Los gemidos del Espíritu Santo en nuestra vida

jueves, 13 de mayo de 2010
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Evangelio según San Juan 16,12-15.
Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: ‘Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes’.

El Espíritu Santo viene a revelarnos la presencia femenina materna del Dios que educa y pedagógicamente acompaña a su pueblo
El Espíritu Santo tiene la característica de ser misterio de bondad, de suavidad, de condescendencia, de cercanía de Dios y también misterio de quietud, de serenidad..El Papas Inocencio III en su pontificado exclamaba: que dulce es éste Espíritu y que agradable y suave. Solo lo conoce quien lo ha saboreado. Es como miel al paladar. Así es la experiwencia de estar vinculado al Espiritu Santo. En la lengua semita espritu es un nombre femenino lo cual ha hecho que en ciertos ambientes se desarrolle una rica doctrina del Espíriti como madre que educa y que acompañe, el Espíritu como rostro femenino de Dios, expresión que nos muestra la dureza por la que atravezamos cuando en el pecado nos apartamos de Dios el Padre también nos apartamos de ésta benigna madre, dice un texto antiguo, la Gracia del Espíritu. Nos perdemos del dulce y adorable hermano: Jesús. El Espíritu nos enseña a clamar Abbá y así se comporta como una madre que enseña a su hijo, su niño, a decir papá, Abbá es papá. Si el Espíritu mueve nuestro corazón a decir Abbá papá se comporta como madre que le enseña añ hijo a repetir éste nombre hasta que consigue a llamarlo al Padre por eso que lo identifica y lo pueda convocar también hasta en los sueños. Esta talves sea una dee la verdades más hondas y más profundas que nos acerca la realidad del Espíritu en la busqueda de su presencia en nuestra vida o en el anhelo de que se manifieste desde ese lugar de interioridad donde habita en nosotros con mayor plenitusd para alcanzar lo que Jesús nos invita a alcanzar en éste tiempo, la transformación de la propia vida y ser partícipes y corresponsables con El de la transformación del mundo solo por ésta intima presencia del Espíritu en el corazón, solo por la Gracia de ésta intima, dulce, saludable, cercana presencia materna femenina, presencia del Espíritu Santo nosotros podemos de verdad ser transformados y participes de la transformación por su Gracia en el mundo. Gime el Espíritu en nuestro interior, está clamando desde aquellos lugares donde la vida se experimenta como un parto, como una dolorosa experiencia de tránsito hasta que aparezca lo nuevo que estamos esperando. Todos nosotros de alguna manera nos vamos pariendo en la vida, nos vamos dando a luz, participando de ese crecimiento. desarrollo. A veces lo hacemos más conciéntemente otras veces m´`as inconsiéntemente.
Donde sentís que la vida en su parirse está clamando por lo que anhela, espera, desea desde hace tiempo? A ese lugar le pedimos que venga el Espíritu con sus gemidos. Allí donde se va pasando de una etapa a otra de la vida. Allí donde se deja de ser adolescente para ser joven, de joven a adulto, donde la vida adulta se hace vida de la tercera edad, donde la tercera edad se abre a la eternidad muchas personas tienen conciencia de que en la tercera edad se están abriendo al cielo como el último parto para que aquí, como dice Menapace, lloremos mientras uno se va para que él yendose se alegre del abrazo de la eternidad. Al revés de lo que ocurre cuando en el primer parto de la vida unos lo reciben al que viene con el gozo y alegría de su nacimiento mientras el llora por dejar el placentero seno materno. Así también en la vida toda hay un parto que va desde el primer nacimiento al último nacimiento a la eternidad en contínuos estar naciendo nuestros. Son los tiempos de crisis, tiempos duros y difíciles de tránsito de etapas en etapas, de momentos en momentos, de escenarios en escenarios donde se siente éste parirse. Que el Espíritu venga para que ese parto sea en Dios. Pensá sencillamente donde el Espíritu viene a gemir en tu vida en éste tiempo. Son los momentos donde las promesas de Dios pueden llevarse a su plenitud porque Dios en ese natural proceso de estar dándonos a luz participa para configurarlo según su propio proyecto
Desde el primer parto cuando nacemos al último parto cuando aparecemos en la eternidad en el medio un montón de parimientos, de crecimientos, madureces nuestras que a través del Espíritu toman el rostro del proyecto de Dios en nuestra vida
