La Droga En Las Villas

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Entrevista al padre José María “Pepe” Di Paola, párroco en la Villa 21 de Barracas y coordinador del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia de la Arquidiócesis de Buenos Aires. El 25 de marzo pasado, este Equipo dio a conocer un Documento denominado: “La Droga en las Villas: Despenalizada de hecho”.  El mismo tuvo grandes repercusiones, incluso
generó amenazas por parte de los narcos.
“Reflexiones en torno a la urbanización y el respeto de la culturavillera” es otro documento que tenemos como equipo
 

CRISTO DE LOS VILLEROS
Amigos voy descubriendo a un Cristo de cuerpo entero
un Cristo tan compañero que anda llevando en la villa
la misma vida sencilla del Cristo de los villeros.

Nació a orillas de un poblado vivió en país extranjero
un pobre tan verdadero que del cielo donde vino
solo se trajo el camino los mismos que los villeros.

En ese Cristo yo creo el mismo Cristo que espero
es un Cristo sin dinero que trabaja con sus manos
el Cristo de mis hermanos que vuelve entre villeros
este es el Cristo que vive cuando a mi hermano lo quiero
Cristo de rancho y madero Cristo de amor y sen techo
Cristo fraterno y derecho con el alma del villero.

Una excelente nota de Fernandez Diaz en el Diario “La Nación” nos pone en el marco donde estos curas villeros viven y trabajan.
“EL PÁRROCO DE LA CALLE DE LA MUERTE che, dale, déjense de joder –dijo el hombre- si ya les dimos la guita.  Estaba en el piso, rodeado de ojos turbios y revólveres neghros, y se refería al ‘pago del peaje’ que habitualmente le cobran para entrar en la villa 21. El hombre se llamaba Angel, tenía 66 años y era repartidor. Siempre pagaba para entrar y hacer su trabajo y ahora querían cobrarle también a la salida. Callate, viejo, porque te pego un tiro –le respondió uno de los chicos- y como vio que Angel trató de incorporarse para hacerlo entrar en razones, le disparó diréctamente a la cabeza-.Fue un balazo seco. Angel quedó tendido en esta misma calle: Osvaldo Cruz, por el camino que ahora va con el corazón en la garganta este periodista.”

    Escenas como éstas se repiten casi cotidianamente en el corazón de la villa 21 de Barracas. Allí está viviendo el Padre Gustavo Carraras y el padre Pepe Di Paola. Es un panorama casi infernal.

GL: ¿Qué es lo que te da fuerzas para seguir con la vida que llevás a cabo?

Padre Pepe:. …en mi vida vocacional, fui conociendo a Don Bosco, Madre Teresa de Calcuta y otras personas. Creo que uno busca la coherencia que tuvo cada uno de ellos en sus vidas, y eso te alienta en momentos difíciles en desafíos grandes. Son ejemplo no solamente por su vida sino por la tenacidad y la entrega de la vida en el servicio de la Iglesia.
 Dar confianza a los chicos es un camino que creo hace bien. Yo crecí en el ámbito de la parroquia donde fui a catecismo, donde luego comencé a colaborar en Caritas,. Estas y otras cosas fueron generando en mi sensibilidades que con el tiempo me llevaron a definir mi vocación.

    En las villas, la Capilla es como el centro, el lugar donde se resuelven muchas cosas –medicamentos, alimentos, urgencias, velatorios- que en otros barrios se resuelven en otros lugares. Las capillas nuestras son como un centro comunitario. Por eso tratamos de levantarnos temprano para tener un tiempito para rezar antes de comenzar con las tareas del día. Todo el día transcurre yendo de acá para allá en la bicicleta, visitando los centros comunitarios, escuela de oficio donde muchos de los que trabajan son voluntarios de entre ellos mismos, comedores
    Hace muchos años que estoy trabajando en la Villa. En este último tiempo tuvimos que estar mucho tiempo en los medios de comunicación explicando este documento, Pienso que algún grupo se sintió molesto y esto motivó la amenaza que recibí.  El que me amenazó no era de la villa. En la villa todos nos conocemos.
    Nuestra mirada en el documento está puesta en recibir a los chicos y a las familias. No estamos diciendo aquel vende, aquel no vende. Estamos hablando de camino de prevención y de recuperación que deberían hacer el Estado y las instituciones. La mala interpretación del documento es lo que ha influido y desencadenado lo que ya es de público conocimiento

GL: Padre ¿qué te nutre para poder trabajar en ese lugar, un trabajo que se enfrenta todos los días a la muerte, enfermedades que no se pueden curar porque no hay recursos, médicos que no entran, ambulancias que no llegan, vaciamiento de la ley,, ausencia del estado, violaciones, golpes, hambre, frío, …?

