Los Docentes están viviendo en un clima ingrato, desagradable. Continuamente circulan por la web videítos de chicos que agreden a los profesores, de padres que agreden a docentes o directivos…
En este clima, no es fácil estar enamorado de lo que se hace cuando se vive en un clima de ingratitud. Hoy vamos a conversar con personas que –por contacto directo o indirecto- nos consta que son personas enamoradas de su profesión docente.
Empezamos por la directora del nivel inicial del Colegio Rosarito Vera Peñaloza, Verónica Peñaflor
GL: En una época era “la seño”, ahora “la vieja de…” Esto también un poco tiene que ver con el proceso de los chicos, pero también tiene que ver con la sociedad toda. Vos ¿creés que hay una desvalorización del rol docente, o en realidad esto está exagerado, maximizado en casos muy puntuales y tal vez se ha generalizado demasiado esta apreciación? O también ¿puede pasar que los docentes estén acostumbrados a ciertos prestigios, honores en relación con lo que era el rol docente unas décadas atrás, y el docente no puede asumir esto de estos nuevos tiempos, de que todo sea un poquito más democrático?
VP: Hay un poco de las dos cosas. Por un lado la escuela es una institución que está inserta, interactuando en una sociedad que de por sí desvaloriza un montón de cosas, sobre todo lo que tiene que ver con los funcionarios públicos o con la gente que está al servicio: estamos en un clima de violencia del cual la escuela no está ajena . Formamos parte de este tiempo y el trabajo del maestro está íntimamente ligado a lo que sucede en la familia y en la sociedad. Entonces, todos estos casos de violencia en las escuelas que escuchamos, tienen que ver no tanto con la desvalorización del rol sino con la violencia y la agresión general que se vive en la sociedad. En relación a la desvalorización del rol, creo que es una cosa cultural, que circula en general, cuando hablamos de los docentes, y esto tiene un poco que ver con lo que decías: antes el docente ocupaba un lugar muy importante, y los cambios en la sociedad han llevado a que la escuela no sea lo que era hace 50 años. Entonces, también nosotros como profesionales tenemos que agiornarnos a los nuevos tiempos, y trabajar todo el tiempo y comprometidos con la realidad social que nos toca vivir, tratando no de revertir –porque siempre que se instala en una sociedad estos rótulos o estos roles más estereotipados del docente como ‘el pobre que lucha por el salario, que es desvalorizado’, siempre hay las dos partes: el que se mete en ese juego, y el que trabaja día a día comprometido con la profesión, con el rol, demostrando en el aula o desde la gestión directiva, o desde los profesorados, que la profesión docente vale la pena, que es un desafío y que nuestro desafío está todos los días con los chicos en el aula. Sería estar en un tira y afloje permanente tratar de demostrar que valemos la pena. El hecho educativo y la escuela vale por lo que sucede adentro de las aulas todos los días. Entonces, cuando la vocación es genuina y el amor por lo que hacemos es verdadero, uno trabaja sin pensar que lo están desvalorizando. Hay ambientes más hostiles que otros y que tiene mucho que ver con el nivel de violencia de unos u otros sectores. Pero creo que cuando uno está puertas adentro con sus alumnos, lo que sucede allí es maravilloso, y eso es lo que nosotros tenemos que valorar, y para eso es para lo que tenemos que estar preparados día a día, año a año. Ese es el desafío.
GL: Lo que vos estás planteando es que el docente se encuentre con su primer y viejo amor, su vocación y su misión y que desde ahí encuentre el consuelo, la fortaleza y la gratificación de seguir realizando su tarea, porque, a pesar de todo, todavía se encuentran momentos de ‘alimento’ para la vocación.