Cuando nosotros decimos clamar por la presencia del Espíritu en aquellos lugares donde la vida se va dando a luz en su crecimiento y desarrollo hablamos de una presencia de intimidad. Ruah como inspiración, soplo significa lo más íntimo,lo más secreto que hay en Dios, lo más íntimo y secreto que hay también en nosotros, principio vital, alma nuestra. En éste sentido está escrito que nadie conoce lo íntimo como dice 1 Corintios 2,2 a no ser el mismo Espíritu. Al prometer el Espíritu Santo Jesús ha dicho el Espíritu vive y está en ustedes. Recibamos ésta revelación de intimidad, de presencia y no como algo que pasa sino como una presencia estable que trae estabilidad y nos permite descubrir que cuanto nos habita el Espíritu nos hace el mismo Espíritu que nos habita templo de su presencia y así lo reconocemos como dulce huesped del alma. El mismo Espíritu que viene a habitar en nosotros va configurando en nuestro ser en la medida que tomamos conciencia de su inhabitación en nosotros lo que hace falta para su propia presencia. El que se hace huesped de nuestra alma colabora para que su hospedarse con nosotros que le da sentido nuevo a nuestra vida sea un lugar realmente muy habitable para nosotros y para otros, para todos los que entran en contacto con nosotros. La inhabitación del Espíritu Santo en lo íntimo del corazón ,el ruah, como presencia íntima en lo más profundo de nosotros mismos.más íntimo que nuestra  misma intimidad, dirá Agustín,es una intimidad para dar la bienvenida a todos los que se acercan, como cuando uno está en un ambiente cálido que da gusto permanecer, estar, disfrutar, así el Espíritu quiere llenar nuestros pensamientos, sentimientos, afectos, decisiones, compartires vinculares, esperanzas de camino, sueños de sociedad distinta, compromiso por transformarla, de esa calidez que brota de la experiencia de lo íntimo que no es el intimismo que encierra, atrapa, que miente y que lejos de hacerse difusivo en su expresión se hace implosivo en su manifestación, nos hace implotar en nosotros mismos En éste sentido hay como una cierta tendencia de corrientes espirituales escapistas lejos de la experiencia de la Encarnación de Jesús que tienden en nosotros como invitarnos al encierro,invitarnos al mecanismo de defenza desde una falsa espiritualidad. Es la espiritualidad del intimismo, es la espiritualidad desencarnada, es la ausencia de la vida de Dios, es un fantoche, viene de la mano de lo mágico de lo milagrero, de lo devocional por lo devocional en si mismo No estamos diciendo que no haya milagros en la vida, de que Dios no actúe por si mismo donde quiera y como quiera. Eso es lo que Dios hace pero la actitud de expectativa de vincularnos a Dios desde ese lugar nos descomproomete con el aquí y ahora y nosotros permanecemos como evadidos de la realidad y escapándonos porque tal vez en el dolor de ella misma no encontremos el lugar donde pararnos para que la intimidad del Espíritu sea fuerza transformante desde el mismo proceso doloroso de nuestra interioridad. Entonces pasamos de la intimidad o de lo íntimo del Espíritu como lugar de calidez que se hace apertura a toda la realidad a lo íntimo intimista que nos encierra en nosotros mismos No es de ésta intimidad del Espíritu que estamos hablando o del encierro sino de esos ambientes tan cálidos y abiertos que todos se sienten cómodo en el. De ese tipò de presencia Dios nos quiere regalar y hacerenos testigos de ese modo de wer para que como decía Juan Pablo: el cristiano y el cristianismo, La Iglesia sean casa de encuentro, casa de ccomunión, espacio de familiaridad. Que Dios nos regale ´esta Gracia
El Espíritu Santo, es un suave viento, es quietud y nos hace reposar
Si tuviéramos que definir el tiempo de tránsito a la nueva humanidad que se está gestando en éste cambio de época desde algúb lugar que el Espíritu que lo identifique sería inquietud por lo desconocido, por lo nuevo. Hay una inquietud que sacude nuestro ser propia del ritmo,de ambio que además es con una cierta aceleración y que nos desconcierta a la que vamos a ir adaptándose a nuevos escenarios donde somos invitados a participar y poner kla vida. En éste ámbito el Espíritu aparece como quietud en medio de nuestra inquietud. El corazón está inquieto. Quiere decir está insatisfecho. Anda buscando, anhela ésta presencia de descanzo donde uno se sosiega En la secuencia de Pentecostés lo invocamos al Espíritu como Parácleto es decir descanzo de nuestro esfuerzo. Es el que nos descanza en nuestro esfuerzo. El aspecto de fuerza es la dulzura y la intimidad de su dinamismo y asl mismo tiempo el Espíritu tiene un costado de quietud, de reposo, de descanzo. El Espíuritu viene a nosotros en ese sentido como un suave