GC: En los últimos documentos que hemos escrito hemos tratado de demostrar una mirada positiva también de las cosas que se dan en la villa. No todo es malo. Y también, no todo lo malo sale de la villa y llega a la gran ciudad. Eso queremos dejarlo de manifiesto. Yo no me siento castigado de estar ahí.
    A mi me nutre el Evangelio de Jesús y la fe en Dios y en la Virgen. Y también la honda religiosidad de la gente. Hay situaciones que te desbordan, por ejemplo: muere un bebé y me pregunto ¿cómo voy a acompañar esa realidad?, y en realidad uno aprende de la misma gente la manera de ver la vida desde la fe, cuando uno se acerca y te preguntan: ‘Padre: ¿viene a rezar con el angelito?’. En las villas tenemos grandes fiestas, y las grandes fiestas son religiosas. Hace poco tuvimos la fiesta de la Virgen de Copacabana.  Dos de los curas que están con nosotros siguieron el proceso de cómo se fue armando la fiesta. La fiesta no es solo la novena y la misa. Arranca muchos meses antes por ejemplo haciendo locro, vendiendo empanadas, para traerle a la Virgen los vestidos desde Bolivia. Hay meses de ensayo de bailes para la virgen, y emociona luego verlos bailar para la Virgen en la procesión durante 3 horas. Como ese, hay muchísimos ejemplos de religiosidad muy honda, de solidaridad hasta el extremo, por ejemplo en alojar a quien venga para algo a Buenos Aires aún en lo reducido del espacio de la vivienda: la tendencia natural es ‘recibir’, a decir ‘donde comen 10, comen 12’. Después pueden aparecer los problemas de convivencia, pero como los hay en todos lados.

GL: Un párrafo del Documento denominado: “La Droga en las Villas: Despenalizada de hecho” leemos: “Ante la confusión que se genera en la opinión pública con la prensa amarilla que responsabiliza a la Villa del problema de la droga y la delincuencia, decimos claramente: el problema no es la Villa sino el narcotráfico. La mayoría de los que se enriquecen con el narcotráfico no viven en las Villas, en  estos barrios donde se corta la luz, donde una ambulancia tarda en entrar, donde es común ver cloacas rebalsadas.”
    Si tuvieramos que poner un porcentaje ¿cuántos son los habitantes de la villa que están involucrados en hechos delictivos por las causas que fueren?

GC: Es pequeño. En la mayoría de los barrios la gente quiere vivir “normalmente”, y este barrio no es la excepción. Al igual que en un partido de futbol, una barra brava es un grupo pequeño pero que puede enturbiar el partido, molestar a todo el resto de la gente, que es la mayoría y que va a ver un espectáculo, aquí es lo mismo. No solo en las villas, sino en cualquier barrio va a haber un grupo de gente que está en el delito. Para mí,–como muchas veces aparece en los medios- la villa no es sinónimo de delincuencia.

GL: ¿Cómo un grupo aparentemente tan reducido puede ejercer una influencia tan fuerte, y el resto –que es mayoría- no puedan ponerle freno, de manera tal que nadie se anime a entrar en la villa? Si el 95% son trabajadores, obreros, empleadas domésticas. ¿cómo un grupo tan reducido puede imponer una dinámica de muerte, de violencia, al punto que cuando se describe la realidad de la villa sobre todo al caer el sol, eso parece un infierno? ¿cómo es que la ‘gran mayoría’ no puede organizar  una resistencia pacífica , o como sea, para que no es extienda esta ‘mancha negra de aceite’ delictivo?

