La crísis puede ser una magnífica oportunidad para ampliar el nosotros

viernes, 17 de agosto de 2018
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17/08/2018 En la propuesta audiovisual de “Diálogos de hermanos”  el encuentro estuvo marcado  3 ejes que guiaron los bloques y el intercambio entre el P. Javier Soteras y el Rabino Marcelo Polakoff: La palabra de Dios reflejada en Sodoma y Gomorra texto del Génesis, el amor centrante desde el vínculo de alianza con Dios y el prójimo y por último la solidaridad como camino hacia los más débiles para ambas tradiciones hermanas.

 “Estamos ante uno de los textos más difíciles de la Tora donde vemos a Dios no dando posibilidad de arrepentimiento, pareciera ser que no hay manera,  la figura de Abraham aparece como aquel que es capaz de entrar en un diálogo con Dios y  lo pone de cara a su alma, a su misericordia”, expresó Marcelo dando cuenta del corazón del primer eje en base a la experiencia  viva de la palabra.

“Abraham y su osadía no temeraria, sabe cuál es su lugar; es osado porque se anima a tratar de igual a igual con Dios y lo hace desde su pequeñez”, agregó el P. Javier complementando la palabra del rabino, a lo que agregó: “El que nos habilita a estar a la altura de él es Dios porque nos ama, el amor nos equipara. Es la posibilidad de ser con el otro, si podemos hablar de amor en el vínculo con Dios es porque él primero tuvo un gesto”.

Esta primera parte preparó el escenario del diálogo frente al segundo punto que tuvo como concepto  el amor centrante, aquel que en vínculo con Dios y los hermanos se hace gesto y vida: “En la Torá hay tres oportunidades textuales en la que entendemos que Dios nos comanda: amar a Dios, amar al prójimo y al otro, entendido este último como el extraño y diferente.  Es una conjunción al amor a Dios juntar los dos amores: amor al prójimo y al extraño, él que está del otro lado;  si pudiésemos lograr esa sumatoria ahí está la fórmula,  ahí el amor a Dios”.

“El que dice que ama a Dios y no ama a sus hermanos es falso (San Juan 1, 4)” aportó el P. Javier quién nos invitó a crecer en este amor que nos hace semejantes a Dios: “Tenemos que recuperar la semejanza, no lo puedo hacer por mi propio esfuerzo, yo puedo amar si me habilitan para amar y si me descubro en el amor a Dios. El corazón de la mística es la comunión, con Dios y los hermanos, es la alianza”.

El tercer bloque recuperó este camino de alianza primera y de amor en sintonía con Dios y los hermanos para enviarnos a la acción, para hacer de la solidaridad una experiencia concreta de caridad: “Solidaridad, como expresión del amor,  se trata de que el otro no permanezca solo; tenemos que hacer que nadie sea invisible, para eso somos socios. Hay que ampliar y multiplicar el nosotros, la crísis puede ser una magnífica oportunidad para ampliar el nosotros, para que no quede circunscripto a nuestras pequeñeces”, sintetizaron ambos referentes a modo de conclusión final.