La crisis del lenguaje

miércoles, 8 de julio de 2009










Entrevista con el profesor doctor Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua e Investigador Principal del CONICET.

Gabriela Lasanta: Hemos dado en llamar “indigencia expresiva” a la preocupación de muchos adultos, docentes, comunicadores frente a la crisis del lenguaje: escuchar en la calle la forma en que muchas veces las personas se expresan para darnos cuenta que estamos frente a una crisis del lenguaje.

            La lengua es un factor fundamental en tres ámbitos, como la comunicación, la educación y la negociación, y que los gobiernos deberían tomar conciencia de la importancia de la lengua y de su manejo en los medios masivos de comunicación, así como también mejorar las políticas de enseñanza

            El español es una lengua cuya relevancia va en aumento, sobre todo en el mundo. En segundo lugar, todos los hablantes tenemos que preocuparnos de que manteniendo las diferencias regionales y dialectales, la lengua  sea cada vez mas unitaria, mas rica, mas matizada y disminuya ese empobrecimiento que se está dando en los medios. La vulgaridad que se emplea sobre todo en los medios también debe desaparecer porque va en detrimento de lo que son las relaciones y la comunicación humana. Yo veo este empobrecimiento como algo muy grave ya que afecta la libertad de expresión.  Un muchacho que está cautivo de sus dificultades para expresarse en la lengua, no puede ejercer plenamente el derecho a la libre expresión.

            En el otro extremo de la consideración de la crisis del lenguaje, Raiter dice: “en primer lugar, el lenguaje en la forma concreta del dialecto es un componente de los eventos comunicativos. Los negocios, los intercambios, son eventos comunicativos y no conocemos ningún acontecimiento en que las diferencias o deficiencias del lenguaje hayan sido una barrera: no lo fueron para los egipcios, para los babilonios, para los romanos, tampoco para Colón. Ni hablar de los supermercados chinos en el momento de hoy.

            Barcia se refiere a las vulgaridades en los medios orales. El problema es que no sabemos qué son las vulgaridades. Conocemos los sustantivos comunes, los abstractos, los adjetivos…pero no sé de ningún sustantivo clasificado como “vulgar”.

            Conocemos sí una definición de “vulgaridad: lo opuesto a lo oculto” pero esta es una distinción clasista: la sirvienta, los ladrones, los piqueteros son vulgares, y así lo muestran cuando se representa su producción lingüista en los diarios, las novelas y los medios. En cambio los médicos, los estancieros, los políticos, son cultos y refinados, y así se los representa en los mismos casos. Entonces.,..¿qué hay que hacer con ellos? ¿convertirlos en propietarios o eliminarlos, o si no los eliminamos, no obstante que no hablen? En una visión de este tipo , el español de la argentina, el castellano, el catalán,. El portugués y tantos otros, deberían ser considerados por ser empobrecedores del latín. Las lenguas no son estáticas, no se conservan en diccionarios, están en los usuarios. Si las personas somos diferentes, con el lenguaje pasa lo mismo. Por ejemplo, si en una comunicación decimos “¿de quién es esa naricita?”, acaso deberíamos decir, poara que no se tratara de un empobrecimiento del lenguaje, “caballero, debo decirle que le quiero, ¿podría usted informarme, si lo conociese, quién es el propietario de esa nariz? Acaso ¿podría aceptar, dado el cariño que nos profesamos, que la propiedad de la misma es conjunta?”

 

GL: Pedro, ¿qué es lo que más le preocupa del habla de los argentinos?

 

PB: La vulgaridad y la pobreza. La vulgaridad se descalifica por sí misma. Cuando se escucha hablar a una persona de manera soez, torpe, limitada, con poco vuelo, con groserías, se descalifica sola. El problema es que los que lo están instalando gradualmente en el uso, por defectos de la escuela y de los medios, es el problema de la pobreza lingüística, que se agrava seriamente a través de los últimos 10 años.

            En la facultad de comunicación de Bs.As. tenemos una estadística hecha: hace 10 años un alumno que ingresaba tenía un dominio de unos 1300 vocablos en su lengua oral activa, y hoy está en los 500. Esta pérdida se debe a un empobrecimiento gradual por  muchísimas razones: la escuela, la falta de lectura, el modelo de los medios orales sobre todo, en fin, una serie de elementos más que podemos analizar con tiempo.

            Pero lo que es grave es que este chico “discapacitado verbal”, va a ser en el futuro un mal habitante de una democracia. Porque la democracia se exalta el derecho a la palabra a poder expresarse con libertad y el que es cautivo de la limitación de pobreza, no es libre. De modo que estamos generando en estos momentos, cautivos limitados disminuidos verbales que no van a poder hacer ejercicio de su capacidad de libertad de expresión, y como se sabe: lo que no sale por la boca en el diálogo, en la discusión y aún en la protesta, sale por la mano: en el sopapo, en la pedrada, en el destrozo

 

GL: Ud. quiere decir que hay una relación directa entre la violencia y empobrecimiento del lenguaje?

