Lo que nos roba la paz

martes, 22 de mayo de 2012
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“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús”

 

VLF: La paz es un gran regalo de Dios que a veces lamentablemente no sabemos aprovechar y conservar. ¿qué cosas o qué circunstancias nos roban la paz?

GJ: La paz es un don de Dios. Jesús es príncipe de paz, se presenta a los Apóstoles cuando ellos están inquietos, angustiados, desorientados, y sus primeras palabras son de paz que se hace presente en Dios en medio nuestro. Cada vez que tenemos una manifestación del Señor en nuestra vida, el Señor viene. Pero también es una tarea en cuanto que debemos abrir las puertas de nuestro corazón a esa presencia del Señor, a todo lo que El viene a manifestarnos. Cuando nos está faltando la paz, hay causas, motivos. Entonces es una tarea que tenemos que realizar en conjunto con Dios.

 

VLF: Jesús nos dice “Yo les doy la paz, pero no como la da el mundo” ¿qué diferencia hay entre la paz de Dios y la paz del mundo?

GJ: Un ejemplo: la persona que piensa que teniendo dinero estará en paz, en realidad eso puede dejarlo tranquilo en una parte de su vida, pero eso no le asegura la paz. Otra persona piensa que estando sano o no teniendo un familiar o un ser querido enfermo estaría en paz. Ciertamente eso trae una serenidad interior, pero no asegura la paz. La paz va mucho más profundo. Esta paz del mundo de la que nos habla Jesús está dada por un montón de cosas que no son malas para el ser humano, pero que al no estar en el orden de Dios muchas veces se vuelven ‘en contra’ de la misma paz humana. Hay abundantes ejemplos de personas que han tenido éxito profesional, que han logrado sueños que anhelaban, y eso luego se vuelve en contra de la propia persona, la destrucción de su familia, y lo que a veces parecía ser muy bueno no resultó ser tanto. Y por el contrario, otras cosas que en un primer momento son dolorosas, negativas, cuando empezamos a pedirle al Espíritu Santo que nos ayude a cómo verlo, cómo vivirlo, qué mensaje puede haber, se revierte la situación y puede producir eso una paz tan grande como nunca antes habíamos imaginado. A veces nuestra oración, nuestra relación con Dios es muy periférica y necesita más profundidad. A veces una enfermedad, que Dios no quiere pero permite en la vida de una persona, hacen descubrir la paz de Dios.

 

VLF: ¿por qué motivos perdemos la paz?

GJ: Creo que el primer campo de batalla es nuestra mente, nuestro pensamiento. En uno de sus mensajes, la Virgen dice que “no hay paz en las familias ni en la sociedad porque falta paz en los corazones”. Muchas veces, en las relaciones interpersonales nos está faltando un mejor trato, armonía, comprensión, diálogo, porque a veces no tenemos la paz con nosotros mismos y con Dios. La paz nos pertenece, porque Dios nos pertenece y Dios es paz. “Recuerda Señor que nosotros somos tuyos y que Tú eres nuestro” Y esto, cuando lo vivimos de verdad y no solo lo decimos de palabra o con el intelecto, sino que lo gustamos, lo experimentamos en nuestro corazón, hace que entendamos que la paz es un derecho que Dios nos ha dado, y que tan torpemente dejamos a veces que situaciones de la vida, que tentaciones diabólicas muy solapadas, nos vengan a robar esos pensamientos de Dios y a sembrar pensamientos que enturbian esa paz interior.

 

VLF: ¿qué son los ‘pensamientos ladrones’ y los ‘pensamientos vampiros’?

