Entrevista a Leonardo Boff, doctor en Teología y Filosofía por la Universidad de Munich-Alemania. Durante 22 años fue profesor varios centros de estudio y universidades de Brasil y del exterior, y profesor visitante en las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (EUA), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania). Estuvo presente en el comienzo de la reflexión que busca articular el discurso indignado ante la miseria y la marginación con el discurso de la fe cristiana, que generó la conocida Teología de la Liberación. Es doctor Honoris Causa en Política por la Universidad de Turín (Italia) y en Teología por la Universidad de Lund (Suiza), y ha sido galardonado con varios premios en Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y marginados, y de los Derechos Humanos. El 8 de diciembre del 2001 le fue otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nóbel Alternativo. GL: La tierra está pidiendo que la cuidemos, que la amemos, está pidiendo un nuevo vínculo de los hombres con ella, distinto del que hemos tenido que ha sido un vínculo de dominio, de explotación. Hoy necesitamos relacionarnos con la tierra de otra manera. ¿Por qué ud. ha escrito “Del iceberg al Arca de Noé”? Es una hermosa imagen para comenzar a describir esta crisis.
LB: Creo que nosotros estamos en una situación como en el Titanic: el barco se estaba hundiendo y las personas bailando en el barco, sin darse cuenta del desastre que estaba ocurriendo. Gran parte de la humanidad vive alienada de las graves amenazas que pesan sobre la tierra como planeta y sobre la humanidad. Para mí el gran hecho que va a cambiar el rumbo de la historia será el 2 de febrero de 2007. En París unos 3500 científicos estudian los climas. Después de 6 años de estudios se han reunido y dijeron: “nosotros no vamos al encuentro del calentamiento global sino que estamos atentos: la rueda ya está girando y no hay cómo pararla. Solamente podemos disminuir la velocidad, adaptarnos a la situación y evitar los efectos catastróficos”. La tierra ya cambió y esto va a afectar enormemente todos los tipos de vida, muchas regiones van a ser inhóspitas por el aumento de la temperatura. La humanidad tiene que tomar medidas muy serias porque si continuamos lanzando dióxido de carbono, contaminando el aire, el suelo, hay riesgo de estar yendo al encuentro de una catástrofe ecológica y humanitaria. Pero tenemos inteligencia y tecnología, podemos evitar eso.
GL: ¿Por qué cree ud. que seguimos bailando y cantando mientras el Titanic se hunde? ¿Cuál es el mecanismo que nuestra alma pone en marcha para negar esta realidad?
LB: Primero, el ser humano no se siente “parte” de la tierra, de la naturaleza. Se siente fuera, dominándola. Siente la tierra como algo exterior llena de recursos. Nosotros somos parte de la naturaleza, estamos involucrados con todas las energías de la naturaleza. Segundo: diría Atahualpa Yupanqui “el hombre es la tierra que anda, la tierra que siente, la tierra que ama.” Yo añadiría “la tierra que cuida”, pero no la cuidamos. No nos damos cuenta de que “hombre” –ser humano- viene de “humus” –tierra buena-. Adán, en hebreo, significa “hijo de la tierra”. Nosotros hemos olvidado eso y nos hemos puesto en el centro de todo, encima de la tierra dominándola, maltratándola, y ahora la tierra está dando señales de que no aguanta más, de que va a cambiar: por eso aparecen las inundaciones, las sequías, los volcanes, la pérdida de los grandes cosechas, el hambre en el mundo. Todas esas son señales claras e inequívocas de que la tierra está sintiendo la agresión y que nosotros debemos redefinir nuestra misión en el mundo, no como Satanás del mundo, que hiere, arremete, devasta, sino como el ángel bueno que guarda y cuida. Esa es la misión que Dios nos dio.
