Las nubes

jueves, 31 de marzo de 2011
Las nubes son vistas de modo positivo, ya que traen la lluvia necesaria para los campos. Por eso, su simbolismo está ligado a los beneficios que Dios otorga a la tierra. Ese simbolismo se puede resumir en tres aspectos:

 

1) La nube protectora

El cielo del desierto se caracteriza por ser un cielo diáfano, limpio de nubes. Precisamente por eso, la manifestación bienhechora de Dios será en una nube protectora, que da alivio y sombra al pueblo durante el Exodo, mientras camina por el desierto: Ex 40,34-38 (donde se juntan nube y fuego luminoso) y Nm 9,15-23.

 

2) La nube asociada a la voz
Si la nube es símbolo de la presencia protectora divina, es también el ámbito donde la voz de Dios se deja oír. Ex 24,15-18 y Num 17,7ss. La nube, asociada a la gloria de Dios, es el trono desde el cual Dios habla.

 

 

3) La nube como vehículo celeste

Bendice al Señor, alma mía:

1 ¡Señor, Dios mío, qué grande eres!

1 Estás vestido de esplendor y majestad

 y te envuelves con un manto de luz.

2 Tú extendiste el cielo como un toldo

y construiste tu mansión sobre las aguas.

3 Las nubes te sirven de carruaje

3 y avanzas en alas del viento.

Usas como mensajeros a los vientos,

4 y a los relámpagos, como ministros. (Sal 104,4)

 

Las nubes se mueven por el cielo. Ese movimiento puede interpretarse  como el desplazamiento de Dios por el firmamento. Por eso, las nubes son vistas como vehículos celestiales, que, o bien transportan al mismo Dios (como en el caso de este salmo), o bien sirven para que los humanos puedan llegar al plano divino y celestial.

 

Dentro de esta simbología podemos ubicar la visión del profeta Daniel acerca del Hijo del Hombre: Dn 7,13-14. Y también la Ascensión de Jesús a los cielos según Hech 1,9-11

 

En la transfiguración

 

El domingo 20 de marzo de 2011, la lectura del 2do. domingo de cuaresma del ciclo A nos presenta el relato de la transfiguración según Mt 17, 1-9.

 

En este relato se unen los diversos aspectos simbólicos de la nube:

* es una nube bienhechora, que cubre a los discípulos con su sombra, así como cubrió al pueblo en el desierto;

* de esa nube sale la voz de Dios, voz que presenta al Hijo;

* probablemente la nube también actúa como vehículo, porque luego de su aparición ya no se ve más a Moisés y Elías.