En éste año sacerdotal la primera parte del programa está dedicada a rescatar la vida y testimonio de un sacerdote para que ustedes vean como pueblo de Dios cuantos buenos y santos servidores del Señor hay entregándose a lo largo y ancho de la patria y del mundo entero. Hoy quiero compartir un testimonio que a mi me llega mucho. La persona que me lo mandó que es Susana González Fuentes que es del grupo de teatro de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores en Buenos Aires. Ella nos habla del Padre Armando Sachetto que nació en Italia el 5 de junio de 1927. Vino a la Argentina como tantos otros buscando trabajo como laico pero luego de un tiempo ingresa en el Instituto de los Misioneros de los Sagrados Corazones en la comunidad formativa de Capitán Bermúdez en la Provincia de Santa Fe muy cerquita de Rosario frente al Seminario Arquidiocesano San Carlos Borromeo. Regresó a Italia para su formación religiosa y en Secondigliano en Nápoles en Italia en la Casa Madre de la Congregación fue ordenado sacerdote en 30 de junio de 1961. En 1962 volvía a la Argentina ésta vez como misionero. Aquí se desempeñaría en diversas oportunidades como Rector de la Comunidad religiosa y Párroco de San Roque de la Ciudad de Capitán Bermúdez en Santa Fe o de Nuestra Señora de Pompeya en Montevideo Uruguay o en Nuestra Señora de los Dolores en Buenos Aires. Además fue por un largo periodo delegado del Superior General de la Congregación en la región sudamericana. Murió el 5 de octubre de éste año a los 82 años. Como dijo el Cardenal Bergoglio en sus exequias: éste fue un hombre de misión y misericordia, de los que mueren con las botas puestas. Tuvo la Gracia de que se cumpliera su deseo de morir ejerciendo su tarea pastoral hasta último momento. El día de su muerte presidía la celebración de la Misa a las 8:30 de la mañana y rezaría el rosario con sus feligreses a las 5 y media de la tarde. Murió a las 6 y media de la tarde. Fue la presencia silenciosa del que está siempre, sabía llegar a lo profundo con una sola palabra. Nos reconocía, dice el testimonio, por nuestro nombre, que modificaba cambiándolo o agregándole un adjetivo que respondía a nuestra personalidad. Así nos hacía únicos. Nos hacía sentir que nadie más tiene ese nombre y que ese nombre nos definía y ese nombre agregado por el a nuestro nombre de pila del Bautismo era como una forma en que Dios nos reconocía y el sabía de nuestras presencias y notaba nuestras ausencias, nos recibía como el que siempre está esperando, queriendo con mucha ternura paternal. El siempre tuvo tiempo para una confesión, una consulta, una bendición de un rosario, etc. Cada confesión fue una vivencia fuerte de misericordia con la palabra justa que reconfortaba y daba fuerzas para seguir. Recordamos su permanente sonrisa bondadosa. El padre de la sonrisa como lo conocían los chicos de la catequesis con los que celebró muchos años el mes de María y a quienes deleitaba cantando con su voz increíble: Un día al cielo iré y la contemplaré y fue precisamente con esa canción con la que lo despedimos de la Parroquia cuando se fue a la casa del Padre. El Padre Sachetto iba todos los lunes con otros sacerdotes a confesar a los seminaristas y fue mi confesor durante varios años. Recuerdo siempre con su acento italiano y su sonrisa tan amable y tierno que me decía: no te olvides las tres piernas de la vida espiritual: la oración, la adoración Eucarística y la devoción a MaríaEn éste retiro de Adviento recordemos la frase del teólogo alemán Bernard Hering que decía: la esperanza se ha encarnado. Cristo es nuestra esperanza por ser el vencedor sobre el fracaso. La Palabra final de Dios al ser humano. Entonces la esperanza es un asombroso regalo de Dios. Leyendo días atrás un relato que me llegó mucho decía: esperanza: pequeña luz que se enciende en la oscuridad del miedo y la derrota haciéndonos creer que hay una salida. Semilla