La trompeta, una llamada que nos despierta

miércoles, 4 de diciembre de 2013
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La historia de la trompeta se remonta a los orígenes de la historia de la humanidad. Casi tan antiguas como la flauta, que se repunta como el instrumento más antiguo y generalizado, debieron ser la trompeta y la corneta, derivadas del cuerno de buey (en Israel, cuerno de carnero) que aún puede servir como trompa de caza. Por tanto, las primeras trompetas fueron fabricadas con cuernos de animales cocidos, cañas de bambú, tubos vegetales ahuecados o caracoles y eran empleadas por los hombres primitivos para diversas cuestiones como eran los entierros, rituales para ahuyentar a los malos espíritus, para la caza o transmitir señales.

Con el descubrimiento de los metales comienza una nueva etapa para el desarrollo de los instrumentos de viento ya que el bronce es un material adecuado para su construcción mejorando su sonoridad y brillantez. Las primitivas trompetas carecían de boquilla y se usaban a modo de altavoz, gritando en su interior para deformar aumentando o distorsionando la voz del ejecutante.

 

La trompeta tuvo dos usos: como instrumento musical o como señal de anuncio o alarma.

 

En la Biblia

 

* Como instrumento musical

 

4 Aclame al Señor toda la tierra,

prorrumpan en cantos jubilosos.

5 Canten al Señor con el arpa

y al son de instrumentos musicales;

6 con clarines y sonidos de trompeta

aclamen al Señor, que es Rey. Salmo 98

 

1 ¡Aleluya!

Alaben a Dios en su Santuario,

alábenlo en su poderoso firmamento;

2 Alábenlo por sus grandes proezas,

alábenlo por su inmensa grandeza,

3 Alábenlo con toques de trompeta,

alábenlo con el arpa y la cítara;

4 alábenlo con tambores y danzas,

alábenlo con laudes y flautas.

5 Alábenlo con platillos sonoros,

alábenlo con platillos vibrantes,

6 ¡Que todos los seres vivientes

alaben al Señor!

¡Aleluya! Salmo 150

 

* Convocar con el sonido de trompeta

 

Los sacerdotes hacían sonar las trompetas como señal para convocar al pueblo en distintas celebraciones.

 

1 El Señor dijo a Moisés: 2 Manda hacer dos trompetas de plata, forjadas a martillo. Ellas te servirán para convocar a la comunidad y para movilizar las divisiones. 3 Cuando se hagan sonar las dos trompetas, toda la comunidad se reunirá delante de ti, a la entrada de la Carpa del Encuentro. 4 Pero si tocan una sola, se reunirán contigo los jefes, es decir, los capitanes de los regimientos de Israel. 5 Cuando ustedes den un toque de trompeta acompañado de una aclamación, se pondrán en movimiento las divisiones acampadas al este; 6 y al segundo toque de trompeta, realizado de la misma manera, lo harán las divisiones acampadas al sur. Así, el toque de trompetas acompañado de una aclamación, los hará avanzar, 7 mientras que para reunir a la comunidad se tocarán las trompetas sin proferir ninguna aclamación. 8 Las trompetas las tocarán los hijos de Aarón, los sacerdotes. Este será para ustedes y para sus descendientes un decreto irrevocable, a lo largo de las generaciones.

9 Cuando ustedes, en su propia tierra, tengan que combatir contra un enemigo que venga a atacarlos, deberán tocar las trompetas profiriendo aclamaciones, y el Señor, su Dios, se acordará de ustedes, y se verán libres de sus enemigos. 10 En las grandes ocasiones, en las fiestas y en los días de luna nueva, tocarán las trompetas sobre sus holocaustos y sus sacrificios de comunión; y este será para ustedes un memorial delante de su Dios. Yo soy el Señor, su Dios. Núm 10

 

El uso de trompetas se destaca en las formaciones militares y los gritos de guerra. Entre otros textos, se destaca la toma de Jericó:

 

10 Pero Josué dio esta orden al pueblo: “No lancen ningún grito de guerra ni dejen oír sus voces; que no salga de la boca de ustedes ninguna palabra, hasta que yo les diga: ‘¡Griten!’. Sólo entonces gritarán”. 11 Así hizo que el Arca del Señor diera una vuelta alrededor de la ciudad, formando un círculo en torno a ella. Luego volvieron otra vez al campamento, y allí pasaron la noche.

12 A la mañana siguiente, Josué se levantó de madrugada y los sacerdotes tomaron el Arca del Señor. 13 Los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas de cuerno delante del Arca del Señor, avanzaban sin dejar de tocar las trompetas; los guerreros marchaban delante de ellos, y la retaguardia iba detrás del Arca del Señor. En ningún momento se dejó de tocar las trompetas. 14 Así dieron la vuelta alrededor de la ciudad el segundo día, y después regresaron al campamento. Esto mismo se hizo durante seis días.

15 El séptimo día se levantaron al despuntar el alba y dieron siete vueltas alrededor de la ciudad, de la manera acostumbrada: sólo ese día dieron siete vueltas alrededor de la ciudad. 16 Al dar la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron con más fuerza las trompetas, y Josué dijo al pueblo: “Lancen el grito de guerra, porque el Señor les entrega la ciudad. Josué 6

 

 

El cuerno de carnero: shofar

 

Aún hoy, el cuerno de carnero se hace sonar para indicar el Año Nuevo judío (Lev 23,24). También hay textos bíblicos que indican que al sonido de la trompeta llega el día del juicio, “el Día del Señor”:

 

14 ¡Está cerca el gran Día del Señor!

