02/02/2021 – Junto al padre Héctor Espósito continuamos profundizando esta semana en la virtud de la esperanza.
El sacerdote comenzó citando el texto del Libro del Apocalipsis, en el capítulo 21:
“Y vi un cielo nuevo, y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de ser, y el mar ya no existía más. Y yo, Juan, vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su novio. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de ser. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas; y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.
La esperanza tiene unas características que hacen a la esencia misma de lo que queremos vivir. Sucede lo mismo en cuanto a la fe que si no la vivimos la fe es muerta. Lo mismo ocurre con la esperanza, si no la vivo es una virtud muerta.
La esperanza es la virtud de la Gracia, la virtud de la Gloria, la virtud de la Ascética y la virtud del Desprendimiento.
La virtud de la Gracia
La Gracia puede no ser permanente, el pecado nos la hace perder. En cambio las virtudes no se pierden porque son disposiciones permanentes en el alma infundidas por Dios. La esperanza es la virtud que administra la Gracia, la que nos dice qué tenemos que hacer para conservarla. Es una virtud que nos dignifica. La esperanza es una virtud que me enseña a aprovechar y aumentar la Gracia, a no perderla. Cuando Dios nos da la gracia santificante (Dios nos hace santos como Él) nos levantamos hacia Dios. Dios hace una alianza conmigo y la esperanza regula este pacto. La meta de la esperanza es vivir en Gracia
La virtud de la Gloria
La virtud de la esperanza es la virtud de la Gloria: En sí misma la Gloria es la gran virtud para siempre. El cristiano no puede ser esencialmente una persona triste porque la esperanza es esencialmente feliz. Debemos pedir la liberación de la tristeza y la depresión por la virtud de la esperanza. La fe y a esperanza nos sostienen en la lucha. Si consideramos lo que nos espera, lo que Dios nos tienen reservado, esta vida es una dicha, somos dichosos. Dios me va dando consuelos anticipados, una visión de la esperanza.
Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio al inicio de esta nota
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