Las negociaciones nuestras de cada día

viernes, 21 de noviembre de 2008
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Hoy haremos una entrevista a Clara Coria, psicóloga, investigadora de las problemáticas del dinero, el poder, el éxito, la negociación y el amor, desde la perspectiva de género. Es autora de diversos libros, una brillante escritura y una gran y lúcida mujer.
Los invito a ponerse en la sintonía de este fenómeno que voy a describir ahora para entender el marco de este tema. La pregunta que hoy queremos intentar responder es el famoso ¿que te cuesta? Que se convierte a menudo y automáticamente en una afirmación: No te cuesta nada, no es una pregunta. El problema es que desde hace mucho tiempo observamos que los costos que pagan muchas mujeres no son tenidos en cuenta, hay una serie de actividades, de postergaciones, de renuncias, de sacrificios, de entrega que no tienen  ningún costo y por lo tanto ningún valor. La falta de conciencia de esos costos es muy grave.  En las empresas es fundamental tener conciencia de los costos y se prioriza el análisis de los mismos en primera instancia,  pero de los costos de la auto postergación, de la servidumbre, de la dependencia, de la sobre adaptación, de la condescendencia, de la sobrecarga a la que están sometidas muchas mujeres (también pueden ser hombres pero en este caso lo mas  frecuenten la tarea de la ama de casa)  distraídas permanentemente con el bienestar de los demás, eso no tiene valor y no tiene costo. Una vez al año nos acordamos de ello y les rendimos grandilocuentes homenajes, sin embargo en la actividad de cada día sigue siendo una trampa en donde algunas mujeres caen y no pueden salir. ¿qué me cuesta?, no me cuesta nada posponer mi sueño, mis necesidades, mis intereses, mis deseos, mis proyectos, mi profesión, mis anhelos y me pospongo, porqué?  Esto agudiza problemáticas físicas, psíquicas, depresiones, vacíos interiores, facturas enormes que muchas mujeres  aumentan en su corazón y en su alma que después son impagables porque nadie puede levantar semejante hipoteca de quejas y de exigencias y de cobras que se van acumulando en el corazón.
Ante esa perspectiva  Clara Coria escribió un libro que se llama “Las negociaciones nuestras de cada día”, brillantemente ella describe que frente a las situaciones donde hay confrontación de intereses, algunas domésticas e insignificantes y otras mas serias, hay tres alternativas: imponerse, ceder o negociar. Clara Coria presenta la negociación como la alternativa mas respetuosa de la alteridad y de la paridad humana, la alternativa en la cual se puede negociar los intereses de uno, los intereses del otro y buscar lo mejor para ambos y para el vínculo. La negociación como el ámbito fecundo donde el vínculo se puede salvar.

Dice Clara Coria en su libro que el hecho de considerar la negociación como una  alternativa que se agrega a las tradicionales de imponer o ceder, sorprendió a más de una de las mujeres que participaron en los talleres que coordinó sobre el tema. La sorpresa provenía  de descubrir que la negociación era una especie de mala palabra que connotaba una actitud materialista, fría, calculadora, y en la tríada de actitudes posibles para enfrentar diferencias de opinión o de intereses, la negociación era la que ofrecía mayores garantías de respeto humano. Es intrínsecamente una alternativa no autoritaria porque incluye un espacio para que las distintas partes puedan defender sus intereses y sus necesidades. Pero este descubrimiento no llega a disolver todos los prejuicios y los mitos que hacen que la negociación sea para muchas mujeres un comportamiento desprestigiado, indigno de quienes se quieren, antifemenino y poco espiritual. Muchas mujeres