Las palmeras: una reverencia y una alabanza

martes, 19 de marzo de 2013

 

 

 

Las palmeras se encuentran ampliamente distribuidas en regiones tropicales y subtropicales, principalmente lugares con alta humedad. Por su abundancia, muchas veces son ecológicamente importantes donde están presentes. Tienen representantes también en las zonas templadas, sobreviven en ambientes  desérticos,  bosques tropicales, y desde el nivel del mar (Cocos nucifera) hasta altitudes muy elevadas.

Entre las palmeras se encuentran muchas especies de importantes usos económicos, como muchas especies de valor ornamental, además de otras como el cocotero, la palmera datilera, el palmito, el ratán, y  la rafia, entre otras.

Las hojas forman un capitel en el ápice del tronco.

 

En las tierras bíblicas

 

La palmera datilera era conocida desde tiempo antiguos, y sus usos fueron diversos. Los dátiles son muy apreciados porque se pueden comer frescos o secos, constituyendo una gran fuente de energía, y también se usaban para preparar licor.

Las hojas se usaban para cubrir techos (y de allí su uso en la fiesta de las Tiendas). Las fibras se aprovechan en la industria textil para tejer túnicas, y el tronco para madera.

Se cultivaban en la llanura costera y en el valle del Jordán.

 

La hermosura de las palmeras

 

10 Mi amado es apuesto y sonrosado,

se distingue entre diez mil.

11 Su cabeza es un lingote de oro puro,

sus cabellos son ramas de palmera,

negros como un cuervo.

12 Sus ojos son dos palomas

junto a una corriente de agua,

que se bañan en leche

y se posan sobre un estanque. (Cantar de los cantares 5,10-12)

 

7 ¡Qué hermosa eres, qué encantadora,

mi amor y mi delicia!

8 Tu talle se parece a la palmera,

tus pechos a sus racimos.

9 Yo dije: Subiré a la palmera,

y recogeré sus frutos.  (Cantar de los cantares 7,7-9)

 

Las palmeras y la justicia

 

4 En aquel tiempo, juzgaba a Israel una profetisa llamada Débora, esposa de Lapidot. 5 Ella se sentaba debajo de la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraím, y los israelitas acudían a ella para resolver sus litigios. (Jueces 4,4-5)

 

Las palmeras en las fiestas religiosas

 

La fiesta de las Tiendas, o de las chozas (en hebreo “sukot”), o de los tabernáculos, es una celebración que se realiza aproximadamente en el mes de octubre. Se recuerda el tiempo que los israelitas pasaron en carpas durante el camino por el desierto. Cada familia construye en el patio o en la terraza una choza, que debe ornamentarse con estas cuatro especies: palmera, citrus, mirto y sauce.

 

39 El día quince del séptimo mes, cuando hayan cosechado los productos de la tierra, celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días. El primero y el octavo día serán de descanso. 40 El primer día ustedes tomarán frutos de los mejores árboles, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces del río, y se alegrarán en la presencia del Señor, su Dios, durante siete días. 41 Así celebrarán la Fiesta del Señor durante siete días cada año, en el séptimo mes. Este es un decreto válido para siempre, a lo largo de las generaciones. 42 Durante siete días vivirán en chozas. Así tendrán que hacerlo todos los nativos de Israel, 43 para que las generaciones futuras sepan que yo hice vivir en chozas a los israelitas, cuando los hice salir del país de Egipto. Yo soy el Señor, su Dios.

(Lev 23,39-43)

 

13 El segundo día, los jefes de familia de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas se reunieron junto a Esdras, el escriba, para profundizar las palabras de la Ley. 14 Y en la Ley que el Señor había promulgado por medio de Moisés, encontraron escrito que los israelitas debían habitar en chozas durante la Fiesta del séptimo mes, 15 y que debían anunciarlo y publicar la proclama por todas sus ciudades y por Jerusalén, en estos términos: “Salgan a la montaña y traigan ramas de olivo, de olivo silvestre, de mirto, de palmera y de árboles frondosos, para hacer chozas, como está escrito”. 16 El pueblo fue a buscar ramas, y se hicieron chozas sobre sus techos, en sus patios y en los atrios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraím. 17 Toda la asamblea de los que habían vuelto del cautiverio hicieron chozas y habitaron en ellas. Desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta ese día, los israelitas no habían hecho nada igual. La alegría fue muy grande.

