Los cuatro dones del amor matrimonial

viernes, 15 de abril de 2011
image_pdfimage_print
Entrevista realizada por Gabriela Lasanta, conductora de Entre Nosotros, al padre Pablo José Fuentes, misionero oblato de María Inmaculada, animador del proyecto Hogares Sanos y Apacibles:

 

 Hogares Sanos y Apacibles no es un movimiento, es una espiritualidad para la familia de la que pueden participar todos los que viven bajo el mismo techo, abierta a todo tipo de personas de cualquier religión y condición. Se ejercita a través de algunos cursos, retiros, donde se dan herramientas para lograr que tu hogar y mi comunidad sean un hogar sano y apacible.

 

 

PF: Juan Pablo II, en Cuba, dijo a los jóvenes: “prepárense bien para ser en el futuro constructores de hogares sanos y apacibles”. De esa frase, que pegó en mi muy fuerte, surgió el sentirme llamado a promover de alguna manera a que los hogares sean sanos y apacibles. Esto comenzó estando yo en Cuba, fue la etapa mas creativa de mi vida: ver cómo anunciar el Evangelio en una situación que no es tan sencilla pero que tampoco es tan imposible: llegar no solo a los que venían a la iglesia sino también a otros. Al gobierno no le gustó mucho esto: ayudar a la gente a pensar correctamente y con cabeza propia. Me dijeron que me vaya cuanto antes

 

GL: Ahí nace, entre otras propuestas, este hermoso texto de su autoría entiendo, “Los 4 dones del amor”, y dice “cuando el amor es verdadero y no pasajero, cuando el amor es de Dios realmente, trae consigo 4 extraordinarios dones, a saber: elevación, irradiación, paternidad y sanación”. Por gracia de Dios, el matrimonio ofrece, vive, disfruta 4 dones. No siempre vienen tan fácil, tan ‘gratis’. Por supuesto, son fruto de una opción y de un trabajo.

 

PF: Estos dones yo los descubrí estudiando las gracias de este sacramento. Pero después, en el contacto con la gente, descubrí que empiezan a darse ya en el noviazgo cuando hay un verdadero amor. Entonces me parece que no son solo gracias del sacramento, sino gracias del amor verdadero. El sacramento comienza ya a darse cuando hay un verdadero amor. Porque el amor y el matrimonio son muy anteriores a la Iglesia

GL: eso significa que estos dones no son patrimonio de los matrimonios católicos, sino que lo son del amor universal

 

PF: Partimos de que el amor en una pareja lo pone Dios: “no es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer una ayuda adecuada” y luego, “que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Esto es algo en lo que hoy debemos insistir mucho. Con frecuencia escuchamos decir ‘se acabó el amor’. Si lo pone Dios, yo no creo que se acabe. Se podrá deteriorar de tal manera que uno pueda tener la impresión de que se acabó. Pero si Dios lo pone, no lo va a quitar. Lo que cada uno tiene que tener claro si lo que siente es un amor verdadero, puesto por Dios, y entonces tener la confianza y la seguridad de que esto no se acaba aunque yo o los que viven conmigo podamos deteriorarlo

 

GL: ¿y si el amor es verdadero de parte de un solo miembro y no del otro? Cuando uno no quiere, dos no pueden

 

PF: Eso es cierto. Pero cuando Dios pone el amor por uno, al otro tiene que ponérselo también por el primero. No se lo va a poner a Pedro por Juana y a Juana por Esteban! ¡no! Hay veces que uno lo tiene más claro que el otro. Y puede ser que uno no lo tenga tan claro, y el otro tal vez por las heridas que trae, tiene el ‘colesterol afectivo’: a veces no circula bien el amor y por eso hay confusión, y dolor. Porque a veces se llega a conclusiones que no son realmente las que ayudan a las personas a ser felices. Porque creen que van a encontrar el amor por otro lado, o de otra manera. Evidentemente es importante buscar a Dios. Para el creyente ‘debiera’ ser más fácil encontrar el amor de Dios, porque El lo pone. Pero aún el no creyente, puede descubrir  el verdadero amor. A mí me ha sido muy útil y gratificante ayudar a algunas personas no creyentes a descubrir a Dios desde el amor que se tenían en su pareja.

