La falsa prudencia

martes, 15 de julio de 2008
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Dios de nuestro Padre, señor de misericordia, que por tu palabra lo hiciste todo. Tu que por tu sabiduría formaste al hombre para que dominara las criaturas salidas de tus manos, para que gobernara al mundo con santidad y justicia y pronunciar sentencias con alma recta. Dame la sabiduría que comparte tu trono y no me rechaces del numero de tus hijos, porque yo soy tu servidor y el hijo de tu sierva, hombre débil y de vida pasajera, y no alcanzo a comprender la justicia y las leyes. Al más perfecto de entre los hombres, si les falta la sabiduría que viene de ti, no merece ninguna consideración. Tú me elegiste para que reinara sobre tu pueblo, para que mandara a tus hijos e hijas, tu me ordenaste que edificara un templo en tu santo cerro, un altar en la ciudad en que fijaste tu tienda, imagen de tu morada celeste que tu preparaste desde el origen. Contigo esta la sabiduría que conoce tus obras, que esta presente cuando creabas al mundo, y ya sabe lo que te agrada y lo que es conforme a tu pensamiento. Envíala de tus santos cielos, mándala desde tu trono de gloria para que trabaje conmigo, y yo sepa lo que te agrada.

Sabiduría 9; 1 – 10

 Quisiera hoy detenerme particularmente en un aspecto que vendría como a falsear el verdadero rostro de la virtud de la prudencia, de la virtud de la sabiduría, como rezábamos recién en el libro de la sabiduría. Es la presencia en medio de nuestro ser argentino, de la viveza criolla, paradigma del viejo vizcacha, ese viejo que aparece en el texto del Martín Fierro como un sabio, que mas que sabio es un diablo que sabe por viejo, es justamente desde una falaz actitud sabia desde donde el esgrime sus consejos.

El paradigma del viejo vizcacha se ha instalado en nosotros como un sentir popular que nos hace ser los mas vivos de todos. Si uno quiere ver a alguien vivo, ahí tenés un argentino. Suelen decirle así algunas veces en el concierto de América Latina, nosotros hacemos gala de esta viveza criolla, que es como un rostro falaz de la virtud de la prudencia. Santo Tomas de Aquino la llama astucia, y la define como una falsa prudencia, y que esta fundada en la avaricia y el egoísmo.

Esta falsa prudencia de la viveza criolla, cuyo paradigma es ese viejo vizcacha, la describe realmente con mucha lucidez Marcos Aguines, en el Atroz Encanto de ser Argentino, y entre otras cosas dice el: se la conoce como viveza criolla a esta astucia nuestra, pero es la viveza argentina frecuentada por todas las capas psico-sociales extendidas en la totalidad del territorio nacional, aunque es sus comienzos haya tenido predominio en las zonas de las pampas húmedas, particularmente en Buenos Aires.

Resulta una expresión incomprensible para quien no haya experimentado o sufrido esta consecuencia del encuentro con ella. Refleja o encubre habilidades y miserias. Juega con los equívocos, hace reír y hace llorar. Por un lado eleva y por otro lado humilla. La historia oficial nos ha enseñado a nosotros a identificar el vocablo criollo, y la vida cotidiana nos ha llevado como a idealizar la viveza. Entonces ahí se juntan, entre lo criollo, que es lo mas nuestro, y la viveza, que es una característica típicamente nuestra, estaría como fundado este ser nacional de el “vivo”, el “avivado”, el “oportunista”, que son algunos de los rasgos típicos del que se identifica en su ser nacional con este costado, un tanto falaz, de lo que realmente somos.

Somos más que vivos, criollos vivos. Y si creemos que hemos alcanzado, por así decirlo, la cima de nuestro ser, de nuestra identidad nacional en el “ser vivo”, nos queda todavía mucho por recorrer. Y aun detrás de esta falacia podemos comenzar a encontrar como lo verdadero que esta escondido en nuestra identidad mas honda y mas profunda.

La viveza criolla da gracia, e incluso nos da una cierta risa, pero en realidad su humor, es un humor negro. Tiene un efecto, yo diría, antisocial. Segrega resentimiento, envenena el respeto mutuo, pone a la defensiva. Uno vive al salto porque puede ser sorprendido por algún avivado, que de golpe te deja a mitad de camino. Y en este sentido, a largo plazo, las consecuencias que devienen de este modo de ser, de esta cultura nuestra de avivados puede ser trágica.