GC: Hay una resistencia pacífica, porque de hecho, la mayoría de la gente sigue viviendo ahí, tratando de construir un barrio diferente. Además de la parroquia, hay muchos grupos comunitarios, comedores, grupos de ‘exploradores’ con jóvenes que los dirigen, otros aprenden oficios… La gente sigue sosteniendo ese barrio con su ritmo habitual. Lo otro, tiene que ver con la ausencia del estado, que es lo que nosotros en el documento hemos narrado. Si vivís en un lugar donde lo que es poner orden, administrar justicia, que son deberes del estado, es delegado en los mismos habitantes de la villa, nos damos cuenta que lo que desencadena esta situación es la ausencia del estado en muchas cosas. La resistencia pacífica está en el vivir día a día con un sentido positivo.

GL: siguiendo con el documento: La destrucción pasó como un ciclón  por las familias, donde la mamá perdió hasta la plancha porque su hijo la vendió para comprar droga. Estas familias deambularon por distintas oficinas del Estado sin encontrar demasiadas soluciones año a año. Toda la familia queda golpeada porque su hijo está todo el día en la calle consumiendo. Asombra ver como ese niño que fue al catecismo, que jugaba muy bien en el fútbol dominguero, hoy “está perdido”. Causa un profundo dolor ver que esa niña que iba a la escuela hoy se prostituye para fumar “paco”. Vayamos un poquito más adentro de esta explicación “ausencia del Estado”. Vamos a las causas, porque si no atacamos las causas, en la periferia todo se vuelve a reciclar y el yuyo vuelve a brotar. ¿Cuál es la causa de la invasión de la droga y del predominio del narcotráfico en el ámbito de la villa?

GC: Yo creo que no hay una explicación única. Es una realidad muy compleja. Por un lado, nosotros decimos que la adicción es una enfermedad espiritual. No estamos hablando de que hay que ir a misa todos los domingos. Eso sí, lo recomendamos y lo alentamos. Pero decimos una ‘enfermedad espiritual’ en cuanto a encontrar un sentido a la vida, un para qué y por qué vivir. Y en nuestros barrios muchas veces hay una notoria desigualdad de oportunidades respecto de otros barrios. Hay zonas de nuestros barrios donde la droga está mas a mano que la escuela, o que un espacio sano para jugar o que un lugar para aprender un oficio. Entonces, encontrarle sentido a la vida uno lo va encontrando a partir de referentes concretos, de posibilidades concretas. Entonces eso va siendo también un caldo de cultivo a estas propuestas de ponerle veneno en la mano a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. No tenemos estadísticas, pero tenemos niños que ya comienzan a consumir a los 8 años. El grueso de consumidores serían los 15-16 años. Después, la fuerza del mal, el narcotráfico, tiene una fuerza de organización que a veces hay que confesar que los que queremos hacer las cosas bien, los que queremos luchar por la vida, no nos organizamos de tan buena manera. Hay zonas de las villas en que el narcotráfico se instala de una manera tal que va dictando sus leyes, generando miedo

GL: Concretamente ¿cómo entra un narcotraficante? ¿cómo aborda a un chico? ¿cómo teje sus redes dentro de la villa?

GC: Lo que se ve de hecho es que hay fácil acceso a comprar, que el tráfico de drogas está mezclado con el tráfico de armas. No nos corresponde a nosotros “hacer inteligencia”, no es nuestra mirada. Eso le corresponde al Estado a través de la policía, de la justicia. Nosotros recibimos a los chicos, a las familias, nos acercamos, y trabajamos fundamentalmente en el ámbito de la prevención. Nuestra mirada no está centrada en ver cómo se organizan ellos, sino en generar ámbitos sanos, de prevención, como así también cómo acercarnos a los consumidores y ofrecerles un camino de recuperación: salir al encuentro de las secuelas que deja la droga dependencia y la acción del narcotráfico sobre las villas. Y eso lleva tiempo.

