La rutina: ¿Nos aburre o le otorga sentido a nuestra vida?

viernes, 23 de marzo de 2012
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VL: Cuando escuchamos la palabra “rutina” ¿con qué la asociamos? La rutina tiene ventajas y desventajas. ¿por qué es aburrida? Y ¿por qué es saludable? ¿podremos encontrar dentro de la rutina frutos lindos, frutos nuevos?

                Muchas veces buscamos la forma de ‘evadir’ la rutina, porque nos da la sensación de que vivimos como autómatas. En parte es verdad, porque según la definición del diccionario, RUTINA es la costumbre arraigada o un hábito adquirido por mera práctica que permite hacer las cosas sin razonarlas.

                En un mundo que valora lo exótico, lo novedoso, lo extraordinario…las cosas de todos los días ‘no tienen buena prensa’, pero ¿es tan mala la rutina como parece? Por suerte hay quienes pueden ver la rutina más allá de este cariz negativo que la asocia con el tedio, el aburrimiento, la monotonía. La ven como un valioso ordenamiento donde la vida cotidiana adquiere sentido y da sus frutos. Se pueden sacar buenos frutos de lo repetitivo.

 

VG: Un mismo acto puede ser bueno y malo de acuerdo para qué uno lo use. “Bueno es todo lo que sirve para despertar el alma. Malo es todo lo que sirve para dormirla” (antiguo proverbio persa). Del mismo acto, como es la rutina, se puede sacar algo que sea enriquecedor, o de la transgresión de ella uno puede volverse peor. La incapacidad de seguir ciertas rutinas que necesitamos puede hacer que la vida se pierda en la nada. Personalmente, aprecio mucho la rutina, y aprecio también aquello que no es la rutina. En mis años como terapeuta he escuchado muchos testimonios de personas sobre lo que les pasa con la repetición en la vida cotidiana, en el trabajo, y también la apreciación de aquello que era una rutina que detestábamos y qué nos pasa cuando la perdemos. De pronto uno no se da cuenta del valor que tiene lo tan simple como puede ser el alimentarse de determinada manera, el tener agua para bañarse, el poder tener un trabajo,… De pronto uno expresa como un esfuerzo el ‘tener que salir a caminar’, o el ‘tener que visitar a la familia’. Son rutinas concretas, pero que tenemos que saber apreciarlas. Y eso es un acto del espíritu.

                También las palabras suelen volverse una rutina, por eso es interesante conocer su etimología. Comencemos por palabras que están dentro de la definición que da el diccionario. La palabra “hábito”. Hábito es lo que nos permite habitar este planeta en donde hemos encarnado, nacido. Un hábito es lo que nos hace vivible el vivir. Necesitamos los hábitos. Necesitamos costumbres que se repiten en automático, para que lo importante tenga toda nuestra plena atención. Pero una vez que empezamos a armar nuestra vida y ya no vivimos por lo que nos mandaron que teníamos que hacer, tenemos que establecer nuestros propios hábitos: ¿cómo quiero yo habitar mi vida, mi cuerpo? ¿qué le doy de comer? ¿le doy de fumar? ¿qué le doy de beber? Y me permito esta división: mi cuerpo y yo, porque uno habita el cuerpo, y cuando yo me vaya, mi cuerpo va a quedar como una ‘cáscara’. Yo no soy mi cuerpo, y a la vez sí somos uno transitoriamente. Después lo dejaremos aquí, pero mientras tanto es mi casa de carne. Entonces, las rutinas, los hábitos con que yo armo mi cuerpo (lo que hoy como y el cómo distribuyo esas comidas determina mi cuerpo los próximos 7 años). Otro elemento importante: el ritmo, el cuándo. Tener determinados alimentos permanentes y otros que son la excepción. Cuando eso está armado al revés como rutina, lo que estamos haciendo es armar un cuerpo que más que servirnos nos va a traer problemas.

