29/08/2017 – El Padre Adrián Santarelli es párroco en la comunidad de Santo Tomás Moro en la diócesis de San Isidro, en el Gran Buenos Aires. Años antes fue misionero en Cuba, entre 1995 y 2005, para luego graduarse como licenciado en Misionología de la Universidad Urbaniana de Roma. De vuelta a Argentina, el Padre Santarelli fundó la Comunidad Belén, una asociación privada de fieles con la que trabaja en la formación de laicos evangelizadores y la promoción de la unidad y la paz entre las religiones monoteístas. De paso por la ciudad de Córdoba, el Padre Adrián presentó sus últmos libros sobre el gesto de la imposición de manos y el denominado “descanso en el Espíritu”.
En diálogo con Nestor Rocchiccioli, el sacerdote bonaerense destacó que “la imposición de manos podemos considerarlo como un sacramental, un gesto no litúrgico. La fe del que lo usa es importante para su eficacia. También es importante su pureza de intención”. También dijo que “hay que saber distinguir que hay un fenómeno bioenergético natural que sucede cuando dos personas se dan la mano, cuando una madre acaricia a su hijo o cuando un amigo abraza a otro. Pero nos damos cuenta que se impone con el poder del Espíritu Santo por los efectos que este gesto tiene en las personas”. En ese orden, el Padre Adrián definió a la imposición de manos el gesto que “realizamos los sacerdotes es una intercesión pidiendo la presencia del Espíritu Santo para que lo reciba la otra persona”.
Respecto de su experiencia sobre el descanso en Dios y cómo va actuando el Espíritu Santo en la persona, el Padre Santarelli manifestó: “La Iglesia se está renovando en el Espíritu y no hay otra fuente que no sea el Espíritu Santo. Y María es la llena del Espíritu Santo. El descanso en el Espíritu es un anticipo del futuro, porque estamos llamados a un shalom, a una plenitud total con Dios”.
Sobre el pontificado de Francisco expresó que “es un hombre que tiene dentro suyo la aventura del Espíritu Santo. Es el único Papa que le puede decir a los jóvenes hagan lío, es el único Papa que no se pone por encima de la humanidad sino al servicio de ella”. Asimismo, el Padre Santarelli subrayó que “se necesita mucha habilidad e inteligencia para cortar determinadas malas costumbres o corregir determinadas visiones que tiene la Iglesia”.
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