos Aires.
“Con “Jesús te seguiré” compuse una canción al estilo de León Gieco y Charly García cuando era muy joven. Siento que esto es una forma de culturalizar la fe. Cuando hice esta canción quería que la música católica sonara distinta, más actual, que llegara más a los jóvenes. Y “Héroe anónimo” es una canción que habla de la solidaridad, es amar a Dios amando al prójimo, la historia de un joven que asiste a otras personas discapacitadas. La compuso un amigo en base a una historia real que nos impactó mucho porque la solidaridad energiza”, aseveró Daniel.
El abuelo de Poli era músico: tocaba el violín y dirigía una orquesta. Pero nunca se conocieron, falleció meses antes de que naciera. Daniel recibió como herencia su amor por la música. Y también su violín que todavía lo acompaña colgado en la pared de su estudio. Con solo 6 años pidió empezar clases de guitarra y música. A los 13 años, y con la primera guitarra eléctrica, ya estaba ensayando en su casa la primera banda. Alrededor de los 16 años, empieza a marcar fuertemente su vida el descubrir a Jesús y su propuesta de vida, dentro de una comunidad de la Iglesia Católica. Y echan raíces en el, y para siempre, los ideales del Evangelio. Antes de estar dedicado por completo a la música, trabajo varios años en la docencia, lo que lo mantuvo siempre en sintonía con jóvenes y adolescentes. Hoy, como músico, es reconocido en Latinoamérica, por sus canciones que transmiten valores cristianos como solidaridad, justicia y paz.
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