Las rutinas que establecemos cuando decimos ‘yo elijo mi vida’, ‘sobre mí, decido yo’; dentro de esas decisiones va a haber rutinas que no voy a poder elegir. Por ejemplo: voy a trabajar en una oficina y hay ciertas rutinas, voy a trabajar en una profesión y hay ciertas rutinas que me marcan desde afuera. En las rutinas que sí puedo elegir, es necesario que haya un ritmo en función de la vida que elijo para mí, y que van a hacer que cuando termina el año yo esté satisfecha conmigo. Y sobre todo cuando mire para atrás pueda decir ‘para lo difícil que es vivir, lo hice bastante bien’. Y en eso que es tan difícil que es construir una vida, establecer rutinas de autocuidado, que tengan ritmos y buenas elecciones es muy importante.

En la psicología transpersonal se dice que la persona que tiende a ser feliz, a autorrealizarse, es buena electora. Eric From decía que “la enfermedad consiste en elegir lo que no es bueno para nosotros” (comer mal y a deshora, vincularse con quien no nos hace bien, miro una película que me hace mal, etc) es decir: no tengo rutinas de autocuidado

 

VL: ¿por qué a veces elegimos repetitivamente lo que nos hace mal?

VG: Hay veces que se debe a una falta de educación emocional. Si la tuviéramos, podríamos saber qué ‘dieta’ emocional nos hace mal: por ejemplo qué tipo de conversaciones en la mesa es mejor no tener. Cuando en una mesa una conversación se va para el lado que pueda dañar a alguien de los que allí están, alguien va a saltar para cortar eso. esas son rutinas familiares que son cuidados del conjunto al individuo. ¿por qué elegimos mal? También aquí es bueno ir a la etimología de la palabra elegir: un ‘elector’ es ‘e’ ‘lector’: el que lee la realidad. Si leo mal la realidad, elijo mal. Miro y digo ‘quiero esto’ ¿quiero solo? ¿o quiero y me hace bien?. Por supuesto que hasta que vamos viendo qué es lo que nos hace mal tardamos en elegir bien. Lo importante es tener capacidad de autorreflexionar, autoobservarnos, para no repetir el error. Y si lo repetimos, aprender de esa repetición. Porque también tenemos rutinas emocionales, caemos en hábitos emocionales. Personalmente tengo un hábito: saltar a dar consejos y soluciones. Es un hábito emocional tremendo que me ha costado muchísimo ir modificando, y todavía está en mi, y necesito respirar hondo para no salir a aconsejar a quien no me lo pidió. Ese, por ejemplo, es un hábito emocional que interrumpe la comunicación, porque si el otro no me está pidiendo un consejo, en mi rutina emocional darlo es que el otro no se exprese. Entonces, es necesario que cada uno observe qué hábitos vuelven la vida más vivible y qué hábitos nos vuelven más difícil vivir para nosotros y para los que nos rodean

 

UNA NUEVA MAÑANA Ignacio Copani

Una nueva mañana llegó, puede ser la mejor, mirala.

Puede ser luminosa o marrón, de tu propio color, pintala

con los tonos de tu corazón, con un resaltador de tu aguante, tu fe y tu garra.

Una nueva mañana llegó, puede ser la mejor, la más esperada.

 

Una nueva mañana se abrió, una nueva función arranca.

Que tu mano descorra el telón y que encienda el farol del alba.

Y que en el escenario mayor nos escriba el autor un final donde el bueno gana.

Una nueva mañana se abrió, una nueva función, protagonizala.

Una nueva mañana, otra oportunidad, de arrancar e intentarlo de nuevo.

Una nueva mañana para hacer realidad el gran día que viste en tu sueño.

Una nueva mañana llegó, para mi, para vos, no la descuidemos.

 

Que venga lluvia o salga el sol, igual abramos las ventanas.

Que pase el frío o el calor, que no se escape la esperanza.

Que el pueblo ya se despertó y se viene el día que esperabas.