 

PB: Sí, creo que en gran medida, porque desde el momento de que se pueda expresar con claridad lo que se piensa, hacerse oír, es una forma de catarsis que atenúa la violencia potencial que puede tener esa persona. Pero si esa persona está discapacitada para expresarse. Tal vez no tiene otra salida que la violencia de empujar, de golpear, de cortar una calle.  Entonces todo esto está en contra de la cultura de la tolerancia y el diálogo.

Desde hace unos 40 años la Iglesia viene predicando la instalación de una cultura de la tolerancia que significa no una tolerancia pasiva, de aguantar al otro, sino una tolerancia activa de procurar entender al otro. Y la comprensión del otro se hace exclusivamente por el diálogo.

El diálogo es inexistente en la escuela, salvo en el jardín de Infantes. A medida que avanza la educación, lamentablemente, el diálogo va muriendo. Y ni lo digamos en la Universidad donde ud. frente a 300 alumnos, es imposible que dialogue. Y se han suprimido los exámenes orales que eran una pulsación importante del rendimiento  de la persona, y además era un obligar al alumnos a exponerse a decir lo que piensa. Entonces estamos en una reducción de la oralidad gravísima, porque creo que en esto radica la mayor atención que hay que poner en el futuro, porque el 90% de las tareas que los seres humanos desarrollamos durante el día es oral. Hay menos de un 10% que es escrito, y el resto es de lenguaje gestual. De modo que la radio, que es un magnífico medio de comunicación oral, con el tiempo va a tener interlocutores absolutamente torpes y limitados que le van a contestar todas las veces que se les pregunte algo “…y … nada…” con lo cual se cierra el diálogo, o bien le contestan de forma absoluta: “¿cómo va todo?”  “bien”. En realidad, todo va como sin matices. El mundo no puede ir perfecto, porque en el mundo hay suegras, y hay colegas, entonces uno se encuentra mal. Pero a varias emisoras amigas yo les he transmitido este problema de los interlocutores que responden de esta manera clausurante del diálogo que son peligrosas, porque ud. preve una entrevista con una persona, y le contesta tres veces que todo absolutamente bien, perfecto, no hay duda, y se acabó el diálogo. Y no hay matices. Y la vida no es así. Pero en segundo lugar está esa falsa expectación que crea, que es un “madrilenismo”: viene de Madrid, y la importamos acá a través de los medios orales de Madrid por los medios orales de Tv y radio en Argentina, que le dicen “Ud. va a reaccionar frente a esta situación que está viviendo? “ , y la respuesta es “¿…y…” Ud se queda con la esperanza de que va a venir una respuesta, y nada. Se acabó.

 

GL: Quiero volver sobre la relación violencia-lenguaje. Creo que cualquiera puede entender que cuando a uno le faltan palabras hay una impotencia básica que abre la puerta a la violencia, o mejor dicho, al uso del cuerpo. Así como se pasa a la violencia si el sentimiento es de bronca, se pasa al acto sexual si el sentimiento es de amor, sin que haya  de por medio toda la posibilidad de expresar el afecto o la bronca de otras maneras a través de la oralidad.

Pero me gustaría quedarme un poquito en este vínculo entre la pobreza o limitación del lenguaje y la gestualidad o el paso al cuerpo, con el tema de las malas palabras. ¿cuál es su apreciación respecto de ellas? Porque en este momento, además, casi se diría que dejaron de ser mala. Ud. se habrá dado cuenta de que los chicos se llaman permanentemente y comúnmente “pelotudo, boludo”, y esto dejó de ser una mala palabra para ser un vocablo totalmente corriente.

 

PB: Lo de “malas palabras” es un decir “in exacto”. También es in exacto lo que los españoles llaman “palabras malsonantes”. Hay palabras soeces que suenan magníficamente, auditivamente bien. Entonces una cosa es que sean malsonantes y otra cosa es que sean impresionantes, que dejen su im-presión, que presionen sobre uno de mala manera. Ellos, por ejemplo, utilizan la palabra puteada no como la usamos nosotros. Para ellos en el uso que le damos nosotros, usan la palabra ‘insulto’, porque ‘puteada’,es un conjunto de mujeres fáciles.

Entonces en realidad, en rigo, no existen ‘malas palabras’, sino que existen ‘palabras usadas fuera de contexto’. Porque hay palabras que son las adecuadas para un contexto determinado (Por ejemplo: si insultan a mi madre, yo puedo ‘putear’ a la otra persona con todo el calibre grueso que pueda disponer para hacerlo, con absoluta liberalidad, porque la situación lo amerita: y no le voy a cecir ‘recórcholis, cáspita o vete de aquí’. Entonces, esta situación requiere la puteada. Ahora bien, cuando uno putea sistemáticamente todo el día, va en contra de la puteada, porque la puteada pierde su poder específico. Entonces ¿qué es lo que está pasando con lo que ud. decía recién de las ‘malas palabras?

