19/04/2018 – La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es la actualización y la ofrenda de un único sacrificio, el de Cristo en la oscuridad, anunciando con su grito que Él ha venido a vencer toda noche, ese grito con el que se rasga el Templo rompe con las tinieblas y trae la luz.
Jesús dijo a la gente: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré,porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió. La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día”. San Juan 6,35-40
Jesús dijo a la gente: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré,porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió. La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día”.
San Juan 6,35-40
La palabra memorial no es solamente un recuerdo de los acontecimientos del pasado sino la proclamación de las maravillas que Dios ha realizado a favor de los hombres.
Por eso en la vida espiritual se habla de un saber guardar en la memoria y de forma agradecida el modo como Dios interviene, no porque eso nos transporta a un lugar determinado donde estamos bien como quien hace un ejercicio de control mental y se imagina un lugar placentero, en este caso sería un lugar de gracia, sino porque el acontecer de la gracia en el presente de Dios que para nosotros es memoria de lo que ocurrió hace que lo que recordamos ocurra, más aun cuando estamos celebrando el misterio pascual de Cristo Jesús. Cuando hacemos memoria de lo que Dios obró en nuestra vida, esa memoria de Dios, presencia de Dios, acción de Dios en medio nuestro.