GL: En París, sede de la UNESCO, en el 14 de marzo de 2000, fue aprobada, después de ser discutida durante 8 años en 46 países y por más de 100.000 personas de todos los continentes, desde escuelas primarias esquimales indígenas de Australia, Canadá, Brasil, entidades de la sociedad civil, hasta los grandes Centros de Investigación, Universidades, Empresas y religiones, lo que hoy se llama “Carta de la tierra”, o “Los derechos de la tierra”. Con ella se podrá detener a los agresores de la dignidad de la tierra, a todo lo que la destruya. De la comisión de redacción participaron, entre otras personas, Michael Gorvachov, Steven Rokefeller, Mercedes Sosa y Leonardo Boff. La Carta de la tierra es una carta ecuménica, abierta a todas las culturas, llena de espiritualidad. Habla del misterio del ser, de cara al cual tenemos veneración y respeto, agradecemos por el lugar que ocupamos en el cosmos. Habla de la paz y de la buena relación con el todo, y está presupuesta la categoría Dios, el misterio, el Tao. La paz no viene sin también esa relación verdadera con el todo. De ninguna manera niega a Dios: al revés: rescata la espiritualidad para poner a Dios dentro de todas las cosas, como la energía de fondo que todo crea, sustenta, orienta hacia la culminación final
Deberá ser presentada y asumida por la ONU después de una discusión más detallada y con el mismo valor que la Declaración de los Derechos humanos. LA CARTA DE LA TIERRA PREÁMBULO Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro. A medida que el mundo se vuelve cada vez más interdependiente y frágil, el futuro depara, a la vez, grandes riesgos y grandes promesas. Para seguir adelante, debemos reconocer que en medio de la magnífica diversidad de culturas y formas de vida, somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común. Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras. La Tierra, nuestro hogar La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida. La capacidad de recuperación de la comunidad de vida y el bienestar de la humanidad dependen de la preservación de una biosfera saludable, con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, tierras fértiles, aguas puras y aire limpio. El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común para todos los pueblos. La protección de la vitalidad, la diversidad y la belleza de la Tierra es un deber sagrado. La situación global Los patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de especies. Las comunidades están siendo destruidas. Los beneficios del desarrollo no se comparten equitativamente y la brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La injusticia, la pobreza, la ignorancia y los conflictos violentos se manifiestan por doquier y son la causa de grandes sufrimientos. Un aumento sin precedentes de la población humana ha sobrecargado los sistemas ecológicos y sociales. Los fundamentos de la seguridad global están siendo amenazados. Estas tendencias son peligrosas, pero no inevitables. Los retos venideros La elección es nuestra: formar una sociedad global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o arriesgarnos a la destrucción de nosotros mismos y de la diversidad de la vida. Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida. Debemos darnos cuenta de que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el desarrollo humano se refiere primordialmente a ser más, no a tener más. Poseemos el conocimiento y la tecnología necesarios para proveer a todos y para reducir nuestros impactos sobre el medio ambiente. El surgimiento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas. Responsabilidad Universal Para llevar a cabo estas aspiraciones, debemos tomar la decisión de vivir de acuerdo con un sentido de responsabilidad universal, identificándonos con toda la comunidad terrestre, al igual que con nuestras comunidades locales. Somos ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados. Todos compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia humana y del mundo viviente en su amplitud. El espíritu de solidaridad humana y de afinidad con toda la vida se fortalece cuando vivimos con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza. Necesitamos urgentemente una visión compartida sobre los valores básicos que brinden un fundamento ético para la comunidad mundial emergente. Por lo tanto, juntos y con una gran esperanza, afirmamos los siguientes principios interdependientes, para una forma de vida sostenible, como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales. PRINCIPIOS I. RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE LA VIDA 1. Respetar la Tierra y la vida en toda su diversidad 2. Cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor. 3. Construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas II. INTEGRIDAD ECOLÓGICA 5. Proteger y restaurar la integridad de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica y los procesos naturales que sustentan la vida. 6. Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución. 7. Adoptar patrones de producción, consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario. 8. Impulsar el estudio de la sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa aplicación del conocimiento adquirido. III. JUSTICIA SOCIAL Y ECONÓMICA 9. Erradicar la pobreza como un imperativo ético, social y ambiental. 10. Asegurar que las actividades e instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano de forma equitativa y sostenible. 11. Afirmar la igualdad y equidad de género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica. 12. Defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos de los pueblos indígenas y las minorías. IV. DEMOCRACIA, NO VIOLENCIA Y PAZ 13. Fortalecer las instituciones democráticas en todos los niveles y brindar transparencia y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad, participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia. 14. Integrar en la educación formal y en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores necesarios para un modo de vida sostenible. 15. Tratar a todos los seres vivientes con respeto y consideración. 16. Promover una cultura de tolerancia, no violencia y paz. LB: Esta Carta de la tierra, a mi juicio, es uno de los más bellos documentos de principios de este siglo XXI, porque parte de la visión de las amenazas y presenta alternativas éticas, políticas, espirituales, para un nuevo acuerdo, un nuevo pacto natural con la naturaleza.