La palabra “boludo” pasa a ser una palabra corriente, como decir “café”. Lo ridículo es que además las mujeres se dicen a sí mismas “boludas”  cuando en realidad deberían decirse “ováricas” en defensa de su feminismo. Sin embargo repiten masculinamente este detalle. Disculpe si le molesta lo que voy a decir, pero por ejemplo un tipo dice “hay que poner los testículos sobre la mesa”, y la mujer tiene que decir “hay que poner los ovarios sobre la mesa” imitando exactamente la modalidad del varón porque en realidad se espera que la mujer sea diferente. Esta aproximación grave de la mujer a lo masculino es curiosa, porque después se quejan de que el varón es machista.

La palabra “machismo” la inventó el “feminismo”, con  un gran acierto, porque reduce al varón a la condición de “macho”, es decir, de animal reproductor. Pero los varones no hemos sido inteligentes para crear la palabra “hembrismo” y reducir a la mujer simplemente a lo sexual. De modo que a “hembrismo” le correspondería “machismo” y a “feminismo”, “masculinismo”. Desde el punto de vista verbal, esta palabra la ganó la mujer en cuanto avanzó con una forma limitativa del hombre, que en muchos aspectos tiene razón, en el uso de la lengua.

Después hay toda una línea de feminismo lingüístico que se queja habitualmente porque la lengua es hembrista. Hay una tradición detrás de la lengua que no se puede cambiar de un día para otro. Va a ser cuestión de un proceso lento.

Volviendo a las ‘malas palabras’, todo depende del contexto. En los últimos 3 años han salido en Argentina dos “Diccionarios de insultos”. Tengo registados entre los españoles unos 5 de esos diccionarios. En el 2006 salió el primero en Argentina.

 

GL: ¿Son creativos? ¿Puede uno apelar a esos diccionarios para aumentar el léxico insultito?

 

PB: Los dos diccionarios son buenos en el sentido de que registan la realidad. Pero el primero de ellos que es editado por Barcelona, tiene ejemplos tan brutalmente chocantes que van contra todo decoro. Pero la ejemplificación es  interesada, para golpear fuertemente el oído.

Pero vamos a lo anterior: en la medida en que el chico no avance en un conocimiento de los matices del idioma, lo va sintetizando. Así como Susana Gimenes no tiene matices de adjetivos como para decir extraordinario, bonito, hermoso, etc porque no los conoce , y unas medias palabras de una invitada son fantásticas, y un cuento de Borges es fantástico, el chico también va quedándose con expresiones muy elementales para su comunicación.

En mi cátedra en la facultad de comunicación,hemos hecho un relevamiento de contenidos culturales, y hemos encontrado 300 expresiones sobre 100 chicos y chicas que no están registradas en el diccionario del habla de los argentinos.

Entonces nos encontramos con que si dividimos por ‘esferas de atención’, ese léxico novedoso, que además es muy efímero en la juventud (dura mas o menos 4 o 5 años), está centrado en tres aspectos fundamentales: el primero de todos no es el sexo, es la bebida. Es curioso lo que hay en formas de emborracharse, de tomar, de boliche, etc. Se han creado muchas palabras nuevas en relación al hábitro de beber que maneja esta generación. El segundo ámbito es el del sexo, cuando en general ha sido el sexo por sobre todos los ámbitos el que tiene mayor caudal de expresiones, porque dado que el sexo es un poco un tabú, la gente ha buscado formas eufemísticas de nombrar las mismas cosas de distinta manera para no ser chocante o no ser muy evidente. Lo tercero es la drogadicción. El cuarto el compañerismo. Fijémonos qué curioso, en chicos que tienen un nivel económico medio-alto, tienen el predominio de estos tres ámbitos en un léxico de 300 palabras.

GL: Por qué los adolescentes o jóvenes crean las nuevas palabras siendo el idioma castellano tan rico en terminología?

PB: Por dos razones: la primera, por ignorancia de la lengua, que en gran parte depende de la escuela que ha ido decayendo gradualmente en la enseñanza de la lengua: ha constituido la lengua en una materia de enseñanza en vez de ser el ligamento de todas las materias. Uno aprende química, física, matemática, con lengua. Entonces, la lengua vale de por sí, pero también vale como elemento conjuntivo de toda la cultura. Al convertir esto en ‘3 horas de lengua’ están pifiando seriamente porque la lengua es el instrumento de enseñanza de todas las materias. Y que una materia no le corrija la pobreza del vocabulario o la sintaxis porque no es lo específico, es una aberración. Lo que pasa es que hasta dónde un docente puede corregir eso si no maneja el sistema. Evidentemente la limitación del vocabulario es una razón.

