Las peleas en el matrimonio

jueves, 3 de mayo de 2012
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¿cuáles son las causas mas frecuentes de peleas en tu matrimonio? ¿cómo resuelves los conflictos y llegas a un acuerdo?

 

Entrevista de Verónica La Forgia  al padre Carlos Javier Fernández, misionero claretiano. Licenciado en Moral por el Pontificio Instituto Alfonsiano de Roma. Licenciado en Psicología por la Uiversidad Nacional de Córdoba, profesor de Moral y Sacramento del Matrimonio en el Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos. Miembro de la Junta central de la Conferecia Argentina de Religiosos y Religosas (CONFAR). Asesor de Encuentros Matrimoniales, Vicario de la Vicaría Parroquial San Antonio María Claret.

 

 

VLF: Es normal que en todo matrimonio surjan ciertas diferencias, discusiones de diverso tenor, pero a veces discutimos sin razón, por cosas que no valen la pena (no apagaste la luz, dejaste la ropa desordenada, no hiciste tal cosa…) Muchas veces la poca tolerancia, o algo más que hay detrás, hace que estallemos. Es allí donde cada uno debemos poner de nuestra parte para soportarnos el uno al otro. Pero ¿todas las discusiones o peleas son malas?

JF: Las relaciones humanas no son fáciles. En el matrimonio, que es una relación más duradera, más cercana, hay más conflictos que en otras relaciones que son mas esporádicas. El tema no es que haya discusiones, sino por qué se producen y cómo se desarrollan

 

VLF: ¿cómo discutir bien, cómo llevar adelante una discusión para que tenga fruto?

JF: en ese sentido creo que hay que decir que hay algo previo. Voy a poner una comparación muy simple: si estoy en alta mar y viene una tormenta ¿cómo la enfrento? Lo primero que tengo que decir es: antes de ir a alta mar, tuve que haber revisado que el barco estuviera preparado para las tormentas. Creo que a veces las discusiones matrimoniales tomadas en sí mismas no son gran cosa, pero si la pareja ya viene desgastada por situaciones no solucionadas o por historias difíciles, una pequeña cosa insignificante desencadena una discusión

 

VLF: ¿cuáles son las causas más comunes que te comparten los matrimonios?

JF: la prisa, el apuro, el nerviosismo con que vivimos, son elementos que generan muchos conflictos, incluso los multiplican. Por eso es raro que la gente en vacaciones se pelee. Al menos, se pelean poco. Otra fuente importante de conflicto es el tema económico, no solo en el sentido de que falte el dinero sino en cómo se maneja. Los criterios del varón y la mujer en este sentido suelen ser bastante distintos, incluso opuestos.

 

VLF: Hay un dicho: “con mi mujer siempre caminamos tomados de la mano. Si la suelto, se va de compras”

 

JF: Es cierto eso, pero también vale para los varones. Tradicionalmente se ha dado que la mujer invierte más en la casa y el hombre en el auto, y a cada uno le parece que el otro exagera. Ponerse de acuerdo en el manejo del dinero es difícil. El hecho de que la mujer también aporte dinero a la familia ha atenuado un poco las cosas, hay mas negociación. Antes la mujer se sentía muchas veces como mendigando el dinero y eso traía más problemas. Mejor dicho: ahora las discusiones no son ni más ni menos: son distintas.

Lo que creo que ha crecido lamentablemente es la discusión de los esposos delante de hijos chicos, y los hijos miran asombrados las cosas que los papás se dicen mutuamente. Y no tan solo delante de los hijos sino delante de otros parientes, o de otras personas. Creo que en eso antes había más cuidado.

Pero en todo matrimonio hay discusiones. Si no se discute, es porque las cosas se guardan. El tema es cómo discutir. Ejemplo: Yo tengo un auto. No puedo decir que nunca se me va a pinchar la goma. También tengo que aprender a cambiar la goma. En el matrimonio también: debemos saber que las peleas van a existir, pero debemos ponernos de acuerdo en reglas mínimas. Una de las reglas es que cada uno se de cuenta cuándo está ‘salido de las casillas’. En ese momento, el que está más tranquilo, tiene que cerrar la boca y ‘dejar que llueva’, porque si no todo se complica. Mas vale poner una excusa, por ejemplo, decir ‘perdón, me voy al baño’, se va, se lava la cara, se queda hasta que se tranquiliza y luego vuelve. Está comprobado que hasta el máximo enojo se pasa en 20 minutos. En el momento que uno está enojado se enceguece al punto que después no se explica cómo dijo lo que dijo

 

VLF: ¿qué pasa cuando se llega al matrimonio solo viendo la ‘parte rosa’, y luego al llegar el momento de la convivencia afloran este tipo de cosas?