GJ: quienes vivimos en zonas de gran inseguridad, estamos como muy atentos cuando salimos a la calle, tratamos de asegurar nuestras casas. Esto que sucede a nivel inseguridad social, suele suceder cuando nosotros no cuidamos suficientemente nuestra mente y entra la tentación my disfrazada con diversas clases de pensamientos. Yo aconsejo siempre que cuando nos vayamos a dormir, hagamos la siguiente pregunta: ‘¿cuál de los pensamientos de este día me perturbó mas?’ A veces son pequeños flasch, no nos damos cuenta: una imagen, una situación, un recuerdo que de pronto viene a perturbarnos. Puede ser que reaccionemos y digamos ‘esto no tiene que estar en mi mente ni en mi corazón’, y enseguida lo entreguemos desde la voluntad. En el “Yo confieso” decimos que reconocemos nuestros “pecados de pensamiento, palabra obra y omisión”, y en realidad nuestros pecados de palabra y obra se gestaron en nuestro pensamiento. Aquí no estamos hablando tampoco de pecado moral, porque puede ser tal vez que no me lleve a ningún vicio capital, pero hay un santo que habla de un octavo vicio capital que es la tristeza, porque nos hace ir perdiendo paulatinamente la capacidad de gratitud a Dios, disminuye nuestra capacidad de alabar al Señor por ser el que nos ha llamado, nos sigue llamando y está junto a nosotros, y poco a poco vamos cayendo en un pesimismo, en una negatividad. Si nos vamos a dormir sin previa ‘higiene’ de pensamientos, y nos vamos a dormir con esos pensamientos negativos y esas emociones que nos han perturbado, siguen afectándonos en el inconciente.

 

VLF: ¿cómo corto o cómo elaboro un pensamiento perturbador?

GJ: La voluntad es importante, pero no es suficiente, porque hay pensamientos más fáciles de rechazar y otros que vienen una y otra vez sobre todo cuando están alimentados por heridas muy profundas del corazón, por situaciones traumáticas que todavía no han sido identificadas, sanadas, entregadas a Dios. Como nos dice el Documento de Puebla, “lo que no es asumido no es redimido”. Tal vez muchas cosas de nuestra historia no están asumidas todavía y por tanto siguen siendo una fuente contaminante en nuestro corazón, en nuestra mente, y hasta en las células de nuestro cuerpo.

 

VLF: estos pensamientos y deseos que a veces no concuerdan con la voluntad de Dios nos hacen perder la paz. ¿cómo podemos trabajarlos de manera de poder rechazarlos?

GJ: San Ignacio de Loyola sabía todo lo que jugaba la mente y los pensamientos en el alma humana. La mente a la noche es algo muy importante, por eso es que tenemos que mirar si nuestro día ha estado alineado en la voluntad de Dios: en las cosas cotidianas, en mi matrimonio, con mis hijos, en tal o cual conversación, en mi trabajo o en mi estudio con mis compañeros, ¿he hecho tu voluntad? ¿te he tenido presente? San Ignacio, entre algunas de las leyes de discernimiento que él propone en sus ejercicios espirituales nos dice “hay tres pensamientos en mi: uno que es propio, el cual viene desde mi libertad, desde mi querer, que no es ni bueno ni malo, y otros dos que vienen desde afuera”. Es decir, San Ignacio nos dice que nosotros estamos influidos por dos fuentes de pensamiento: uno que viene del buen Espíritu y otro del malo. Ahí entra lo que es el discernimiento de los pensamientos y muchas veces, a cosas que son nuestro pensamiento –esa primer voz de la que habla San Ignacio-, podemos decir ‘porque Dios me mostró, porque Dios me dijo’. Hay que estar muy atentos, porque a lo mejor es ponerle un barniz de lo que es la voluntad de Dios a lo que en realidad es MI voluntad, mi deseo, y otras veces hasta puede ser una tentación bajo forma de bien. Por ejemplo, un laico que su primer llamado es su santificación a través de la familia, puede decir ‘Dios me llama a servir en la parroquia’ y descuida su matrimonio y sus hijos, no hay duda que está haciendo un bien, pero al no ser la voluntad de Dios se transforma en un mal

 

VLF: ¿se puede tener paz en medio de las dificultades? Por ejemplo, en una familia donde hay peleas continuas

GJ: se puede tener paz, pero es mucho más difícil. Hay que ver qué es lo que alimenta esas peleas, qué las genera. Cuando bajo un mismo techo hay situaciones, o personas que por x motivos tienen cierta tendencia a generar conflictos, hay que ver cómo se puede ayudar en cada caso concreto, desde el origen de esa situación conflictiva, con la comunicación, el diálogo. Hay malestares actuales provocados tal vez por situaciones antiguas que no han sido dialogadas, donde todavía falta el perdón. Así como en un iceberg solo aflora el 10% del témpano, así en nuestra vida diaria, gran parte está sumergida en el inconciente

 

VLF: ¿qué características tiene una persona que no encuentra la paz?