José María “Pepe” Di Paola: cuando uno interactúa con otras situaciones de pobreza como por ejemplo en “Hombre Nuevo” que trabaja con la gente que vive en la calle, uno se da cuenta de que uno tiene que hacer una parte, y en la otra parte tiene que involucrar a quien tiene que hacerse cargo, porque si no, seguimos contribuyendo al vacío del estado, que no es el político de turno, sino que de alguna manera somos todos, que estamos presentes en quien nos representa en el ejercicio de la autoridad pública. Así que a mi me parece muy sana esta posición de decir “LO NUESTRO ES ESTO”, definir el territorio, y en todo caso cuando sea ocasión de poner ante la justicia a quienes de alguna manera tienen responsabilidad, será en ese plano. Ese ‘definir el territorio que le corresponde a cada uno’ a la larga va a tener que movilizar a quien tenga que dar respuesta por lo que le corresponde.
¿Qué respuesta, a partir del Documento y de la intervención de ustedes en los medios y que la cosa haya tomado estado público, han recibido o visto por parte del Estado en su accionar? ¿Y qué grado de esperanza, de continuidad, cuáles serían los caminos para seguir colaborando cada uno desde su lugar para que haya mayor involucramiento por parte del Estado?
GC: Por parte del Estado, ya es algo importante haber tenido la oportunidad de charlar sobre el tema. Lo característico de nuestro documento es que está escrito por curas que viven en las villas. A veces se puede mirar una realidad desde otro ángulo. Hay también pequeñas acciones: en nuestra villa se abrieron una escuela parroquial y otra secundaria en el polo educativo que funciona en la villa. Son pequeñas luces. Nosotros no hacemos una crítica ni hablamos de este o aquel gobierno. Nosotros sostenemos que las mentalidades tanto de progresistas como de conservadores, es que el hombre de la villa, por vivir en un terreno del Estado no tiene los derechos que tiene el resto de la ciudad. Entonces,  si solo le puedo dar una escuela, y bueno. Al menos le doy eso. Esa no es la forma en que el Estado debiera hacerse cargo de la gente mas pobre, y de una realidad que ha crecido justamente porque el Estado miró siempre para otro lado. Ahí  era importante haber acompañado al hombre de la villa en un proceso urbanizador en principio. Hoy en día estamos pagando esa ausencia que hubo durante décadas

GL: Al ser llamados para dialogar ¿obtuvieron alguna promesa, alguna palabra empeñada?

GC: Cuando nosotros hicimos el documento, de ninguna manera quisimos decir ‘esta es la verdad absoluta’, sino ‘esta es una visión’. Hubo un tiempo que estuvimos reunidos y querían escuchar por qué lo habíamos escrito, cómo veíamos la villa, etc. Creo que si se dan soluciones, se van a dar con el tiempo –o no-. Tendrá que ver con el compromiso que asuma el mundo político y la sociedad en general: un hospital, un club, una escuela, que tienen que estar en función de la villa. El Estado tiene un rol importante, y después todos los demás deben tomar conciencia de que tienen una función social que cumplir.

–    ¿ustedes están articulados con ONG, con grupos religiosos con los que se pueda trabajar? ¿los documentos han favorecido esta articulación? ¿Han generado más fuerza adentro de la gente que quiere comprometerse y que se compromete de hecho?
GC: En cada barrio, en cada villa, las situaciones son particulares. Pero sí hay organizaciones que la misma gente ha levantado, como comedores y en torno al comedor, no solo se da de comer sino que se da apoyo escolar, se hace una biblioteca. Nosotros tratamos también de vincularnos con organizaciones y entrar en distintas  entidades del estado que puedan estar presentes cerca de las villas como pueden ser escuelas, centros de salud. A veces se organizan actividades en conjunto. Hay una tendencia a caminar en esa línea.

GL: El paco es el residuo del tratamiento de la cocaína, la resaca que queda cuando se trabaja la cocaína. A los que consumen paco los llaman MUERTOS VIVOS. ¿qué efecto tiene el paco en los jóvenes?
–    La diferencia que vemos en los adictos antes de la irrupción del paco en nuestros barrios es un cambio muy grande en los chicos, cambios que tienen que ver con daños mentales, neurológicos, que dejan secuelas., También hay daños físicos: son chicos que se los ve muy delgados –creo que por ese lado viene lo de ‘muertos vivos’-. Otra cosa que se ve en los centros de recuperación es que muchos contraen tuberculosis. Hay enfermedades que tienen que ver con esta adicción porque viven en situación de calle. Pero tenemos chicos que están rehaciendo su vida bien después de dejarlo. El tema es en qué momento se los toma y cuánto tiempo de consumo hubo.
GL: ¿Cómo se vincula el paco con la violencia?
    El paco es una droga muy barata, muy adictiva, por lo cual el chico necesita muchas dosis para poder satisfacer su necesidad. De pronto, un pibe que no trabaja, no tiene una familia que le de dinero, la relación con el delito tiene que ver con esa necesidad de tener dinero para comprar