JF: no vamos a idealizar el pasado, pero sí decir que hay cambios respecto a 30 años atrás. Actualmente las personas no aguantan los conflictos, y parece que la separación fuera la solución de todo ante el primer conflicto que surja. Y en realidad la separación no va a dar un mar de tranquilidad sino que va a cambiar los problemas. Actualmente hay mucha tendencia a descartar al otro, a decir ‘basta, no me sirve: me voy’, y también mucha tendencia entre los amigos a apoyar esta decisión

Debemos tener en cuenta también otra cosa: la mujer y el hombre se enamoran justamente por ser diferentes. Las diferencias no son una sorpresa, aunque esas diferencias actualmente se han atenuado.

La mujer es más receptiva, el hombre mas bien busca las metas… Hay parejas en que la mujer tiene más iniciativas que el varón. Muchas veces estas mismas características dan de por sí para la discusión: en vez de entendernos, discutimos , y en realidad en esas mismas características está el entendernos el uno al otro

 

VLF:. ¿varían las peleas según la etapa en la que está el matrimonio?

JF: una cosa es cuando la pareja está sola. Otra cuando hay hijos. En este caso generalmente las discusiones se generan justamente por diferencias de criterios en la educación. Los hijos no son tontos, y van a quien mas cede. Llegada la adolescencia todo se potencia. Otra etapa es cuando queda el ‘nido vacío’. Hay parejas en donde el principal motivo de diálogo son los hijos, y el día que los hijos se van no saben de qué hablar

 

VLF: ¿cómo hacer para recomenzar el diálogo después de tantos años?

JF: Antes los matrimonios duraban en parte porque había todo un contexto que apoyaba y hasta presionaba. Hoy en día hay que generar nuevas maneras de apoyar a las parejas, como retiros para matrimonios, terapias familiares, o hasta familias que se reúnen por su cuenta para dialogar entre ellos, para relacionar los chicos entre si donde ellos encuentren un ambiente favorable que esté en pos de los mismos valores. En medio del mundo actual es muy difícil para una pareja sola mantenerse, mantener valores, que un poco implica ir contra la corriente

Participan los oyentes

-¿Cómo hago para hacerle entender a mi marido que no debemos discutir delante de los hijos? El me insulta delante de mi familia y también en la calle

JF: En situaciones así yo sugiero buscar ayuda en una tercera persona. En una relación matrimonial, por ser una relación tan continuada y tan intensa muchas veces los recursos se agotan. Una tercer persona que tenga cierta autoridad moral sobre los cónyuges puede resultar beneficioso. En el caso de los hombres, creo mas conveniente acudir a otro varón. Generalmente la intimidad y la confianza con alguien del mismo sexo hace que uno pueda decir cosas y el otro las tome bien

– Cómo hacer para ponerse de acuerdo cuando uno es muy estricto con los hijos y el otro muy permisivo?

JF: Primero deben dialogar a solas los padres estableciendo entre ellos algunos acuerdos y también estableciendo algunas respuestas medio preparadas para situaciones típicas, y negociar, ceder cada uno un poco. Cuando hay adolescentes en cuestión, el ser muy estricto no suele resultar, porque es la puerta a las trampas, a las mentiras. El irse al otro extremo tampoco porque entonces no aprenden que en la vida hay límites

           Tenemos 42 años de matrimonio pero no nos soportamos. Ni en la misa estamos bien

JF: Hay parejas en que la convivencia muy intensa y permanente –por ejemplo cuando los dos están jubilados y pasan todo el día juntos- es negativa para el matrimonio. “Solo algunas ausencias hacen soportable algunas presencias”. El estar siempre juntos a veces desgasta la convivencia. De repente hay que pensar entonces cómo compartir algunos momentos, otros momentos estar solos haciendo cosas diferentes aún dentro de la misma casa. Otra cosa importante es hacer cosas por uno mismo. En el caso de ser practicantes como parece dejar entrever este caso, tal vez hacer un retiro cada uno por su lado, revisar cada uno sus actitudes. Un matrimonio en crisis no siempre se soluciona llevándolos a un retiro para matrimonios. A veces hace falta el paso previo, el paso personal

          Mi marido fuera de casa es amable con todos, y en casa es violento hasta con el perro. Mis hijos me dicen que me separe, una religiosa me dice que esa es mi cruz, los sacerdotes me dicen que rece, la psicóloga que me vaya. ¿qué hago?