VP: Efectivamente. Nosotros no podemos llevar adelante nuestro rol, nuestra profesión pensando o esperando el reconocimiento de la sociedad. Tenemos que hacerlo desde el sentido en sí que tiene el hecho de enseñar y el compromiso y la responsabilidad que implica estar al frente de un aula. Entonces, en este punto hay que dejar la pelea de lado, porque la energía que durante muchos años los maestros hemos ido perdiendo en ver si nos valoran o no, si el rol está desprestigiado o no, podría ser eterna, y podríamos emplearla trabajando hacia el interior de las aulas y pensando en las escuelas. Creo que la escuela es una institución que se mantiene viva y que es fundamental en una sociedad, y que es trabajo de los que estamos pensando en la escuela todo el tiempo hacer que sea un lugar que valga la pena, comprometer a los papás cada año desde el amor genuino nuestro y también teniéndolos a ellos como ‘socios’, comprometiéndolos en el proceso de sus hijos. Yo hablo desde mi lugar concreto de trabajo, donde las familias se comprometen, la violencia es mínima, pero creo que en todos los lugares se pueden hacer cosas interesantes, y la escuela sigue siendo un lugar super revolucionario para llevar adelante la tarea. Nosotros tenemos que creer que podemos lograrlo. Y esto no tiene que ver con demostrarle nada a nadie, sino con descubrir el sentido profundo de la acción, llevarla adelante cada día, y pensar que no trabajamos ni sembramos para los papás ni para los que hablan de cómo son los maestros, sino que estamos sembrando para las futuras generaciones, con los chicos que tenemos cada día en nuestras manos. Cuando cerramos la puerta del aula cada docente puede brillar y hacer brillar a los chicos más allá de todo.
GL: me encanta esta imagen: cuando se cierra la puerta del aula, la oscuridad queda afuera y el docente puede ser una luz.
Escucharte, me trajo a la memoria una frase de Ghandi: “cuando alguien está seguro de su misión, no hay fuerza que pueda pararlo”
Me gustaría que recuerdes algún momento en que personalmente sentiste que la violencia, el desgaste, la ingratitud, la falta de reconocimiento, amenazó seriamente, o te hizo dudar o trastabillar en tu vocación. Y ¿Cuál o cuales fueron el o los momentos que te hicieron renacer y sentir que volvías a alumbrarte por dentro al ver el milagro que la docencia puede hacer en la mente de los niños.
VP: en ningún momento ninguna situación me ha hecho dudar de que es esto lo que quiero hacer en mi vida. Siempre uno encuentra la manera de salir adelante, de apostar de nuevo, de volver a creer en la educación. Lo que pasa es que estamos en una época en que las familias están atravesando momentos muy difíciles. La familia ahora está en un quiebre importante, pasan por situaciones muy complicadas de separaciones, de desocupación…entonces no pueden llegar a la escuela de otra manera que no sea atravesados por todas estas cuestiones. Entonces diariamente uno se encuentra con situaciones que te hacen ver que la realidad con la que nos enfrentamos es muy dura. Pero creo que hay que ser muy comprensivos y piadosos en ese punto de saber que estamos todos formando parte de este momento histórico y que la escuela tiene que estar preparada y comprometida con la familia. Muchas veces no pueden acercarse a la escuela, y cuando se acercan no es la manera en que ayuda más: lo hacen desde lo que pueden. Tenemos que pensar que nosotros estamos al servicio. Es nuestro compromiso formarnos y estar siempre preparados para contener, comprender, aunque a veces las situaciones sean desbordantes
GL: estas situaciones golpean fuertemente en el corazón de los docentes muchas veces porque los deja impotentes para resolver eso.
¿Cuáles son las cosas que te confirman en tu propia misión en el mundo como docente?
VP: Los chicos. Ellos son siempre los que devuelven la esperanza, los que nos hacen maravillar, emocionar. La expectativa con que ellos llegan cada año está intacta. A pesar de que ellos atraviesan estos momentos en su familia, su capacidad de sorprenderse, de aprender, de querer saber, de encontrarse con los amigos, de saber que ese es un lugar que vale la pena, siempre está intacta. Ellos son tan genuinos que te hacen seguir adelante y apostar a que la escuela siempre vale la pena porque es un lugar maravilloso para estar y para crecer y estar acompañados. Para ellos el primer día de clases es como una bocanada de aire fresco, de esperanza. Aunque las circunstancias sean adversas, con los chicos siempre se puede y en eso hay que creer. Y creer en nosotros. En que podemos lograrlo con ellos porque ellos lo hacen posible. Por eso, esta profesión es una bendición para los que lo hacemos con el corazón, porque cada día es un desafío y cada día una sorpresa aunque haga muchos años que te dedicas y el desafío es estar a la altura de ellos