GL: Ustedes hablan de tráfico de armas ¿quiénes son los que están armados? El sector armado, se refiera a tráfico, a consumo, u otras bandas delictivas?
–    En Argentina cualquiera puede tener un arma, que a veces puede estar relacionada al tema de la droga, y a veces no. Ahora bien ¿quién pone un arma en manos de un menor? En realidad tendríamos que tener una sociedad que le ponga en la mano un libro o una pelota, y una sociedad que tiene que intervenir- Uno ve en las calles de Bs. As pibes que están suicidándose de a poco con el paco, y la sociedad mira y habla de los derechos de los niños. Pero se necesita una sociedad que actúe, porque esos chicos necesitan ser cuidados, tener una vida familiar que los ayude a crecer, con caricias y retos, con ciertas pautas de conductas que ellos no pueden elegir, por ejemplo: tienen que comer porque les hace bien, tienen que ir a la escuela porque les hace bien. Si con los hijos se hace eso ¿por qué el chico de la calle tiene que elegir?

GL: No siempre el paco implica un asesino en potencia, un delincuente. No es prudente asociar globalmente el paco a ese tipo de cosas. No todos los que están armados son drogadictos ni todos los consumidores de droga están armados y producen delitos. No todos los que están en las villas son delincuentes, ni tampoco todos los delincuentes son responsables de los delitos en los que están involucrados.
–    En nuestros barrios utilizamos un concepto como más amplio de inseguridad, sin negar un concepto más restringido. No saber dónde vas a mandar tu hijo a la escuela también es inseguridad. Vivir de changas también genera inseguridad. Y la inseguridad trae miedo, dolor, angustia.

GL: Quiero saber qué piensan ustedes acerca de la despenalización del consumo individual de drogas desde la perspectiva donde ustedes están. Concretamente, de aprobarse una ley que en este momento está en comisión en el parlamento, que dice que una persona que está consumiendo individualmente droga no es un delincuente. A los efectos de la problemática de la villa, una ley así ¿sería favorable o desfavorable?
–    Este tema que parece que tuviera que resolverse “ya”, creo que es como agarrar un libro y querer empezar por el final. Se debe comenzar con el prólogo, y hay un montón de capítulos hasta llegar al final. Los capítulos anteriores a este final donde se debatiera este tema, no solamente es como se lo está haciendo y en ese solo lugar. Antes hay que ir también a hablar con la gente que sufre este drama de la droga, que tuvo hijos que sufren este drama, que tuvieron droga en sus manos y hoy los tienen que acompañar a un centro de recuperación. Te puedo asegurar que esa gente no está a favor de la despenalización.
Hay un montón de caminos que ya hemos señalado y que tienen que ver con la presencia del Estado y de la sociedad. Y después vendría este diálogo. Acá dicen por ejemplo que el sistema de salud tiene que reemplazar al sistema judicial. Y uno sabe que el sistema de salud en Argentina apenas puede recibir urgencias. Nos parece también que este tipo de planteos se hace en  una mirada sobre la clase media, sin tener en cuenta la realidad de los barrios más pobres, donde la realidad es otra. No son chicos que pueden consumir un porro de marihuana y pueden conservar su vida porque tienen al lado a sus padres. En los barrios pobres por lo general son 7 u 8 hermanos, donde el padre sale a hacer una changa, la madre va a limpiar una casa, los hermanos más grandes quedan a cargo de los más chicos… En esa realidad, la droga es el paco. Porque además el chico no distingue esas sutilezas que se pueden transmitir a través de los medios o a través de la ley. Además, nosotros tenemos conocimiento de que en el Parlamento hay una ley de educación y prevención de adicciones para aplicar en las escuelas que ya tiene media sanción. A nuestro juicio, esta ley debiera ser aprobada y después reglamentada –si no se reglamenta, no se pueden bajar a la realidad-. Creo que el primer paso que tenemos que dar como sociedad y desde el estado es trabajar seriamente en la educación y en la prevención. Hay que enseñar a los chicos a distinguir que no es lo mismo un vaso de vino que un porro, que una dosis de paco al entrar en el organismo. Eso uno se lo puede decir a un adolescente. Pero previo a eso, hay que enseñar a los niños que tienen una vida que es maravillosa y que tienen que cuidarla. Y enseñarles cómo cuidarla.