GL: ¿Cómo nos hemos enfermado de esa falta de sintonía con la naturaleza? ¿cómo hemos llegado a esta separación tan radical con lo que es la naturaleza de modo tal de no poder ya percibir sus señales agonizantes?
LB: Desde los pueblos más antiguos hasta la edad moderna –S XVI- la tierra siempre era vista como “pacha mama”, como la gran madre, como algo vivo. A partir de Galileo Galilei, Copérnico y otros, la tierra fue transformada en un sencillo objeto que está para la manipulación del ser humano, posible de ser utilizada para acumular riquezas. Eso hizo que hayamos perdido lo fundamental, que está presente en la palabra “madre” tierra: sentirnos hijos y por lo tanto, le debemos respeto, veneración, comportarnos según sus ritmos, defenderla… Tenemos más de 300 años de sistemática presencia agresiva dentro de la tierra, no respetando ningún ecosistema. Fue un proyecto de acumulación devastando la naturaleza. Esta estrategia llegó ahora a su fin. Hemos pasado en un 40% la capacidad de reposición de los recursos de la tierra. El sistema actual globalizante no tiene condiciones de autoreproducir. Tenemos que cambiar por otra forma de producción más en armonía con la naturaleza, más justa, que reparta mejor los recursos. Si no hacemos eso, podemos ir por el mismo camino ya recorrido por los dinosaurios: la extinción de la especie humana. Nosotros necesitamos de la tierra pero la tierra no necesita de nosotros
“El ser humano aprende de la historia. Si no aprende nada de la historia, aprende todo del sufrimiento…”
Creo que nosotros vamos al encuentro, esta crisis nos va a llevar a un gran sufrimiento colectivo, y gran parte de la humanidad ya está sufriendo: el número de los hambrientos va creciendo. La situación se ha empeorado enormemente. Tenemos que desarrollar una conciencia colectiva de cómo salvar la humanidad, cómo proteger la tierra para que siga fértil, con toda su vitalidad. La humanidad tiene que hacer una parada, pensar, impedir que la crisis se transforme en tragedia y aprender de la crisis, con el sufrimiento que esto conlleva. Pero yo creo más, con San Agustín, que nosotros “aprendemos del sufrimiento, pero mucho más aprendemos del amor”.- Si nosotros comenzamos a amar la tierra, y amarnos entre nosotros, vamos a suscitar el sentimiento de fraternidad, de cooperación.
GL: Los mensajes que hoy escuchamos sobre el medio ambiente en realidad generan miedo, porque hacen que uno se sienta ante una situación apocalíptica, y es real a la luz de lo que nos informa, nos advierte la “humanidad pensante”. Si atemorizar un poquito, si el camino no es el miedo ¿cómo suscitamos el sentimiento amoroso?
