La paciencia

martes, 29 de octubre de 2013

Compasión es la capacidad de padecer con el otro. La humildad de Jesús que siendo hijo de Dios tomo la condición, de hombre, de siervo, humillándose hasta la muerte de cruz para compadecer en vida con nosotros y enseñarnos con su ejemplo el camino de, hacia, para, por, Dios.

O sea San Pablo en Filipense define como que Jesús hace un movimiento hacia abajo, a nuestra condición humana, se hizo humano y dentro de lo humano eligió la condición humana del mas pobre, lo mas doloroso, lo ultimo, el ultimo lugar.

Esta compasión de Jesús se caracteriza por un empuje hacia abajo y es una condición que no solamente caracteriza a este texto si no a muchos mas.

Y esto es justamente lo que nos molesta del autentico y genuino llamado al cristianismo a ser discípulos, ese empuje hacia abajo, por que nosotros no podemos pensar en nosotros mismo de otra manera que no sea como un empuje hacia arriba, luchando por que nuestras vidas mejoren siempre hacia arriba, salarios mas altos, posiciones mas prestigiosas, mas bienes, mas gloria, mas poder, mas influencias, mas cercanía con el poder.

Y nos molesta profundamente este Dios que encarna un  movimiento hacia abajo, que en ves de luchar por una posición mas elevada, por mas poder, por mas influencia, va desde las  alturas a la profundidad, de la victoria a la derrota, de la riqueza a la pobreza, de la gloria al sufrimiento, de la vida a la muerte. (Párrafo del Teólogo Carl Bard)

Jesús va en esta dirección, o sea, toda la misión y vida de Jesús que nos revela en el evangelio, del verdadero Rostro del Padre, implica la aceptación de la impotencia y la revelación de que en esa impotencia habita el ilimitado Amor de Dios.

AQUÍ VEMOS LO  QUE SIGNIFICA LA VERDADERA COMPASION DE DIOS.

Todo esto asusta, por que claro, va totalmente en contra del movimiento natural de nuestra mente, de nuestro camino habitual.

Ej: Lucas: “El que se humille será ensalzado, o quien pierda su vida por mi la salvara” o

Mateos 18: “Quien se haga pequeño como uno de estos niños, es el mayor en el Reino de los Cielos”.

Marcos 8: “Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y síganme”.

Mateos 5: “Felices los pobres, los que lloran, los que tienen hambre, los perseguidos” o cuando escribe…. “Amen a sus enemigos y rueguen por los que los persigan”.

Y esto a nosotros, por lo menos asusta, es una situación embarazosa.

 

 

Jesús eligió la compasión y este es el camino del Señor y es el camino al que llama a sus discípulos, a todos los que quieren conocerle y seguirle.

Y quizás esta es la cruz que Jesús quiere que carguemos……

¿Pero quien quiere ser humilde? ¿Quien quiere ser el ultimo?.

 

 

Quien quiere ser como un niño pequeño carente de poder, indefenso, vulnerable, quien desea perder su vida?

Quien quiere ser pobre, llorar, pasar hambre?

Todo esto va en contra de nuestras inclinaciones naturales y mientras nuestra naturaleza tira para arriba, Dios nos revela que se encuentra abajo y comenzamos a comprender que seguirlo, encontrarlo si lo amamos, es encontrarlo allí, es encontrarlo en la presencia compasiva de Dios con el mundo.

No encontrarlo en la pobreza por la  pobreza misma, en la debilidad por la debilidad misma o en la impotencia.

Es encontrarlo en la compasión de Dios por el mundo, es muy sutil la diferencia, pero vale la pena reflexionarla.

Es como una segunda naturaleza, la que recibimos a través de Jesús que nos hace libres para vivir en servidumbre compasiva.

¿Cuando fue la ultima ves que sentiste compasión? No lastima!… si no compasión por alguien?.

