25/09/18 – “Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen”, dice Jesús en el Evangelio del día. El vínculo que establece el Señor supera toda categoría de relación de sangre, es la relación con Jesús en el Espíritu la que marca un nuevo orden. Hoy somos invitados a vincularnos a la vida del Espíritu en Jesús, para poder volver a nacer y construir un mundo nuevo.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud. Entonces le anunciaron a Jesús: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte”. Pero él les respondió: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”.
Lc 8,19-21
Quien quiera vivir de Jesús debe escuchar incesantemente las divinas Escrituras, sin excluir ninguna. En ellas se revela el rostro del Amado, tanto en el hoy que pasa como en el día del amor sin fin.
El Espíritu Santo nos hace entrar en toda la entera Verdad a través de la Palabra de Dios, haciéndonos operarios y testigos de la fuerza liberadora que ella posee y que es tan necesaria para el mundo en el que a menudo parece se ha perdido el gusto y la pasión por la Verdad. Si acoges con fe la Palabra, entrarás a través de ella en el corazón de Dios. Dios en persona te visita en ella: porque la Palabra te toma, te arrebata el corazón y se ofrece, te hace sentir amado y te hace capaz de amar.
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