Un cuento para recordar la mano de Dios

miércoles, 18 de marzo de 2020


18/03/20 – Una profesora pidió a sus alumnos de primer curso que hiciesen un dibujo de alguna cosa con la cual estuviesen agradecidos. Ella pensó que seguramente todos ellos eran hijos de familias pobres no tendrían mucho que agradecer, así que dibujarían platos de comida, o alguna cosa por el estilo.

Sin embargo, la profesora quedó sorprendida con el dibujo que hizo uno de sus alumnos… Era una mano, dibujada de forma sencilla e infantil.

Pero, ¿de quién era la mano? Toda la clase quedó encantada con aquel dibujo.

“Creo que debe ser la mano de Dios”, dijo un niño “No, yo creo que es la mano de un granjero que está dando de comer a las gallinas”, dijo otro.

Cuando finalmente todos volvieron a su trabajo, la profesora se aproximó a su alumno y le preguntó de quién era la mano. “Es su mano, profesora” -murmuró él.

Entonces la profesora se acordó que, en varias ocasiones, en el recreo, ella le había tomado de la mano, a este niño que que era un niño raquítico y desamparado. Ella hacía esto frecuentemente con los niños.

Pero aquello significaba mucho para este alumno. 

Una historia que nos hace comprender en el poder del amor y el alcance que puede tener un simple gesto de ternura, como en este caso, en la vida de nuestros niños y jóvenes. Una oportunidad para imaginar la mano de Dios, que como la de esta profesora, siempre está ahí cuando nos sentimos en el último peldaño de nuestras fuerzas…