No solo en el campo moral, sino también en el campo económico, ¿Cuántas avivadas acordadas han permitido que nos veamos como desojados, de golpe desnudos económicamente? Y bueno porque algún avivado hizo un gran negociado, y entre gallos y medianoche permito que sus arcas y las de algunos amigos suyos se vieran crecidas mientras a otros se les daba por ver decrecido su crecimiento, valga la redundancia, económico o su bienestar. El avivado, el “VOVI”, como le dicen, la viveza criolla.

Vamos a ver todas las características que tienen para desnudar este modo de ser que tanto daño nos hace y con el que a veces nos identificamos graciosamente, no tiene nada de gracioso ni ayuda mucho para que podamos encontrar verdaderos caminos, salidas a las graves crisis que atravesamos como país, a la grave crisis que atraviesa nuestra cultura nacional.

Esta falta de prudencia y astucia, que le llamamos desde la perspectiva de Santo Tomas de Aquino, avivado, como le decimos, o viveza criolla, como la pronunciamos desde aquí, tiene como esa característica de que cuando la cosa sale mal, la culpa la tiene el otro. Siempre andamos buscando un chivo expiatorio, jamás el costado falaz de la prudencia llamado en la Argentina “viveza criolla”, se admite una flaqueza que pueda admitir, que pueda soportar la derrota. Todo se sabe, todo se puede, todo se entiende.

En el fondo hay un súper hombre, construido detrás de esta imagen, pero medio de historieta. Desde la capacidad para encarar cualquier iniciativa y asumir cualquier trabajo por encumbrado o difícil que sea, se puede ser político sin haber jamás participado de una discusión de niveles de estado, que hacen al ejercicio de la política a favor del bien común, y solo por haber encontrado una cuña que permite estar entre la lista de los que se votan en sabana, cuando se pone un candidato por la cabeza, uno de golpe se encontró ocupando una banca en un lugar, un lugar donde se deciden cosas importantes, y bueno yo podría, después de todo, y el nivel de los que van pudiendo supuestamente va como poniendo en desmedro el ejercicio mismo de la política y entonces todos podríamos, vos también podrías, yo también podría, cualquiera podría el ejercicio de la política a favor en lo publico del bien común, cuando en realidad es un arte, un arte que no cualquiera lo puede, que es una vocación, que no es para todos, una llamada que supone un trabajo, una respuesta concienzuda de el ejercicio de la inteligencia, de la buena voluntad a favor de el bien común.

Cuando todos podemos, cualquiera puede, y en realidad nadie esta en el lugar que le toca. Suena duro lo que digo, pero decime si no te resulta familiar y cercano este modo de definirnos que no me pertenece absolutamente, sino que viene de la mano de esta descripción tan sagaz, tan honda, que me encanto de Aguines en “El atroz encanto de ser argentino”, donde se muestra, entre otras bondades que hay en la Argentina, este costado no tan bondadoso que ofrece nuestra cultura. Cuando decimos cultura, decimos nuestro modo de vivir, un cierto modo de ser. La viveza criolla, te decían, que nace en la pampa, y particularmente en Buenos Aires, la fuimos adoptando todos como propia hasta hacerla tan nuestra que nos define. Quien la ejercita se llama “vivo”.

El vivo, después la fue como tomando cualquiera de las localidades argentinas, en el lenguaje se dilato con su aparición porque se añadieron al vivo, las avivadas, que son las acciones del vivo. Los demás humanos son seres estúpidos que sufren las estocadas de los vivos, o le responden con cierta impericia. A esto tienen un nombre, sonsos, giles también. El que no es un vivo, es un gil. El mundo se divide en giles y vivos. Los vivos son los que pegan estas estocadas, y los giles son los que se dejan golpear. Abundan los consejos imperativos para despertar del sueño de la gilada. ¿A ver si te avivas? O el diagnostico, “por fin te estas avivando”, cuando uno va saliendo del lugar de la sonsera y empieza como a despertar el mundo de los criollos, avivado, de la viveza criolla. La dilatación del lenguaje fue creciendo de manera acelerada y empezó como a despertar sinónimos muy graciosos, los cuales se fueron incluyendo en nuestro lenguaje lunfardo, particularmente en las letras de nuestros tangos.

