Los caminos de la fe

viernes, 28 de mayo de 2021


28/05/2021 – En el “Diálogo de Hermanos”, el padre Javier Soteras y el rabino Marcelo Polakoff abordaron el tema de los caminos de la fe, con la incertidumbre humana propia de este tiempo de pandemia y la certidumbre que viene de Dios. El diálogo comenzó desde el libro del Génesis, en el capítulo 12 y versículos 1 al 5: “Yavé dijo a Abram: «Deja tu país, a los de tu raza y a la familia de tu padre, y ve a la tierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran nación y te bendeciré; voy a engrandecer tu nombre, y tú serás una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. En ti serán bendecidas todas las razas de la tierra.» Partió Abram, tal como se lo había dicho Yavé, y Lot se fue también con él. Abram tenía setenta y cinco años de edad cuando salió de Jarán. Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado y el personal que había adquirido en Jarán, y se pusieron en marcha hacia la tierra de Canaán”.

Comenzó diciendo Marcelo: “En el Génesis, Dios le dice a Abrám que vaya a una nueva tierra, pero no le dice cuál es esa tierra ni dónde está ubicada. Este texto te obliga a salir de lo prefijado, de la casa de tus padres, de tu familia, de tu cultura. Y también cuando le pide que deje la tierra que habita es lo más palpable de esa partida que le pide Yavé. Dios le pide que deje de lado toda influencia, que deje atrás todo, que pueda separarse de las certidumbres cómodas y esclavizantes. Salir de esas certidumbres no significa olvidarlas ni dejarlas de lado, sino tener amplitud de espíritu para emprender nuevas cosas”. Y agregó Javier: “Dios llama a Abrám a lo que no tiene y lo que no posee, es decir, toca la zona del deseo de esta familia, que todavía estaba incompleta. Dios le muestra la zanahoria a Abrám, le dice que va a ser el padre de una gran nación. Para salir necesitamos visionar algo distinto, esto es muy humano. La voluntad, el afecto y el deseo se mueven por la inteligencia. Dios trae luz a la capacidad comprensiva, le dice que es mucho más lo que va a recibir que lo que va a dejar. Hoy la humanidad estamos necesitando esto, ver algo mejor, para poder dar el paso de salida. Yo pienso que el sueño tal vez sea la fraternidad humana, tal como lo pide el papa Francisco. Tal vez necesitemos descubrir más la paternidad de Dios para crecer como hermanos”.

Luego hablaron del sentido de lo celebrativo. Sostuvo el padre Soteras:  “Cuando uno va a celebrar, todo se prepara de una manera distinta: el ambiente, la comida, la ropa. Para celebrar tenemos que despojarnos de algo, caminamos un lugar nuevo y vamos sobre un nuevo escenario novedoso, de celebración. Esto le pasó a Moisés y le ayudó a superar sus barreras”. Indicó Polakoff: “Si a Abrám se lo envía a caminar a una tierra nueva, a Moisés se lo descalza para que tome nuevos ropajes. Cambiar el calzado, cambiar el ropaje te da un nuevo rumbo, te da otro andar. Encaminarse es esencial, esto trabajado desde el deseo y con un nuevo destino”.

Finalmente el rabino cordobés manifestó que “los tiempos más oscuros o difíciles cuando somos más probados por Dios. Es fácil ser buena gente cuando todo está bien. En el Talmud se dice que si quieres conocer a alguien debes conocer su copa (en sus tentaciones), su bolsillo (cómo usa sus posesiones) y su enojo (allí aparece la verdadera personalidad). La pandemia nos dice que vivimos un tiempo de mucha tentación, de mucha crispación y de mucho egoísmo”. Y el padre Javier dijo que “encontrar el sendero es saber por dónde pasaron otros cuando tuvieron dificultades. Y también saber que estamos enojados en la sociedad porque la humanidad está iniciando un duelo. La pandemia nos puso duelo y recién lo estamos iniciando. Tendríamos que pasar a la aceptación, que es un paso posterior al enojo y la crispación. Y dejar el enojo desde la cordialidad”.