 

GL: el primero de los dones es LA ELEVACION

PF: este don supone que en la pareja, cada uno crece con lo bueno del otro. Es lo que muchas veces escuchamos decir: “esta relación me cambió la vida. Según fuimos creciendo en la comunicación, profundizando en esta relación, me ha ido cambiando la vida para bien”. O sea, gracias a él/ella, soy mejor persona: más responsable, me relaciono mejor con mi familia, me valoro mas, tengo más ilusión para vivir, para planificar un futuro. Tal vez antes vivía el momento sin importarme el después. Esto significa que el amor eleva a cada persona y la dignifica. Y gracias a la otra persona, que me ama, aparecen en cada uno dones que tal vez estaban un poco escondidos. Y la elevación da también otra seguridad: no solo crezco gracias al otro sino que también el otro creció gracias a mi. No solo yo cambié, sino también, la otra persona no hubiera sido lo mismo si no nos hubiéramos encontrado. Esta seguridad es muy importante. No es matemática, no es física. Pero está indicando que hay un verdadero amor.

            Y cuando no se da este crecimiento, cuando una persona absorbe a la otra y no la deja crecer, es un signo de que no es amor verdadero.

 

GL: Vos escribís que “ Lo contrario de la elevación, son las superioridades” ¿a eso te referís?

PF: no exactamente. Vamos a ir más allá: las superioridades pueden estar en el verdadero amor, pero es cuando uno, en vez de dejar que el otro crezca con lo bueno que tiene: sus cualidades, las usa para aplastarlo, para humillarlo. Y a veces de la manera más sencilla: con ironías (“vos de esto no sabés nada”, “salí de acá”, “seguro que acá metió la mano tu papá”). Ahí no estamos dejando actuar la gracia de la elevación pero no porque no exista

            En los comienzos de una relación, si nos damos cuenta de que esa relación nos impide ser nosotros mismos, corta la relación con la familia, con los amigos, con el estudio, con el trabajo, es un claro exponente de que no es un amor verdadero.

            A veces –sobre todo en la mujer- parece que si se sacrifica es que ama. No siempre es así. Si ese sacrificio te hace crecer, sí, pero si no te hace crecer más que sino de un verdadero amor está más bien indicando una postración, un dominio. Tal vez una persona anda buscando una autoridad que no tuvo, y entonces lo que busca es alguien que le maneje la vida porque no es capaz de manejarla

 

GL: a veces es la reiteración de viejos patrones: se pasa del padre al novio o a la pareja el mismo patrón de dependencia

 

PF: este don de la elevación es importante analizarlo ya desde los comienzos del noviazgo: ¿estoy creciendo y ayudando a crecer gracias a mi pareja? Si uno vive en los celos, criticando todo, pensando y diciendo que los amigos son mas importantes que uno…o ‘para qué vas a estudiar si total te vas a encargar de la casa’, no está dejando crecer al otro.

 

GL: yo tengo abundantes ejemplos de mujeres que no encuentran en su pareja alguien que las reemplace en alguna tarea doméstica para poder hacer algo que la realice o la desarrolle en otros aspectos más allá de la casa, y si realizan algo en ese sentido, deben tolerar, al entrar en su casa, agresión. Pero en los varones no lo veo así.

 

            Me gustaría que nuestros oyentes compartan experiencias a propósito de este don de la elevación: el amor que me hace crecer, me abre horizontes, me da ganas de proyectos y de proyectar con el otro o personalmente, cuando un amor, en definitiva, me ayuda a desplegar las alas.

