Las pérdidas, el duelo: cómo elaborar positivamente las pérdidas.

lunes, 15 de febrero de 2010
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Hoy retomamos el tema de un programa anterior:  cómo elaborar positivamente las pérdidas humanas, el significado del duelo el vida de las personas y la importancia de poder elaborarlos de un modo creativo, superador , sacar de lo que parecía nada, carencia u oscuridad podamos encontrar la luz. Nos acompaña el padre Tomás Pastorino
Para ir entrando en tema prestemos atención a la siguiente historia

Cristina había descubierto que tenía un tumor poco después de haber regresado del viaje de bodas con Martín. Su malestar persistente le había convencido de someterse a una serie de pruebas diagnosticas. Su tumor pronto fue  confirmado amargamente. Se sometió a una operación inmediata y a  una serie intensiva de terapias, radioterapias y quimioterapias que tenían la finalidad de detener el mal antes que tomara ventaja. Las semanas y los meses siguientes se caracterizaron por un vaivén de esperanzas y contratiempos por una peregrinación agotadora entre la casa y el hospital.
Martín y Cristina desde el comienzo habían instaurado una relación basada en la honestidad ante la realidad de la situación que ellos llevaban adelante. Esto les había permitido abrirse libremente, ya sea para deshogar los contratiempos y temores, ya sea para animarse y sostenerse con cualquier  prisma de optimismo por el desarrollo de la situación.  Cuando Cristina quedaba agotada después de la sesión de quimioterapia y se dormía, Martín se quedaba cerca y antes de volver al trabajo le dejaba en la mesita de noche sus mensajes de afecto y de ánimo. Era una relación de amor, conmovedora en la que ambos luchaban juntos por su futuro. Había uno que otro día sereno pero eran cada vez más frecuentes los días de lluvia. A medida que sus esperanzas se debilitaban, aprovechaban el tiempo presente compartían sus pensamientos y los largos silencios cargados de significado. Poco a poco se estaban diciendo adiós llorando juntos por los sueños y las esperanzas a los que se veían obligados a renunciar pero reafirmando la fuerza de su amor aunque sumergido en el sufrimiento. Finalmente cuando Cristina expiró entre los brazos del marido el adiós fue triste pero también en cierto modo había sido preparado por todos aquellos momentos que lo habían anticipado

Cristian Romano: Padre Tomás , verdaderamente un duelo anticipado

Padre Tomás Pastorino: Si.  Todos los seres humanos deberíamos ir preparándonos para la partida de este mundo al otro. El tema de la muerte nos causa miedo porque no lo conocemos. Debemos pensar más allá de lo físico, el amor y la entrega nos permite vivirlo de un modo distinto. Si bien hay una separación física en las pérdidas humanas, hay que vivir otra dimensión, una relación en el amor que va más allá de tiempo y del lugar, como el amor de Dios que es eterno y para siempre

C.R.:  Ante una partida que es inevitable, lo importante es no quedarse y compartir los sentimientos y preparándonos para la partida

P.T.:. Es vivir la realidad con otros ojos. Hay dos caminos: el positivo es el que me ayuda a trabajarlo y a enfrentarlo. Lo voy a llevar adelante con otra carga de contenido y el contenido va a ser el que yo le ponga a la vida, a cada gesto en cada instante de mi día.
La otra es ir pateando piedras, el camino lo recorro de igual manera pero con ánimo y  con una carga emocional distinta

C.R.: Una carga emocional y ánimo distinto,  traducida en esperanza

P.T.: El amor es espera, es vivir el diario hacer de las cosas, Dios nos invita a ser llamándonos a ser hijos de Dios. El amor de Dios transforma lo que toca porque es difusivo, allí está el misterio de Dios. Desde aquí en la tierra puedo dar ese salto a la eternidad, un  salto hasta Dios. El amor comienza pero no tiene fin.

C.R.: En este tiempo de espera el Señor nos invita a alimentar la esperanza y a descubrirla. .  La propuesta es: ¿Como elaboramos las pérdidas en clave de esperanza?

P.T.: El término duelo, viene del latín dŏlus, dolor y sería la respuesta emotiva y natural a la pérdida de algo o de alguien y se va manifestar en el proceso de reacciones personales que siguen a una separación.
El término luto del latín luyere, llorar, es la aflicción por la muerte de una persona querida. Se va a manifestar  en signos visibles externos, en comportamientos sociales, en ritos religiosos.  Uno de los signos en el siglo pasado cuando uno perdía un ser querido, era llevar un brazalete negro. Al principio  todo de negro por un determinado tiempo, después pasado ese tiempo, medio luto, tenían que llevar algo negro, hasta llegar a una cintita negra. Son comportamientos sociales que mostraban que esa persona había perdido un ser querido.

C.R.: Cuando uno va creciendo se producen separaciones y pérdidas, sobre todo cuando una persona fallece.