Pero la otra es que el chico, toda generación juvenil, querer distinguirse de los dinosaurios, de la generación anterior. Entonces tiene que combatir a los académicos, a los profesores, a toda esta lacra de gente que somos. El chico tiene que diferenciarse y marcar un terreno propio, y eso está bien porque es una búsqueda de identidad, diferenciada de los adultos, y esto tiene primero el gusto del señalamiento de identidad personal, grupal –pertenecemos a una tribu lingüística que después se proyectará en los Chat y en los correos electrónicos y en los mensajes de texto-, pero además esta diferencia con los padres.

Cuando yo hago una encuesta pregunto: “Señale usted diez palabras, o expresiones, que no usen ni sus padres, ni sus profesores, ni ninguno de esos ‘dinosaurios’, y explíquelas al lado”. Entonces el chico, primero toma conciencia, en el ejercicio que les propongo, de las expresiones o palabras que lo están diferenciando de la generación anterior. Esto es sano, pero tiene una vida limitada. Por ejemplo ¿¿quién dice ahora ‘tirame las agujas’ que hace 6 años se decía para preguntar la hora? ¿quién dice hoy ‘tirar pálidas’ que se decía hace dos años? Creo entonces que cada generación crea mas o menos 50 o 60 palabras –porque las 300 que yo le decía anteriormente son variantes de anteriores-, que luego desaparecen diría en casi un 99%.

 

GL: Las lenguas cambian. Van incorporando nuevos vocabularios y creo que esto es justamente lo que hace la vida de las lenguas: que no son estáticas, están en el habla de los usuarios. Todos estos nuevos códigos, estas nuevas expresiones que para nosotros a veces son chocantes, otras veces extrañas, crean tribus lingüísticas en las cuales nosotros no podemos entrar, ¿vienen a enriquecer la lengua o a empobrecerla, degradarla?

PB: Yo diría: según cómo venga la mano. Yo le decía que de cada generación nos queda un 1% de originalidad expresiva valiosa. Por ejemplo: la palabra “cheto” que hoy manejamos es una palabra que tiene una larga evolución. Esta palabra fue creada en el grupo de los drogadictos para designar a la mujer de una manera denigrante, porque en vez de mencionarla por el órgano sexual le dicen “concheta”. Cuando después ven que dentro del grupo hay muchachos con gestos feminoides, le dicen “conchetos”. El tercer grado es que se comienza a decir ‘concheto’ cuando usted se diferencia por sus gustos, por su vestimenta o su gesticulación, de lo común,  es de cierto nivel de elite. Pero los conchetos toman esta designación y la transforman en “cheto” abreviándola. De manera que esta es una palabra que hoy está entre nosotros y fue evolucionando. Esto es una muestra de palabras que pueden quedarse a partir de lo juvenil, pero en realidad lo que queda de lo juvenil no es mucho.

            Pero hay otras palabras que van a desaparecer. Hay elementos que van a enriquecer la lengua, pero en general es lo que se ve, por ejemplo en el chateo y en la jerga común de los chicos, es más bien un empobrecimiento de la lengua.

 

Una palabra no dice nada, y al mismo tiempo lo esconde todo

igual que el viento que esconde el agua como las flores que esconde el lodo.

Una mirada no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo

como la lluvia sobre tu cara o el viejo mapa de algún tesoro.

 

Una verdad no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo

como una hoguera que no se apaga como una piedra que nace polvo.

Si un día me faltas no seré nada y al mismo tiempo lo seré todo

porque en tus ojos están mis alas y está la orilla donde me ahogo.

 

PB: La palabra “boludo” hoy en día es una palabra “multiuso”: sirve para lo “vocativo”, es decir, ‘che, boludo’ se usa para descalificar, sirve para celebrar ¿ché, gané’, ¡qué boludo!’. Quizá se pueden registrar hasto 8 matices de la misma palabra. Esto indica la pobreza del lenguaje, porque si usted usa para 8 cosas distintas la misma palabra, es porque tiene pocos matices. Este es un rasgo curioso.

               Pido disculpas a los oyentes que se molestan por el uso de tantas de estas expresiones, pero es simplemente para ejemplificar de manera real. Comprenderán que yo no estoy acá “saboreando” el uso de este tipo de palabras, sino que las estoy manejando científicamente. Les doy un ejemplo: cuando yo voy a presentar ante la real academia los sinónimos argentinos de “pene”, mi opción fue ¿presento de a uno? Porque dentro de la Academia misma hay actitudes a veces duras respecto a la consideración de estos términos, si van o no en un diccionario, pero están dentro de la realidad de la lengua. Si presento de a uno, va a ser motivo cada uno de una disputa de media hora. Entonces presenté una nómina de 15 sinónimos con sus acepciones, y la persona que me las recibió, una mujer encantadora, muy frontal –de 80 años pero muy juvenil- me dice: “Yo no voy a firmar esto como miembro de la academia. Esas porquerías fírmelas usted que es el responsable”. Pero es que no podemos desconocer esto. Esa fue su primera reacción, pero después conversamos. Después, segunda cosa curiosa, apartándonos un poquito de las malas palabras, aparece la palabra “gorila”. Primera acepción: “antiperonista”. ¿muy de acuerdo’, dice ella. Segunda acepción, se toma la que hizo Cafiero en la Cámara de senadores, que se difundió rápidamente por el periodismo: ‘intolerante’. Ella dice: “no, van a confundir una cosa por otra: uno puede ser antiperonista pero no intolerante”. Media hora de discusión, y luego le digo: “entonces va “gorila” y después no va ninguna acepción”. Me dice “¡qué ridículo!”. Entonces le digo –porque es simpatiquísima- “no, va una foto suya”. Festejó el chiste.