18 Día tras día, desde el primer día de la semana hasta el último, se leyó el libro de la Ley de Dios. Durante siete días se celebró la Fiesta, y al octavo día hubo una asamblea solemne, como está establecido. (Neh 8,13-18)

 

Las palmeras, reverencia y alabanza en el Templo definitivo

 

Durante el exilio en Babilonia, el profeta Ezequiel tiene una visión que describe el futuro templo. Como elemento de ornamentación en el templo, el espacio más sagrado de la tierra,  se encuentran las imágenes de palmeras. Probablemente, además del sentido religioso que este árbol tiene por su presencia en la fiesta de las Tiendas, se esté indicando una actitud para tener delante del Dios Santo:

así como las hojas de la palmera parecen inclinarse en una reverencia, así también los fieles se inclinan y reverencian a Dios con su oración y su alabanza.

 

 

Ez 40,16 Sobre las celdas y sus pilares había ventanas con enrejados, hacia el interior de la puerta, todo en derredor. De la misma manera, la parte interior del vestíbulo estaba rodeada de ventanas, y sobre las columnas había grabados en forma de palmeras.

 

Ez 40, 35 El hombre me llevó hasta la puerta del norte y la midió: esta tenía la misma dimensión que las anteriores. 36 Ella tenía sus celdas, sus pilares y su vestíbulo, con ventanas alrededor. Su largo era de veinticinco metros y su ancho de doce metros y medio. 37 Su vestíbulo daba hacia el atrio exterior; había palmeras sobre sus pilares, de un lado y del otro, y su escalinata tenía ocho gradas.

 

Ez 41,25 Sobre la puerta del Templo estaban representados querubines y palmeras, iguales a los de las paredes; y sobre la fachada del vestíbulo, por afuera, había un alero de madera. 26 Había ventanas con enrejados y palmeras, de un lado y de otro, sobre las paredes laterales del vestíbulo, las piezas laterales de la Casa y los aleros.

 

LAS PALMERAS EN EL EVANGELIO

 

En el Evangelio según San Juan, Jesucristo es presentado como el Templo definitivo. El es realmente la morada de Dios en medio de los hombres. El templo de piedra no era más que una figura del verdadero templo que es Cristo. Juan tiene interés en mostrar que Jesús es realmente aquello que se celebra en la liturgia: Cristo es el verdadero templo, así como es el Cordero Pascual.

 

Por lo tanto, en este evangelio, los elementos de alabanza que se tributaban en el Templo se trasladan a Jesús.

 

18 Entonces los judíos le preguntaron: «¿Qué signo nos das para obrar así?». 19 Jesús les respondió: «Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar». 20 Los judíos le dijeron: «Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este Templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». 21 Pero él se refería al templo de su cuerpo. 22 Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado. (Jn 2,18-21)

 

Los cuatro evangelios narran la entrada de Jesucristo en Jerusalén, aclamado por la multitud. Marcos y Mateo dicen simplemente que la gente cortaba ramas de árboles. Juan, retomando la profecía de Ezequiel sobre el templo, precisa que este gesto lo hacían con  hojas  de palmeras:

 

12 Al día siguiente, la gran multitud que había venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén. 13 Y, tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo:

«¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor,

el rey de Israel!».

14 Al encontrar un asno, Jesús montó sobre él, conforme a lo que está escrito:

15 No temas, hija de Sión;

ya viene tu rey,

montado sobre la cría de un asna.

 

La palmera es un símbolo de esa reverencia que se hace ante el rey que llega. Es una reverencia y alabanza llena de gozo. Si el templo fue símbolo de la presencia de Dios, ahora la humanidad puede celebrar a Dios mismo caminando en esta tierra. Por eso, así como en el templo visto por Ezequiel las palmeras hacían el cortejo de entrada al lugar más santo de la tierra, ahora, ante el SANTO SANTO SANTO, nos inclinamos, reverenciamos y alabamos con palmeras en las manos.

 

En nuestro país es común celebrar el Domingo de Ramos con ramas de olivos. Esto también guarda su simbolismo, ya que Jesús entró en Jerusalén por la puerta que da hacia el Monte de los Olivos.

En países tropicales, por ej. Brasil, donde no crecen olivos fácilmente, el Domingo de Ramos se celebra con palmas, hojas de palmeras.