que lanza al aire la sedienta planta en su último estertor antes de sucumbir a la sequía. Resplandor azulado que anuncia el nuevo día en la interminable noche de tormenta. Deseo de vivir aunque la muerte exista. Yo subraye y quiero que también vos lo hagas algunas de éstas palabras: pequeña luz, semilla, resplandor, deseo de vivir. Pero nada dice de Aquel que enciende la luz, de Aquel que siembra la semilla, que resplandece y sostiene en nosotros el deseo de vivir a pesar de la amenaza continua de la muerte y por eso porque la esperanza es un regalo, es un don no debemos preguntarnos ¿que puedo yo esperar? Sino como en su tiempo lo hiciera el filósofo Kant ¿ que me es dado esperar? Si a vos que estás enferma terminal, a vos que tenés 80 años, a vos que estás sin trabajo, con la casa inundada, a vos que estás angustiada por los exámenes, a vos que te parece que estás perdiendo la fe. Es que la esperanza cristiana es un don de Dios. Un don diría Charles Peguy verdaderamente extraño y asombroso en el mundo en que vivimos porque realmente ustedes y yo que confiamos en Dios podemos tener auténtica esperanza porque éste mundo no tiene esperanza. Ustedes lo ven a diario: la estupidez, la vaciedad, la frivolidad, la impunidad, la injusticia, el que me importa, la indiferencia demuestra que no tienen esperanza,, que casi hay un sutil e inconsciente deseo de suicidio colectivo que no se hace quizás por una cuestión de pudor. Cuando el choque violento de civilizaciones que padecemos nos hace temer lo peor. Cuando por ejemplo en Argentina las muertes cotidianas por accidentes de tránsito y por violencia callejera parece que fuera una calle de Iraq Buenos Aires o el Gran Buenos Aires. Nadie cuenta la cantidad de vidas que se pierden en accidentes de tránsito en Argentina por alcoholismo por rutas tremendas porque no están arregladas a pesar que se cobran peajes por la corrupción existente. Nadie habla de las muertes cotidianas por robar un auto o unas zapatillas de jóvenes y adultos. Esa violencia familiar que rompe la vocación al amor .Todo esto que es tan importante. Ese bendito televisor que ahoga la capacidad de comunicación, de diálogo y los frenéticos avances de la técnica que aparecen afixiarnos y parecen y en vez de darnos más felicidad nos dejan cada día más vacíos. Todo eso nos hace preguntar sobre la esperanza. Te dice algo las siguientes frases: la esperanza es la fuerza misteriosa que me pone en pie cuando nada haría prever que podría volver a hacerlo. La esperanza es la capacidad de reír a pesar de la desgracia e incluso de la misma tragedia. La esperanza es la insólita certeza de que somos algo más de lo que parece y de que nos aguarda un destino mejor y más grande de lo que alcanzamos a pensar o imaginar. La esperanza es la amorosa obstinación en creer en que la vida es hermosa a pesar de la desdicha que se lleva en gran parte de la humanidad y en nosotros mismos en algún momento de nuestras historias particulares. La esperanza es la serena y gozosa mirada sobre el futuro del que siempre se aguarda la oportunidad de la dicha. La esperanza tiene un nombre: JESUS. La encarnación de todas las promesas de Dios, de todos los deseos que anhelamos, del presente que queremos vivir y del Reino futuro que ansiamos construirHay profetas que nos alumbran la esperanza en el futuro de Dios. Vamos hablar de Baruc y Sofonías que nos hablan de despojarse del vestido de luto y aflicción. Me parece un mensaje muy alentador para nuestra patria en éste momento. Nuestra patria que parece muy vestida del luto de la impotencia, de la rebeldía de mucha gente ante tanta caradurez, frivolidad, indiferencia, denuncias que se pierden en el aire, ante tanta máscara, careta, inoperancia de tanto mundo político. Entonces Baruc Jerusalén despojate de tu vestido de luto y aflicción y vestí las galas perpetuas de la gloria que Dios te da. Envolvete en el manto