La Gracia bautismal

viernes, 21 de octubre de 2011
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La Gracia bautismal nos da la Gracia de la fe en Cristo Jesús. En ella queremos concentrar hoy nuestra mirada reconociendo cuanta vida y vida en abundancia fluye en nosotros por la Gracia bautismal

Por el Bautismo recibimos la remisión de todos los pecados Todos los pecados son perdonados. El pecado como signo de muerte, como ruptura,como descoyuntura, como oscuridad y ausencia desaparece por la Gracia bautismal y todos nosotros somos incorporados en la familia de Dios de una manera renovada. En los que han sido regenerados no permanece nada qu7e le impida entrar en el reino de la vida, en el Reino de Dios. Ni el pecado de Adán, ni el pecado personal, ni las consecuencias del pecado, las más graves, de las cuales es la separación de Dios. Este es el gran efecto que genera el pecado en nosotros. En el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado a lo que le llamamos la pena, como los sufrimientos, la enfermedad, la muerte, las fragilidades inherentes a la vida como la debilidad del carácter, el temperamento así como una cierta inclinación que la tradición llama concuspicencia que es como esa tendencia a meter la pata. La concuspicencia decía el Concilio de Trento dejada para el combate no puede dañar a los que no la consienten y las resisten con coraje por la Gracia de Jesucristo. Antes bien el que legítimamenrte lucha será coronado. Si bien está ésta inclinación a ir por un camino que no es por donde Dios nos invita a ir está también ésta Gracia de combatir y luchar. Jamás vamos a ser tentados por encima de lo que podemos resistir. En ese sentido siempre puede más la vida de la Gracia que las consecuencias temporales que el pecado ha dejado en nosotros como cuando nos lastimamos y nos queda una cicatriz Nosotros tenemos que ser atentos y cuidadosos de nosotros mismos y de los demás y del vínculo con el Señor no solamente para no pecar sino para tener vida y vida en abundancia . Esa que queremos rescatar desde la mirada de la Gracia Bautismal.

La Gracis bautismal genera efectos en nosotros. Primero nos libera de la fuerza del pecado como fuerza de iniquidad dirá Pablo que destruye la vida en nosotros. Por eso le cantamos en el Bautismo a la vida en el día de hoy. Hay un ser nuevo que se recrea en nosotros, una criatura nueva brota de la Gracia bautismal. El Bautismo no solo purifica de los pecados como nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica sino también hace del neófito, del recién nacido, una nueva criatura . Un hijo adoptivo de Dios como dice la Carta a los Gálatas en el capítulo 4 del 5 al 7 que ha sido hecho partícipe de la naturaleza divina, un miembro de Cristo, un coheredero en El como dice Romanos 8,17 un templo del Espíritu como nos enseña Pablo en 1 Corintios 9. La Trinidad da al bautizado la Gracia santificante que lo hace capaz de creer en Dios, esperar en El, de amarlo mediante el trabajo de respuesta a las virtudes a la fuerza con los que Dios lo bendice teologalmente desde su misterio de Dios. La Gracia bautismal nos concede poder vivir y obrar bajo el influjo del Espíritu Santo por sus dones nos permite crecer en el bien mientras el trabajo que hacemos en vivir en un orden que nos hace más humanos. Esto lo llamamos ejercicio de las virtudes humanas que hacen de nuestra vida una vida más humana. Todo el organismo interior adquiere carácter de sobrenaturalidad, todo nuestro ser es sobrenaturalizado y tiene raíz esto en la Gracia del Bautismo. La Gracia bautismal nos incorpora al cuerpo de Cristo haciéndonos hermanos.. Somos miembros unos de los otros. Es la Gracia de la fraternidad la que brota del don bautismal y la pertenencia a Cristo que brota de un cuerpo que constituimos todos los que somos sumados por el don bautismal a su ser Cristo. El Bautismo incorpora a la Iglesia. De la fuente bautismal nace éste pueblo nuevo. Este ser con otros que nos constituye la Nueva Alianza solamente en esa posibilidad de ser y ser con otros. Somos los que somos en la medida que somos con los demás reconociéndonos como pueblo. Cantar como pueblo fortalece nuestro canto y a la personal manera de celebrar la vida se le agregan otros modos personales de celebrar lo cual nos hace ser uno con los demás en ese acto de fiesta con el que la vida se potencia produciendo un corte determinado en un momento determinado de la vida celebrarla nos permite romper con lo que fue y abrirnos a lo que viene y esto si que vale la pena hacerlo a lo largo del día en más de una oportunidad. El hecho de reunirnos y compartir el trabajo y hacerlo trabajando en equipo eso es una gran oportunidad. Hemos recibido la Gracia bautismal para ser con otros