El vivo seria también el canchero, el que conoce la tierra, el terreno, el “piola”, el rompedor, el “rana”, el picante, el madrugador, el “pierna” también. Todo esto forma parte de nuestro léxico más popular que define este modo de ser que privilegiaría a los que van adquiriendo los vicios propios de este modo de ser, y son los que están en lo más alto de la conciencia popular. Por eso pueden también algunos de ellos sumar votos a sus candidaturas, son los piolas. Cada una de estas palabras ayudo a completar el retrato triunfador, imbatible. De hecho ser argentino y no ser primero, no tener éxito es casi como vivir en los infiernos. Podemos salir segundos en el campeonato del mundo y no estamos conformes, hemos venido para ser primeros.

Recuerdo cuando fue el mundial del 90, que veníamos de haber ganado en el 86, pasamos de héroes a villanos. Después de héroes vino esta cosa que era para el olvido en el mundial del 90, en el que no jugamos tan bien dicho sea de paso, pero habiendo ganado un campeonato, no daba también como para festejar. La experiencia le ha demostrado al vivo, al rana, al piola, a este picante, que gana siempre el mas rápido, como ninguno adhiere a la consigna de que no hay mejor defensa que un oportuno ataque. Al que madruga, Dios lo ayuda, pero en este caso madrugar no es despertarse mas temprano, sino madrugar al resto, como adelantarse, primeriarlos, la manera de primeriar es la manera de “madrugar”, de arrebatar.

Santo Tomas dice justamente, esta falacia de la prudencia en uno de sus aspectos que es como el aspecto mas de estar despierto inteligentemente, esta falacia de la prudencia que seria la astucia, la viveza criolla le decimos nosotros, viene de la mano de la avaricia y del egoísmo. Por eso se entiende que el madrugador o el avivado criollo sea un cierto arrebatador de cartera, simbólicamente hablando, y realmente hablando, en una cierta jerga popular, el que arrebata la cartera es un picante, es uno que se la banca, que tiene espalda. Si el avivado es atrapado in fraganti, sabe como zafar, zafar va de la mano de este ser criollo vivo. Se puede zafar durante mucho tiempo hasta que nos encontramos con que no podemos zafar más.

Suele ocurrir en la Argentina institucionalmente cada diez años, como si fuera un ciclo. Venimos zafando hasta que nos encontramos en un cuello de botella donde ya no zafamos más. Parece que los ciclos se van acortando, lamentablemente para los avivados, pero bienvenido para los que queremos una cosa distinta, que no sea de oportunistas, que las grandes oportunidades que tenemos como esta, que el mundo reconoce que Argentina tiene una gran oportunidad para si y una gran oportunidad de demostrar quien es en el concierto mundial, nos sea para los oportunistas avivados, sino que sea para todos, para todos los que verdaderamente queremos ser una Argentina distinta.

Esto de zafar ha sido tan característico del avivado que cuando uno safaba, es decir escapaba de compromiso, le vino un mote a este modo de escapar. Decir “Yo argentino, es decir yo no tengo nada que ver, a mí no me digan nada, yo no me comprometo” es de terror, pero es típicamente de una parte nuestra de ser argentino, identificado con esta falacia de la prudencia que llamamos astucia, que entre nosotros se llama viveza criolla.

Tiene un costado indolente el vivo, pero es una indolencia de falta de sinceridad consigo mismo, que le construye esta mascara popular que necesita de la barra que le festeje sus gracias cuando encuentra el punto o los puntos, así se llama, el sujeto o los sujetos, que son parte de sus fechorías. En realidad la indolencia le hace mentir, aprovecharse de las debilidades ajenas y empujarlo al otro hasta dejarlo en el ridículo, a veces sin que este se de cuenta. Y si es provinciano, es más fácil, porque es como si se construyera un modo de ser argentino que hace que lo provinciano este como de segunda categoría en lo argentino, hasta que los provincianos se ponen de pie y hacen sentir que podrán tener sus fragilidades pero tiene sus dignidades también bien puestas.

El vivo redobla su esplendor a costa de la impotencia del sonso. Su golpe tiene características capaces de aplastar al contrincante sin dejarle margen para que pueda retrucar, es la doble apuesta ¿Te suena? cualquier parecido con la realidad, mera casualidad. Por estos días se lee que por allí hay algunos que actúan de esta manera, con la doble apuesta. Para dejarnos a todos como los grandes sonsos, nos toman de punto.