de la justicia de Dios y ponete a la cabeza la diadema de la gloria perpetua porque Dios mostrará tu esplendor a cuantos viven bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: paz en la justicia, gloria en la piedad. Ponete de pie Jerusalén, subí a las alturas, mirá hacia oriente y contemplá a tus hijos reunidos de oriente a occidente a la voz del Espíritu gozosos porque Dios se acuerda de voz Baruc 5,1-9 Dice:Dios ha mandado a bajarse a todos los montes elevados, a todas la colinas encumbradas. Ha mandado que se llenen los barrancos hasta allanar el suelo para que Israel camine con seguridad guiado por la gloria de Dios. Ha mandado al bosque y a los árboles fragantes a hacer sombra a Israel porque Dios guiará a Israel entre fiestas a la luz de su gloria con su justicia y su misericordia. Baruc es un Profeta del destierro de Babilonia. Le está hablando a un pueblo humillado, postergado, que fue sacado de su tierra a patadas y fue mandado al destierro de Babilonia que era como el imperio de ese momento. En su libro encontramos un oráculo de restauración que abarca los capítulos 4, 5 La vuelta del destierro se convirtió en modelo de esperanza para el pueblo de Israel. Es decir ese pueblo humillado que está desterrado, que está en otra tierra basureado confía firmemente en lo que el Profeta le dice en el nombre de Dios: que van a volver a su tierra, a su identidad, a su dignidad aunque a lo mejor esa generación no lo veía. Me gustaría que subrayes en el texto bíblico los imperativos: la Palabra llena de fuerza como tiene que ser la de un Profeta dirigidos a Jerusalén dice: despojate, vestite, envolvete, ponete la diadema, ponete en pie, mirá, contemplá. Notá como se le pide a Jerusalén una participación activa en el cambio que Dios quiere realizar en ella. También Dios te está pidiendo a vos una participación activa en el cambio que quiere realizar en tu vida personal, familiar, comunitaria. Subrayá también las acciones de Dios. Dice: mostrará su esplendor, quedará un nombre, se acuerda de vos, ha mandado, guiará. Fijate como son Palabras convincentes. Observa que la Palabra apunta a un cambio fuerte de raíz profundo, no un maquillaje superficial. Fijense que se dice la que en un tiempo, hablando de Jerusalén, se vistió de luto y aflicción en el destierro, ahora es llamada a vestirse de gala y triunfo cubierta por el resplandor de la gloria de Dios. Mirá como pasa de la aflicción al gozo, del vestido oscuro de luto al esplendor, de la humillación de los complejos de inferioridad, el lamento, la depresión, diríamos, a la exaltación, le dice ponete de pie, subí. Cambiar de vestido simboliza el comienzo de la liberación. Jerusalén no solo cambia de vestido, como pasa con muchas personas que parece que si van en un mes a tres fiestas distintas van con tres vestidos distintos, se la pasan pensando en que vestido ponerse como si la cosa pasa solo por afuera. No acá el cambio es profundo, radical, cambia también de nombre recibiendo con ello un nuevo ser. Que nombre nuevo recibe de Dios? Comparalo. Al pueblo desterrado se le anuncia el regreso a su tierra. A vos acomplejado, humillado, perseguido, herido, golpeado, sin trabajo, con mucho desamor, con crisis matrimonial, con problemas de salud. A vos también se te anuncia éste regreso a experimentarte en verdad hijo, hija muy amado del Padre con infinita ternura Dios guiará a Israel y también a vos. En éste éxodo el camino ya no es penoso y duro sino que a imitación de Isaías la caravana de los desterrados que regresa va transformando el desierto en paraiso. Tu conversión, mi conversión, el regreso al Padre, el regreso de la humillación, de la depresión, del desamor a la identidad, a la dignidad, al ser hijo muy amado es un regreso entre cantos de júbilo y alabanza. Es el regreso por la conversión tuyo y mío. Esa conversión que supone un volver a Dios, volver a mirarlo a Dios, un volver a