Por eso creemos que uno de los “primeros capítulos del libro” sería eso: educación y prevención, y generar oportunidades que muchos niños y adolescentes no tienen. Y esto es responsabilidad del Estado. No es querer ‘tirarle la pelota’, porque la solidaridad es asunto de todos. En el documento decimos: “Nos parece conveniente proponer que se dicte una materia específica de prevención de adicciones tal vez desde el preescolar. La delicadeza del tema amerita un proyecto de ley en la Legislatura que apruebe y permita el dictado de la misma. Al abordar la tarea de prevención de las adicciones se requiere un trabajo hecho con esperanza, con la confianza audaz de que es posible crear hábitos sanos y dichosos que ayuden a curar las heridas. A quienes dicen trastornos precoces, efectos durables, se les puede responder que los trastornos precoces provocan efectos precoces, que pueden perdurar si el entorno social y familiar los convierte en relatos permanentes.”




 

OREMOS PARA QUE EL SEÑOR NOS BENDIGA EN ESTE CAMINO DE ESPERANZA

–    A veces uno se ve desbordado por estas situaciones de tanto dolor. Mientras se describe la villa como un infierno, se puede ver el otro costado lleno de luz, propio de la vida de los pobres. En la comunidad sacerdotal, como para acompañarnos, tenemos momentos para compartir, para reflexionar, para estar juntos en el día. Estamos contentos de estar en la villa aunque haya muchas dificultades, y por esa alegría es que vivimos con pasión cada día los grandes desafíos. Generalmente los chicos que atendemos en la villa son chicos que viven allí, no son chicos de paso. Entonces cada caso te lleva quizá todo el día, y la afectividad al preparar a los chicos para un oficio y otras cosas, la vida se te va en el hacer, la acción unida a la fe. Y hay que estar dispuesto a todo. En comedor falta una cocinera y hay que cocinar y lo hacemos, y después damos la misa, y después te llaman para un entierro, y después atendemos a un chicos que es adicto y que tenemos que acompañar nosotros al centro de rehabilitación… Uno se siente feliz, y se da cuenta que van pasando los años –yo hace trece años que estoy ahí- y parece que recién llegó. Tal vez estando en otro lugar, llega un día que uno tiene ganas de un cambio. Yo, estando aquí, si tengo que cambiar será porque me diga el Cardenal que tengo que hacerlo. Siempre hay un desafío nuevo. La dinámica de nuestros barrios tiene eso, y la dinámica de la Iglesia en estos barrios también.
En cada villa vive uno o mas curas según el tamaño de esa villa, hacemos pequeñas comunidades de curas que nos reunimos cada 15 días y compartimos reuniones y de allí salieron estos documentos. Una vez al año tenemos un retiro espiritual. Todo eso nos hace mucho bien.
“El mal, solo y siempre  triunfa cuando la gente buena no hace nada” Por eso, sigamos haciendo.
GL: Creo que las personas que han escuchado necesitan saber que de alguna manera es posible colaborar por un cambio en el que creemos, esperamos y estamos convencidos que tarde o temprano va a venir.
–    Creo que la mejor apuesta es conocer más, compartir más y rezar más. Todas las demás ayudas materiales son importantes en los barrios cadenciados, pero cada uno debe hacerlo en el lugar donde está
GL: Quisiera traer la imagen profética de Juan Bautista que grita en el desierto “allanen el camino del Señor”. Hay un mensaje que está dirigido a los responsables públicos de todo este drama, de todo esto que ocurre en las villas. Creo que el silencio tiene que leerse adecuadamente –el silencio como ausencia-. Cuando hay silencio, en algunos casos hay complicidad, cuando hay ausencia hay complicidad. Cada uno de nosotros tiene que saber  leer por qué el que tiene que hacer algo no está haciendo algo, el que tiene que estar no está. Cuando en un hogar falta un padre o una madre, un hijo en la escuela tiene problema, lo primero que se pregunta es ¿dónde están los padres?. Entonces, cuando nosotros nos preguntamos ¿dónde están los que tienen que estar acá? La respuesta tiene que ser correcta: si no están los que tienen que estar, si no hay interés, no es simplemente porque se olvidaron. Hay que indagar esas ausencias y aprender a leer estos silencios. Por eso creo que la voz profética de la Iglesia en este momento es vital, porque de lo que se trata es de “allanar el camino” para que estos hermanos nuestros que viven tan apartados de todas las seguridades básicas puedan reencontrarse con estos derechos humanos básicos. Allanemos entre todos el camino del Señor, porque esa no es función solamente del Estado. Este es un grito que el profeta lanza hoy por boca de ustedes, sacerdotes, hacia todos los argentinos: allanemos el camino, porque el Señor va a venir efectivamente, más temprano que tarde quizá.