Hoy es posible la ilusión, se viene una nueva mañana.

 

Una nueva mañana llegó, una nueva canción, cantala.

Con más ganas, con toda tu voz, con el afinador del alma.

Y dejá que te acompañe yo y todo el coro de los que pondremos lo que haga falta.

Una nueva mañana llegó, una nueva canción que a tu ritmo baila…

 

VL: ¿cómo hacemos para despertar el alma en el medio de la rutina? Creo que el alma tiene conocimientos de que la vida vale la pena, de que hay muchas cosas que valen la pena, pero ¿cómo hacer, primeramente, para reconocer estas cosas? Y ¿cómo hacer para vivirlas cuando uno en algunos momentos parece que no siente nada o no es capaz de disfrutar de lo que la vida le presenta?

 

VG: “El alma es más fuerte allí donde se ejercita” Aristóteles. Esto significa ‘establecerse’ rutinas para el alma, para lo más interno de uno. Hay personas que establecen por ejemplo llevar un diario de sueños, o un diario de observaciones, anotarse propósitos, practicar la autoobservación, hacer servicios voluntarios determinado día. Ejercitar el alma significa que uno establece prioridades y valores y qué es importante para uno. Son muy interesantes las prácticas de los monjes budistas aplicadas de manera laica, especialmente la observación de sí mismo, desarrollar plena atención en las tareas más sencillas y cotidianas, en las tareas más pequeñas que uno haga. Algo tan simple como comer, hacerlo con conciencia: abro los sentidos, presto atención a los sabores, al color de la comida, observo mi cuerpo, me relajo, observo cómo mis manos toman los cubiertos… Hasta lavarse las manos puede ser un acto de misterio se abro mi atención. Entonces. Las rutinas no elegidas, si les ponemos plena presencia, se vuelven un acto de misterio. El cajero que tiene que atender en el banco persona tras persona, puede, a través del estar muy presente con lo que hace, siendo gentil con quien está enfrente, hacer un ejercicio para el alma de una rutina no elegida.

En un seminario que tuve oportunidad de hacer con un monje budista, él preguntó: ‘¿saben ustedes cómo se genera la felicidad? digan una palabra’. Salieron palabras como ‘amistad’, ‘afecto’… El vetó todas las palabras y dijo: disciplina. El origen de la felicidad es disciplina: poner la energía en aquello en lo que uno cree. Ser discípulo de uno mismo. Generar rutinas que fortalezcan el alma da como resultado la satisfacción enorme que uno tiene cuando cumple con aquello que sabe que le hizo bien. El ejercicio de aquello que es bueno para mí y para el otro se convierten en rutinas del alma. Y siguiendo con palabras importantes, otra es PROPÓSITO: pro es ‘ir en busca de, mirar hacia el futuro’, y ‘pósito’ es posicionarse, ponerse en un lugar del futuro. Con lo que hago hoy, me pongo en un lugar del futuro. Por ejemplo si como mamá me observo en qué cosas hago y escribo mi diario, luego puedo observar en qué sirvió, en qué veo que tal vez me estoy equivocando: qué tendría que modificar ¿mi irritación? ¿mi puesta de límites?. Hoy me di cuenta de ‘tal cosa’ entonces me tomo el propósito, y veo también cuando me desvío (porque la mecanicidad y los otros hábitos hacen que a veces me desvíe, me pierda de ese propósito) lo cual es importante para que ese propóxito vuelva a su cauce. Un proverbio dice “camino que no se transita vuelve a crecer la hierba” Ese camino que no se transita, en el que no debiera crecer la hierba, es la rutina consciente, es la rutina que me sirve. Si yo no transito ese camino, vuelve a perderse. El propósito hace que no crezca la hierba

 

VL: me da la impresión de que a veces hacemos ‘zaping’ en la vida. No nos entregamos a una sola cosa a la vez, y creo que para valorar lo que hacemos debemos concentrarnos en lo que hacemos, y esto es imposible haciendo varias cosas juntas