dejarse mirar por Dios, un volver a encontrarlo a Dios en la Palabra, en el Sacramento de la Reconciliación, volver a encontrarlo a Dios en un tu a tu de cara a cara frente al sagrario, frente al Santísimo. Reconoce cuales son tus vestidos de duelo, cual es tu aflicción, tus oscuridades, tus lamentos, tu queja continua. Porqué te quejas tanto, porque te lamentas tanto, porqué esa depresión, porqué ese desaliento. Que podés hacer para despojarte de ellos? Y acogerte a la Palabra que libera, que Dios pronuncia sobre vos y te dice Mabel, Ricardo, Raul, sos mi hija, mi hijo amado te estoy llamando a la vida, a la plenitud a pesar de todo y con todo. Jerusalén está postrada en el polvo pero Dios la pone en pie. Vos sos imagen de esa Jerusaén. Vos, tu familia, tu comunidad parroquial es imagen de esa Jerusalén que está postrada en el polvo. Tu Diócesis, tu empresa, tu negocio, tu escuela es imagen de esa Jerusalen postrada en el polvo pero que Dios la pone en pie, la exalta, la sube a la altura. Es el modo de proceder de Dios que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, que reconoce tus postraciones, tus depresiones, tus desilusiones y deja que el Señor te ponga en pie y te llene de vida y de gozo. Que hermoso el salmo 125 cuando dice el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres porque no es una esperanza vana. Es la esperanza en el Señor que no defrauda. Es también lo que nos dice el Profeta Sofonías un Dios que se goza en vos que me estas escuchando. Dice Sofonías3, 14-18 regocijate hija de Sión. Gritá de júbilo Israel. Alegrate y goza de todo corazón Jerusalen porque el Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos, ya no tengas miedo el Señor tu Dios está en medio de vos. Es un guerrero que salva El se goza y se complace en vos. Te ama y se alegra con júbilo como en dia de fiesta. Subraya los verbos y expresiones que aluden a la alegria. Que motivo tiene Jerusalén para estar alegre según el Profeta que hace Dios por Jerusalen, y que hace Dios por vos y cual es la imagen de Dios q se desprende de éste texto de Sofonías 3, 14-18. Te pregunto : se parece al Dios que te han transmitido muchas veces en tu familia o en la pésima catequesis en colegios o parroquias. Buscá al Dios verdadero que está en los textos bíblicos.Este es el Dios en que vos crees? Este es el Dios al que vos le crees? No estarás confundido con una imagen mamarrachada de Dios que no es ese Dios verdadero que sale a tu encuentro para cambiarte ese lamento y ese vestido de luto en alegría y en gozo. Te considerás o consideran una persona alegre pero no con esa alegría de esa mascaronda de la cara de oreja a oreja como pasa en no pocos programas de televisión idiotas. No me refiero a esa alegría hablo de la alegría que brota del corazón, como decía Pablo VI en su hermoso documento Gaudete in Domino Alégrense en el Señor. Te considerás o te consideran una persona alegre y cuales son los motivos de tu alegría. No hace falta una cerveza, ni hace falta poner un video de algún humorista, no hace falta leer la última página de los diarios, las viñetas. Cuales son los motivos de tu alegría? Los regalitos que va haber el 24 a la noche al pie del arbolito, las vacaciones que estás preparando en enero o febrero, terminar de una vez con los exámenes?. Es la fe una fuente auténtica y profunda de gozo en tu vida cotidiana de todos los días? El texto de Sofonías anuncia que Dios está en medio de vos, en elcentro de tu persona. Te pregunto: ocupa El ese espacio o lo mantenés aún en la periferia de tu vida? Es El en verdad el centro y el eje de tu vida, de tus pensamientos, palabras, acciones, opciones, criterios actitudes o es simplemente un decorado, una fachada, un barníz una estampilla de afuera, un rito que se repite, una costumbre cultural, folclórica. Date cuenta de lo que ocupa el centro de tu atención. Si te pido en éste Adviento que te des cuenta de