La presencia de Cristo en la comunidad que celebra

viernes, 2 de septiembre de 2022
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02/09/2022 – Esta semana, en “Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia”, continuamos profundizando la lectura y el conocimiento de la Constitución  Sacrosanctum Concilium  sobre la Sagrada Liturgia.

La índole de la liturgia

«Por medio de la liturgia se ejerce la obra de nuestra redención» (ib., 2). Así pues, mediante la liturgia los creyentes experimentan el misterio pascual de Cristo en su integridad. Por tanto, la constitución indica los efectos de la liturgia, la cual «edifica, día a día, a aquellos que están dentro para ser templo santo en el Señor, morada de Dios en el Espíritu hasta la medida de la plenitud de la edad de Cristo» (ib.).

Sobre lo anterior, el padre Javier expresó que el centro de la celebración litúrgica es la Eucaristía:  “Por eso, cuando todo viene de la Eucaristía en la vida de la Iglesia y, por lo tanto, también en la liturgia, todo va hacia la Eucaristía”, remarcó. Y continuó: “¿Qué celebramos en la Eucaristía? Celebramos la Pascua de Jesucristo: actualizamos la Pascua del Señor. Por eso, el texto del Concilio expresa ‘en la Liturgia se obra nuestra redención”.

Asimismo, el padre Javier dijo que la liturgia es  oración porque es Cristo quien reza y actualiza el misterio de la redención en la ofrenda de sí mismo, en el clamor del pueblo y en comunión con Él en la entrega de sí mismo, en la ofrenda pascual que particularmente en la celebración de la Eucaristía encuentro su epicentro.

Además del concepto base de la liturgia como actualización de nuestra redención, la constitución, siguiendo la línea de la gran tradición patrística, presenta algunas indicaciones de fondo, en parte innovadoras, para una mejor comprensión de la teología y del desarrollo de las celebraciones litúrgicas.

Entre ellas conviene destacar la unidad indisoluble entre el movimiento descendente de la santificación y el ascendente del culto (cf. ib., 5-7), la centralidad del misterio pascual (cf. ib., 5-6), la importancia de la presencia de Cristo en la Iglesia y, de modo especial, en la liturgia. Ciertamente, la presencia de Cristo en la comunidad que celebra es uno de los temas principales de la constitución.

Al respecto, el director de Radio María sostuvo que “toda celebración litúrgica tiene dos movimientos: la iniciativa de redención de Dios que obra a favor de nuestra santificación”. Es decir, Dios nos provoca con su santidad y busca nuestra plenitud, moviliza nuestro ser con su provocación en la Palabra, con su cercanía en el espíritu y, – dijo el padre Javier-, a esto el Concilio lo llama movimiento descendente en cuanto que es Dios que toma la iniciativa, pero al mismo tiempo, todo diálogo o vínculo supone una respuesta. Supone de nosotros, en este caso, responderle a este Dios y, en eso, el culto se constituye en un modo organizado de la estructura de la celebración como para intentar darle una respuesta.

De manera que, explicó el padre Javier, “existe el movimiento santificador (descendente) y un movimiento ascendente (es el Espíritu Santo el que obra y provoca) donde nosotros intentamos responder a esa invitación de Dios. El sacerdote remarcó: “en el centro está Jesús, descendencia y ascendencia al mismo tiempo”.

La reforma de los ritos y de los textos

Los padres conciliares no se limitaron a enunciar los altiora principia de la liturgia, sino que, por la relación inseparable que existe entre el principio teórico y el desarrollo de los ritos, decidieron tratar también sobre la acción litúrgica en sus aspectos más concretos, porque en los ritos el Espíritu y la Iglesia actúan conjuntamente a través de signos sensibles.

No se dejó de tratar ningún problema litúrgico. Todos los aspectos de la liturgia se afrontaron con valentía y clarividencia, y a cada uno se indicó la solución, de acuerdo con la genuina tradición eclesial y con los fundamentos bíblico-patrísticos, para responder a las nuevas exigencias de la acción pastoral y con el fin de fomentar la formación del pueblo de Dios y su participación fervorosa, activa, consciente y comunitaria en la liturgia.

Sobre este apartado de la Constitución  Sacrosanctum Concilium , el padre Javier dijo que, se habla de un documento dogmático y los derivados que éste genera para ampliar la normativa con la que se ha de prestar atención a lo que indica, es que se está frente a un acto de obediencia en la fe.

“La reflexión del Concilio no es para tomarlo sí me gusta o no me gusta, si coincide o no mi modo de vivir la fe, sino que estamos frente a un documento donde el Papa, junto con los Obispos en comunión con Él, generaron un texto que tiene carácter dogmático que deja una marca en la enseñanza que invita a la obediencia y toda la ritualidad que, desde ese lugar de enseñanza, ejerce la Iglesia en su autoridad de guiar al pueblo de Dios con el pastoreo”, puntualizó el padre Javier.

Te invitamos a escuchar el programa completo en el audio que acompaña esta nota