La dura realidad de la mujer tras las rejas

jueves, 8 de julio de 2021
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08/07/2021 – En el ciclo “Pastoral carcelaria sin fronteras” nos acompañaron Patricia Alonso, coordinadora nacional de dicha pastoral en Argentina, y Silvia Alayo, responsable del programa de justicia penal y penitenciaria de la Comisión Episcopal de Acción Social de Perú. El tema abordado fue el rol de la mujer en la pastoral carcelaria y la realidad de las mujeres presas. Alayo explicó que “hace 20 años que sirvo en una cárcel mixta de una provincia peruana, en la ciudad portuaria de Chimbote. Es un espacio privilegiado para la misión porque estas mujeres viven realidades muy duras”.

“Mi experiencia me dice que el estado, la sociedad y la Iglesia mantenemos esteorotipos y falta de atención hacia estas mujeres.  Tenemos prejuicio por naturaleza hacia quien es mujer y más si es joven. En nuestra región se da mucho un sincretismo cultural y religioso. Cuando entras en un ambiente de tanto sufrimiento y de tanta crueldad como el de las prisiones te vas identificando con ellas y ya no te sientes sola. Y el fenómeno de los niños invisibles, es decir los que viven con sus madres en las cárceles, es algo que nos interpela mucho. La mayoría de las mujeres que están presas es por tráfico de drogas. Muchas son madres solteras, son cabeza de familia y tienen  muchos familiares a cargo”, indico la coordinadora de la pastoral de la cárcel en Perú.

Por su parte, Alonso sostuvo: “Ser mujer es una dificultad que se agrega a quienes somos agentes pastorales. Yo las visito en los arrestos domiciliarios con sus niños y ahí queda claro que quedan a la buena de Dios. Al no poder salir de su casa, su vida es muy precaria. Y allí nuevamente caen cómo víctimas de las redes del narcotráfico. También es muy doloroso acompañar a una mujer presa y embarazada. Nosotros nos comunicamos con los juzgados o directamente vemos con las Cáritas locales para hacer frente a las necesidades más básicas”.

Silvia agregó que “la separación del niño con su madre presa es dolorosísima. No hay programas para esto, ni para las familias que tienen que recibir a ese pequeño. Y mucho de esto tiene que ver con qué nuestros sistemas penitenciarios y de justicia son machistas. Hace falta tener un enfoque diferenciado de estas cuestiones donde hay mujeres madres en las cárceles. Este es un reclamo de una minoría en nuestras cárceles, aunque el 90 por ciento de quienes están presas son madres. Lo cierto es que ningún niño debiera estar en la cárcel pero tampoco debería estar separado de su madres. Es una disyuntiva que el sistema judicial y penitenciario no resuelve. Hace falta un enfoque de género para esto”.

Patricia cerró expresando que “En las cárceles, la mayoría son hombres y las mujeres necesitamos tener una presencia más importante. El clericalismo es una cuestión que nos afecta en la Iglesia y la pastoral carcelaria no es la excepción. En esto también hay que ver que hay travestis, que también son hijos de Dios, y merecen estar en las cárceles de mujeres. Nosotras tenemos una personalidad fuerte para poder estar en este servicio”.