05/09/2024 – Iniciamos una nueva edición del “Hablemos de liturgia” donde se acercan conceptos básicos que nos ayudan a celebrar mejor y a reconocer y revalorizar la Liturgia como espacio celebrativo de la vida de cada creyente. Nos acompaña el Padre Mario Sanchez, miembro del SENALI (Secretariado Nacional de Liturgia) y párroco de la parroquia Jesús y María de la ciudad de Jesús María, en Córdoba.
Hoy, a modo de introducción del ciclo, nos habló acerca de la Iglesia, como maestra de oración en la liturgia.
“La liturgia es el espacio donde la Iglesia nos enseña a rezar, donde nos enseña a estar en contacto con ese Dios que nos escucha, que se encuentra con nosotros. En cada Eucaristía vuelve a hacerse presente el misterio pascual de Jesucristo, un misterio que nos fortalece, que nos dignifica. Es un misterio, no porque sea algo oculto, sino porque es aquella profundidad en la entrega de Jesucristo“, expresó el padre Mario.
“Por eso, el Año de la Oración es como el marco en el cual queremos empezar a reflexionar sobre la liturgia. El Papa Francisco anunció este año de oración, que precede justamente al Jubileo del año 2025, para prepararnos a vivir bien este acontecimiento de gracia y experimentar la fuerza de la esperanza de Dios. Un año dedicado a redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y del mundo”.
“En este contexto, más que nunca, descubrimos que, como bautizados, estamos llamados a vivir una liturgia que nos garantiza la posibilidad del encuentro. Sabemos que nosotros, en la liturgia, estamos siempre encontrándonos. Entonces, la Iglesia, en la liturgia, nos garantiza un espacio de encuentro. Nos sirve esa cena, no como recuerdo, sino como memoria, como actualización de lo que Jesús hizo en la Última Cena. Necesitamos estar presentes con Cristo en ese momento para escuchar su voz y comer su Cuerpo y su Sangre”.
“¿Por qué decimos que la Iglesia, en la liturgia, nos enseña a orar? Porque cuando concluía el Concilio Vaticano II, decía justamente en la Sacrosanctum Concilium, el documento que renovó la liturgia en el año 63, promulgado el 4 de diciembre de 1963, dice que rendimos el homenaje conforme a la escala de valores y deberes: Dios es el primer puesto en el cual le rendimos honor. La oración es nuestra primera obligación y la liturgia, la primera fuente de la vida divina que se nos comunica. Es decir, la primera escuela de nuestra vida espiritual. La liturgia es el primer don que podemos hacer al pueblo cristiano.“