 

…en el Chat, la celeridad de la respuesta lleva a un empobrecimiento gradual. En la medida que practique el Chat, va acentuando y robusteciendom esta limitación. Si los chicos tuvieran riqueza de lenguaje, podrían contestar el Chat con toda liviandad, suprimiendo todo lo que quiera, porque después vuelve su dominio. Pero eso no se da.

             

               Las abreviaturas no van a perdurar ¿por qué?. Antes habíamos hablado de “tribus lingüísticas”. Hablemos ahora de “tribus electrónicas”: el grupo maneja un determinado tipo de abreviaturas en los mensajes de texto y se entienden entre ellos, luego no van a universalizar nunca ese tipo de abreviaturas y por lo tanto esas abreviaturas no pasarán al registro de la lengua.

               Muchas veces el uso de abreviaturas de este tipo limita cada vez más la capacidad en  el uso de la lengua. La empresa “Personal” proponía ‘inventá tu propio lenguaje’. El que inventa solo su propio lenguaje, se queda solo en el mundo porque no se puede comunicar con nadie. El lenguaje es compartido. Que entre los enamorados haya entendidos particulares, sí. Pero si uno quiere comunicarse con un grupo tiene que utilizar al menos un lenguaje grupal, no propio. La misma empresa proponía ‘Escribí con 200 palabras’. ¿qué le está proponiendo? Si usabas 500 palabras, empobrecete y usá 200, y si podés, además de empobrecerte llegá a la miseria y usá 100 abreviaturas. Entonces vamos llegando cada vez más a la palabra amputada. Insisto: esto no corre riesgo en la persona que maneja el idioma.

 

GL: Estamos hablando de “empobrecimiento” en el hecho de usar abreviaturas, síntesis, utilizar una misma palabra con un montón de significaciones en lugar de emplear una distinta para cada significado, es decir, como si una tendencia economicista estuviera invadiendo el lenguaje. ¿Siempre la lengua ha cambiado en función de la economía de expresión o no? ¿Hubo tendencias expansionistas  y multiplicadoras?

 

PB: La economía pide tres C: CLARO, CONCISO Y CORRECTO. Eso es económico. No vamos a llegar a decir “Lo bue, si bre, dos veces bue” abreviando lo abreviado (Lo bueno si es breve, dos veces bueno). Si la expresión no es clara, ya vemos qué pasa con la interpretación por ejemplo de los decretos que tienen que ver con la economía, si no es conciso se pierde tiempo en poner palabras demás. Y la corrección exige precisión. No podemos andar en el “mas o menos”. Los argentinos que no somos precisos para escribir, como no sabemos qué adjetivo le corresponde a tal sustantivo, lo rodeamos con un potrerito de adjetivos “por si acaso” alguno da en el centro. Esto es empobrecimiento. La claridad no siempre va unida a la concisión, porque para ser claro a veces hay que agregar más palabras que las que utiliza en la conversación corriente, porque si no, se puede ser ambiguo.

               Fijémonos por ejemplo, si sabemos de economía, cómo “la letra chica” de todo lo que compramos, o de el seguro que firmamos, etc es lo más caudaloso, que es absolutamente minuciosa y detallista en todo lo que dice. No economiza una sola palabra para hacer a cada uno culpable de lo que le pase. Los economistas manejan mejor que nosotros la lengua.

               Además, para ser conciso, para poder abreviar, sintetizar, es necesario conocer en la materia. El que no conoce, al querer abreviar puede fragmentar, apretar las cosas sin sentido.

DEJAR QUE BROTEN LAS PALABRAS

Hoy solamente quiero hablar, dejar que broten las palabras

Echar las frases a nadar por sobre un mar de quietas aguas

que digan ellas lo que quieran o callen sin decirnos nada

tal vez que soplen lo que el viento escucha cuando anda de andadas.

 

Vengan a esta fiesta improvisada hoy está de día la palabra

 echen a volar aquellas trampas que hacen repetir lo que nos mandan

 

Si quieres hablar del amor o de la rabia que te abraza

si quieres cuenta la razón, aquí podemos escucharla.

Hoy día la conversación ha puesto sus mejores galas

y se ha escapado de la jaula que la mantiene encajonada.

