Llamados por amor a ser discípulos

lunes, 28 de octubre de 2019
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28/10/2019 – Fiesta Santos Simón y Judas, apóstoles

“Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos”.

Lucas 6,13-19

El discípulo es quien responde al llamado de Jesús y debe estar con Jesús en todo momento pero con un objetivo claro que es el de predicar el Reino.

Somos llamados para estar con Jesús para predicar su Reino. Ese es el objetivo que prima en la llamada y es Cristo quien nos llama libremente. Jesús llamó libremente a los que Él quiso, a los que Él quiere y la respuesta del discípulo del llamado es también totalmente libre. Nunca hay una obligación para seguir a Jesús.

Siempre que el Señor llama respeta la libre voluntad del hombre que decide adecuar su vida a la exigencia del que llama porque esa es la característica del que llama y del llamado. No vamos nosotros a imponerle al Señor nuestros requerimientos sino que vamos a aceptar el modo en que El nos llama y el motivo para el que nos llama. Allí hay un primer punto de reflexión en esto. Es el Señor el que llama y nosotros somos los llamados.

Una primera reflexión que nos hace pensar que nosotros somos llamados por puro amor de Dios, por pura gratuidad, no somos llamados por nuestros méritos. Cuando Cristo llama nosotros no le hacemos a El un favor de que tengamos méritos por el que somos llamados. Por el contrario, somos llamados por puro amor de Dios, por pura gratuidad a pesar de nuestras miserias, de la poca cosa que somos.

No podemos creérnosla cuando somos llamados para algo. Debemos saber que en toda llamada, desde la misma llamada a la vida, a la fe, a acrecentar nuestra vida cristiana en algún apostolado, la llamada a una vocación ya sea la llamada a la vocación matrimonial, a la consagración, a algún servicio, a alguna acción concreta dentro de la vida de la Iglesia. Esa llamada que Cristo nos hace la hace por mucho y puro amor que nos tiene.

No somos nosotros los que le hacemos un favor a Jesús cuando somos llamados, a veces cuando somos llamados para algo por ahí ponemos tantos requerimientos y requisitos y trabas: mi tiempo, mis complicaciones, mis ocupaciones y que voy hacer con esto y nos olvidamos de la primera característica de la llamada que es el Amor con el que Dios quiere mirarnos para complacer nuestra vida y en definitiva para unirnos a éste objetivo de la llamada que es predicar su Reino y es en el clima de libertad donde se crea la compañía de los doce y se prepara el envío.

Responder libremente sin ataduras sin intermediaciones de nuestra parte sin todas aquellas cosas que nosotros buscamos para decir que vamos a responder que si a la llamada de Cristo porque le vamos a hacer un favor a El respondiendo desde nuestra vida y sin todas éstas propias complicaciones humanas la llamada y la respuesta desde la libertad crea y prepara ésta condición desde el envío.

 

Catequesis Completa