Nosotros los bautizados cuando nos reconocemos parte de un pueblo miembros de un mismo cuerpo. Cristo es el cuerpo y nosotros parte de El por el don bautismal venimos a ser como piedras vivas dice la Palabra en 1 Pedro 2, 5 para la edificación de un edificio espiritual para un sacerdocio santo. Por el Bautismo participamos de ese don sacerdotal de Cristo, de su misión profética y real Somos un pueblo elegido. Somos una nación que Dios se adquirió para anunciar las alabanzas de Aquel que nos ha llamado desde las sombras a la luz para ser testigos. El Bautismo nos hace partícipes de éste ser con Cristo sacerdotes Es decir de ser capaces de establecer un vínculo entre Dios y los hermanos, un puente decimos también. Por eso pontífices capaces de ser puente y establecer puentes. Cuando obramos como cuerpo, de familia en Cristo reconociendo en El la Gracia de integración de conjunto de los que somos miembros de ese cuerpo nosotros nos constituimos en ese don que el Padre le regaló a su Hiujo Jesús: de vincular lo distante. El hombre de Dios y mostrar así un horizonte donde el cielo y la tierra pueden unirse. Hechos miembros de la Iglesia nosotros como que no nos pertenecemos cada uno a si mismo sino que nos pertenecemos mutuamente como El comienza a pertenecernos y nosotros les pertenecemos a El a Cristo por la Gracia de su Pascua. Por lo tanto cuando uno vive en esa clave está llamado a ser para los otros a servir en comunión y en docilidad, en obediencia en clave pastoral y en un clima de respeto y afecto como dice 1 Tesalonisences 5, 12-13

El Bautismo nos da la Gracia de corresponsabilidad en la construcción de éste ser uno de diversos modos de ser en el cuerpo que es Cristo Jesús

En el Catecismo de la Iglesia Católica el hablar de ésta cohesión del cuerpo de Cristo alienta que esto sea para todos los cristianos y sostiene que éste hecho celebrativo del don bautismal de ser unos con otros uno en Cristo es el fundamento de la comunión de todos los cristianos y es el gran sueño de Dios de vernos uno en Cristo lo que va a ayudar que el mundo crea. Por eso hay en esto un gran desafío del trabajo ecuménico. Los que creen en Cristo y han recibido validamente el Bautismo están en una cierta comunión dice el Concilio aunque no perfecta con cada uno de los que formamos parte del cuerpo de Cristo. Justificados por la fe por el Bautismo hemos sido incorporados a Cristo por tanto con todo derecho nos honramos en ese nombre de cristianos y nos reconocemos con razón como hijos de la Iglesia como hermanos del Señor Por consiguiente el Bautismo constituye un vínculo fundamental de unidad vigente entre los que han sido regenerados por el, por la Gracia del Bautismo y esto de celebrar en familia es verdaderamente lindo y como pueblo cuanto bien que nos hace: se multiplican las fuerzas.

La Gracia bautismal deja en nosotros un sello espiritual indeleble deja la Gracia del Bautismo. Incorporados a Cristo por el don del Bautismo el bautizado es configurado con Cristo es decir es hecho otro Cristo. Vivo yo, no soy yo quien vive es Cristo que vive en mi. El bautizado comienza a recibir en el don del Bautismo ésta Gracia que comienza a desarrollarse la Gracia de ser uno en Jesús. Imprime el don bautismal en el cristiano un sello, un carácter de la pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado aunque el pecado impida al bautizado dar frutos de salvación el sello está puesto. Hay que dejar que ese sello, esa señal de vida aparezca con toda su potencialidad y por eso hay que acompañar la vida que el don del Bautismo regala en todos los bautizados. Este tiempo es para favorecer encuentros y acompañar la vida para que fluya y ésta alcance su plenitud. El Bautismo no puede ser retirado nunca marca el corazón y por eso esa marca y por eso esa marca hay que recuperarla en todos los bautizados incorporándolos para celebrar con otros el don de la VIDA con mayúsculas que es el Dios vivo que se nos ofrece. El sello bautismal, éste carácter que recibimos nos capacita y nos compromete a los cristianos a hacer lo que Dios quiere que hagamos: a servir en la caridad, a ejercer el don de ser instrumentos de amor eficaz para los demás que puedan acercarse a Dios porque nos ven como testigos de esa novedad que trae la fuerza del amor de Jesús capaz de cambiar el mundo. Sello del Señor,decía San Agustín hablando de la Gracia bautismal. Es el sello con el Espíritu Santo nos ha marcado para el día de la redención como dice Efesios 4,30. El Bautismo es el sello de la vida, dice San Ireneo. El fiel que guarda el sello hasta el fin, es decir que permanece fiel a las exigencias bautismales podrá morir marcado por el signo de la fe, dice la plegaria eucarística 1 en el canon romano. Reconocer que estamos marcados por Dios es reconocer que le pertenecemos. Quien es marcado por Jesús quiere decir que le pertenece a Jesús. Por eso se espera de lo que pertenecemos a Cristo obremos como Cristo.

 

 

                             Padre Javier Soteras