 

GL: Creo que todos debiéramos reflexionar sobre la frase “Perder la palabra es perder el pensamiento”

 

GL: estamos ansiosos por propuestas tendientes a revertir este proceso de empobrecimiento –sobre todo por parte de padres, educadores y comunicadores-, sobre todo en los jóvenes. Yo le pregunto concretamente ¿usted cree que hay alguna estrategia ideológica, política, mundial, que va de alguna manera apuntando a empobrecer a los individuos de su propia riqueza lingüística? Y si fuera así ¿con qué objetivo?

 

PB: Soy especialista en teoría de la conspiración, pero no me las creo todas. Hay dos posibilidades: 1- que seamos idiotas resueltamente, y que no atendamos a lo que tenemos que corregir en educación para que esto mejore. Eso sería realmente triste. En parte hay una actitud de falta de previsión educativa en el país. No se ha renovado lo que está ocurriendo con el lenguaje. 2. Hay también conspiración.

               En cuanto a lo primero: las estadísticas del ministerio de Educación de hace 2 años le dicen que el 60% de los chicos que egresan del secundario no tienen lectura comprensiva. Uno le pregunta al ministro Filmus sobre esto, y le dice que se viene gestando desde atrás. El fue colaborador de la gestión anterior, de modo que sabe que se estaba gestando mal.Yo mismo le he dicho al ministro Filmus que él, que ha presentado una propuesta de ley cambiando lo anterior y rasgándose las vestiduras, tiene que conocer esto. Es decir, la conversión que se ha dado en Argentina respecto de la educación es que aquellos que habían sido “Martín Lucero. Reformista”, hoy son “San Agustín contrarreformista”. Se ha pasado el tiempo sin que se solucione el problema de la lengua. Entonces hay que enfocar en primer lugar una revisión de la formación de los maestros en el manejo de la lengua escrita y la lengua oral. El maestro hoy día tiene varias limitaciones: no maneja el sistema de la lengua, no maneja el comentario de texto, que es el elemento donde uno le hace llegar a la realidad al alumno, reflexionar sobre realidades similares a las de él. El comentario de texto es el elemento primordial para acercar al alumno riqueza de lenguaje, comprensión de la lengua y comprensión de la vida. Tampoco tienen mucha idea de los métodos de lectoescritura. Sin embargo pueden egresar de la universidad con todas estas limitaciones y luego ir a los Institutos de formación de docentes a dar clases de lengua, literatura y didáctica de la lengua y la literatura. Si el maestro egresa de esos institutos y no conoce esta realidad, luego no acierta en cómo tiene que enseñar al alumno a leer y escribir. El niño sale de un tercer grado sin saber leer y escribir correctamente, y sigue y egresa de un quinto años sin tener lectura comprensiva.

               ¿Qué pasa con egresados secundarios en esas condiciones? Van a hacer colas para obtener un empleo, lo hacen llenar un formulario y no entienden las consignas. Pierde el empleo. ¿quién es el responsable? Lo primero que dicen: Somos todos. ¡No! ¡Paremos! Yo trabajo en lo mío, me esfuerzo por mejorar, tengo propuestas. Las responsables son las autoridades del gobierno que han manejado la educación argentina. Esto de querer hacer a todos responsables de todo, es de una ideología que nos quiere hacer a todos responsables, en definitiva, para que no haya responsables. Es una justificación política.

               El mismo caso anterior: en lugar de llenar un formulario, tiene que concretar una entrevista. Este joven no puede hacer la entrevista porque no sabe articular tres palabras seguidas, no sabe presentarse. Y esto tiene que ser un ejercicio que se haga en la escuela: el profesor puede dar el ejemplo: en un determinado tiempo, cada uno tiene que presentarse ocupando todo ese tiempo: “yo soy Juan, tengo 17 años, estudio tal cosa, me gusta el deporte, salgo a caminar, hago tortas fritas, soy especialista en jugar al dominó…” Seguro que los primeros en hacer el ejercicio no saben cómo llenar el tiempo, a los 3 o 4 ya le van tomando la mano. Bueno este es solo un ejemplo. Hay que enseñarles a los chicos a hablar.

             

               En cuanto al segundo punto que habíamos planteado: si hay alguna conspiración acerca de empobrecer el lenguaje de la gente. En gran parte esto depende de lo teorético de nuestros ministros, que no tienen experiencia de aula ni conocen la realidad pedagógica del país. Esto los lleva a una simplificación ridícula de distorsiones y a no saber qué hay que hacer en la formación de los maestros. Es decir, en gran medida esto es consecuencia de la ignorancia de los ministros. Yo le pregunto al ministro Tedesco cuánto hace que no está frente a alumnos pulsando la realidad…

               Respecto a lo conspirativo: hay una teoría que tiene sus puntos de aceptabilidad , que dice que inclusive desde la UNESCO  hay una conspiración para un empobrecimiento gradual de los pueblos de menos desarrollo para que tengan sometimiento a los pueblos con poder. Es posible que la estupidización de la gente venga a dar beneficio a los que tienen poder político. Pensamos con palabras, matizamos con palabras. El empobrecimiento del lenguaje lleva a empobrecer el pensamiento. Si no puede pensar, es sujeto de explotación por parte de un gobierno despótico. De modo que esto estaría dentro de un sistema planificado de idiotización del pueblo para manejarlo. Por eso, mi clamor es: SI USTEDES NO ESTÁN EN LA CONSPIRACIÓN, DEJEN DE SER IDIOTAS, y pónganse a revisar la situación.

