30/10/18 – El Reino de los Cielos se expresa con todo su poder desde lo sencillo, lo pequeño, lo humilde, lo que no cuenta. Desde ahí nace la opción preferencial de la Iglesia por los más pobres, débiles y sufrientes porque ahí Dios está dispuesto a manifestar su Gloria. Allí donde sentís tu mayor fragilidad, Dios se muestra con poder.
“Jesús dijo entonces: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas». Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa»”.
Lc 13,18-21
El amor por lo pequeño nos permite mirar las realidades simples de la vida con los ojos de Dios.
Dios no quiere impresionarnos, sino ser comprendido y acogido. Dios ha escogido «una voz de fino silencio» para hablar. Al hacer silencio, dejamos de escondernos ante Dios, y la luz de Cristo puede alcanzar, curar y transformar incluso aquello de lo que tenemos vergüenza.
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