Seguramente, si lo recordas, el movimiento que tuvo que hacer tu naturaleza para quedarse en ese lugarcito, en el que compasivamente hiciste algo por alguien, fue detenerse. Detenerte…. Detener ese radical movimiento hacia el mañana, el futuro, hacia el apuro, hacia el debe ser, hacia el  reloj.

Y poner el corazón, esta es la segunda naturaleza, en un lugar diferente al que habitualmente nos invita a poner el mundo.

Esto es algo muy distinto, a esta especie de ayudar, a los menos afortunados que con frecuencia oímos en labios de quienes piden o quienes ofrecen ayuda.

Una expresión que presupone que nosotros hemos logrado, hemos entendido y entonces somos capaces de prestar algo por un ratito de suerte que hemos tenido a los mas menesterosos o mas necesitados

Damos por entendidos de que el mundo esta dividido por afortunados y desafortunados, hay quienes nacen con estrellas y otros estrellados.

A mi la suerte me ha sonreído y por lo tanto yo quiero compartir, dar un poco de lo que tengo, solo un poco no mas, algo de lo que tengo a los mas menesterosos, a los mas necesitados.

Esto no esta nada mal.

Pero este no es el camino de Jesús, la compasión no es solamente hacer algo bueno o dar algo a gente desafortunada.

La compasión y el camino compasivo supera totalmente las distinciones entre riqueza, pobreza, éxito, fracaso, fortuna, mala suerte, si no que la servidumbre radical de Jesús hace que lo encontremos a El alli y realmente descubramos la bienaventuranza  junto con los que sufren, junto con los que lloran, junto con los niños.

Dios acampa en ese lugar y nos permite entrar en su campamento gracias a esta 2 naturaleza.

Los de afuera tienen todo el derecho de ver que mucho de la conducta Cristiana, parece como ingenua, no practica y a menudo rayando la auto flagelación o el masoquismo, en lo que realmente, mucha gente critica digamos cuando le toca en su familia, cercano, un amigo, un hijo o alguien quien por seguir a Jesús inicia ese camino de descenso hacia los que sufren, los pobres, los humildes, en fin, a los que están abajo.

Y es totalmente comprensible que el de afuera crea que cualquiera que se siente atraído hacia  el mundo del dolor y del sufrimiento, le pasa algo, no puede ser tomado en serio.

¿Cómo buscar ser esclavo, alguien que tiene todo para ser un ganador? Es algo realmente pervertido, visto desde la incomprensión, digamos, desde lo que aquí acontece.

Nadie encuentra raro o equivocado, intentar ayudar a  alguien, pero ir allí a hacer morada con ellos………

A todos nos parece razonable intentar aliviar el dolor mientras sea posible, un ratito y volver, como decía.

Pero abandonar una posición exitosa y entrar libre, conciente, intencionalmente en otra, en donde habita el dolor, lagrimas o la persecución, los gemidos, eso realmente hasta parece morboso, es violatorio a nuestros instintos mas básicos.

Intentar elevar a los demás, a nuestra propia posición privilegiada, es algo totalmente comprensible, en cambio, intentar nosotros bajar hacia la posición no privilegiada de los sufrientes, es algo realmente bastante incomprensible.

Por eso dice Pablo que la propuesta evangélica es locura para el mundo.

Es que nosotros no vamos hacia la pobreza, no vamos hacia la ficción, no vamos hacia el desconsuelo, por que este en realidad sea bueno, no vamos hacia la miseria por que amamos la miseria, si no sencillamente por que allí se nos ha regalado el Amor, que es una perla por la que vale la pena venderlo todo.

Evidentemente, si es otra lógica, y por eso cuesta tanto y ha servido de tantas malas interpretaciones el Cristianismo radical, genuino, el censillo.   

En la practica, de que se trata el Amor compasivo? Bueno? una de las hijas de la compasión es la paciencia, por que la paciencia es la disciplina de la compasión.

Paciencia nos suena a tolerar y a veces a tolerar injusticias, paciencia nos suena a desilusión, falta de compromiso.