               Con el tema de poco conocimiento de parte de los docentes de, con esa disminución de capacidad de comunicación electrónica, el docente no puede competir con los chicos en esto. Y se produce una brecha generacional seria. Los idiotas le dicen “la brecha generacional se va a solucionar con el tiempo, porque los chicos de la generación digital de ahora, mañana serán los maestros de pasado mañana”. Lo que ocurre que para esto tenemos que esperar diez años, y no podemos perder todo ese tiempo y las generaciones que pasan por él. Lo que urge es que la escuela asuma la enseñanza de los códigos y de todos los lenguajes mediáticos para ponerles el pie encima y enseñorearse de ellos, es decir, no echemos incienso con reverencia a las máquinas, sino entendamos que las máquinas son siervas nuestras. Entonces por ejemplo, le digo a los alumnos. Enciendan todos el celular. En 5 minutos tienen que definir en la menor cantidad de palabras posibles con palabras completas, la función de la raíz de un vegetal. Allí, todos los alumnos de “la generación del pulgar trabajando”, y a partir de allí pone en funcionamiento en el pizarrón lo que han generado los alumnos en los celulares. Allí el docente logra que se esfuercen en escribir palabras completas, que expresen una definición, es decir, está metiendo el celular debajo de la pata. Así como eso, ¿cómo enseña la carta? Tiene que enseñarla con correo electrónico. Pero claro, para eso es necesario que el maestro maneje todos esos recursos

               Los padres creen que sus hijos son inteligentes porque saben manejar los aparatos. Mentira: lo que tienen es habilidad técnica y puede manejar con destreza el teclado y lo demás. Pero no confundamos “aserrín” con “pan rallado” porque sale mal la milanesa. Hablando etimológicamente, es inteligente el que lee adentro “intelectum” significa el que lee adentro de la realidad, el que comprende el sentido de las cosas

             

GL: Usted hace la propuesta bien concreta de aceptar el desafío que la tecnología ofrece a los docentes para incorporarlos de una vez a la escuela para considerarlos aliados en el proceso de aprendizaje de la lengua. ¿Qué otra cosa pueden hacer los padres?

 

PB: Yo tengo el lema de que “NI EL LLANTO NI LA PUTEADA CAMBIAN LA REALIDAD. SOLO LA MANO OPERATIVA A LA LUZ DE UN PROYECTO EFECTIVO, LA MODIFICA”. En función de esto, publicamos con Ed.Santillana un libro que se llama “NO SEAMOS INGENUOS. MANUAL PARA LA LECTURA INTELIGENTE DE LOS MEDIOS”. No seamos ingenuos creyendo que lo que nos emiten la radio, la televisión, la publicidad, el cine, es la realidad. Son representaciones de la realidad.

               Este manual está destinado a padres y maestros para que sepan cuáles son los recursos que los distintos lenguajes mediáticos utilizan (hay un capítulo para cada lenguaje mediático, escrito por un especialista joven con mucha experiencia de aula), para que padres y maestros sepan que no pueden condenar abiertamente las cosas sin conocerlas y adviertan los riesgos que hay en este tipo de cosas.

               Es también un campo interesante, que faltó en ese libro, el de los jueguitos electrónicos. Es este un campo que está entre la lectura y la televisión. Para el chico, la televisión es pasiva. La lectura es activa. El jueguito electrónico es una conjunción: recibe pero a su vez actúa.

               Los padres y educadores deben tener argumento frente a los hijos y educandos para decirles por qué hay que tener cuidado con esto, y no decirle solamente no porque no. Eso niega todo.

 

GL: Hay ente interesada por conocer libros suyos. ¿Podría recomendar algunos?

 

PB: El último que estamos haciendo ahora es un “Diccionario de fraseología” donde se explican frases como “andá a cantarle a Gardel”, “en pampa y la vía”, etc

“La lengua y las nuevas tecnologías” es precisamente todo lo que hemos estado hablando en este programa

“La lengua del pueblo”.

Pero yo más bien les diría que me escriban  a mi correo: [email protected], así puedo recomendar de acuerdo a los intereses que cada uno tenga.

 

Según Maturana,.“Los seres humanos somos seres ‘lenguajeantes’ Somos en nuestros decires y también en nuestros callares”. Creo que es indispensable el amor en nuestros actos comunicativos, en nuestros intercambios de ideas. La escucha amorosa y la afirmación amorosa que se comparten fraternalmente al conversar. Conversar, converger, es girar juntos sobre un mismo tema.