P.T.: Visto desde la fe no es una pérdida sino una ganancia. Nuestros seres queridos ya están en el cielo, lugar donde nosotros queremos llegar. Ellos se han adelantado en este caminar. Nosotros vamos hacia ese objetivo que es el encuentro definitivo con Dios.
En vez de preguntarnos Señor ¿esto por que? , debemos preguntarnos, Señor ¿esto para qué? ¿Qué querés conmigo?  ¿Qué querés con esta pérdida? ¿Señor,  en qué tengo que crecer? ¿A qué me llamas a madurar?
Hay un llamado a reorganizar nuestra escala de valores, a trabajar y elaborar las pérdidas, para que la pérdida pueda ser un elemento positivo de crecimiento y maduración  humana y cristiana y de esa manera poder seguir caminando más integrado a la vida, sin patear piedras. Dios me llama a vivir integrado, en armonía yendo hacia ese encuentro definitivo con El.

C.R.:  Kubel Ross define etapas en un proceso de duelo

P.T.: Lo primero que atinamos a decir es ‘a mi no me pasó nada’. La negación y el rechazo .Es el mecanismo por el cual la persona rechaza la idea de pérdida. Esto no me puede suceder a mi. Hay una muestra de incredulidad ante el tema. Niego lo que me está sucediendo. Después me enojo, ya que comienzo a reconocer la verdad de lo que me está pasando.  Aparece aquí un elemento natural, la rabia, el enojo contra Dios, contra los demás.
Luego viene el pacto, se da el compromiso sobre la verdad, pero con condicionantes por la falta. Hacemos algunos arreglos como para ir pasándola, es como tirar la pelota para adelante
Frente  a la constatación de la verdad se produce el abatimiento. Bajo los brazos, esto es imposible para mí, yo no puedo, se me terminó el mundo y me deprimo
El último paso maduro es la aceptación.  Se da una reconciliación con la verdad. Afirmo la verdad, estoy listo y me pongo a caminar. Al dolor no lo saco de mi vida, sino que lo incorporo, lo pongo a un costado, no lo tapo, reconozco el dolor. Asumo  que no puedo estar físicamente con el ser querido. Entonces voy caminando asumiendo sanamente  el poder compartir espiritualmente  con el ser querido. No me detengo, no paro.
Caso contrario cuando niego,  tapo  y reprimo la situación, humanamente me destruyo.

C.R.: Me paro en una parte de mi camino y no avanzo

P.T.: El árbol me tapa el bosque

C.R.: También hay reacciones típicas  y normales ante el duelo. Y se expresan en todas las dimensiones de nuestra persona. No sólo somos físico, mental o espiritual.

P.T.: Somos una unidad por lo tanto vamos a tener distintas reacciones, frente a diferentes pérdidas no siempre vamos a reaccionar de la misma manera. Todo depende de lo que hemos puesto en la persona qua ha partido, que no siempre es igual en todas las personas. Por ejemplo mi relación con mi padre o con mi madre, no son iguales. Si bien es la misma persona la que reacciona ante  la pérdida, ha habido una forma de relación distinta entre una persona y al otra
La pregunta que debemos hacernos es ¿Qué quiero hacer de mi vida, quiero seguir sufriendo?, o quiero asumir la cruz como lo hizo Jesús para que sea un elemento de Pascua, de paso de la muerte a la vida, a la resurrección, para que me ayude a  crecer  y madurar y así vivir plenamente la vida que Dios nos regala

C.R.: Compartimos con ustedes algunas reacciones físicas. La muerte de una persona repercute en nuestro cuerpo produciendo alteraciones en el aparato digestivo, circulatorio nervioso y glandular. Otros pueden experimentar hasta la pérdida del apetito, es como que el cuerpo se revela y rechaza el alimento. Esto sucede con personas que viven solas, falta la motivación de prepararlos, solo se limitan a comer para sobrevivir.
También sucede con personas que han ido de viaje y también sucede en los más pequeños  que ante la falta de cariño hasta perdían la motivación de vivir 

P.T.: Me ha tocado ver a niños en un hospital que a pesar de tener todo para vivir, la falta de afecto producía  tristeza. Pero cuando alguien le daba afecto y cariño el cambio era muy notorio.

C.R.: La aflicción del cuerpo debe ser escuchado, acompañado y también curado. Algunas investigaciones han revelado que muchas dolencias físicas y mentales  vienen después del duelo

P.T.: Estas reacciones son normales, debemos saber que esto va a suceder , no hay que alarmarse ya que es un proceso natural y  tenemos que acompañarlo, darnos el tiempo para poder trabajarlo y seguir caminando para vivir en plenitud.