GL: Hay un sueldo por el que seguir batallando, hay un rol por el que hay que seguir luchando. Pero que nunca esa lucha nos deje sin la sangre vital necesaria para seguir disfrutando de ese otro salario, que no padece el desgaste de la inflación, que al revés, cada vez se multiplica, se agranda, se capitaliza: el salario de ser mensajeros de la vida. Muchas gracias
'RAZÓN DE VIVIR'
Para decidir si sigo poniendo esta sangre en tierra, Este corazón que va de su parte, sol y tinieblas Para continuar caminando al sol por estos desiertos Para recalcar que estoy vivo en medio de tantos muertos. Para decidir, para continuar, para recalcar y considerar Sólo me hace falta que estés aquí con tus ojos claros ay fogata de amor y guía, Razón de vivir mi vida
Para aligerar este duro peso de nuestros días, Esta soledad que llevamos todos islas perdidas Para descartar esta sensación de perderlo todo Para analizar por donde seguir y elegir el modo. Para aligerar, para descartar, para analizar y considerar Sólo me hace falta que estés aquí con tus ojos claros ay fogata de amor y guía Razón de vivir mi vida
Para combinar lo bello y la luz sin perder distancia, Para estar con vos sin perder el ángel de la nostalgia Para descubrir que la vida va sin pedirnos nada Y considerar que todo es hermoso y no cuesta nada. Para combinar, para estar con vos, para descubrir y considerar Sólo me hace falta que estés aquí con tus ojos claros ay fogata de amor y guía Razón de vivir mi vida
GL: Hemos convocado al Hermano marista Eugenio Magdaleno que está trabajando en este momento en San Rafael, Mendoza. Queremos hablar con él como un gran enamorado de la docencia
GL: Queremos poner en cuestión si hay o no una desvalorización del docente, si esto está extendido o es una problemática meramente urbana, si está o no en todos los niveles; o si puede ser que el docente esté aspirando a un prestigio o a determinada fama o cariño o respeto o veneración que se tenía por él en otras épocas en que el docente era toda una autoridad. Ahora estamos viviendo otras épocas, y se están tal vez extrañando glorias pasadas.
EM: la desvalorización de la vocación docente (y digo ‘vocación’ y no ‘profesión’), tiene causas complejas. En Argentina, en el tema educativo se da una paradoja, porque por un lado el país tiene un gran presupuesto de inversión: el 6% del PBI invertido en educación, se han hecho mil escuelas en este gobierno (no quiero elogiar a nadie, pero hay que ser objetivo: los datos son matemáticos), se han repartido 750.000 computadoras, 5.000.000 de libros en las escuelas. Todo eso diría: “Argentina está con el viento a favor y creciendo en el nivel educativo”, y no. Un país como el nuestro, que siempre fue pionero en educación en América Latina (fuimos los primeros en tener la enseñanza primaria obligatoria, en 1884) y sin embargo hoy estamos en un receso. Algunos datos de instituciones que los chequean, sobre 68 países chequeados, estamos entre los 15 peores. En nuestro país, el 60% abandona el secundario. En países que nos rodean –Chile, Bolivia, Paraguay- el porcentaje es menor. ¿qué es lo que pasa? Tenemmos casi un millón de chicos entre 15 y 20 años que ni estudian ni trabajan. ¿dónde han ido a parar y cuáles son las causas de esta degradación de la educación? Y si la educación está degradada, evidentemente es el maestro el que sufre las consecuencias.
¿Cuáles son las consecuencias de que la educación sea un fracaso en nuestro país? Anoto algunas, y que los docentes no se enojen, pero yo creo que una es que el docente ha perdido la vocación porque hay violencia, porque los padres son injustos y arbitrarios, por los sueldos… Todo eso es real. Pero un docente que va a la escuela para ganar un sueldo, va a sufrir enormemente. Que se ponga de empleado en un banco o en una cervecería: va a ganar el mismo sueldo y no va a perjudicar a los chicos. Hoy mas que nunca, en las instituciones que tienen la responsabilidad de formar a los jóvenes para la profesión docente, hay que recurrir a que deben encontrar ese ‘eros’ pedagógico: yo estoy acá porque me gusta, a pesar de que los chicos sean inquietos, a pesar de que los padres sean injustos con nosotros, etc. Esa es una causa. Otra causa es una filosofía actual del bienestar: ‘tenés que hacer lo que se te canta’. Y en la escuela no se hace lo que se te canta: hay que formar la voluntad, hay que proteger el esfuerzo. La escuela es un taller, un lugar de trabajo; no un lugar donde gastar el tiempo mientras papá va a trabajar. Y los papás tendrían que decir a los hijos: si nosotros no traemos el sueldo por nuestro trabajo ¿qué pasaría en la familia? Vos también, desde la escuela, tenés que traernos esa remuneración: tu conducta y tu boletín. Hacer valorar el sentido del trabajo, de la voluntad.