 

VG: les cuento una anécdota personal: cuando yo era chiquita, tenía una cucharita con la que creía que haciendo un pocito iba a llevar a Japón. Todos los días profundizaba mi pocito con la cuchara, que era mi única herramienta. Aunque no era la apropiada, sí lo era el procedimiento.- En tonces, con la herramienta apropiada y el procedimiento apropiado uno llegaría muy probablemente a hacer un gran pozo. No tener ni propósito ni rutina ni disciplina, es como hacer pocitos pequeños en distintos lugares que muy posiblemente no me lleven a la felicidad. Ejemplo: quiero trabajar mi cuerpo. Hoy hago eutonía, no me gustó. Entonces hago Tai-chi. No me gustó. Entonces hago dos meses de yoga. Y no me gustó. Así no voy a ninguna parte. Son pocitos. Hay que hacer un pozo. Hay que ir en pos de un aprendizaje que requiere años: vivir es ‘graduarse de sí mismo’. Si ser médico, maestro o cualquier otro profesional requiere de formarse en una misma línea, graduarse de sí mismo requiere mucha CONSTANCIA. Esa es una palabra que hay que adosar a la noción de rutina sana. Ser discípulo de aquello en lo que creo, es dedicarle un tiempo devocional a eso. Lo difícil no es conquistarlo, sino mantenerlo. Si yo no pongo constancia, eso se pierde. En los que somos partidarios de una vida en donde el espíritu sea protagonista, necesitamos no tenerle miedo a la palabra ‘logro’, porque esta palabra implica que hemos tenido vocación, constancia, puntualidad en cumplir aquello en lo que creemos. Entonces necesitamos ponderar nuestro propio logro y decir ‘sí, estoy pudiendo sostener esto’, y cuando no lo hagamos, nos va a servir de amable corrector. También eso es importante: ser amables correctores de nosotros mismos. A veces cuando queremos tener rutinas sanas para nosotros mismos –por ejemplo mantener una dieta sana, o abandonar un hábito nocivo-, somos muy crueles al autocorregirnos, al sentir que hemos fallado a un propósito. Y si somos crueles, el inconsciente, en lugar de querer cumplir ese propósito, va a sabotearlo.

DIA TRAS DIA Andrés Cepeda

Una flor dura un verano, un verano son tres meses.

Doce meses tiene un año,¿puede un año ser tan breve?

como es breve diccionario para definir quien eres.

Un te quiero no es te amo, un te amo no es tan fuerte,

sino es fuerte lo que sientes, si es que sientes que has amado;

con el cuerpo y con la mente, como yo te amo.

 

Salir al mundo es como caminar en medio de una guerra,

pero a tu lado todo es mas seguro, porque encuentro paz.

Le pido al cielo que te proteja, que siempre estemos igual, que me ames igual.

Yo quiero estar contigo el resto de mi vida, que podamos estar juntos hasta el final.

Poderme despertar con tu sonrisa, es mi alegría, dia tras dia.

 

No hay dolor que sea eterno, no es eterno un hasta luego,

hasta luego es un regreso, no hay regreso sin encuentro

y un encuentro es lo mas bello, cuando estamos cuerpo a cuerpo.

 

 

 

VL: ¿qué pasa cuando la rutina se convierte en un exceso de programación, cuando hay una tendencia a enclaustrarnos o a encontrar amparo en lo previsible? ¿termina por empobrecernos?

