La Cruz

lunes, 7 de mayo de 2007
La Cruz

 

Seguido me enojo y pregunto:

¿Por qué Jesús?, ¿por qué?

Si tan estrecha es mi espalda,

¡Tan pesada la cruz que llevo junto!

 

Me respondes con amor, con cariño,

que la cruz que me diste llevar

la puede cargar hasta un niño

si en ti me dejo apoyar.

 

Me dices que mi cruz es liviana,

que mis espaldas no son tan pequeñas,

que confiaste en mis fuerzas humanas,

y me entregaste Tu cruz, aquella.

 

La cruz que cargaste por mi, Jesús,

Tu la llevaste sin tantas quejas.

¿Cómo no puedo llevar mi cruz

si el cielo me da tantas fuerzas?