JF:  Cuando una persona fuera de la casa funciona bien, se relaciona bien, y en la casa anda mal, el sentido común dice ¿qué hay en la casa que lo hace estar mal? ¿hay alguna circunstancia, el modo cómo está organizada la vida de familia, la relación de ella con él, otros factores, están influyendo para que él cambie tanto?

           si uno no quiere, dos no pelean.

JF: Es cierto esto, pero también es cierto que esquivar siempre las peleas o las discusiones hace que muchos problemas no se enfrenten, queden sin resolver, y en algún momento exploten

          Cuando la cosa viene mal ¿es positivo callar?

JF: Callar es positivo en algunas circunstancias, por ejemplo, cuando uno se da cuenta de que la otra persona está fuera de sí o uno mismo está saliéndose de las casillas. Callar es positivo cuando están presentes hijos menores, personas de afuera. Es también positivo cuando uno se siente tentado de decir cosas demasiado dolorosas (en el matrimonio uno conoce bien al otro, y sabe dónde pegarle para que le duela)

          ¿qué pasa cuando siempre salen cosas del pasado, y más para lastimar?

JF:  esto de sacar cosas del pasado suele ser mas frecuente en la mujer porque tiene mas memoria emotiva, a veces queda más herida por las cosas del pasado. Esto de sacar siempre cosas del pasado puede deberse a que hubo cosas que no se solucionaron en su momento, o porque no se pidió perdón. En el hombre es muy frecuente decir ‘ya pasó’. El varón tiende a quitarle importancia a las peleas, la mujer suele agrandar la importancia. Entonces, ese perdón que no se ha pedido o no se ha dado, hace que la situación resurja, se mantenga viva. Ahora bien: el pasado mismo no se puede cambiar. Entonces, para todas estas cosas que estamos hablando, lo mejor es la medicina preventiva, es decir: crear un presente lo suficientemente satisfactorio para los dos que haga que el pasado pierda importancia. Si el presente no es satisfactorio, es natural que se va a volver hacia el pasado ya sea como reproche, ya sea diciendo ‘ya no me quieres como antes’, porque uno tiene idealizado el pasado

 

          Mi esposo es una persona discapacitada. Tiene una tenacidad admirable, una fuerza de voluntad inquebrantable. Sin embargo estas mismas cualidades hacen que tenga necedad y que nuestras discusiones puedan a veces alargarse mas de lo que deberían. Cómo puedo enfocar esa tenacidad para que las discusiones sean positivas y productivas para el matrimonio?

JF: Hay algo básico: muchos de nuestros defectos son cualidades exageradas. Una situación como la de él requiere tenacidad, pero la tenacidad puede volverse rigidez. Sin pretender dar una receta, creo que puede suceder que él está necesitando que ella le valore de manera clara todo lo que él es, todo lo que él logra y hace, y después tratar de comprender que es un poco el precio que él paga para seguir estando fuerte. Si él se ablandara mucho, quizá se derrumbaría.

          Una herramienta importante cuando no se puede dialogar es hacerle una carta al otro. A veces es difícil pedir perdón y esto puede resultar

JF: Esto es recomendable cuando no se puede llegar a una instancia de diálogo, y es recomendable en todo momento de la vida de familia, también en la relación entre padres e hijos. Es cierto que esto es más fácil para la mujer, pero el varón si se acostumbra aprende a hacerlo aunque sea breve. El escribir tiene cualidades que el hablar no tiene. No lo sustituye, pero a veces unas pocas palabras escritas son el disparador para un próximo diálogo. También puede ser provechosa una llamada telefónica si nos cuesta mucho hablar cara a cara, como para iniciar una comunicación, una conversación

          Cómo se hace después de un caso de infidelidad? ¿cómo se dialoga en estos casos? ¿cómo se discute la situación?

JF: Vamos a suponer de manera optimista que esa relación infiel terminó. Lo primero que hace falta es quien fue infiel pida perdón de corazón al otro, y el otro, perdonar. Es el primer escalón indispensable para poder avanzar. Luego, analizar con sencillez, con humildad qué factores influyeron en esto. A veces la responsabilidad no es solo de quien cometió la infidelidad. Puede haber una responsabilidad aunque sea inconsciente también de la otra parte, por ejemplo un descuido. Es normal que en el matrimonio el varón le de mas importancia que la mujer a la vida sexual. Pero la mujer debe tener en cuenta que para su pareja es importante. Por tanto, si ella no se la da, está dando pie a la infidelidad. Y la persona que fue infiel, no solo no reiterar la infidelidad sino cuidar de no dar lugar a situaciones que hagan sospechar una infidelidad, porque cuando se rompió la confianza, la persona queda con una cicatriz, y tan solo una sospecha harían sumamente difícil seguir adelante

          ¿por qué un sacerdote, que no sabe qué es la convivencia puede asesorar en este tema? ¿por qué alguien que no tiene hijos viene a hablar de la educación de los hijos?