viento. Hermano viento le llamaba Francisco de Asís.Sabemos que ocurre cuando sopla un viento impetuoso: los árboles se doblan, los robustos cedros del Libano intentan resistoirse y se quebrantan, dice la Palabra, pero cuando el suave viento roza nuestra frente en medio de un día de calor por ejemplo y con su frescura nos visita uno puede respirar profundo y expresar en ese respirar profundo el alivio que pierde todo su ser. En estos tiempos de agitación,de inquietud, de desconcierto y de cambios, de búsquedas y de preguntas podemos orarle al Espíritu como viento suave que descanza, que reposa, que termina con aquello que no nos permite reposar ni descansar. Suele ser nuestra rebeldía interior crispada,interiormente nos hace andar a un ritmo que no es natural, no es normal, que nos saca de nosotros mismos. Raniero Cantalamesa cuenta su experiencia cuando estaba por escribir un texto al Espíritu Santo como fue a un lugar donde podía reposar y eestaba yo, dice él, pensando escribir éste texto y las gaviotas que circundaban aquel paisaje me enseñaron como hay un soplo del hermano viento de Francisco. Las descanzaba y planeaban casi inmóviles por el mar por encima de los acantilados y tenía ante mis ojos la misma imagen que el escritor sagrado tenía en su mente cuando dijo que desde el comienzo del mundo el Espíritu aleteaba sobre las aguas pero sobre todo era impresionante observar como las gaviotasconocen el arte de hacer trabajar al viento. Se cierne sobre las aguas el viento y se dejan llevar por eso pueden volar durante horas sin cansarse y alcanzar velocidades muy elevadas ¿no nos dice nada esto? ComentCantalamesa El viento de ninguna manera se puede atrapar, para que se mueva hay que dejarlo libre. Así también el corazón que gusta reposar en la quietud necesita ésta experiencia de libertad dejándose llevar hasta ese lugar donde el Salmo 22 nos dice que Dios quiere conducirnos a verdes praderas para hacernos reposar.
Esta oración que compartimos es del Cardenal Verdier
Oh Espíritu Santo, amor del Paadre y del Hijo
inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, como debo decirlo, lo que debo callar, como debo actuar, lo que debo hacer para gloria de Dios y de las almas y mi propia santificación
Espíoritu Santo dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar, gracia y eficacia para hablar, dame acierto al empezar, dirección para progresar y perfección al acabar. Amén
En enero de 1980 Juan Pablo II hablando a un grupo de la Renovación Carismática les dijo:
 Yo desde pequeño aprendí a rezarle al Espíritu Santo. Tenía 11 años. Me entristecía mucho porque era muy dificultoso para mi las matemáticas. Mi padre me mostró en un cuaderno el himno Ven Creador y me dijo: rezalo y veras que El te ayudará a comprender.Llevo 40 años rezando éste himno todos los días y he sabido lo mucho
SanAgustín oraba pidiendo la Gracia del Espíritu: Espíritu Santo inspíranos para que pensemos santamente. Espíritu Santo insítanos para que obremos santamente. Espíritu Santo atráenos para que amemos las cosas santas. Espíritu Santo fortalécenos para que defendamos las cosas santas. Espíritu Santo Ayúdanos para que no perdamos nunca las cosas santas
En enero de 1980 Juan Pablo II hablando a un grupo de la Renovación Carismática les dijo:
 Yo desde pequeño aprendí a rezarle al Espíritu Santo. Tenía 11 años. Me entristecía mucho porque era muy dificultoso para mi las matemáticas. Mi padre me mostró en un libro el h Ven Creador y me dijo: rezalo y veras que El te ayudará a comprender.Llevo 40 años rezando éste himno todos los días y he sabido lo mucho que ayuda el Divino Espíritu
La oración que rezaba Juan Pablo dice así:
Ven Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles,y llena de la Divina Gracia los corazones que tu mismo creaste. Tu eres nuestro consolador. Don de Dios altísimo, fuente viva,fuego, caridad,Es`´iritu, unción. Tu derramas sobre nosotros los 7 dones. Tu el dedo de la mano de Dios, tu el prometido del Padre, tu que pones en nuestros labios los tesoros de tu Palabra enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu Amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio fortalece nuestra débil carne. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, se tu mismo nuestro guía y puesto bajo tu dirección evitaremos todo lo nocivo. Por ti conozcamos al Padre y también al Hijo que en ti Espíritu Santo de entre ambos creamos en toda tiempo. Gloria a Dios Padre y al Hijo que Resucitó, el Espíritu Consolador por los siglos infinitos. Amén

                                           Padre Javier Soteras