GJ: Hay personas que no tienen paz y son personas dentro de todo pasivas en el sentido de que no molestan a otros. Esto tampoco es bueno. Una persona triste, está irradiando esa tristeza en el ambiente. Hay personas sin paz que transmiten esa falta de paz de un modo más activo como es la agresividad que se transforma en envidia, críticas, discusiones, rivalidades. El primer mensaje que nos da San Pablo en sus cartas acerca de conversión, sanación, pacificación del corazón, lo dirige a las comunidades cristianas, y a través de ellas a nosotros, los creyentes. La paz es un combate de cada día. Ahora bien: cuando en nosotros el nivel de nerviosismo, inquietud, de ansiedad, eso es muy notorio. A veces estamos con personas con las que ni discutimos ni nada, pero en las que percibimos cierta perturbación, algo nos moviliza de manera negativa. Otras en cambio irradian serenidad y la contagian. Esto es porque somos ‘vasos comunicantes’. Sin hablar, aún sin mirar, estamos recibiendo mucho de las personas que nos rodean. Nuestro espíritu es como una esponja que absorbe todo. Por eso es bueno comenzar la jornada con la oración, para empapar esa esponja con la presencia del Espíritu Santo, y no dar lugar a la absorción de cosas negativas con las que vayamos entrando en contacto.

 

VLF: ¿cuáles son los caminos equivocados para hallar la paz? Hoy en día hay como ciertos ‘gurúes’ que nos quieren vender una paz aparente

GJ: Los medios pueden ser una bendición grandísima, pero también pueden ser contaminantes. Generalmente en el discurso de estas personas, la palabra ‘Dios’ casi no aparece, y es El quien justamente es el único que nos puede dar la paz verdadera. Cuando alguien habla de paz, armonía, pero no habla de Dios, es una mentira. Y es la mentira más antigua y mas encubierta desde siempre. 1 Reyes 18-21 ya decía “¿hasta cuándo van a estar rengueando con los dos pies? Si baal es dios, síganlo. Si es Yavé síganlo a El”. Es decir, esto no es solo problema de la modernidad. Tenemos la tendencia de buscar a Dios, pero…por las dudas…vamos también a buscar a algún gurú. Y la cosa no va por ahí. Una anécdota: un sacristán observaba a una abuela que todos los días iba a la iglesia, tocada la imagen de la virgen, y a continuación de la serpiente que estaba bajo sus pies. Un día él le preguntó por qué. Ella le respondió ‘m’hijito: si una me falla tal vez la otra ayuda’. A veces no nos damos cuenta, y nos estamos metiendo con la serpiente. Si no está Dios presente explícitamente, a través del magisterio de la iglesia, la paz puede ser algo que creamos como auto sugestión

 

VLF: una persona que no tiene fe, que no cree en Dios ¿puede encontrar la paz verdadera?

GJ: nos dice el Concilio que en todo ‘hay chispa de la verdad de Dios’. La persona que busca el bien absoluto está buscando a Dios aunque no lo llame así. Todos somos buscadores. El problema es cuando no buscamos la verdad o no la buscamos con rectitud de corazón. Jesús nos dice que “El Espíritu Santo los guiará hacia la Verdad completa”. Si yo puedo ir hacia la verdad completa ¿para qué me voy a quedar con una partecita, sabiendo que a veces las medias verdades terminan siendo grandes mentiras?

 

VLF: Nosotros recibimos la paz de Dios. Cuando se siente, es inexplicable y podemos ser vasos que la contagian. A veces Dios nos la regala por ejemplo cuando hacemos un retiro, pero rápidamente cuando salimos la perdemos. ¿cómo conservarla?