C.R.: Estamos en tiempo de preparación, de espera y esperanza. ¿Que me pide el Señor? ¿Qué me quiere mostrar con esta pérdida en clave de esperanza?
Vamos a compartir el testimonio de un hermano. Nos acompaña el padre Américo Aguirre párroco de la parroquia Nuestra Señora de Pompeya de la ciudad de La Plata, en la provincia de Buenos Aires, referente de la diócesis de La Plata para los medios de comunicación. Va a compartir con nosotros caminar atentos para mantenernos en pié el día de su visita, preparándonos en este camino a la Navidad en este tiempo de adviento

Padre Américo Aguirre: Jesús se definió, Yo soy el camino. Los primeros cristianos llamaban a la fe el camino que tenían que recorrer y todos nosotros somos peregrinos. Aquí en la Plata cuado tomamos una diagonal el camino se puede acortar pero si la tomamos mal se puede alargar. Una linda experiencia son los caminos monótonos, largos . Yo soy de La Pampa , y muchas veces recorro largos caminos de llanuras  a los que decimos monótonos, pero son lindos ya que  podemos contemplar, aprovechando el silencio, también a meditar y así poder entrar en mi mismo, alimentar la soledad tratando en el silencio de escuchar al Señor. Muchas veces nos alimentamos con el silencio y la contemplación. Las distancias y los caminos hacen que estemos atentos. La primer palabra de adviento fue vigilen, estén atentos  no se duerman. Muchas veces resulta trágico dormirse en el camino.  Cuantas cosas lindas contemplamos en el camino en la naturaleza y en el interior de nosotros mismos, lo que hace muchas veces el camino más corto. Aprovechar el caminar saboreando lo que el camino nos propone. En este tiempo de espera de la venida intermedia de Jesús. El ya vino a traernos la redención, estamos esperando al Jesús que ha de venir al final de los tiempos, y estamos viviendo este tiempo intermedio donde nosotros debemos ir descubriendo las constantes presencias del Señor de diferentes maneras.
¿Como ir atentos en este caminar? Le propongo tres manjares para ir preparando esta Navidad . El primero es preguntarnos ¿Cómo está mi corazón? ¿Mi corazón esta alejado de Dios?. ¿Necesito una reconciliación? ¿Hay cosas que me distraen? Acudir a las citas comunitarias de la penitencia, que en muchas parroquias lo hacen
El otro manjar es la Eucaristía, es sentir esa presencia constante de Jesús que nos alimenta espiritualmente
El tercer manjar sería el de los simbolismos. Hoy nos ofrecen el árbol de Navidad, papá Noel, pero me quedaría con el pesebre  que es el más claro y el que nos enseña como llegó Jesús. Estuve en Israel y me conmoví mucho visitando estos lugares sobre todo aquellos que hoy nos toca vivir, el lugar del pesebre, con sus símbolos que mostraban la presencia de Jesús, María, José y. los pastorcitos. Un Jesús que venia a traer la paz.
Un cuadro muy lindo mostraba a los pastorcito cuando se les anunciaba el nacimiento de Jesús. Dicen que los pastorcitos se asustaron. Un detalle  muy particular, un perrito ladraba furiosamente y en un segundo momento cuando el ángel la da la noticia del nacimiento de Jesús, se ve al  mismo perrito con una serenidad. Con este sentido debemos caminar esta Navidad que vamos a celebrar

C.R.: Estar atentos a estos tres manjares, a ver como está mi corazón, mi comunidad. Con un corazón abierto. En camino a la Navidad, gracias, Padre Américo por esta viandita.

Retomamos el tema de las pérdidas. Padre Tomás, me quede con algo que dijo un hermano oyente: si Dios quiso así, así tiene que ser. . Elaboramos este tipo de respuestas para tratar de conformarnos, pero realmente el duelo que vamos haciendo no va por ese lado es como forzar algo internamente. Es como reprimir cosas que están dando vueltas.

P.T.: Es una visión fatalista  y sin esperanzas. Le hecho la culpa Dios y creo que eso me va ayudar a sufrir menos. O bien descargo la bronca. Tengo que enfrentar el problema no me puedo quedar a mitad de camino. Debo tomar conciencia de la pérdida del ser querido y me pongo trabajar sobre esto. Elaboro el duelo y veo mis reacciones, dándole el cause que le corresponde.
La primer pérdida grande y grave que hemos tenido, es haber dejado el vientre materno, allí donde teníamos todo para empezar a pelear la vida hasta el encuentro definitivo con Dios. Cristo nos muestra que la vida no termina aquí, en el sepulcro. Tengo que hacer el esfuerzo para no quedarme a mitad de camino

C.R.: Ante el duelo, hay mecanismos de defensas. Estos mecanismos ¿son buenos o malos? ¿Debemos dejar que surjan?