Otra de las causas: se ha endiosado al niño. Todo el mundo habla de sus derechos, pero los deberes y las responsabilidades no. Si hay un derecho es porque hay un deber, y viceversa. Si yo tengo el deber de trabajar, tengo el derecho de que me paguen. Y si tengo derecho a que me paguen es porque tengo un deber. Y esto lo hemos borrado en parte con estos programas de televisión: “Bailando por un sueño”…y muriendo de desesperado… Esa facilidad: se sacan la ropa y son campeonas ¿de qué? A mi me han dicho que no es con el strepteas sino con la inteligencia que se llega a algo. Y los maestros debemos hacer ese esfuerzo. La inteligencia la tenemos en la cabeza, pero entra por la cola: hay que sentarse y hay que estudiar, y hay que analizar. Hoy con el mundo de la tecla, todo es botonera, todo es imagen, cuando llegan a 5° año y digo ‘Lisboa es la capital de Alemania, ¿dije bien?’ se quedan todos impávidos: ‘si lo dijo usted(es decir, lo dijo Tinelli), está bien’. Nadie, o muy pocos, tienen esa capacidad de reflexionar, o simplemente prestar atención.
Otra cosa: más allá de los salarios, el gobierno dice que la educación es el pilar del progreso de un país, de la grandeza de una nación, y es así. Y no solo eso: la educación es la mejor industria de la riqueza distributiva. Pero no hace lo que dice.. Si realmente el gobierno considerara la educación como pilar del progreso, los sueldos debieran estar acordes. Tampoco fomenta la filosofía del trabajo, del esfuerzo , de la voluntad, porque les planta feriados cuando se le ocurre, y eso rompe la continuidad. Que de al chico un libro, que vale más que un chupetín o un choripán, porque el libro lo forma, lo educa Si a eso sumamos los días que por imprevistos no hay clases, y los que se ocupan para los actos o preparación de fiestas,no sé si llegamos a 170 días de clases. La UNESCO dice que los países serios deben tener como mínimo 190 días.
También los sindicatos debieran ser honestos y colaborar. Creo que en una sociedad hay tres gremios que no pueden hacer huelga: los curas, los médicos y los maestros. Especialmente si los colegios son privados, porque ya no solamente el Estado aporta, sino los padres. Seguro que el derecho de huelga es constitucional y que a veces no hay otro remedio, pero hay que ser sensatos y no buscar el bien de un partido sino el bien de la patria, y el bien de la patria pasa por la educación, y la educación implica un trabajo serio, un esfuerzo. Hemos endiosado la mediocridad.
Otro punto también es la familia rota. Cuando hay una madre y padre estables que buscan el bien de un hijo se crea una unidad, una fuerza y hay un seguimiento del hijo. Los problemas son muy duros y la vida es una batalla. No puede haber tal seguimiento cuando el hijo pasa parte de su tiempo con uno y parte con otro. Y los medios tampoco colaboran: es la exaltación de lo trivial, de lo mediocre. Y es una pena porque este país tiene un coeficiente intelectual de los mejores del mundo, y estamos desperdiciando esta mente argentina que es el timón de todo progreso de toda sociedad. Mis docentes este año me decían: más allá de los sueldos, el contexto general del país, el manoseo que nos hacen dándonos aumentos en cuotas, es una falta de seriedad. Debemos ser serios. Aunque no vayamos con la gracia de Dios, vayamos con la gracia de la razón por delante y la voluntad de trabajar. Y es especialmente en barrios carenciados donde los niños necesitan esa palabra del docente que les diga: chicos, éste es el camino para poder progresar.
No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la vida. Hay tantas maneras de no ser, tanta conciencia, sin saber, adormecida. Merecer la vida no es callar y consentir tantas injusticias repetidas. Es una virtud, es dignidad, y es la actitud de identidad más definida. Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir porque no es lo mismo que vivir honrar la vida No, permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrar la vida. Hay tanta pequeña vanidad en nuestra tonta humanidad enceguecida… Merecer la vida es erguirse vertical más allá del mal de las caídas. Es igual que darle a la verdad y a nuestra propia libertad la bienvenida.
Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir porque no es lo mismo que vivir honrar la vida
ENTREVISTA A GENARO…………… (HERMANO LASAYANO)
GL: ¿cómo ves el tema de la desvalorización del docente? ¿ocurre allá? ¿el docente está añorando glorias pasadas?¿hay violencia hacia la institución pública?