 

          Cómo se puede saber si es verdadero amor cuando una persona cambia de conducta profundamente, manifiesta conductas que habían estado muy tapadas durante el noviazgo

PF: si esas cosas hacen a la esencia misma del conocimiento de las personas y a cosas importantes y la otra persona las ocultó, no fue lo suficientemente abierta o sincera, yo digo: “no te casaste con una persona sino con una imagen” porque no la conocías. Por eso es tan importante la apertura y la sinceridad en el noviazgo, para que nadie se lleve sorpresas extraordinarias. Siempre es diferente el noviazgo de la etapa de convivencia que se da después, pero ahí están esas herramientas tan poderosas, estos dones que Dios regala junto con el amor, que ayudan a superar las dificultades. Pero si a veces hay traumas que se han tapado o no se han querido decir por miedo a que me dejen etc, entonces no me he casado con quien yo pensaba sino con quien imaginaba. Es el ejemplo del que ocultó ser una persona violenta, o que hace –y ya hacía-uso de drogas o cualquier otra adicción. En ese caso, no hubo matrimonio

 

GL: ¿cómo se puede trabajar la gracia de la elevación en el ámbito de la fe, del don, de la gracia?

PF: eso sería: en lugar de usar mis dones para humillar al otro, ofrecer mis dones sin temer a que abusen de mí. Si yo soy muy servicial y me muestro servicial, pero temiendo que abusen de mi servicialidad y me pongo duro para que no abusen de ella; o si soy muy creativo y entonces exijo que los demás lo sean, no estoy trabajando la gracia de la elevación. Somos diferentes no para competir, como nos lo exige hoy la sociedad, sino para complementarnos. La elevación nos ayuda a la complementación: hay que ser abiertos y dejarse enriquecer por lo bueno del otro, no tenerle miedo a que lo bueno del otro me absorba o me quite personalidad. Al contrario. Si yo lo elaboro bien, lo acepto y me dijo enriquecer por su sinceridad, por su apretura, por su entusiasmo, por su profundidad… si cada uno aporta lo suyo: uno es más extrovertido y aporta alegría, entusiasmo, el otro más reflexivo y aporta serenidad, eso ayuda a la complementariedad.

            Entonces para potenciar la gracia de la elevación es importante tomar conciencia de los dones que uno tiene y ofrecerlos. Y es importante también darse cuenta de los dones que tiene el otro y no tenerle miedo, no competir, y dejarse enriquecer por lo bueno del otro. Y todo esto no significa que no vayan a existir problemas. Las heridas que cada uno trae, en la relación afecta mucho. Pero ahí entra a jugar su papel el otro don: el de la SANACIÓN. Ahora bien, lo hemos dicho en otras oportunidades: lo que uno no sana en su infancia después repercute negativamente en su pareja.

 

GL: aún con separaciones de por medio ¿puede haber un amor llamado a ser verdadero?

PF: por supuesto que sí. Lo que no puede haber es otro amor. Si hay uno, no hay otro. Hay que tener bien claro que Dios no pone amor ‘por un tiempo’. Si lo pone Dios, es para siempre, si nunca lo puso, mejor que encuentre un camino de adulto para resolver los problemas. Se dan también casos de personas que han descubierto que no es verdadero amor, que fue una equivocación, y siguen viviendo en la misma casa por el bien no de ellos sino de sus hijos. Pero son casos muy especiales, Y lo viven desde la fe.

CON LOS AÑOS QUE ME QUEDAN Gloria Stefan

Sé que aún me queda una oportunidad. Sé que aún no es tarde para recapacitar.
Sé que nuestro amor es verdadero, y con los años que me quedan por vivir
demostraré cuánto te quiero.

Con los años que me quedan, yo viviré por darte amor, borrando cada dolor
con besos llenos de pasión, como te amé por vez primera.
Con los años que me quedan te haré olvidar cualquier error. No quise herirte, mi amor.
Sabes que eres mi adoración, y lo serás mi vida entera.

No puedo imaginar vivir sin ti. No quiero recordar cómo te perdí.
Quizás fue inmadurez de mi parte. No te supe querer.
Y te aseguro que los años que me quedan
con los años que me quedan los voy a dedicar a ti para ti
Hacerte tan feliz que te enamores más de mí.
Yo te amaré hasta que muera. Como comprobar que no soy quien fui.
El tiempo te dirá, si tienes fe en mí, que como yo te amé más nadie
te podrá amar jamás. Dime que no es el final.