lo que está ocupando el centro de tu atención, de tus intereses, de tus búsquedas, de tu tiempo, de tus anhelos,de tus deseos, de tus proyectos. La fe en el Dios que nos habita y en el cual no solamente quiero creer sino creerle te ayuda a superar todo temor, todo miedo, angustia, ansiedad, depresión, complejo de culpa, de inferioridad, tristeza? Porqué no orás con el Cántico de Isaías 12, 2-6 Griten jubilosos que grande es en medio de ti el Santo de IsraelEn el Evangelio de San Juan1, 14 y Aquel que es la Palabra se hizo carne y porqué te quiero hablar de esto? Porque Navidad es el misterio del diálogo, de la comunicación de Dios con la humanidad. de la Palabra que se hace visible, que se hace carne, que se comunica, que se derrama y esto hay que meditarlo mucho porque nos falta hoy día auténtica comunicación allí en la casa, pero también en nuestras parroquias, movimientos, asociaciones, falta auténtica comunicación, diálogo y por eso nos falta alegría y esperanza, nos falta creatividad y audacia en la misión, en el apostolado y por ahí hacemos cosas repetitivas, monótonas, aburridas, tediosas casi por obligación. El diálogo es una exigencia y un compromiso para todos desde ésta Navidad. El otro día estaba leyendo un artículo y me llegó mucho lo que decía: la Navidad es el beso de lo eterno con lo transitorio, es el beso del Dios eterno con la humanidad y por eso la Navidad es muy concreta, más allá de los villancicos, de la cosa dulce, melosa, la Navidad es Encarnación. El diálogo es ese maravilloso invento de Dios. Es la primera convicción de la que hemos de arrancar. Pablo VI lo expresó en ese Documento llamado Ecclesian Suam. Hablando del diálogo dice:el origen trascendente del diálogo se halla en la intención misma de Dios. Dios es diálogo y comunicación, hizo al hombre a su imagen en dimensión de diálogo y comunicación. El diálogo es lo más humano y lo más divino al mismo tiempo. Trabajar a favor del diálogo y la común unión es compromiso profundamente humano y también obligadamente divino. Del diálogo de Dios tal como nos lo dice la Biblia tenemos que destacar y aprender al menos 2 características: que es diálogo de salvación y que arranca amorosamente del corazón de Dios. Dios nos amó primero. Es decir nos habló primero. Dios es quien tiene siempre la iniciativa en el diálogo con el ser humano. Dios es el primero en iniciar el diálogo de salvación. Además es diálogo de bondad y de suprema caridad. Dios nos dio a su hijo querido y además sin tener en cuenta los méritos de aquellos a los que quería salvar o sea que es un diálogo de pura gratuidad, de amor incondicional, de amor gratuito y para todos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, esclavos y hombres libres, judíos o griegos tomando a San Pablo. En todo caso más tierno con el más necesitado. Los sanos no tienen necesidad de médico y además es diálogo en libertad no obliga por la fuerza. Fue y es propuesta de salvación de vida, de amor y santidad pero siempre en el respeto al misterio de la libertad que El nos ha regalado. Entonces convencidos de la grandeza y la necesidad de diálogo con Dios y con los seres humanos creo que es muy importante en éste tiempo de Adviento camino a la Navidad que vos y yo revisemos nuestra calidad en el diálogo en la familia. nuestra calidad en la comunicación en el trabajo, en la comunidad. El diálogo implica el reconocimiento del otro. No es posible el diálogo sin creer y aceptar al otro como verdadero interlocutor capaz de acoger y ofrecer lo mejor. Sin esa condición lo que llamamos diálogo no es sino un puro monólogo, un ejercicio de egoísmo. El diálogo requiere escucha y mucha paciencia porque así como decimos que orar es escuchar más que hablar podemos decir que el diálogo requiere escucha y mucha paciencia. El diálogo exige también humildad. Es necesario aprender la mansedumbre de Cristo Jesús que dice aprendan de mi que soy