13/09/2022 – La obra del Hogar de Cristo tiene tres dispositivos en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca. Martín Pérez Santellán, coordinador de Calle Belén, y Miriam Penel, acompañante par de esa casa, compartieron sus experiencias en el centro de la ciudad portuaria. “Todo comenzó en una calle, por eso nos llamamos de esta forma, Calle Belén. Y también por la canción del sacerdote salesiano Eduardo Meana. Todo comenzó con el padre Javier Di Benedetto, en la plaza Rivadavia de Bahía. Nos acompaña el padre Adán Caraballo, que ahora está en Punta Alta, tiene casi un año de consagrado. Antes estaba en la catedral de Bahía, ya allí se vinculó con el Hogar de Cristo”, manifestó Penel. “Acá llegamos todos rotos y descocidos, pero como dijo Ana María en su testimonio, somos un rompecabezas, armado es hermoso”, añadio Miriam.
“En el 2014 comenzamos a trabajar como equipo el acompañamiento a jóvenes en situación de calle, así luego de haber vivido durante los últimos años la experiencia de encuentro con jóvenes en situaciones de vulnerabilidad y riesgo social, hemos desarrollado vínculos afectivos fuertes con muchos de ellos, situación que nos anima a profundizar el acompañamiento, para servir de andamio que permita que los mismos (y nuevas personas que conocemos diariamente) puedan reconocer y resignificar su historia, y a partir de ello descubrir sentidos de vida. Sin contar con un espacio físico, nos propusimos salir al encuentro, reconocer los espacios en los cuales diariamente son invisibilizados y entender la topografía que deben atravesar en la construcción de trayectorias de vidas. Así, al salir a la calle a encontrarnos con los jóvenes en su vulnerabilidad fuimos descubriendo diversos espacios”, sostuvo Pérez Santellán.
“Las pensiones, los márgenes de las vías, los espacios de trabajo como las esquinas donde limpian vidrios y la plaza central donde muchas veces hacen pie junto a otros pares. De esta manera fuimos compartiendo un encuentro cada vez más profundo y especificando juntos las necesidades de la vida expuesta a la vulnerabilidad (y de forma singular a aquellos con consumos problemáticos), los jóvenes y adultos con los cuales nos encontramos se van animando a pensarse y proponerse un hacia adelante, pueden expresarnos sus sueños a grandes rasgos, pero ponen también en evidencia la necesidad de contar con un acompañamiento paciente que los ayude a descubrir los caminos que posibilitan ese hacia adelante. En este punto vimos necesario la producción de un lugar que aloje, un espacio físico que permita acompañar la construcción de trayectorias de mediano y largo plazo, que permita profundizar aún más el encuentro para dar lugar a la construcción de proyectos de vida”, dijo Martín.
“Así comenzamos utilizando en el primer tiempo las instalaciones de la capilla Santa Lucía, pero rápidamente se volvió pequeña para todas las actividades que alojábamos, En una segunda etapa, preparamos un inmueble a dos cuadras de la plaza central de nuestra ciudad (alquilamos un ala de una antigua clínica y la modificamos para poder utilizar como lugar que recibe; allí logramos armar una cocina, un gran comedor, un patio interno y 3 aulas para talleres y funcionamos allí durante 3 años. En julio del 2020, nos trasladamos a un inmueble más grande el cual cuenta con mejores espacios para talleres, seguimiento educativo y de salud; cuenta con 10 habitaciones alrededor de un salón principal y un patio interno, además de dos baños y cocina. Bahía Blanca es una ciudad mediana y a diferencia de lo que ocurre en las grandes metrópolis, las personas de los barrios populares y los más vulnerables suelen acercarse al centro a realizar diversas actividades, changuear, limpiar vidrios en las esquinas, etc. Por lo que es sumamente estratégica nuestra localización en medio de su tránsito, y resulta una invitación para propiciar el Encuentro. Por otro lado, en parte incentivado por la situación particular del covid, que nos lleva a la necesidad de elegir espacios abiertos para realizar las actividades y en parte por la lo apropiado para acompañar en la formación de herramientas para el trabajo, comenzamos a trabajar y generar talleres en un Terreno que nos cedió el Arzobispado de Bahía Blanca en las afueras de la ciudad. En el mismo realizamos actividades que ayudan a la estructuración y la generación de acuerdo y talleres laborales”, cerró Pérez Santellán.