La oración en clave de discernimiento

domingo, 26 de octubre de 2008
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Algunos de ellos decían:  “Este expulsa los demonios por el poder de Belzebú, jefe de los demonios.”  Y otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal que viniera del cielo.  Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo:  “Una nación dividida corre a la ruina y sus casas caen una sobre otra.  Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino?  Porque, como ustedes dicen, yo expulso los demonios por el poder de Belcebú.  Si yo expulso los demonios por el poder de Belcebú, con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes?  Por eso ustedes les tendrán a ellos como jueces.  Pero si yo expulso los demonios por la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.  Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras; pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes. 

El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Cuando un espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrar, piensa:  “volveré a mi casa de donde salí”.  Cuando llega la encuentra barrida y ordenada.  Entonces, va a buscar a otros siete espíritus peores que él, entran y se instalan allí.  Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio.

Lucas, 11, 15-26

El Evangelio nos deja a las claras una realidad que es experiencia humana básica para nosotros: todo depende del lente con el que se lea. Jesús propone una lectura que nos libre de equívocos: es la lectura de la fe en clave de discernimiento</str