“La oración con los internos en la cárcel es un momento muy fuerte”, sostuvo el padre Nicolás Frigo

sábado, 10 de agosto de 2019

10/08/2019 – El padre Nicolás Frigo, vicario parroquial de Santa Rosa de Lima de Federal (Entre Ríos) comenzó compartiendo que nació en Chajarí. El padre Grigo forma parte de la Pastoral Carcelaria de la Diócesis de Concordia, donde visita la unidad penal número 8 de Federal. Y también acompaña a la Infancia y Adolescencia Misionera de Concordia.

“Soy el sexto de seis hermanos y siento que mi familia es un regalo de Dios. En el recuerdo tengo presente los encuentros familiares que hacíamos, no solo entre nosotros sino con la familia más grande, más amplia. Y esos recuerdos están plagados de mucha alegría”, indicó Nicolás.

Respecto de su vocación, el padre Frigo recordó que una vez, cuando era adolescente con unos 14 o 15 años,”nos presentaron en un encuentro los datos de la cantidad de vocaciones que había en la diócesis y la conclusión era que el panorama se presentaba como complicado. Y en ese momento surgió dentro de mi corazón la pregunta ´¿Por qué no yo?`. Ese fue el inicio. Al principio me resistí pero más tarde apareció con fuerza”. Al finalizar el secundario, Nicolás ingresó al seminario de Paraná. Y el 17 de diciembre de 2017, en una celebración que tuvo lugar en la parroquia Nuestra Señora del Valle, de Concordia, el obispo, monseñor Luis Armando Collazuol ordenó sacerdotes a los diáconos Daián Vasilchuk y Nicolás Frigo.

“En la cárcel, cuando visito a los enfermos, disfruto mucho rezar con ellos. Esos momentos son muy fuertes, de mucha apertura a Dios. Incluso, varios de ellos hacen rosarios con el material que les voy acercando. Y esos rosarios después me encargo de llevarselós a personas que están enfermas”, indicó el padre Nicolás.

Por último, Frigo nos dejó esta oración:

Jesús, Señor de los que buscan y anhelan beber de la Fuente viva del Amor

que es tu corazón, en Ti nuestra vida encuentra saciedad.

Qué tus manos, que permanecen heridas por el Amor crucificado,

y que irradian la gloria esplendorosa de la Resurrección,

abracen hoy nuestra vida pequeña y frágil,

que también quiere hacerse ofrenda para el mundo.

Que abrace tu amor nuestro si, en el que conviven nuestras fidelidades

y también nuestras mezquindades,

para que tu gracia lo haga vigoroso y firme.

Sin tu gracia no podemos, Jesús.

Por eso queremos permanecer con la mirada fija en Ti,

con la esperanza puesta en lo alto,

con la confianza anclada en tu misericordia.

No abandones, Señor, en nosotros la obra de tus manos.

Amén.