Cada ves que tendemos a oír la palabra paciencia, pensamos uf que aburrido, es que realmente desde niño escuchábamos esa palabra en situaciones tan variadas, que justamente, parecía ser el relleno cuando no se sabia que decir, algo mas o menos como cuando no saben los médicos que tenemos, entonces dicen un virus o estrés, viene como a tapar un montón de huecos de información.

La paciencia era, cuando ya nadie sabia que decir o no podía dar explicación o  no podía dar razón de su obrar, decía, bueno hay que tener paciencia.

Y normalmente significaba esperar y esperar hasta que alguien poderoso o papa o mama o el que tenia por ese momento el sartén por el mango, decidiera que hacer.

Había que esperar de que papa volviera a casa o había que esperar a que se resolviera un conflicto de transito o había que esperar hasta que el mozo trajera la comida o había que esperar a terminar el colegio o había que esperar a que pasara el dolor o había que esperar a que parara la lluvia o que se arreglara el auto. En definitiva, la paciencia siempre estaba ligada a la espera impotente, pasiva y por eso llegó a estar ligada a la falta de poder, a la imposibilidad de actuar y a todo tipo de situaciones de dependencia.          

Así que es muy comprensible que cuando alguien con autoridad, nuestros padres, maestros, un patrón, un sacerdote, un jefe, un gobernador, nos diga tengan paciencia, frecuentemente nos sentimos disminuidos u ofendidos.

A menudo esto ha significado, por ejemplo, tengan paciencia por que no le vamos a dar la información pertinente o que tenemos derecho a recibir o tengan paciencia, cuando en realidad, se les va ser mantenidos en un rango injusto o tengan paciencia significa que aguarden tranquilamente hasta que el poder decida, hacer algo distinto….

Esto seria el mal uso de la paciencia y que lamentablemente a pervertido nuestra recepción, pero en definitiva, así se traduce lo que aparece en varios lugares de los textos Bíblicos como hipomone.

Lucas 8: “lo que cayo en buena tierra son los que después de haber oído, conservan la palabra con corazón bueno y recto y fructifican con hipomone”.  

“Por su hipomone salvaran muchas almas, serán entregados por sus papas, hermanos, parientes y amigos y mataran algunos de ustedes, serán odiados de todos, por causa de mi nombre, pero no perecerá ni un cabello de su cabeza y por su hipomone, salvaran muchas almas”

O sea por la hipomone, paciencia, perseverancia, por ejemplo.

Bueno…… esta lleno de textos que los voy a ir leyendo de a poquito, donde se utiliza este termino griego que significa paciencia, perseverancia y fortaleza, todo junto.

Paciencia y compasión tienen una misma raíz, ambas comparten la palabra latina “Pati” que significa sufrir, por eso digo que la paciencia es la disciplina de la compasión.

Cuando fue la ultima ves que tuviste compasión por alguien?

Seguramente implico, como te decía antes: detenerte, es decir, un dejar de seguir corriendo o seguir tu camino ascendente hacia algún lugar y detenerte para compartir una pasión, un pati, un sufrimiento con otro, aunque sea, por un breve tiempo.

Y cuando hiciste lo que hiciste, como te sentiste?

Por que muchas veces, dicen, los que han experimentado la paciencia y la compasión en su estado mas profundo, que cuando han sido capaces de abrir la puerta de su corazón a la compasión profunda y verdadera, han dicho, esto es una Gracia de Dios.

 

 

Con respecto a la paciencia como solicitud del poder, fíjense, yo les traigo 2 textos del Evangelio para que quede muy claro que ese patrimonio de la paciencia impuesto en manos de un ejercicio abusivo del poder es totalmente contrario al Evangelio.