JF: La experiencia personal no es el único camino de conocimiento. Nosotros también conocemos compartiendo de cerca la vida de muchas familias, donde hay situaciones que se van repitiendo. Eso permite comprender aún sin haberlo vivido muchas situaciones que se dan dentro de una familia. Además, en mi caso, vivo en una comunidad religiosa, y mis dificultades de convivencia me parece que muchas veces se parecen a dificultades de convivencia entre esposos o de padres con sus hijos (en este caso los hijos serían los seminaristas). Por otro lado, en cuanto a la vida espiritual de los matrimonios, los encuentros matrimoniales son muy importantes porque permiten cosas que no se dan en la convivencia diaria: primero, salir de la casa, salir del lugar de siempre, cosa que todos necesitamos. En segundo lugar esas experiencias están organizadas por personas que saben cómo hacer para ayudar a la pareja a ir dando pasos, para ayudarlos a entrar a cada uno en sí mismos y para poder dialogar de manera fructífera. El hecho mismo de ver a otros que dialogan hace que uno se anime a dialogar. Y también son importantes por el apoyo posterior que se da.

          ¿hay una espiritualidad matrimonial?

JF: En cuanto a la espiritualidad matrimonial, creo que se basa fundamentalmente en vivir el sacramento del matrimonio, evitar entender que espiritualidad matrimonial es solo rezar en casa o ir a misa. Si bien estas son expresiones de espiritualidad, la espiritualidad es mucho más: es vivir dejándose llevar por el Espíritu cumpliendo el mandamiento principal que es el del amor. La vida de familia da infinidad de oportunidades de practicar ese mandamiento

          ¿Qué pasa cuando uno cree y el otro no?

JF: Ahí hay que volver a las negociaciones sobre todo cuando está de por medio la educación de los hijos en la fe. Lo más común es la indiferencia del varón, pero si no hay rigidez, simplemente es prescindente y la otra parte se ocupa. Lo que sí es fundamental es que no se tome lo religioso como excusa para escaparse de la casa, porque la primera obligación de fe que tienen los esposos es con la familia, no con la parroquia o el grupo de personas con las que se reúnen a rezar

          ¿Qué hacer cuando uno de los dos siempre le echa la culpa al otro de todo lo que pasa? (horario de salida de los hijos, novios, etc)

JF: Algo fundamental que los dos tienen que saber es que la responsabilidad de los hijos es de ambos por partes iguales. Hay que encarar juntos la educación de los hijos, y que no haya criterios opuestos o contradictorios. No hay que esperar que pase algo malo. Que permisos, decisiones, orientaciones, les lleguen a los hijos como decisión de los padres. Nunca desautorizarse mutuamente delante de los hijos.

 

Si vivimos la fe cristiana tenemos muchos recursos como para no tirar todo por la borda, porque eso sería mirar una relación de a dos como una cosa personal. Quien tiene fe y la practica sabe que su matrimonio es cosa también de Dios. Cuando uno siente que Cristo está en medio, cuando discute siente que Cristo los está mirando. Si están pensando en separarse y El les dice ‘¿qué están haciendo con lo que yo les di?’. Entonces, el sentir que estamos acompañados por El, que nunca estamos solos, es esencial. Y también la Iglesia tiene medios a través de los cuales puede ayudar a las personas. Creo que hay pocos matrimonios que no tienen ninguna solución. A tiempo, se pueden salvar, siempre y cuando los dos pongan interés. Sí es cierto que la intensidad de la vida matrimonial es variable y la convivencia es a veces mas difícil en algunas parejas que en otras.

 

A VOS, MADRE DE LOS CREYENTES Y DE TODOS LOS HOMBRES, TE PEDIMOS QUE NOS AYUDES A DIALOGAR, QUE TRAIGAS A JESÚS EN MEDIO NUESTRO, EN MEDIO DE TODAS LAS RELACIONES HUMANAS, EN ESPECIAL EN EL MATRIMONIO, PARA QUE SIEMPRE SEAMOS TRES.

 

Libros del Padre Javier Fernandez:

“Viva la familia” Ed.Claretiana

“educándonos con adolescentes”

 

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