GENARO: el docente está en contacto directísimo con lo que está pasando. Se trata de entenderlo. Yo formo también parte del equipo de pastoral social de la diócesis, y vemos que la gente que está en la base, en el llano, en la calle como se dice, nos encontramos todos los días con la vida, que viene manoseada, tergiversada, dolorida…
Creo que las estructuras (Ministerios, Secretarías, Oficinas) se quedan en una visión de la realidad que ya pasó. Ese es un dato importante para pensar. Acá sufrimos mucho porque al ser una provincia alejada, y muchas veces abandonada, las estructuras son pobres. Se hace más a pulmón, desde la calle, y hay muchísimas experiencias que van apareciendo, incluso con gente de lo estatal que se dan cuenta de que hay estructuras que no van. Hay indicaciones que vienen del Ministerio, de Secretarías, de organizaciones oficiales, que no responden a lo que la sociedad está necesitando. Creo que tiene que darse, y se va a ir dando, un cambio estructural. El Ministerio de Educación está para entender qué viven los chicos y atender a esos chicos. La estructura siempre es más lenta que lo que se encarna. En una encarnación el tema germinal está presente. En una Institución que puede quedar atrapada por la burocracia lo germinal viene después -si viene-
GL: me comentaste de la presencia en el aula de madres de los chicos. Vemos todos los frutos que eso da, sobre todo cuando nos encontramos con este panorama donde vemos al docente que no puede, o siente que no puede contener a un grupo de chicos que además tienen problemas de la vida, algunas veces problemas de atención, otras de conducta, otras de falta de motivación. Eso encontró un paliativo muy importante en la presencia de mamás que ayudan a contener y a formar. ¿
Genaro: eso en Jujuy está funcionando lo que nosotros llamamos ‘las madres solidarias’, que son madres y abuelas que se fijan cómo llegan los chicos (sobre todo en la primaria). Están los que llegan mal aseados, mal vestidos, mal comidos, mal predispuestos…. ¿por qué? Porque los chicos vienen huérfanos. Tienen papá biológico pero ese papá pesa cada vez menos. Lo mismo la mamá. El tema de la ruptura de los vínculos a este nivel es una característica de la cultura, y no solo en los barrios. También en el centro vemos que el núcleo familiar se desmorona. Hay una realidad de horfandad que crece, y la escuela lo tiene que tener en cuenta. Tienen siempre alguien alrededor de ellos, pero ¿quién es esa persona? ¿es papá, tío, abuelo, un hombre o una mujer que pasa? En este momento ese es el rasgo que se manifiesta. En algunos países, ya, más que utilizar la palabra ‘padre’ se una la palabra ‘apoderado’. En Argentina no hemos llegado a eso. No hay responsables del chico. Todavía creemos que la cosa sigue como siempre, y no miramos ni reflexionamos sobre lo que está pasando.
GL: ahora sucede que el mismo docente que intenta paliar esta horfandad del alumno, él mismo está viviendo esas mismas crisis en su propia familia. La docente que se supone salga un poco al encuentro de esta horfandad, ella misma se siente huérfana, o ella misma está dejando huérfanos a sus propios hijos sin darse cuenta a veces.
G. ese es un fenómeno cultural generalizado: cuesta crear un vínculo estable. Y cuesta en todos los niveles: en lo familiar, en lo laboral, en lo asociativo, a nivel iglesia, en la amistad. El vínculo que produce la vida es la familia. Y lo vincular está muy flojo en este momento. Por culpa de nadie, pero por culpa de todos, porque para vivir lo vincular hace falta un tiempo y un espacio. ¿qué gente tiene hoy poder sobre su tiempo y su espacio, si estos espacios están invadidos? Para poner un espacio que facilite los vínculos, que facilite el diálogo, una convivencia que enriquezca, hace falta dejar de lado muchos datos que nos invaden –televisión, radio, llamadas, visitas-. En las últimas décadas el tema de la comunicación ha estallado de tal forma que ha invadido todo. Los celulares acaparan la atención y pasan a convertirse en prioritarios. Entonces resulta que el tiempo es de los celulares en lugar de ser de las personas. Hace 10 o 20 años se decía esto de la televisión. Hay programas de televisión que invaden excesivamente, y ese exceso hace mal. Y nuestra sociedad, nuestra cultura, no se siente con autoridad como para decir ‘pongamos alguna norma que respete tiempos’. Nuestra concepción de sociedad y de política no se hace ese planteo. Mientras tanto, la sociedad se va desmembrando, porque una sociedad que no le da tiempo a los núcleos vitales para fortalecerlos, para hacerlos crecer, es una sociedad que deteriora.