Fíjense ustedes: “Por su hipomone salvaran muchas almas, serán entregados por sus papas, hermanos, parientes y amigos y mataran algunos de ustedes, serán odiados de todos por causa de mi nombre, pero no perecerá ni un cabello de su cabeza y por su hipomone salvaran muchas almas”

Por su hipomone o sea paciencia, perseverancia, fortaleza, es decir, acá, la paciencia es una perla, un tesoro de los que padecen, pero en ningún momento esta borroneado, digamos, cual es el rol del poder y cual es el rol del fuerte, del paciente, del perseverante, no esta borroneado eso.

O por ejemplo: Lucas 21 “los llevaran ante reyes y gobernadores, por mi Nombre. Propónganse pues, en su corazón, no preparar defensa alguna por que Yo, les daré una elocuencia, una sabiduría, a la que no podrán resistir ni contradecir todos sus adversarios” Lucas 21

De nuevo, esta muy claro acá en el Evangelio, de que lado esta cada quien.

Los reyes, los poderosos, los llevaran por mi nombre a causa de Jesús.

No se defiendan, dice Jesús, por que yo les daré fuerza, una sabiduría mucho mas elocuente, es decir, esta muy claro a quien asiste el Espíritu Santo. No asiste al que pide paciencia, si no a los que son perseguidos por los poderosos.    

Esto es un paciencia totalmente distinta al uso……al mal uso, que se ha hecho de ella, no?. Por eso mucho cuidado con quienes nos piden paciencia.

Hay que hacer un discernimiento cuando alguien nos exige paciencia.

De o para que lado esta jugando el partido cada quien, no?

Básicamente la paciencia es algo que nos pide el señor, la paciencia activa, fuerte, fructífera.

Todos los Apóstoles después de Jesús han alabado esta paciencia, Pedro, Santiago, Juan, Pablo…..haber por ejemplo:

“Revístanse como elegidos de Dios, de entrañas de misericordia”…. Revístanse… o sea la 2 naturaleza, es decir, no esperemos de que nos salga sola la paciencia, por que el impulso ante lo desagradable, ante lo vergonzoso, ante lo frustrante, el impulso es de huída o de lucha.

El impulso es de huir o luchar, pero nunca ser pacientes.

Nuestra tendencia irreflexiva es huir o pelear, entonces la paciencia, no  tiene nada que ver con una espera pasiva, si no entra en el meollo de la vida, con los ojos bien abiertos.

Por que, para encontrar un camino que no sea huir o pelear, esa tercera vía o alternativa que es mucho mas difícil, exige una disciplina como decíamos, un revestimiento que implica discernimiento, perseverar, escuchar cuidadosamente, para encontrar la ruta, sobretodo cuando a uno no le sale fácilmente.

Por que es fácil tener paciencia o misericordia o compasión, cuando estamos embargados por un sentimiento como el que nos presentan como un show la noticia, no?.

Musiquita de fondo, personas o familias cadenciadas, lastimadas o castigadas por alguna desgracia.

Todos fácilmente y sensiblemente por el funcionamiento de nuestras neuronas espejo, hacemos empatia con ese tipo de presentaciones y salimos con una sensibilidad y una solidaridad sensible y esta muy bien.

Sin embargo  no estamos hablando de esa sensibilidad, por que la compasión no es un arranque de nuestra naturaleza sentimental, si no que es un camino que elegimos para seguir al Maestro, un camino de discipulado, de profundo compromiso y que tiene justamente que ver con una virtud.

Por eso en Romanos 5, Pablo le dice a los cristianos de Roma: “Nos gloriamos hasta las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce la paciencia, la paciencia virtud probada, la virtud probada esperanza (y la esperanza no falla) por que el Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por el Espíritu Santo que nos ha sido dado.”

Es decir, el fruto de la paciencia, no es el sufrimiento, ni el heroísmo, ni el estoicismo, si no el Amor de Dios derramado en nuestros corazones.

Sabemos el premio que buscamos, conocemos la perla escondida en este pajal, donde abunda realmente la tribulación, la frustración y la ansiedad.

Conocemos el don, por que lo hemos degustado, lo hemos probado, no somos los Cristianos ningunos masoquistas, hemos conocido el placer de ese Amor derramado en nuestros corazones.