 

VG: Termina por empobrecernos, y de muchas maneras. Es una garantía de convertirse en un ‘bonsai’ de sí mismo. Cuando uno quiere salir de esa macetita pequeña, se auto-poda las ramas, las raíces, se queda chiquitito y se muere chiquitito. Hay que aspirar a tener una vida no larga sino grande. Esto no significa ser famoso ni significa tener éxito en el sentido social, sino que valga la pena. Este tipo de rutina empobrece el espíritu y el cerebro, porque lo que no se usa se atrofia. El cerebro de una persona muy rutinaria, sin creatividad, es un cerebro muy limitado biológicamente. Las personas que desarrollan la creatividad empiezan a crear redes neuronales que no estaban antes (esto está comprobado por las neurociencias). Por ejemplo: la rutina de practicar un instrumento va creando primero redes neuronales provisorias que se podrían deshacer muy prontamente si la persona abandona esa práctica. Pero si esa persona sigue la práctica esas redes se vuelven estables, se vuelven proteicas. Y se esa persona deja de practicar y retoma un tiempo después saldría sola la música de sus manos. Si logramos mantener nuestro propósito podemos recuperar la capacidad de hacer cosas nuevas. Con lo que soy, con lo que tengo y con las limitaciones que tengo ¿cómo puedo hacer para no quedarme ‘bonsai’?

 

VL: Victor Manuel Fernandez, en su libro “para librarnos de la rutina y el aburrimiento” dice que hay dos cosas que siempre son ciertas: el ser humano puede ser inmensamente creativo, y que la realidad es inmensamente más rica de lo que hemos alcanzado a descubrir.

 

VG: y aún en lo que es rutinario como lo es hacer una dieta sana, no es sencillo, pero se trata de hacerlo lo mejor posible. Y tengo que sentir que no hay rigidez, que podemos hacer algo diferente sin romper el propósito de la dieta, como por ejemplo cambiar el lugar donde comemos: n vez de hacerlo en el comedor, disfrutar debajo de un árbol comiendo lo mismo. Eso es ser creativo sin salir de la rutina sana. Entonces: todo depende de la ACTITUD ¡bella palabra esta también! Actitud es desde que disposición hago mis actos. Victor Frankl, que creó su piscología, la logoterapia, en los campos de concentración, decía que cuando ninguna variable puede ser modificada, hay algo que siempre puede ser modificado que es la actitud. Y en mi trabajo también es así. Mi actitud ante la rutina es lo que va a marcar la diferencia. La creatividad es lo que me saca del peligro de imponernos rutinas en exceso. La auto imposición excesiva de rutinas sin el sustento de la creatividad nos vuelve no solo aburridos para nosotros mismos y para los demás, sino que nos vuelve rígidos. Lao Tse, sabio chino, decía “la flexibilidad es la vida. La rigidez es la muerte” la flexibilidad es como el junco. La rigidez nos quiebra. Entonces, si tengo una rutina, tengo que tener la conciencia capaz de modificar esa rutina si es necesario, por ejemplo “hoy no salgo a caminar porque me doblé el tobillo, pero me quedo de paso porque tengo la posibilidad de estar con una visita en una conversación que puedo disfrutar…” entonces elijo quedarme sin culpa. Ahora si las rutinas son por cuestiones de salud, algo que ayuda a no desviarse del propósito son los grupos. La comunidad, el grupo de gente que cree lo mismo que yo, que apuesta a lo mismo, ayuda, da fortaleza. También ayudan a salir de hábitos que nos lastiman, los grupos ayudan a mantener el propósito, y cuando hay caídas, ayudan a reubicarse en el lugar. Solo, uno se autoengaña y se pierde.

 Y darme cuenta si me estoy auto asfixiando en rutinas que ya no están siendo buenas para mí. En rutinas saludables, juntos es más fácil conservarlas y sin rigidez y sin perderse.

 

TODOS LOS DÍAS UN POCO Abel Pintos

Si una estrella más cayó este cielo llora
si nadie reclama luna y luz este mar ya se secó.
Si un beso es uno más esta boca espera
si una campana no suena el silencio se durmió.
Llaman y llaman las flores al sol, juegan y juegan todos los días al amor
si no me llamas como hace la flor te iré olvidando todos los días un poco.

