01/05/2019 – En el ciclo Enseñanzas desde el Magisterio de la Iglesia, junto al padre Javier Soteras, director de Radio María Argentina, comenzamos a recorrer la tercera exhortación apostólica del papa Francisco «Gaudete et exsultate» sobre la santidad en el mundo actual.
En torno a este tema, indicó que “Uno dice santo y uno dice esta gente está hecha de otra cosa, pero los santos son personas de carne y huesos, son pecadores, no hay santo que no sea pecador”, expresó. Y completó diciendo que “No hay posibilidad de ser santo sin ser pecador, es decir, la condición de ser pecador es condición de la santidad”.
“Yo he venido por los enfermos, nos dice Jesús”, recordó el padre Javier. Y por otra parte, indicó que “El santo puede alcanzar la plenitud en Jesús, en ser uno con Jesús, en su condición frágil y pecadora, por lo tanto no hay excusas, todos los que llegaron al camino de la santidad en plenitud, llegaron desde esa condición sabia de reconocer su propia fragilidad, su vulnerabilidad y su posibilidad de ser en Jesús distinto de lo que se es, por lo tanto, el camino de la santidad es para todos”.
“Hay que encontrar el modo de abrirle el corazón al hacedor de la santidad que es el Señor, para que configure el rostro de la plenitud en cada uno de nosotros tal cual Él lo soñó, lo pensó y lo quiere hacer”.
“Más que quiero ser santo -reflexionó el padre Javier- quiero responder que sí a tu llamado a la santidad, porque no es que yo decido ser santo, no es voluntad humana, es querer divino, que espera la respuesta adecuada del hombre para que ese querer divino se haga realidad en nosotros”, clarificó.
Volvió a recordar lo que el Espíritu Santo le había inspirado en La Rioja cuando iban camino a Sañogasta para encontrarse con la familia del reciente beato Wenceslao Pedernera, señalando que “No hay GPS de la santidad, para encontrarse con el camino de la santidad no hay GPS que aguante, porque no hay dirección exacta, cada uno hace un camino original, la santidad es original”, destacó.
“A Dios no le gusta hacer las cosas por serie, por lo tanto, el camino de santidad al que vos sos invitado es distinto que el mío y que el tuyo”, manifestó el sacerdote.
“Todos nacimos llamados a la santidad en el mismo lugar, sin embargo, no hay un modelo de santidad único”. Santa Teresita del Niño Jesús tiene la clave en relación a esto, ella dice: < La santidad es un caminito, es un sendero diario, cotidiano, no hay una ruta definida>”.
“No es que no haya referencias en el camino -aclaró- pero no hay moldes definidos, esto da mucha libertad a Dios en su obra creativa y al hombre en su capacidad de respuesta al llamado de Dios”.
Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día. Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo. (G.E. 14-15)
En este sentido, el padre Javier indicó cuáles son los lugares donde se renueva la gracia bautismal: “En la oración personal, en la oración del rosario y en la eucaristía, en el ejercicio de la caridad, en la vivencia de los sacramentos, especialmente en el sacramento de la reconciliación, nosotros es como si volviéramos al agua que nos trajo la gracia de ser hijos de Dios”.
Cuando sientas la tentación de enredarte en tu debilidad, levanta los ojos al Crucificado y dile: «Señor, yo soy un pobrecillo, pero tú puedes realizar el milagro de hacerme un poco mejor». Esta santidad a la que el Señor te llama irá creciendo con pequeños gestos. (G.E. 15-16)
Al respecto, señaló que “Depende de la visión que la persona tenga, van a ser sus acciones”. Y ejemplificó, diciendo que “Si mi visión está cerrada o encerrada en mi dolor, por ejemplo, yo no dejo de girar alrededor mío, en contraposición, si mi visión está alcanzada por el modo como Dios ve las cosas, entonces yo puedo avanzar por encima de lo que yo haría y haciendo solamente lo que Él puede hacer”.
Finamente el padre Javier Soteras, nos invitó “A mirar como Dios mira para salir del lugar donde a veces quedamos enredados o prendidos solamente en nuestra forma de mirar”, concluyó.
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