Pero indudablemente según dice Pablo, tenemos que aceptar que la puerta para ese camino, es la paciencia.

 

La paciencia es hija de la compasión y la compasión es hija de la obediencia.

 

San Pablo deja como claro que la paciencia nos introduce en el camino de la virtud y finalmente nos conduce al derramamiento del Espíritu en nuestros corazones. 

Esta paciencia, es presencia del Dios compasivo, que se manifiesta por medio de ella.

Santiago 5:”Han oído que la paciencia de Job en el sufrimiento y saben el final que el Señor le dio, por que el señor es compasivo y misericordioso”.Santiago 5

Es decir, en definitiva, nunca, nunca se nos pide en la palabra, un amor al sufrimiento, ni una adhesión a la virtud como premio, si no que el premio, constituye el encuentro con Dios.

Nada que tenga que ver con otro tipo de premio, si no el encuentro con Dios, el gozo en el corazón, la alegría de servirle, de seguir sus huellas, en definitiva, el Amor.

Ahora, si nosotros nos ponemos a hacer la practica de la paciencia en nuestra vida cotidiana, como les decía, es contrarrestar un poco ese impulso de huida o de lucha, en lo concreto, implica permanecer en el aquí y en el ahora, implica rehusar pelearse con las situaciones o huir de las situaciones, por lo tanto, implica un verdadero trabajo de nuestra propia naturaleza, de nuestra propia impaciencia, así, mientras huimos por ejemplo de las situaciones vergonzosas, tratamos de olvidar o de cambiar de tema.

La paciencia nos invita a enfrentar las situaciones vergonzosas, así mientras huimos de una situación dolorosa de alguien, de un amigo, de un caído en la calle, de un accidente, la paciencia nos invita a tomar la ruta del herido, prestarle nuestra atención inmediata, herido en cualquier nivel no?        

Mientras el miedo nos invita a huir de situaciones comprometidas o difíciles, la paciencia nos invita a permanecer en esa situación y ver por lo menos con los ojos bien abiertos.

La paciencia implica la voluntad de ser influenciados por los demás, cuando a lo mejor, en otro momento buscaríamos mas bien defendernos de los demás, negar a los demás.

Mientras nuestra naturaleza nos pida perder el control y salir de un terreno desconocido, la paciencia nos pide el control y permanecer en ese terreno desconocido con los ojos bien abiertos tratando de tomarle el pulso a la vida y a la historia.

Por lo tanto, las personas pacientes con este tipo de paciencia activa, se convierten en personas sabias.

La base de la impaciencia, en cambio, es vivir en la tiranía del reloj, que es el tiempo lineal de nuestra vida, ese tiempo que esta medido con unidades abstractas, formales con calendarios y que deciden por nosotros cuanto tiempo nos queda para hablar, para escuchar, para comer, para cantar, para dormir, para jugar, para quedarnos o para irnos.

Nuestra vida esta dominada por el reloj, es particularmente enorme la tiranía de la hora en nuestro tiempo.

Todo esta regido por esa especie de tiranía, que es un tiempo externo, un tiempo que tiene una objetividad dura, una objetividad inmisericorde, un tiempo que nos aleja muchas veces de la vida verdadera.

El tiempo del reloj nos hace perder la ilusión por el hoy y parece siempre sugerirnos mañana, mañana, la próxima semana, el próximo año, dentro de un rato, tengo que, tengo que, apresúrate, apurate, el tiempo vuela, no pierdas tiempo, queda otra posibilidad, apurate a casarte, apurate a conseguir un empleo, apurate a visitar tal país, lee el libro, obtene el titulo rápido, engullí todo antes de tiempo, antes del que el tiempo se te acabe para vos.

Este es el tiempo del reloj, el que nos pone siempre en huida, partida, siempre hacia delante, que genera impaciencia y que impide cualquier convivencia compasiva. 

Pablo exhorta a que podamos saborear los frutos de la paciencia.                  