LB: Yo veo también por mi función como intelectual que estoy hablando como dos caminos,. Primero: suscitar en las personas no miedo, sino angustia. La angustia hace que las personas se muevan, lean, intercambien ideas, se preocupen, es decir, que despierta la conciencia y las ayuda a tomar decisiones. El segundo es superar el pecado más grandes de la cultura moderna: vivimos bajo la dictadura de la “razón analítica”: solo razón, y hemos ahogado la otra razón más profunda que es la “razón cordial”, la razón sensible, donde radican los valores, donde sentimos el dolor del mundo. Tenemos que completar la razón intelectual con la del corazón. ¿Cómo rescatar esa razón sin la cual la humanidad va al encuentro de la barbarie en la cual ya vivimos? Si uno no se conmueve por lo que pasa, toma las cosas como noticias simples y pasa de largo. Hay que rescatar esa dimensión más humana
GL: A partir de Galileo y Copérnico, del iluminismo, entramos en una relación con la naturaleza como objeto de estudio, y entramos entonces en una relación catastrófica para la biodiversidad y para el planeta. Pero paradójicamente, nunca se la estudió tanto, pero no con una razón sensible sino fría. El Foro Social que se reúne en distintas partes del mundo “Quiero poder imaginar la vida tal como nunca fue. Solamente ahora puede comenzar el nuevo milenio, la sociedad mundial.
Me diste espacio en tu tierra firme Me diste el aire en mi primer llanto el agua cuando tengo sed el fuego si hace frío y cuando abrasa el sol me das las copas de los pinos
El fruto de tu vientre es mi alimento igual que el cielo azul, que el mar, que el viento, Con cuánta generosidad te das sin pedir nada.. Y en cambio maltratamos tu morada
Planeta nuestro que estás girando en los cielos con tantos hermanos a tu alrededor, por qué no lanzas un S.O.S. que quede flotando en la inmensidad…?
Desiertos convertidos en volcanes contaminando el mar… el sol… y el aire… tus ríos arrastrando van vertidos industriales… tus bosques arrasados… y agujeros celestiales…
Y hay lluvias negras sobre nieves blancas, y un arsenal nuclear en tus entrañas…
Y quieren convencernos que es en nombre del progreso Habrá que barajar y dar de nuevo…
Planeta nuestro que estás girando en los cielos con tantos hermanos a tu alrededor…
Planeta nuestro que estás que estás en los cielos en nombre de todos te pido… perdón.
GL: Aunque sabemos que los recursos no son renovables ni ilimitados, sin embargo el hombre parece no haber reaccionado. ¿Qué sería el Arca de Noé?
LB: Estamos en un momento en que no hay un “arca de Noé” que salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos o perecemos todos, porque el problema es global, y tiene que ser global la solución. A mi juicio, hay grupos que son portadores del nuevo sueño. En los Foros, como por ejemplo el de Porto Alegre en este momento, son los lugares donde la sociedad civil mundial que piensa en un “otro mundo –ya no “posible” sino necesario-”, la gente se reune ya no a escuchar conferencias sino para intercambiar experiencias: formas nuevas de sembrar y cosechar, de tratar el agua, los gases, formas alternativas de vida respetando la naturaleza. Por todas partes del mundo está emergiendo una conciencia nueva y más responsable. El problema del agua, que ya es mundial: de toda el agua dulce del planeta solo el 0,7% es accesible al consumo humano. El tema del agua será una catástrofe enorme para la humanidad. Son problemas que de repente nos van a afectar, y cuando nos lleguen a la nariz, vamos a hacer todo lo posible para sobrevivir. Creo que ahora la crisis está en el “corazón del imperio” (de los países ricos), pero aún está en el borde de ese corazón, y de a poco va a llegar al centro, va a involucrar a todos los países, los mercados. Y la humanidad se dará cuenta de que o cambiamos o morimos. Yo participé en un grupo que habló de la “Decolaración universal del bien común de la tierra”
GL: No va a habar derechos humanos si no hay planeta, si no hay bio diversidad