manso y humilde de corazón El diálogo no puede ser orgulloso ni hiriente. El diálogo es paciente y siempre generoso pero además el diálogo no puede ser una cuestión afectiva, sentimental también pide lucidez, pide cierta racionalidad hasta encontrar el tesoro de la verdad por eso que hay gente que está bloqueada afectivamente y no sabe ni quiere dialogar a través de razones porque está bloqueada y herida afectivamente. Con el diálogo nos enriquecemos descubrimos la verdad y la grandeza de muchos misterios. Con el diálogo pasamos de la ignorancia al saber, del error a la verdad, de las sombras a la luz. El diálogo es a la vez y siempre un verdadero ejercicio de pedagogía.El diálogo no se cansa nunca cuando es verdadero y viene inspirado por el Espíritu. No se debería cansar nunca como San Pablo dice al hablar de la caridad. Me parece importante que junto a lo que decíamos de la esperanza y de la alegría hablando de los Profetas como hemos hecho unamos esto al misterio del diálogo, de la comunicación que es la Navidad. No hay comunicación más plena que la Navidad. Es Dios que se revela, se derrama, se manifiesta se da a conocer en tu vida. Vos tenés que descubrirlo así para ser canal de ese diálogo, de esa comunicación en tu matrimonio, en tu familia, en tu trabajo, en tu comunidad porque muchas de las cosas que nos están pasando a nivel de familia y de matrimonio es porque nos falta un auténtico diálogo, una auténtica comunicación. Por eso se dice que uno empieza a querer dialogar y comunicarse de verdad con los demás cuando se deja comunicar por Dios, cuando se pone muy sencillamente, muy humildemente, frágilmente delante del Sagrario o delante de la Palabra de Dios En la oración. Ahí comienza la auténtica comunicación y uno así lleno de plena comunicación se hace canal, acueducto de comunicación para los demás como María y con Ella porque llegamos pronto a la Navidad que es la hora del diálogo supremo de Dios con el ser humano. La hora, el kairós, la hora de la Palabra nacida entre nosotros.
Oración Final
Toda mi esperanza está puesta en vos Señor de la vida que anunciás y cumplís tus promesas. En vos reside la perfecta justicia, en vos reside la salvación y la paz sin límites. Mi esperanza que como un pávilo vacilante te aguarda resistiendo los embates de nuestras pequeñas o grandes injusticias sin apagarse, sin mermar, sin desfallecer. Si, toda mi esperanza está puesta en vos Señor de la luz que iluminas el sendero oscuro de un pueblo como el nuestro que camina en tinieblas, que cambiás mi luto en danzas, me llenás la boca de risas y la lengua de cantares y me das un nombre nuevo. Me pones hijo, hija, me ponés justa o pacífico o agraciada, o leal, un nombre nuevo. Toda mi esperanza está puesta en vos Señor de los pequeños, de los vulnerables, de los frágiles, de los imperfectos, de los limitados. Te abajas a todo el que se encumbra hasta tocar el cielo y levantas a todo el que es humillado y oprimido. Que querés que caminemos de pie con dignidad sin tropiezos, que hallanás el sendero del justo y lo guiás entre fiestas a la luz de tu misericordia y tu perdón. Toda mi esperanza está puesta en vos Señor de la alegría que cancelás la condena que merecen nuestros pecados, que nos librás de los enemigos, de los complejos, de los miedos, de las angustias, de las depresiones, que expulsás nuestros malos espíritus y tomás posesión de nuestro corazón, de nuestra mente, de nuestra afectividad, emotividad, de nuestra casa, de nuestro hogar habitándonos con tu amor y con un gozo que nada ni nadie puede arrebatarnos ni quitarnos. Gracias Señor por ésta niña pequeña que estamos acurrucando en nuestros brazos y le hemos puesto esperanza La niña esperanza que nos toma de la mano y nos conduce hasta Belén para que contemplemos en la insignificancia de un niño frágil recién nacido la grandeza de la salvación y del amor de Dios derramado sobre el mundo.