GL: Estamos hablando de “dones”, de manera que no deben vivirse como ‘esfuerzos’. Es cierto que también son tareas. Pero son gracias, y en primer lugar, entonces, hay que pedirlas

 

          Cuando uno de los cónyuges se da cuenta de que el amor se viene a pique y no hace nada ¿Cómo actuar?

GL: ¿no hace nada realmente? Porque tal vez está haciendo algo, pero no es lo que el otro espera que haga

PF: Y viceversa: el otro hace algo y no es lo que el primero espera. Uno espera ciertos cambios en la otra persona y no se siente motivado porque falta esa cercanía, ese afecto que lo motivaría. En ese sentido sería conveniente ver qué lenguaje tiene cada uno para expresar y recibir el amor. Entonces veré si yo le estoy amando con el lenguaje que a él le llega o con el mío. Y en el segundo caso, el amor no le llega porque ‘está en otro idioma’.

También es probable que el otro no haga lo suficiente, y uno tampoco. Si uno empieza a cambiar, seguramente el ambiente va a comenzar a mejorar. No exigir los cambios al otro pensando que todo lo que uno hace está bien. Por eso primero debemos tratar de ver qué cambios debemos intentar nosotros mismos que nos ayuden a crecer, a ser persona con mas entereza, con más fuerza de voluntad (no que nos humillen ni  rebajen), y eso motivará al otro a que pueda cambiar. También tener más paciencia con nosotros y con el otro. Y conociendo a la otra persona, saber que no va a reaccionar como reaccionaría uno mismo en su lugar. Hay que llegar al otro desde lo positivo que tiene.

 

            EN LA DIARIA CONVIVENCIA, PONGAMOS MAS AMOR Y MENOS EXIGENCIAS

 

GL: Hay parejas que llegan a darse cuenta de que “no son matrimonio”, haciendo discernimiento se dan cuenta de que lo de ellos fue un error, pero igualmente deciden, por el bien de los hijos, cohabitar en la misma casa pero en habitaciones separadas para conservar la familia. Hay quienes no están de acuerdo con eso. Dicen por ejemplo que esos son “sacrificios que a la larga los hijos ‘nos facturan’. Es muy complejo cuando se sigue, y en la mayoría de los casos, uno de los dos sigue aferrado a la esperanza de que vuelva a nacer el amor en el otro”.

            Creo que esto es muy real. En el fondo, siguen alimentando expectativas, o peor a{un, siguen alimentando resentimientos y broncas, y están bajo el mismo techo por problemas económicos o por sutiles venganzas y formas de desquitarse del sufrimiento ocasionado. Pero también es cierto que hay casos distintos.

 

PF: Creo que hay de los dos, por eso no es bueno generalizar. He visto hogares que funcionan muy bien así, serenos ellos y los hijos, hay diálogo entre ellos, porque se dan cuenta después de un largo discernimiento, de que hubo una equivocación, pero se hacen responsables en la mayor medida posible de lo hecho, y están en paz interiormente. A veces les cuesta hacia afuera el manifestar lo que están viviendo: no pueden presentarse como ‘esposos’ porque saben que no lo son, y les resulta duro presentar al otro, por ejemplo, como ‘el padre de mis hijos.

            Por otro lado también he visto personas que optan por la separación y al principio parece que todo está bien, no le falta nada, y después de años entran en depresiones de las que no encuentran causa ¿será que estuvo bien hecha esta separación? ¿fue fruto de un discernimiento? ¿ha rezado ella lo suficiente por el ‘padre de sus hijos’ y viceversa? ¿tuvo en cuenta a Dios en su decisión o fue más una opción personal en base a conductas personales, broncas personales, venganzas personales…? Si ‘esto por acá no va’ , ¿cómo Dios pone mano en todo esto? Si el amor viene de Dios, no podemos excluirle en una decisión de este tipo. Hay que ponerse en sus manos: El nunca nos va a llevar por camino equivocado. Nosotros nos equivocamos frecuentemente por no ser abiertos a los dones de Dios.