Si otro árbol desnudó el verano muere
si nadie le exige al viento esta nube aquí paró.
 Si un año más pasó la vida es más corta
si no sacudes al tiempo ni un intento queda en vos.
Llaman y llaman las flores al sol, juegan y juegan todos los días al amor
si no me llamas como hace la flor me iré muriendo todos los días un poco.

Participan los oyentes

          Encontrando la creatividad en lo cotidiano podemos descubrir la poesía del universo. Todo deja de ser cotidiano para pasar a ser especial. Algo tan cotidiano como lavarse las manos, puede convertirse en caricias que ambas manos se dan entre sí. Todo está hecho para aprender a acariciar

VG: estas personas que convidan su propia experiencia, que busca poesía en la rutina, ayuda muchísimo a otros. Cuando damos por sabido al mundo, a lo cotidiano, es cuando nos automatizamos. En la rutina nociva, en la rutina que nos automatiza, el cerebro pierde la capacidad de asombro. Otra palabra: ASOMBRO: significa ‘salir de la sombra’. Cuando salgo de la sombra abro los sentidos para comunicarme y encuentro poesía en la vida. Y eso es salir de la rutina aunque hagamos lo mismo de siempre. “Hay dos opciones para vivir la vida: una es concebir que nada es un milagro. La otra concebir que todo es un milagro”. Cuando miramos milagrosamente la vida salimos de la rutina y permitimos que el alma se despierte

          Soy una persona enferma de los bronquios. Me enfermo muy frecuentemente de bronco espasmos. ¿puede ser que las emociones me afecten? Mi vida es monótona porque no puedo hacer muchas, pero tengo creatividad: entre otras cosas pinto por ejemplo. ¿hay algo que me pueda ayudar a no enfermarme tanto?

VG: Sin duda que las emociones afectan al cuerpo. Vivimos en una época en que se hace una simbolización demasiado facilista: si tenés problemas en la garganta es que algo no podés tragar, etc. No hay una simbolización tan inmediata, y no todo tiene su origen en lo psicosomático. Lo emocional incide de un modo muy decisivo en cómo transitamos una enfermedad. Cuando tenemos una enfermedad crónica, es muy importante cuidar mucho el cuerpo, y cuando hay emociones difíciles poder ‘reciclarse’, transformar eso, buscar ámbitos donde hablar de lo que nos pasó. Si carecemos de esos ámbitos muchas veces nos quedamos con eso dentro. Es, diríamos, indispensable un grupo, o un terapeuta. Y tan importante como metabolizar las emociones difíciles, es muy importante meditar en el sentido de respirar, relajarse, volver al centro de sí. Es importante crearse buenos momentos.

                Para todos es importante en medio de las rutinas crearse buenos momentos: eso es parte de la salud, y para cada persona esos buenos momentos son cosas diferentes: para uno salir a caminar, para el otro jugar con una mascota, para otro llamar a seres queridos-que significa ‘estar’ con ellos aunque estemos lejos. Cuando esos seres se vayan sabremos que estuvimos teniendo presencia-. Es una rutina afectiva que termina haciéndome bien porque le doy un bien al otro… Como lo dice la canción que acabamos de escuchar “Todos los días un poco” hacer aquello en lo que creemos, poder crear momentos de bienestar varias veces al día es una buena medicina porque eso genera una buena química en nuestro cerebro y en nuestro organismo que colabora en nuestra salud.

          Mi rutina, además de ir al trabajo, es ir a mi comunidad a hacer actos de voluntariado con alegría

VG: en el taoísmo se hace una práctica que es la práctica del ‘contento’ como rutina del día. Es la práctica de una actitud. A veces nos parece que la alegría nos debiera venir desde afuera o vaya a saber de qué lugar de adentro. Sin embargo, la práctica de de decir esto: “voy a regar las plantas, y mi actitud va a ser ‘que sea con contento’”, disponer que voy a ir con alegría, esta actitud hace que podamos sobreponernos aún habiendo obstáculos en lo que vamos a hacer.

 

 Para contacarse con Virginia Gawel.

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