P.T.:: No buenos ni malos. Están en los seres humanos, pero van a ser buenos o malos de acuerdo  a lo que yo haga con ellos. Están en nosotros y los sicólogos lo definen como  mecanismo  de defensa inconciente frente  al dolor, ante el esfuerzo. Este mecanismo trata salir para el lado contrario para no enfrentarme con la realidad. La persona madura no le va a prestar atención y va aponer  toda esa energía  para enfrentarse a la situación, dándole el cause que le corresponde
La persona inmadura se va a dejar llevar por esto que siente, escapándose. El problema en definitiva va a estar siempre ahí, hasta que algún día lo enfrente y lo trabaje.

C.R.:.¿Cuándo estos mecanismos terminan siendo negativos ?

P.T.: Cuando los pongo al servicio de mi necesidad es decir  de lo que quiero y siento, y no de lo que debo hacer para que realmente me ayude a superar la situación.

C.R.: Cuando me  agreden o me insultan tiendo a querer escaparme,  pero al tiempo siento ganas de devolverle, ganas  de venganza

P.T.: Si yo le contesto me estoy vengando y haciendo lo que siento, pero ¿me ayudó a superar el problema? ¿Me ayudó a crecer humanamente? ¿Me ayudó a la sana convivencia? No, al contrario, sigo aumentando el dolor, la bronca, la rabia y la angustia. Para enfrentar un insulto tiene que haber paz y armonía.

C.R.: Mencionamos entonces algunos mecanismos

P.T.: : Del libro de  Arnaldo Pangrazzi, El Duelo, como elaborar positivamente las pérdidas humanas, (Editorial San Pablo) mencionamos algunos mecanismos de defensas:
• La negación. Es la tendencia a negar la realidad .No querer enfrentar experiencias dolorosas. Me escapo, lo niego, no es para mi.
• Represión: Remoción en el ámbito de la conciencia de hechos o estados de ánimo que conllevan ansiedad. El mecanismo impide que los sentimientos salgan a flote. No quiero llorar, me trago el llanto.  Tengo una frase muy plástica: Todo lo que se sepulta porque es cristiano,  resucita. Yo lo sepulto en un lado, pero sale por otro. Recordemos que Jesús lloró ante la muerte de Lázaro. A través del llanto puedo expresar el dolor y la angustia, lo que vivo interiormente. Tampoco debo llorar toda la vida
• La fijación: Es una detención en el desarrollo evolutivo que se manifiesta en ideas obsesivas. Puede ser causado por situaciones en que la persona se siente demasiada protegida o demasiada frustrada. Me quedo fijo en una idea y de ahí no me muevo. Esto es dañino porque me quedo en este punto a partir de aquí, hago mi vida
• La racionalización: Es un mecanismo adoptado frecuentemente para controlar la dimensión emotiva. Quien lo usa favorece la dimensión  racional y no permite que emergen los sentimientos. Tengo que llevar en mi mano el sentimiento, trabajarlo y encausarlo y así poder manejarlo.

C.R.: Pienso en aquellos que han tenido una educación donde todo era reprimido

P.T.: Es parte de una formación que hemos recibido pero no tengo que irme al polo contrario y hacer lo que siento, porque voy a terminar destruyéndome, y a los que tengo a mi lado. No tengo que dejarme llevar de las narices por el sentimiento, debo encausarlo y manejarlo. Con una actitud madura lo integro positivamente a mi vida.
Otro de los puntos es:
• El aislamiento: Tiendo a retirarme. Me niego a establecer relaciones con los demás. Me quedo fijo con la persona que se murió.
• La regresión: Me retrotraigo a un estadío de comportamiento anterior con el cual el individuo restringe el campo de sus intereses y se vuelve niño.  Me quedo en una etapa anterior. Si lo ven desde afuera, van a ver que no tiene un comportamiento de adulto sino de niño.
• La somatización: Es el mecanismo por el cual no se libera la tensión sino que es absorbida por el organismo. Allí se presentan los problemas tales como la gastritis, úlceras, problemas nerviosos. Inconcientemente toda esa energía va aplicada a ese órgano del cuerpo. Así termino autodestruyéndome.
• La identificación: Es un proceso síquico y de identificación con  otro. En este caso con el difunto del cual el sobreviviente interioriza los valores, los sentimientos, los intereses, los comportamientos de la persona que ha fallecido. Como si yo fuera el otro, vivo.

C.R.: El comprender la función de estos mecanismos de autoprotección que hemos presentado es para saber que estas cosas nos ocurren. Debemos tener en cuenta  la intensidad y la duración en el tiempo de estos mecanismos. Cuando permanece por demasiado tiempo se vuelve patológico y nos desvían. Los mecanismos de autoprotección se vuelven rígidos, condicionándonos y bloqueándonos.

P.T.: La persona que no se deja llevar por estos mecanismos, mira cara a cara la realidad aún la que desconcierta, construyéndose un sistema de vida en el que tiene en cuenta los propios defectos y temores.