 

GL: el matrimonio tiene también una realidad institucional y familiar y no puede desprenderse de eso

 

GL: las heridas a veces hacen corazas, hacen como ‘murallas’ a la gracia. Hay que trabajarlas. No es que el pecado sea mas fuerte que la gracia, pero a veces por carencias, enojos, heridas de la infancia, no podemos confiar. Eso implica todo un trabajo interior

 

PF: otra realidad que suele verse es que en ciertas parejas en que el esposo trabaja sólo para él. Hay mucho machismo fomentado a veces hasta por las mismas madres, de que el hombre tiene que ser el que toma todas las decisiones y no se enriquecen el uno con el otro. Allí está fallando esta elevación de la que venimos hablando. Claro que esta gracia de la elevación se completa con las otras tres.

 

GL: está ese mito de que uno se enamora y pierde la cabeza, y entonces ‘con ese con el que perdés la cabeza, ¡no te cases!’

PF: en el amor hay tres momentos por los que hay que pasar y analizarlos. El primer momento, es  el del ‘enamoramiento’ (algunos dicen que esta palabra significa ‘en el amor, miento’). Después viene, y es necesaria, la etapa de la ‘desilusión’: uno empieza a aterrizar, a darse cuenta de que algunas cosas le cuestan, que no sabe si las va a poder hacer para siempre…(y eso pasa en toda clase de vocación). Uno tiene que ir resolviendo dentro de uno todas esas preguntas y ver si más allá de todas esas dificultades quiere a la otra persona. Toma la ‘decisión’ de amar en base a darse cuenta de cómo todo esto lo ha ayudado a crecer. Si esa persona que me impactaba mucho no me hace crecer, no es signo de amor.

 

          Uno de los miembros de la pareja quedó discapacitado y se muestra muy agresivo ¿cómo se sigue?¿ acá hay mutua dependencia cuando se confunde el amor con la compasión?

GL: es posible que si esa incapacidad va a ser permanente, la persona tenga ‘enojo con la vida’ ¡cómo se sigue’?

PF: yo creo que el amor tiene compasión: padece con el otro. Habría que ayudar a la persona a que acepte su limitación y vaya descubriendo cómo, a través de su limitación, puede llegar también a mucha gente. A través de la limitación Dios puede estar diciéndonos mucho a nosotros mismos, a nuestra familia, y a otra gente. Depende de cómo uno la asuma, la lleve, puede ayudar a crecer a ambos. Por eso creo que el primer paso es ayudar a esa persona a aceptar esa limitación y encontrar lo positivo que hay en medio de ese dolor.

GL: Podríamos decir: has quedado discapacitado para caminar, o para ver, etc. Trata de no quedar discapacitado para vivir o para amar y ser amado.

PF: si yo pienso que he sido amado por Dios desde toda la eternidad, antes de que hubiera mundo Dios pensaba en mi y me espera, me tiene reservado un lugar a su lado para estar conmigo toda la eternidad, y que entre medio Cristo se entregó por mi salvación, tengo motivos para saber que soy super valioso, que mi vida no es un accidente, sino solo un ‘paréntesis entre dos eternidades’

 

GL: Nuestra sociedad nos entrena para ver siempre lo que falta como una forma también de formar ciudadanos consumidores. Nuestra mente está formateada para ‘ver lo que no tenemos’. Son estructuras mentales muy operativas y efectivas que continuamente nos hacen ver lo que no está, lo que falta, lo que no alcanza, porque de esa manera , entre otros objetivos, nos convertimos en buscadores insaciables y compramos todas estas cosas

 

          Ver el amor de la manera en que ha sido visto a lo largo de este programa ¿no es idealizarlo y hacerlo inalcanzable?

PF: por mas que idealicemos, el amor es tan grande que siempre nos vamos a quedar cortos. Pero eso no significa que no sea realista. Puede ser un ‘idealismo realista’, o un ‘realismo con un ideal muy grande’, que no se queda nada mas que en lo terrenal. Creo que esas dos palabras, idealismo y realismo, no debieran ser opuestas en el tema del amor. Tendrían que ir como complementándose, porque el amor es tan grande que decimos “el amor es Dios”, y realmente cuando uno ama a una persona con sinceridad, uno tiene que descubrir ‘esto es más grande que yo’. Dios se sirve de cualquier circunstancia para poner el amor entre dos personas. Eso es más grande que uno.