El vivo necesita que le hagan la barra, y sin no la tiene la compra. Si te suena. Si no tiene la barra, busca que esté, aunque le cueste. En el fondo actúa para ser visto, para ser aplaudido, para que lo festejen real o estúpidamente con asombro. Han sustituido su vida por el “representar”. En todo el mundo la figura política es más representada que representativa. Es mas una puesta en escena que una representación de las voluntades. Pero aquí, aquí como en ningún lugar.

El vivo, el picante, el piola, este al que le decimos que es uno que se las trae, es un maestro en fraude, empaqueta con una finísima seducción. Incluso ha inspirado el universo de la historieta con un personaje creado por Lino Palacios, que nos cuenta Aguines, que se llama “Avivato”.

Si fuera que estos personajes de historieta tienen solamente circulación entre nosotros y son una caricatura donde podamos vernos reflejados para reírnos de nosotros mismos, y desde ese lugar intentar cambiar, bienvenido sea. Ahora cuando, por ejemplo el “Miami Herald” presenta una historieta semejante, ya es un poquito más complicado porque así nos ven desde afuera también.

Ahí aparece todos los días un argentino, en el diario de Estados Unidos, que es un oportunista, es un falso, es un sobrador, un holgazán, un coimero, listo para hacerse de cualquier ventaja. Aparece en la historieta del diario “Miami Herald”. Triste. Triste realidad de la falsa astucia, no es la prudencia. Por aquí hemos entendido mal que el arte de la política es el arte de lo posible. Aquí se hace lo imposible para hacer añicos lo nuestro. A partir de que algunos avivados se han apoderado de una parte importante del destino de la voluntad popular, la que hay que seguir sosteniendo, pero hay que sostenerla desde el lugar en donde no nos dejemos agarrar por sonsos, que los piolas no nos puedan, que la falacia de la prudencia, que es la virtud de los que gobiernan, no nos tape la realidad de la prudencia real que es la virtud de los que lideran.

Pero vamos al fondo de la cuestión. El fondo del asunto es que el avivado, este que hemos definido aquí en Córdoba como el picante, tiene en el fondo un corazón ateo. Es un ateo perfecto, porque en realidad no cree en nada, es un escéptico, es un pesimista a ultranza.

En lo único que cree, en el caso de creer es en el mismo, pero después de tanta mentira, empieza a desconocerse también cuando se ve en el espejo, y como desprecia la ley, termina por ser un suicida en el fondo. Lo compartíamos en días pasados cuando la ley, cuando no hay norma, cuando no hay pauta que sea respetada, en la vida personal, en la vida comunitaria, en la vida social, la persona comienza a ser extraña a si misma.

El vivo desprecia la ley, es un obstáculo. Cualquier ley que vendría a parar su ambición, esta como de mas y se puede burlar. Siempre se la puede burlar. Típico dicho argentino: “hecha la ley, hecha la trampa”. A una buena ley, una muy buena trampa. El fraude no escandaliza, porque constituye uno de los recursos más frecuentes con los que se va emparentando el piola, el banana. Para el vivo la honestidad es una palabra hueca, ingenua, arcaica.

En estos días un miembro del oficialismo así llamado, que tenia una postura distinta a la que se votaba oficialmente fue agredido, y se veía con tristeza como el Presidente de Bloque a quién el reclamaba, se notaba que reclamaba, se le reía en la cara. Fue agredido el y su mujer, por pensar distinto, porque sacaba los pies del plato, como se dice en la jerga popular política. Sacar los pies del plato es decir algo distinto al discurso único, hegemónico en torno al cual se busca construir poder, no gobernar que es distinto, no se gobierna construyendo poder, se gobierna construyendo consenso, se gobierna desde el dialogo, desde la pluralidad.

En el ejercicio del poder, que es un servicio.

Los demás seres humanos para el vivo no existen, son enemigos potenciales, que lanzan zarpazos al menor descuido, por eso el vivo tiene que estar siempre a la defensiva. Aparenta conocimiento, brillo, ejerce seducción, pero se basa en la mala fe, el engaño y la inmoralidad. En el fondo los vivos y los avivados, los bananas y los piolas, los que se la creen, bordean la psicopatía.