LB: Tres ejes son esenciales para la nueva cultura, para el nuevo mundo que tiene que nacer: 1º Tenemos esta sola tierra como hogar común, no tenemos otra. Hay que cuidarla, si no, nos destruimos todos. 2º La centralidad de la humanidad que vive en esta tierra –los astronautas que la ven de afuera dicen “no hay diferencia entre tierra y humanidad”-. Tierra y humanidad siempre van juntas 3º La vida en todas sus formas. En realidad no hay “medio ambiente”, estamos cansados de medio ambiente, queremos ambiente entero: lo que tenemos es la comunidad de la vida, todos los seres vivos son eco-inter-dependientes Alrededor de estos tres ejes: tierra, humanidad y vida, tiene que construirse otra relación con más respeto, cooperación. Vamos a vivir mejor: no seremos consumistas, sino responsables del consumo. Tenemos que producir, porque hay demandas humanas, pero producir dentro de la capacidad de los ecosistemas, respetando los ciclos de la naturaleza, alimentando una solidaridad generacional con las generaciones ahora vivientes y las futuras, y distribuyendo los recursos con equidad
GL: ¿Qué relación hay entre la crisis global , el grito de la tierra, y la pobreza, la injusticia social y las enorme cantidad de hermanos excluidos a veces de las cosas más básicas? ¿Cómo se relacionan esos dos problemas (ambos críticos y en estado agudo)?
LB: La teología de la liberación nació en Argentina, Uruguay, Brasil, Perú en los años 60, intentando escuchar el “grito del oprimido” –sean mujeres, afrodescendientes, pobres, indígenas-. Pero a partir de los años 80 nos hemos dado cuenta de que no solamente las personas gritan: también gritan los bosques, las aguas, los animales. Grita la tierra como un todo, porque todo está oprimido, explotado. La teología de la liberación es opción por los pobres a favor de la vida. Hay que meter dentro de esa opción por los pobres, la gran pobre, que es la tierra. Hay que elaborar una teología de la liberación integral, que junto con el ser humano tiene que liberar también su hogar común. Sin eso, la liberación no será completa y será insostenible.
GL: ¿Qué aporte puede hacer el cristianismo: Jesús, su historia, sus metáforas, sus imágenes, su anuncia del reino de los cielos, a este proyecto que se va armando con mucha esperanza, por escuchar el grito de la tierra y por abrazar una propuesta alternativa? ¿qué aportes puede hacer el cristianismo para transformar este “titanic” en un “arca de noé”
LB: El 22 de abril, en la gran Asamblea de la ONU, habló el presidente Evo Morales y también yo, y se trataba de aprobar el “Día mundial de la madre tierra”. Diciendo “madre” viene el respeto, la veneración. Y aquí entra la religión, porque si hay algo que las religiones, especialmente el cristianismo- pueden aportar, es esa actitud que hemos perdido de respeto, de veneración de cara a cada ser. Cada ser tiene un valor en sí mismo: es una revelación del universo, es algo que Dios puso en este mundo y que hay que acoger y respetar. El cristianismo puede hacer una auto corrección, porque el cristianismo ayudó a crear lo que llamamos “antropocentrismo”: poner el ser humano en el centro como rey de la naturaleza, dominando la tierra. El sentido etimológico de dominar es “tratar bien la herencia recibida” y eso es administrar, cuidar, proteger. Las religiones tienen esa misión y también definen las misiones del ser humano en el conjunto de los seres. Solo el ser humano tiene conciencia ética. Solo el ser humano es un ser responsable. Responsable significa darse cuenta de las consecuencias de sus acciones. Hay acciones destructiva, que dañan, y otras que son buenas, que propician la vida. Hoy más que nunca tenemos que tener responsabilidad de lo que hacemos: no contaminar aire, suelo…Proteger lo más posible. El cuidado es un gesto generoso hacia la realidad. No agresivo. Hay que reparar las heridas que hemos producido y anticiparse a las eventuales futuras para impedir que vengan. Esa actitud es la pedagogía, la estrategia que las iglesias, las religiones, tienen que utilizar como aporte específico junto con todas las demás fuerzas de la tierra, que también tienen que dar su aporte. Esto es importante, porque gran parte de la humanidad es religiosa e incluye dentro de su piedad el hecho de que no hay fundamentalmente naturaleza sino creación, y la creación nos remite al Creador. Hay que cuidar, y en este momento de forma urgente. El S XX es el siglo de los derechos humanos, y el S XXI será el siglo de los derechos de la tierra como madre y tenemos que cuidar de ella.