GL: las cosas grandes de la vida no las busca uno. Solo emergen.

 

ES CAPRICHOSO EL AZAR (J,M,Serrat)

Fue sin querer…Es caprichoso el azar. No te busqué ni me viniste a buscar.
Tú estabas donde no tenías que estar; y yo pasé, pasé sin querer pasar.
Y me viste y te vi entre la gente que iba y venía con prisa en la tarde que anunciaba chaparrón.
Tanto tiempo esperándote…

Fue sin querer…Es caprichoso el azar. No te busqué ni me viniste a buscar.
Tú estabas donde no tenías que estar; y yo pasé, pasé sin querer pasar.
Pero prendió el azar semáforos carmín, detuvo el autobús
y el aguacero hasta que me miraste tú.

 

 

PF: hay mas casos que los que uno se imagina que aunque hayan participado de una ceremonia religiosa no han recibido el sacramento, y hay muchos que desconocen. Esto no significa ‘divorcio permitido’, sino ‘matrimonio nulo’ es decir, ‘matrimonio que nunca existió

 

GL: la vida es un camino de maduración permanente, y sucede a veces, en el proceso del matrimonio, que uno crece y madura y el otro se estanca.   (inconscientemente uno de los dos se dice ‘hasta aquí llegué, llegué a lo que quería y estoy cómodo, ¿para qué sufrir?

 

PF: Ojo! También se puede sufrir con esa postura, porque no todos van a encontrar lo que quisieran aún buscando la comodidad. Siempre va a haber una espina que tal vez impide o frena el disfrute del don de la vida que es tan maravilloso

 

GL: A veces se sufre, y a veces se hace sufrir al otro

PF: Siempre. Aún con la mejor buena voluntad de no hacer sufrir a los que viven junto. Creo que no hay una receta dicha. A veces se puede proponer una separación temporaria para que la otra persona reaccione, pero no se puede generalizar. Lo mejor es buscar que alguien les ayude a buscar el bien para uno y el bien para los demás, y yo diría que siempre coincide: lo que es bien para los demás también va a ser bien para mi.

GL: lo importante es no hacer como que ‘no pasa nada’ y resignarse. Hay que buscar movilizar las cosas con distintos recursos

 

PF: Para finalizar, yo quería decir que el don de la elevación no es exclusivo del matrimonio. Hay que ver cómo actúa con los amigos, cuánto uno crece cuando hay una verdadera amistad y cuanto uno ayuda a crecer también a los amigos cuando esa amistad se vive en libertad y se pueden decir las cosas unos a otros. Y esto también funciona en la relación del sacerdote con su comunidad. Si es una relación de amor, el sacerdote crece en base a la comunidad y la comunidad crece en base a su sacerdote. Entonces lo importante es ayudarse mutuamente a crecer y no verse como extraños, y solo esperar que el sacerdote me preste un servicio y si no me gusta solo espero que me lo cambien, y viceversa. El sacerdote, si no le gusta la comunidad, esperar que lo cambien.

            Lo importante entonces en todas las relaciones, es poner amor , brindar amor a aquellas personas con quienes me toca convivir, a la comunidad a la que me toca acompañar, al sacerdote que se hace cargo de mi comunidad, y cómo enriquecerle con nuestros dones y como enriquecernos con los dones que él tiene

 

GL: También hay que tener en cuenta cómo los padres crecen en su interacción con los hijos. Siendo seres en formación, aún así ellos nos educan a nosotros y aprendemos de ellos. De la misma manera sucede en la relación docente-alumno. Lo maravilloso es estar abierto a la aventura de aprender

            Vamos a pedir hoy en nuestra oración estos dones el amor verdadero sobre nosotros.

 

Sugerencia de lectura “Los 5 lenguajes del amor” de Gari Chapman (escrito por un hermano evangélico que trabaja mucho con familias)