GJ: Si vamos a los Hechos de los Apóstoles, vemos la situación de Pablo que no es para nada fácil: encarcelado, sin embargo en ese momento cantaba las alabanzas de Dios. Sin llegar a ese extremo, a veces tenemos que padecer fruto de la crítica, de la calumnia de personas mal intencionadas, padecemos situaciones conflictivas en nuestro trabajo, muchas veces padecemos incluso fruto de nuestras propias fragilidades. ¿qué mensaje nos da Pablo? Alabar a Dios en esos momentos, porque la alabanza no nos centra en nosotros mismos. Como consecuencia del pecado original, todos somos profundamente egocéntricos y tremendamente susceptibles. LA ALABANZA NOS AYUDA A DESCENTRARNOS DE NUESTRO EGO PARA CENTRARNOS EN DIOS. Y ahí Dios puede intervenir en nuestra vida, y puede tomar todo lo que puede ser fuente de angustia, de nerviosismos. Nos dice la Palabra de Dios “cerca de la medianoche, ya la luz había pasado y no se sabía cuánto podía tardar para que amaneciese, en ese momento, cuando se pierden las esperanzas, tiembla la tierra y se abren los cepos, las rejas y quedan libres”. Es decir, cuando nosotros, en medio del llanto, del dolor, somos fieles, perseverantes, alabamos a Dios porque El es mas grande que mi enfermedad o las situaciones difíciles, ahí se empiezan a caer las cadenas.

                Otro tema es que a veces programamos nuestra oración de petición, y por eso esas cadenas no se caen. Porque le decimos a Dios ‘a tal hora queremos que se caiga esta cadena y de tal manera’, le damos todo el detalle, y Dios no nos obedece porque no le dejamos a El la autoridad sobre esa situación de nuestra vida

 

VLF: la oración de repetición, como el Rosario, ¿es recomendable?

GJ: precisamente es orar con el corazón. Y podemos tomar el rosario en nuestras manos y no solo orar con el Ave María sino repitiendo alguna jaculatoria o textos como el de Bartimeo “Señor Jesús, Hijo de David, ten compasión de mi”. Cualquier texto bíblico donde se pide algo o se hace alguna alabanza. Quiero subrayar un punto que es precisamente pedirle al Señor la paz. Porque la voluntad propia llega hasta un punto, pero no solo con la fuerza de voluntad logramos alejar esos pensamientos ladrones, sino que necesitamos pedir al Espíritu Santo que venga a llenar esa casa de nuestro ser. Si no, alejamos los pensamientos negativos pero la casa queda vacía y después viene un pensamiento ‘ocupa’ y se queda en ese lugar

 

VLF: Mencionas en tu libro ocho clases de pensamientos que nos roban la paz. Uno: pensamientos equivocados

GJ: Me refiero con pensamientos equivocados a cuando pensamos mal de Dios, por ejemplo cuando decimos ‘esto que me está pasando es un castigo de Dios’, o cuando pensamos que El no está a nuestro lado, nos ha abandonado. Y luego pensamientos equivocados que podemos tener desde ahí hacia nosotros mismos, hacia los demás. Hasta la auto valoración puede estar errada desde estos pensamientos equivocados, que se alimentan mas que nada en situaciones de formación errada que hemos tenido en nuestra vida, de cosas que hemos escuchado y nos han transmitido, y que no es el Jesús revelado sino una falsa imagen de El. Tenemos que ver por tanto qué imágenes erradas tenemos de Dios, de nosotros y también de los demás. Los pre-juicios por ejemplo son pensamientos equivocados que nos hacen perder la paz

 

VLF: pensamientos negativos. Hay personas que no pueden salir del negativismo

GJ: es ver solo la parte oscura, lo que no me gusta. Es una tendencia que todos tenemos en mayor o menor medida. Engancharse en lo negativo y quedarse allí. Todos tenemos áreas de luces y de sombras. Es mucho más pacificador comenzar por dar gracias por lo bueno que hay en mí, en el otro, en las situaciones de la vida. Tenemos que comenzar por sanar nuestro corazón, pedirle a Dios que nos ayude a re-crear todo lo bueno que hay en nosotros, a sanar heridas antiguas, desprecios, que no han sido asumidos y entregados a Dios. A veces nos queda registrado alguien por una carencia, por un error que cometió en la vida, en lugar de quedarnos por alguna cualidad positiva que seguramente tiene

 

VLF: pensamientos que llevan al pecado: la tristeza y melancolía

GJ: La tentación comienza en la mente antes de ser pecado. Cuando Jesús nos enseña a orar, no nos dice ‘líbranos de la tentación’ sino ‘no nos dejes caer en la tentación’, y luego ‘líbranos del mal’. Si dios quisiese hasta podría liberarnos de ser tentados, pero permite la tentación porque ahí se juega nuestra libertad de seguirlo a pesar de sentirnos atraídos hacia algo que no es de su voluntad. No es lo mismo pensar o sentir, que consentir. Los pensamientos pasan de la cabeza al corazón y se transforman en sentimientos. Si el pensamiento que me lleva al pecado viene y yo lo rechazo, eso tiene mérito ante Dios.