Una persona es psicópata, cuando pierde contacto con la realidad, cuando construye su única realidad y la construye de tal manera y se miente de tal forma que esa realidad que construye, en la cual se miente, comienza a creer que es la verdad. Es el país de las maravillas creadas por alguna o algunas inteligencias que desprendidas de la realidad comienzan a entender que tienen su propia verdad y que esa verdad es sobre la que hay que construir.

Un presidente argentino fue envuelto de tal manera en esto, Irigoyen, que le hacían el propio diario, le pintaban un diario. Había una publicación que llegaba a sus manos todas las mañanas con la cual el se encontraba, con la información hecha a la medida de él.

Uno cuando tiene información o cuando toma información, lo hace no solo para estar al tanto de que pasa, para ver lo que pasa mas vale no salir a ningún lado digamos no, se toma la información para tomar decisiones. Claro cuando a uno le pintan una determinada, algunos avivados pintan un determinado color a la información, es difícil poder tomar decisiones.

Dicen algunos que justamente los sistemas de información que manipulan una parte importante de la realidad, no es que no informen, sobre informan, con lo cual desinforman es decir no permiten captar la realidad, cuanto ella se ofrece de compleja para ser analizada y para decidir sobre ella, porque hay un bombardeo informativo con un discurso único que tapa una parte importante de la realidad, sobre la cual no se puede pensar y por lo tanto tampoco se puede decidir.

No nos dejemos ganar por los avivados, no creamos que somos sonsos, si alguno se cree demasiado vivo y nos animemos a la verdadera virtud de la prudencia, que supone una serena inteligencia que elige y se compromete por transformarlo lo que tenemos entre las manos y aunque la burla nos humille, eso pasa y a la larga queda aquello que verdaderamente se compromete por trasformar desde las cosas pequeñas de todos los días, una Argentina que necesita mas que de vivos criollos, de gente que resucita desde lo mas hondo de su dolor para poner de pie lo que hay que poner de pie en nuestra nación, no nos dejemos llevar por los avivados.

Reconozco que es cruda la descripción que hemos hecho hoy de este costado menos lindo nuestro, pero una de las formas de ver luz del otro lado del río es asumir, asumirnos como somos no somos todo esto, pero una parte nuestra habla de esto no, también hay solidaridad en nuestro pueblo, también en nosotros hay deseos profundos de cambio, también en nosotros hay bronca cuando nos encontramos con esta, una bronca que debemos canalizar para transformar lo que no está bien en nosotros, pero hace falta decirlo, sobre todo cuando nos ocurren estos golpes duros, críticos, donde nos encontramos de cara a quienes somos, mas allá de quienes quisiéramos ser, cuando el espejo queda tan patentemente puesto delante de nosotros y nos refleja el rostro real de lo que somos, no podemos esquivar la mirada aunque quisiéramos a la verdad de lo que nos ocurre y cuando la vemos al menos tenemos un porcentaje de la solución en la mano. El ver y reconocer lo que nos pasa, es una ayuda para empezar a buscar una luz del otro lado del río.

Todavía hay cosas lindas por la que esperar, por las que creer, por la que luchar.

Yo digo que si nos vamos vinculando en medio de lo que va pasando, en lo cotidiano con mas fuerza mejor.

Yo sostengo acá que hay que fijarse si hay papel higiénico en el baño y al mismo tiempo si la red en su extensión jurídicamente esta consolidada y cuales son las dificultades que tenemos al respecto.

Todo, todo importa, si hay papel higiénico en el baño y si de verdad la red en la extensión de 125 emisoras que tenemos por adelante por instalar está ajustada en los caminos en que tenemos que recorrer un desafío que es muy grande.

Todo es un desafío, cuando uno va al baño y no hay papel higiénico es un desafío y encontrarnos con una propuesta grande de extensión, de crecimiento para el anuncio del evangelio en medio de un montón de dificultades, también es un hermoso desafío, hay que afrontarlo todo.

No podemos dejar de ver lo hermoso que resulta, como decía la canción recién, lo simple que habla de nuestro pueblo que nos llena de vida y al mismo tiempo ver la complejidad en torno a la cual se va debatiendo nuestro ser nacional, en un montón de circunstancias que vamos aprendiendo a entenderlas en la medida que vamos madurando en el sistema que nos gobierna, el democrático, el que alentamos, que debe seguir siendo el único modo de ejercer la voluntad popular.