               En esta expresión de Maturana se está resaltando no solo la importancia de la palabra sino la del silencio. Hemos matado el silencio hasta en lo litúrgico. Antes era excesivo, ahora es excesiva la comunicación en cantos y demás. Y el silencio es necesario. Es necesaria la reflexión, la meditación. Los chicos también lo necesitan en la escuela. Hay que serenarlos, quitarlos de los ruidos y del avasallamiento visual para que pueda sumergirse un poquito en sí mismo. El que es dueño de la palabra también es dueño del silencio. El político no suele ser dueño del silencio, y eso es nocivo contra la misma palabra. De alguna manera es cierto que el hombre es un ser hecho de palabra. Pero en esto de la escucha atenta: fijémonos: yo la escucho a usted por la oreja, que se llama “aurícula”, pero el corazón tiene dos espacios que se llaman “Ventrículo= vientrecito”, y “aurícula= orejita”, de modo que uno tiene que tener una disposición del corazón para poder escuchar con atención  a otro. Y en el vértigo en que estamos nadie da tiempo al otro para que hable, nadie se escucha. La enseñanza del diálogo: “dia=a través de, “logos”=palabra”, no se está dando, porque el diálogo hay que aprender a hacerlo. Ha desaparecido el diálogo en la mesa familiar. Cuando yo era chico, el diálogo se aprendía oyendo hablar a los mayores, viendo cuándo era el momento oportuno para intervenir nosotros. Todo esto ha desaparecido. La serie de valores que están en el manejo de la palabra –porque la palabra es sede de muchísimos valores, es la sede inclusive de la esencia del hombre y por eso teológicamente el Verbo es Palabra-. Lo que tenemos nosotros en esa dimensión no lo tenemos en cuenta, y hacemos de la palabra una trivialidad.

 

Participan los oyentes

– Muchas veces en la escuela, los chicos se limitan a frases cortas que expresen lo básico del conocimiento que les quieren transmitir, sin ahondar y exigirles la elaboración de un texto. Yo trato de completar esa parte en casa, pero resulta que al llevar la tarea la corrección va en base a lo que hace la mayoría que son esas frases breves. Creo que esto también hace al empobrecimiento del lenguaje

GL: Agrego algo: mientras el chico es chico acepta la indicación de la mamá en casa de ir un poco más allá de lo que se les está exigiendo. Cuando son más grandes, te cuestionan por que uno les exige más que la maestra.

PB: El problema que plantea esta oyente es muy importante: es el problema de la articulación del discurso. El hablar con frases cortas muchas veces desconectadas indican que hay una especie de corto circuito. Cuando un chico puede articular frases, indica que va en un proceso de “sin-taxis”, es decir, llevando ordenada y conjuntamente las palabras hacia un final. En una sociedad acostumbrada a que los lemas son los que pegan y un locutor por televisión les repite diez veces la misma frase, eso es lo que termina por imponerse como discurso.

 

–          Es interesante un texto de la carta de Santiago: Sant 3,1-12. Ese apóstol dice que la fe entra por el oído, es decir, está privilegiando el discurso oral, que es el que tenía Cristo. El discurso oral de la prédica y el discurso oral de la sociedad

 

PB: Creo que un mensaje para los chicos y jóvenes que puedan estar escuchando es que ellos tienen que entender que el poder que tiene en la vida futura del hombre la lengua es tremendo para bien o para mal (como bien lo expresa ese trozo de la carta del apóstol Santiago). Y porque la escuela no lo está haciendo, y porque los medios no ayudan, tienen que encargarse ellos mismos de hacer un proyecto de mejorar su lenguaje. Hay que leer y releer. La relectura permite encontrar lo que se dejó de lado en la primera lectura, y a medida que se avanza en el texto es bueno ir registrando palabras, buscarlas en el diccionario, ver qué sentido tienen. La única manera de crecer en el lenguaje y de esta manera poder pensar con mayor cantidad de palabras y con mayor flexibilidad, es aumentar el léxico. Y esto se logra leyendo buenos libros, y conversando con personas adecuadas, que saben llevar la conversación y que no imponen la palabra sino que estimulan a que el otro se exprese. El que en medio de una reunión se para con una palabra precisa, domina la reunión. La presentación en sociedad, la presentación en una empresa, todo depende de la palabra. A los chicos hay que estimularlos a que no se queden aplastados repitiendo siempre lo mismo. Tienen que tratar de enriquecerse por sí mismos ya que el sistema no los está ayudando. Si usted tiene caridad, amor por sí mismo, ocúpese de usted, trabaje sobre usted, que es la mejor materia que tiene.

 

 



 

Prof. Dr. Pedro Luis BARCIA  pbarcia @austral.edu.ar, presidente de la Academia Argentina de Letras y Miembro Correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua e Investigador Principal del CONICET