GL: yo te preguntaba por la desvalorización del docente, y en realidad, un docente, como miembro de una sociedad que vive a las corridas, apurado, no siendo dueño de su tiempo, es una persona violentada.
G: Nosotros estamos en el barrio más alejado de la Capital (San Salvador de Jujuy). Las manifestaciones que se hacen a nosotros no nos afectan prácticamente. Nosotros podemos construir una comunidad educativa que tenga en cuenta la fragilidad o la fortaleza de cada uno de los docentes. Entonces agresiones, nerviosismos y demás, cuando hay sentido y práctica de comunidad, cuando los docentes tienen regularmente encuentros para tratar no solo lo legal o lo formal sino algo más, se crea dentro de estos niños y adolescentes otro clima ¿qué está pasando en este barrio que afecta a la escuela? Nosotros tenemos tres asentamientos: viviendas que comienzan siendo tipo villas, y luego la misma gente ha puesto otros criterios para construir las casitas. Qué pasa con el agua en esos asentamientos? ¿qué pasa con el espacio, con los ruidos, con el descanso, etc? Los maestros saben que los alumnos vienen de allí en su mayoría, y cuando tratan en la currícula los temas de convivencia, es muy difícil que haya violencia porque la vida está, y ante la vida uno tiene que inclinarse.
GL: no se si la iglesia argentina alcanza a valorar este retorno que ustedes han hecho al fuego germinal de vuestra vocación, de vuestra misión. Es muy lindo ver a comunidades que vuelven a revisar con espíritu crítico pero también con esperanza y con audacia qué fue lo que los hizo ser, lo que los dio a la luz, y vuelven a la originalidad de ese carisma.
Ayer conversábamos sobre lo que significaba ser samaritano, estar ‘próximo’. Yo hoy, nuevamente, vuelvo a tomar conciencia de la importancia salvífica que tienen las escuelas, las aulas. Uno cierra la puerta y puede alumbrar, y alumbrar es traer también un poco de calor. El cuadro que se pinta es bastante triste, porque al romper la cultura en tantos pedazos, ha quedado mucho frío en el alma, mucha orfandad en los chicos, mucha soledad, mucho tiempo con las máquinas. Así que el aula, el colegio, no lo olviden, puede convertirse en un ámbito ‘samaritano’, un ámbito que salva la vida del alma, de la mente, incluso la del cuerpo –teniendo en cuenta los índices de suicidios-, salva la vida a pesar de todo.
¿Cómo alentamos, cómo acompañamos a los chicos? Estos son los consejos que daba la escuela de nuestra primera entrevistada para los padres o para quien se sepa responsable de la ‘nutrición’ afectiva del niño
– Interesándonos por lo que hicieron en el día: cuando llegan de la escuela, preguntémosle cómo les fue (a los adolescentes, si les preguntan eso, les dirán que están hartos de que los padres les pregunten eso. hay que buscar la forma de preguntarlo de otra manera: no siempre interesarnos por la relación institución-niño, sino también de sus pares…)
– Ayudándolos a que descansen bien y se despierten con tiempo y sin sobresaltos
– Responsabilizándolos para que lleguen a horario y haciendo lo posible para que no falten
– Reconociendo los logros y avances
– Hablando con los maestros, porque ellos saben en qué se destacan nuestros hijos, y elogiando por lo que los maestros les cuentan de lo que los chicos logran en clase
– Invitándolos a mejorar cuando nos parece que algo en su carpeta no está bien, ayudándolos a que intenten resolver las dificultades y que no se den por vencidos
– Organicen una rutina para que siempre en la misma hora y el mismo lugar tengan un espacio donde hacer las tareas –no en la cama, no mirando tele, no mientras se merienda-
– Ayudándolos a que se concentren y disponiendo de un tiempo acotado sin ninguna dispersión para estar con ellos, no siempre y necesariamente haciendo juntos la tarea, pero sí dispuestos y disponibles para cuando nos necesitan
– Creen libros, inventen cuentos, rimas, coplas, trabalenguas, adivinanzas, crucigramas
– hagan listas de compras juntos, listas de números de teléfono
– Lean juntos recetas y háganlas
– Escriban carteles, chistes, reglamentos, historietas. Lean juntos la carpeta.
– Inventen juegos, jueguen al aire libre, anden en bici, jueguen a la mancha, a las escondidas, enséñe nles juegos tradicionales
– Compartan juegos de mesa
En definitiva: FLOREZCAMOS EN MEDIO DE LAS PIEDRAS