En la Biblia se le da mucha importancia a la cuestión del tiempo.

Todos los acontecimientos de Gracia en la Biblia, están precedidos de verbos que hablan de:

Lucas 1: “Cuando se planifico el tiempo…. dio a luz a su hijo Juan”.

“Cuando se planifico el tiempo, llegaron para Maria los días de dar a luz a Jesús”.    

“Cuando  se completaron los días de la purificación, Jesús y Maria lo llevaron al templo”.

Es muy frecuente el termino… cuando llego la hora…. Es hablar de un tiempo que se completa, que se plenifica, es decir, como si algo, otro reloj, estuviera marcando otros acontecimientos en la existencia humana, aparte de la frialdad del reloj habitual.

El verbo “sucedió” aparece permanentemente en el texto evangélico, para decir o expresar, que un acontecimiento que no puede ser medido por el tiempo exterior, sino por el tiempo interno de la maduración del tiempo, acontece, sucede, inunda, invade, se cumple, llega a su completitud, a su plenitud, y esto es constante en los textos Bíblicos.

De manera que la paciencia, es entrar en esa dimensión del tiempo, por que a medida que permanecemos victimas del tiempo, del reloj que nos obliga a atenernos a ritmos rígidos de fracciones de tiempo, estamos condenados a vivir sin compasión por que el reloj manda y no tenemos tiempo para los demás, siempre estamos de camino para nuestro próximo compromiso y no nos enteramos de la persona que necesita auxilio en el costado de nuestra vida.

Estamos cada ves mas preocupados por perder algo importante y percibimos el sufrimiento o la lentitud de los cambios de los demás, como una interrupción perturbadora de nuestros planes.

Es impresionante la violencia que genera una mama que vive así ansiosamente o un papa.

Están constantemente preocupados por la tarde libre y cuando llega, la pasan re mal, por que es tanta la expectativa que se había puesto en ella, que nada satisface y nada sacia.

Están re preocupados por las vacaciones y cuando llegan las vacaciones la pasan mal, por que es tanta la expectativa que se deposito en esas vacaciones…..

Pero si el tiempo del reloj deja de aprisionarnos y comenzamos a vivir el tiempo intimo de la abundancia de Dios, el tiempo intimo de creer que Dios realmente en paralelo a nuestro tiempo de apurados, hace su aparición en nuestra vida y que emerge con mas claridad y aparece con mayor claridad, alli donde nosotros nos detenemos para amar al otro, nos detenemos para ayudar al otro, nos detenemos para hablar con el otro, la paciencia nos abre la puerta a un mundo distinto al cual somos invitados a saborear en plenitud la presencia de Dios.   

La vida es sabia en determinar con quien nos une y de quien nos aleja.

Hay que bendecir todas las relaciones, por que cada una de ellas, fue en su momento lo mejor para nuestro proceso de convertirnos en personas. Si la vida las ha planteado, o sea, la relación o la no relación, hay que agradecer y honrar esos vínculos, esas relaciones, hay que bendecirlos por que las maldiciones atan y las bendiciones liberan.

Asi que en el plano, digamos vincular, la paciencia es esa actitud de preguntarse que significa…… que me ha dejado esta relación, que sea un duelo o una alegría, una muerte o una resurrección, pero si algo muere, es tener fe en que algo renace. Si algo muere, algo resucita.    

Quedarnos detenidos en la muerte, cerrarnos a la generosidad de la vida y de la gracia y negar lo malogrado, lo que no se logra, es rechazar un aprendizaje de despedir.

Hay hilos misteriosos que nos unen, hilos misteriosos que nos separan y siempre en cada final se encuentra la simiente de algo nuevo que esta germinando.

La paciencia es aquello que sabe nutrirse tanto de lo que viene como de lo que se va, lo que llega, como de lo que se despide, lo que nace, como lo que muere.

La paciencia sabe nutrirse de la presencia siempre viva, de un modo de sernos siempre muy evidente.

 Gabriela Lasanta