GL: El decir “venerar” a la “madre tierra”, puede para muchos ser confundido con una actitud panteista. ¿Qué diferencia hay entre el panteísmo y esto que vos estás proponiendo?
LB: Un concepto es el “panteísmo”, el otro es el “panenteísmo”. El panteísmo dice que todo, en forma indiferenciada, es Dios, y pasa por encima de la diferencia entre criatura y Creador. El panenteísmo es una vieja doctrina de la Iglesia Católica del S III cuando hablaba de la relación de la Santísima Trinidad con la creación, y decía “Dios está EN todo, y todo está EN Dios”. Es decir: no todo ES Dios. Estamos en una reciprocidad, convivimos en la diferencia: el como Padre-madre, nosotros como hijos, El como Creador, nosotros como criaturas, pero en una comunión profunda porque la esencia de Dios no es soledad sino comunión. Hay que tener una especie de “visión mística” de la realidad. Creer no es “pensar a Dios” porque si fuera eso, Dios estaría solamente en la cabeza. Creer es sentir a Dios en la totalidad de mi ser, es sentirse en la palma de la mano de Dios, sentirse dentro de la atmósfera divina de la cual nunca salimos. Si uno toma conciencia, internaliza, vive eso, siente una tranquilidad enorme de ser conducido por El, se abre a sus luces. Esa visión era la de las culturas más originarias. Hemos perdido por excesiva racionalidad. Ahora hay que rescatar esa visión para ser más plenamente humanos.
GL: ¿Qué cosas prácticas recomiendan desde la Carta de la tierra con las que podemos entrar ya en esta corriente universal de cuidado amoroso de la tierra, de reconocimiento de la creación, de agradecimiento a Dios por el bellísimo hogar que nos ha dado.
LB: Para ser prácticos: Tenemos que vivir los 5 RR: REDUCIR el consumo, REUTILIZAR lo que usamos, RECICLAR papeles, plásticos, etc. , RECHAZAR el marketing, la propaganda que nos induce al consumo de cosas innecesarias, RESPETAR todos los seres: personas, animales plantas. Y como regalo al otro, REARBORIZAR, porque el árbol secuestra el dióxido de carbono, lo transforma en oxígeno, en bio masa, alivia la tierra, la purifica. Esto lentamente va creando una cultura de benevolencia con la tierra, de convivencia con las energías que nos envuelven, que son energías buenas que nos ayudan a esa integración con el todo.
GL: Pidamos a Jesús que nos de su mirada, la mirada con la que miraba los lirios del campo, con la que miraba los ríos y mares sobre los cuales caminó, con la que miraba a los pájaros, con la que miraba a las ovejas y los rebaños. Que nos enseñe a ver cada cosa de la creación que nos rodea, como las mira el Padre.
“La declaración de los derechos del hombre tuvo el mérito de decir “TODOS” LOS HOMBRES TIENEN DERECHOS, pero el defecto de pensar que “solo” los hombres tienen derechos., Costó mucho luchar para el reconocimiento pleno de los derechos de los indígenas, de las mujeres, de los niños, de los afrodescendientes. Igual ahora está llevando mucho esfuerzo el reconocimiento de los derechos de los ecosistemas, de los animales, de los árboles, de los mares, de la naturaleza, en definitiva, los derechos de la Madre tierra a vivir. Los derechos que Dios le ha concedido.
OREMOS PARA UN MAYOR CONOCIMIENTO, RE CONOCIMIENTO Y AGRADECIMIENTO A DIOS DE LA VIDA QUE NOS HA DADO.