CONSUELA A MI PUEBLO……
habla al corazón de mi pueblo, súbete a un alto monte y grítales
diles que se ha acabado su condena, diles que se ha acabado su dolor

para el corazón de mi pueblo prepara un camino para tu señor
que los valles se levanten abridme un camino que soy vuestro señor

consuela a mi pueblo, cosuela a mi pueblo súbete a un alto monte y grítales
consuela a mi pueblo consuela a mi pueblo diles que Yo,  su Dios estoy aquí
diles que podrán ver todos mi rostros, diles que lo torcido se enderezará

que aunque vean que todo marchita diles que mi palabra se cumplirá
habla al corazón de mi pueblo, diles que yo su dios tengo poder Hermana Glenda

LEJOS DEL AMOR
Qué hacen aquí estas gaviotas tan lejos del mar qué hacen aquí
entre piedras y rincón en este río marrón qué hacen aquí tan lejos del mar.
Qué hacen aquí estos pequeños lejos del hogar que hacen aquí
entre hiedras y dolor en este sucio baldón qué hacen aquí lejos del hogar

Qué hacen aquí estos amantes en este lugar qué hacen aquí
entre hierbas y candor en este parque de amor qué hacen aquí lejos de la razón.

Lejos del amor lejos del cielo como un alma perdida un sol sin vida
qué hacen aquí estos desvelos qué hacen aquí sin un consuelo.

JOSE LUIS PERALES – UNA CANCIÓN PARA LA PAZ
Que se borre la imagen del pasado si el pasado es de muerte y desconsuelo
y que nazca un futuro de esperanza para los que un mal día la perdieron
que se llene la tierra con sonrisas de niños y que pare la guerra para siempre.

Que hoy la luz se vuelva a encender  que suene una canción de amor
que todos los hombres que llenan la tierra apuesten unidos por la paz
y todas las voces se eleven al cielo al grito de libertad.

Que camine la gente confiada por un campo sin minas y sin muertos
y que sea pasado y olvidado este presente loco y violento
que nazca la esperanza en los ojos de todos y el abrazo fraterno para siempre.

Que hoy la luz se vuelva a encender que suene una canción de amor
que todos los hombres que llenan la tierra apuesten unidos por la paz
y todas las voces se eleven al cielo al grito de libertad.

Que se llene la tierra con sonrisas de niños y que pare la guerra para siempre
que hoy la luz se vuelva a encender que suene una canción de amor
que todos los hombres que llenan la tierra apuesten unidos por la paz
y todas las voces se eleven al cielo al grito de libertad.

Chaya de los Pobres
De tanto mirar sin verte, Me duele tu ausencia, mi tierra de sol.
Y cuando canta la chaya, me voy sin caminos, me quedo sin vos.
Por eso pa’l carnaval. Solito me vu’ a chumar.
Y con aperos de coplas, mi potro de gritos, yo lo he’i de ensillar.
Chaya de los pobres, te’i de esperar, con una vidala para cantar.
con gustito aloja mi carnaval, sube tu fuego en el polvaderal.
Cuando la chaya del pobre, Se arome de albahacas, de un tiempo mejor.
Ha de nacer en febrero, la copla más linda de un chango cantor.
Entonces pa’l carnaval, con todo me vu´a de chumar.
Y con aperos de coplas, mi potro de gritos yo le’i de ensillar.