Yo digo siempre: cuando uno está triste, que cante aunque no lo sienta, y la alegría y la paz van a comenzar a llegar al corazón. Poco a poco vamos a encontrar las herramientas para revertir la situación de aquello que nos llevaba a la tristeza, a la ansiedad. Y si no es así, cargar con esa cruz de cada día con mayor fortaleza, serenidad.

 

VLF: otra clase de pensamiento: se niega la misericordia, negación de misericordia muchas veces confundida con resentimiento o deseo de venganza

GJ: ‘misericordia’ son tres términos en uno: miser, cor y dare: dar el corazón a quien está en la miseria. Dios nos da lo mas valioso, que es su corazón. Nosotros somos los que recibimos toda la misericordia de Dios. La palabra miseria es más aún que la pobreza. El pobre tiene poco pero tiene. El que está en la miseria no tiene absolutamente nada. Dios no espera nada a cambio. Rezar es bueno y hace bien, pero no es que Dios me va a amar mas porque yo le rece más. Dios no espera que yo cumpla los mandamientos para amarme más. Me ama siempre. Claro, si no cumplo los mandamientos soy yo mismo quien me hago daño y hago daño a otros. Cuando yo recibo la misericordia de Dios, es ahí cuando debo pedirle la misericordia para conmigo mismo y con los demás. Ante la miseria, ante la debilidad del otro, el perdón.

 

VLF: pensamientos subjetivos y poco realistas

GJ: ‘castillitos en el aire’, ser a veces un tanto ingenuos. Hay que pedir al Señor un sano realismo. A nuestra fragilidad, se suma el poder del Espíritu Santo si lo invocamos. A veces por ejemplo, pensamos que podemos cambiar al otro, y al no lograrlo nos frustramos. Hay partes muy constitutivas del ser que no se cambian fácilmente ni en nosotros, menos podemos pretender cambiarlas en los demás

VLF: se dice que las mayores neurosis vienen del tironeo entre lo que uno es y lo que uno desea

GJ: esto le pasa a veces a personas que van a grupos parroquiales y tienen incorporada la imagen de la iglesia celestial, a la cual ciertamente estamos llamados y que será una fraternidad perfecta. Pero esta es una iglesia peregrina. Entonces entran y se encuentran con las fragilidades de los demás: no somos ángeles, y en todo caso, nos golpeamos con las alas. Ahí surgen entonces los ‘laicos colibrí’: así como el colibrí va de flor en flor, ellos van de comunidad en comunidad y tal vez hasta terminan dejando todo. Lo contrario sucede cuando yo creo que Dios me ama aún con mis miserias, y me invita a mirar al otro y amarlo también con sus miserias como el otro puede amarme a mí a pesar de las mías

 

VLF: pensamientos sordos y pensamientos rebeldes

GJ: Dios nos habla y somos conscientes de que el lenguaje de Dios está presente en nuestra vida, aunque no siempre le escuchamos. Tenemos cierta ‘sordera interior’ a lo que Dios nos puede manifestar. A veces puede ser porque tenemos un nivel de ruido muy alto porque estamos mucho tiempo con televisión o internet. Nos cuesta el silencio porque tenemos un tumulto de pensamientos que vienen a nuestra cabeza y nos agobian. Ponernos a conversar con los demás es más fácil. Nos evadimos. Y tal vez los pensamientos que vienen en el silencio son sobre lo que tenemos que conversar con Dios, porque es lo que está bloqueando algún área de mi vida, o está entorpeciendo una buena relación, lo que está impidiendo que la paz del Señor arraigue más profundamente en mi corazón.

