La Palabra

martes, 25 de septiembre de 2018

 

No las palabras vacías,

engañosas, distractivas;
las que envenenan,
o las que envuelven.

No las disfrazadas
ni las malintencionadas.
Tampoco las lisonjeras,
los falsos halagos
ni las vanas promesas.
No la mentira a la carta,
el “sí” que es un no,
o el “te quiero” sin ganas.

Sí la Palabra.
De carne y vida,
de sangre latiendo
con fuerza,
por las venas del mundo.
Palabra hecha gesto,
hecha obra,
hecha entraña.

Palabra de Dios,
convertida,
en nosotros, en eco
que retumba
en cada rincón de la tierra.
Palabra crucificada
por alzarse contra lo injusto,
lo abusivo, lo indigno.

Palabra eterna,
por amor,
resucitada.

 

José María Olaizola S.J.