¡Está cerca y llega rápidamente!

¡Qué amargo es el clamor del Día del Señor!

¡Hasta el valeroso lanza un grito estridente!

15 ¡Día de ira será aquel día,

día de angustia y aflicción,

día de ruina y desolación,

día de tinieblas y oscuridad,

día nublado y de sombríos nubarrones,

16 día de sonidos de trompeta

y de gritos de guerra

contra las ciudades fortificadas

y contra las almenas elevadas!  Sofonías cap. 1

 

Uniendo estos dos sentidos – año nuevo, día de juicio – el sonido del shofar adquiere el sentido simbólico de un toque de atención. El día de año nuevo es también la ocasión de meditar sobre la responsabilidad personal sobre las propias acciones. Ante la inminencia del juicio divino sobre los frutos del libre albedrío, el ser humano invoca clemencia y ruega:

“Inscríbenos en el libro de la vida, de la redención y la salvación.”

 

El año del jubileo

 

Hay un año que se destaca entre otros, y es el año del jubileo:

8 Deberás contar siete semanas de años –siete veces siete años– de manera que el período de las siete semanas de años sume un total de cuarenta y nueve años. 9 Entonces harás resonar un fuerte toque de trompeta: el día diez del séptimo mes –el día de la Expiación– ustedes harán sonar la trompeta en todo el país. 10 Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia. 11 Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo: no sembrarán ni segarán lo que vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar; 12 porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo produzca por sí mismo.

1 3 En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad. 14 Cuando vendas o compres algo a tu compatriota, no se defrauden unos a otros. 15 Al comprar, tendrás en cuenta el número de años transcurridos desde el jubileo; y al vender, tu compatriota tendrá en cuenta el número de los años productivos: 16 cuanto mayor sea el número de años, mayor será el precio que pagarás; y cuanto menor sea el número de años, menor será ese precio, porque lo que él te vende es un determinado número de cosechas. 17 No se defrauden unos a otros, y teman a su Dios, porque yo soy el Señor, su Dios.

18 Observen mis preceptos y cumplan fielmente mis leyes; así vivirán seguros en esta tierra. 19 La tierra dará sus frutos, ustedes comerán hasta quedar saciados y vivirán seguros en ella.  Lev 25

 

Este jubileo es una año de liberación: los presos y esclavos vuelven a sus familias, se perdonan las deudas, la tierra descansa… todo el año se orienta a poner de relieve el amor y la providencia de Dios que cuida de su pueblo. Por eso se le llama también “año de gracia”.  Su realización siempre fue una utopía.

 

Al iniciar su actividad en la sinagoga de Nazaret, Jesús afirmó que había llegado ese “año de gracia” (Lc 4,16ss).

 

Las trompetas del día final

 

“El Nuevo Testamento no hace distinción entre las trompetas de metal y las de cuerno de carnero, y con un único término griego (sálpinx) designa la trompeta que sonará para anunciar la llegada de la escatología: será el instrumento que harán sonar los ángeles para reunir a los elegidos, indicar el momento de la resurrección de los muertos y la convocatoria para el juicio: Mt 24,31; 1 Tes 4,13-18.” (Luis Rivas, Símbolos y figuras en la Biblia, Ed. Amico)

 

50 Les aseguro, hermanos, que lo puramente humano no puede tener parte en el Reino de Dios, ni la corrupción puede heredar lo que es incorruptible. 51 Les voy a revelar un misterio: No todos vamos a morir, pero todos seremos transformados. 52 En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final –porque esto sucederá– los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. 53 Lo que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad. 1 Cor 15,50-53

 

En los capítulos 8 al 11 del Apocalipsis siete ángeles tocan siete trompetas. Al sonar las trompetas se van produciendo los castigos que recuerdan a las plagas de Egipto. Con estos castigos, que afectan a una parte de la tierra, el autor se refiere a la destrucción de Jerusalén. Antes de que suene la última trompeta, ocurre un intervalo, y aparece un ángel con un librito – el evangelio – que debe ser anunciado. Finalmente, la última trompeta deja oír cantos de alegría por el triunfo de Dios.

 

15 Cuando el séptimo Ángel tocó la trompeta, resonaron en el cielo unas voces potentes que decían: «El dominio del mundo ha pasado a manos de nuestro Señor y de su Mesías, y él reinará por los siglos de los siglos». 16 Y los veinticuatro Ancianos que estaban sentados en sus tronos, delante de Dios, se postraron para adorarlo, diciendo:

17 «Te damos gracias, Señor, Dios todopoderoso

–el que es y el que era–

porque has ejercido tu inmenso poder

y has establecido tu Reino.”Apoc 11

 

Este tiempo de Adviento orienta nuestra mirada hacia esa próxima venida de Jesucristo y la llegada del Reino de Dios. Por eso, en las misas del tiempo de Adviento rezamos esta oración después de la comunión:

 

“Te pedimos, Padre, que fructifique en nosotros la celebración de los santos misterios con los que tú nos enseñas a amar y adherirnos a los bienes eternos, mientras peregrinamos en medio de las realidades transitorias de esta vida”.