 

VLF: pensamientos obsesivos: celos, venganza…

GJ: cuando alguien se obsesiona en algo, y ese algo no va en la voluntad de lo que Dios quiere para su vida. Podríamos decir que estos pensamientos son los que se siguen a los sordos y rebeldes. Nos rebelamos contra la voluntad de Dios y por lo tanto nos obsesionamos con algo o alguien. A veces cuestionamos a Dios, y otras hacemos lo que queremos sin siquiera cuestionarlo

 

VLF: pensamientos opresivos, que a veces dominan la vida de una persona

GJ: nosotros tenemos una cierta ‘autoridad’ ante los pensamientos hasta los obsesivos. Con la sola voluntad o con la fuerza de la oración podemos rechazarlos una y otra vez y la paz viene. En cambio el pensamiento opresivo es aquel que yo he dejado entrar hasta las habitaciones mas profundas de mi mente, de mi corazón, de mi vida y me va haciendo cautivo, me lleva a conductas adictivas, autodestructivas. Así como el médico ayuda a diagnosticar el origen de una enfermedad, aquí hace falta una ayuda de alguien que integre la espiritualidad a la ciencia, y en este sentido a veces hacer una oración de liberación. Se le puede pedir a algún sacerdote que comprenda este lenguaje que ore por uno pidiendo liberación. Uno puede hacerla personalmente, pero hecha en comunidad es mucho mas fuerte.

Participan los oyentes

          Estoy pasando una situación económica que me desvela, hasta el punto de robarme la paz que ni siquiera puedo completar una oración

          No tengo trabajo y eso me roba la paz

          Acabo de cambiar de trabajo porque teóricamente iba a estar mejor, y no está siendo así. Eso me roba la paz

GJ: Son situaciones muy conflictivas las tres, pero no debemos permitir que nos roben la paz. En lo personal, cuando yo veo que hay algo que me genera inquietud, yo sigo tratando de llegar a la meta, pero miro un poco más para el interior. Hay un refrán que dice “me quejaba por no tener zapatos hasta que vi alguien que caminaba sin pies”. Creo que a veces entran alguno de esos ocho pensamientos ladrones. Vemos lo negativo, lo que nos está faltando, y es una realidad, pero tenemos que mirar lo que ya tenemos y comenzar a alabar a Dios desde ese pedacito que tenemos. Y también hacer el ejercicio de alabarlo anticipadamente por lo bueno que nos tiene preparado. Y Dios no puede negarnos lo que ya anticipadamente le agradecemos. Será una bendición que aún no ha llegado pero va a llegar

 

          Estoy viviendo una situación familiar que me roba la paz. Soy viuda, mi cuñada esposa de mi hermano me trata mal y eso me roba la paz.

GJ: el perdón es esencial en la paz. Es difícil cuando se sufre y el corazón está aún como sangrando. Pero Dios te ama y sabe lo que has pasado, y también ama a tus cuñadas. Hay que pedir al Espíritu Santo que te de el amor por ellas, y también pedir la gracia de poder perdonar. El perdón es una decisión, y esa es la clave. Aunque haya bronca, hacerlo como un tratamiento interior para recuperarte vos misma de esas pérdidas, de esas situaciones de dolor. Deja que Dios sea el juez de estas situaciones. Si hubo palabras que te hirieron, imagina a Jesús que pone sus manos sobre tus oídos y que te libera de esas palabras

 

          Cómo recuperamos la paz que perdimos al haber sido difamados en nuestro apostolado?

GJ: Nuevamente el tema del perdón, y nuevamente el tema de bendecir a esa persona. No la bendecimos emocionalmente. La bendecimos en fe y en decisión. Y en esa bendición podemos poner toda una lista de lo que necesitamos para nosotros, para los demás. Ahora bien: el apostolado no es una carrera, es un servicio, una entrega. Y Jesús en su servicio también tuvo que pasar por la cruz. Nadie nos puede quitar el poder orar en presencia del Espíritu Santo, y nadie nos puede quitar el amor que es lo mas grande. Ciertamente hay situaciones de injusticia en las cuales debemos dialogar, corregir y ser corregidos, pero siempre pidiendo al Seños que nos llene con su presencia que es amor.