Los nuevos modelos de familia

miércoles, 17 de marzo de 2010
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Si nos acercamos a las estadísticas, en Argentina encontramos que el 70% de las familias no son familias convencionales –entendiendo como familia convencional mamá-papá-hijos-. Cuando me detuve a pensar en esto, pensé en el mensaje que estamos emitiendo tanto yo desde aquí, como en las escuelas católicas cuando una directora o una maestra dice ‘díganle a los papis…’ y resulta que en más de la mitad de los niños, no están los papis en casa, sino mamá sola, o tía, o abuela, o tutor, o empleada. Y muchas veces son esas personas las que están cumpliendo ese rol de papá o mamá, y se hacen cargo de los niños en el cuidado, en las tareas. Es decir, esta realidad de que la familia tradicional ya no está, está muy poco incluido en nuestro discurso. ¿Cómo se siente el chico cuando desde el discurso de la autoridad se habla siempre de ‘señores padres’ y él siente que no entra en esa normativa, en esa imagen, en esa forma? ¿y cómo se siente la mamá sola?

 

            A estos nuevos modelos familiares ¿los estamos incluyendo como cristianos, como instituciones escolares y otras instituciones? ¿están incluidos, acompañados en la sociedad en el caso de que para ellos resulte una herida, una pérdida, una marginación?

 

GL: ¿Compartís esta impresión que acabo de compartir con los oyentes, de que muchas familias se sientan excluídas de nuestro discurso, especialmente el discurso religioso, católico, que casi siempre está pintando un modelo familiar que no incluye estas familias configuradas de manera diferente?

 

CP: Es un hecho de que hay una gran cantidad de familias cuya configuración no es la tradicional. Hay distintas situaciones: parejas de hecho, divorciados vueltos a casar, mamás adolescentes. Todo esto se nos presenta como un desafío porque nuestro discurso en líneas generales apunta a lo tradicional, y la realidad tiene distintos matices, y cada uno es un desafío para nuestro modo de acercarnos, nuestro lenguaje, el modo de plantear el lugar del amor, la fidelidad. Yo creo que esto debería abrir mas nuestra cabeza como evangelizadores, porque si realmente queremos acercarnos al mundo de hoy, tenemos que tener presente esto

 

GL: ¿cómo hacer cuando en la cabeza tenemos el modelo tradicional y desde lo doctrinal pensamos que todo lo que no está dentro de ese modelo es o irregular, o adúltero… es decir, hay en general una carga negativa muy fuerte para todo lo que no esté dentro de ese modelo? ¿cómo hacemos los cristianos, los católicos, para ubicarnos frente a este panorama sin de entrada tener una actitud que tal vez no se traduce en una agresión verbal ni tampoco en un desprecio, pero que indirectamente, desde el posicionamiento que tomo, lo estoy mirando como alguien que es “irregular”, alguien que ‘está haciendo las cosas mal’? Porque eso se percibe

 

CP: Creo que sí. Mas allá del lenguaje verbal, sabemos que hay otros modos de comunicarnos que pueden hacer sentir mal al otro: un lenguaje corporal, una mirada. Trabajar sobre lo que es la acogida, recibir, aceptar al otro, no todos lo hacen de corazón. En esto nos tenemos que mover entre los extremos de adoptar una actitud permisiva donde no distinguimos que hay distintas situaciones, que hay un ideal quizá que hay que seguir planteando porque es válido porque brota de la Palabra de Dios, porque brota de las actitudes de Jesús. Pero también es importante cultivar la virtud de la tolerancia, la misericordia, la comprensión de la situación en que el otro está. Es lo que tengo en frente mío. Y esto requiere una cabeza y un corazón abierto, porque la Iglesia, la comunidad eclesial, tiene que acercarse a todos, no excluir a nadie. Y en esto hay que ver si nuestros agentes pastorales –obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos que han asumido un compromiso con el evangelio- tenemos una actitud de apretura, de salir al encuentro del hermano que sufre, quererlos, escucharlos, en fin, acercarse.

 

GL: Si queremos acercarlos a la comunidad –ya sea parroquial, escolar o cual fuere-  tenemos que ser creativos en nuestro discurso, porque si ellos escuchan que nuestro discurso está pensado y dirigido para un modelo de familia ideal, eso se transmite y se van a sentir ‘sapo de otro pozo’, no van a vivir un sentido de pertenencia que lo da cierta familiaridad.

            El desafío que estamos planteando no es solo de las escuelas católicas. Salvo en la televisión que parece que es todo al revés, que no hay una sola familia convencional (todas las familias están incompletas, o partidas, o rotas…), esto también ocurre en las estatales

            En las escuelas católicas ¿es obligatorio, para inscribir un chico, algún documento que testifique de que el niño forma parte de una familia convencional? Ese es un modo muy concreto de inclusión o exclusión, que también es una opción pastoral

 

CP: No creo que constituya un requisito. Pero más allá de eso, una pareja que inscribe a su hijo en una escuela católica, debe asumir la propuesta educativa de la comunidad, y por tanto tendrá como horizonte la perspectiva de la Iglesia Católica, mas allá de que lo practique o no, más allá de su situación particular. Es decir, como padre, se pide la cooperación con la propuesta educativa del colegio. Es decir, no sería coherente mandar un chico a la escuela católica solo porque te gusta cómo le enseñan inglés o computación, sino que además de eso hay ciertos valores que se desprenden o acompañan nuestra fe católica que yo comparto y quiero que a mi hijo también se le hable de eso.

 

                                                                      

LA META DE MI VIAJE’ Laura Pausini

Con tus besos despertábamos, tú dormías mientras Silvia y yo

íbamos a aquella escuela que, nos decías "Vais para aprender"

y a vivir nos enseñabas tú cada dia más aún

con tus ojos llenos de ese amor por dos hijas locas de ilusión

qué no haría yo porque el tiempo/ no se fuera no

 

He aprendido a cantar por ti lo sé en las noches de estilo en el café

he adquirido mi coraje y he encontrado el camino y la alegría

de tu fuerza y de tu melancolía de tu imagen de tu instante

 

En las fiestas no te ví jamás, las pasamos siempre con mamá

el trabajo te alejaba un día y tu soledad la hacía mía

que haría yo para darte el tiempo que pasó

 

He aprendido a entregarme como tú arriesgándolo todo y más aún

he aprendido tu coraje y he entendido tus típicas manías

que ahora son para mí tu gran virtud pues la meta de mi viaje eres tú

y es así / soy como tú siempre algo más

cada sonrisa y cada lágrima

 

He adquirido tu coraje y he aprendido a saber en quien confiar

en la vida yo sigo sin dudar mi camino en este viaje por ti junto a ti

he adquirido mil coraje me despierto en casa cada día

pienso en cuando ayer no te tenia y también en qué podría hacer para darte el tiempo

 

GL: Me gustaría que hagamos una distinción entre lo que es un lenguaje y una actitud pastoral, y un lenguaje doctrinal. Porque a veces pensamos que nuestra misión pastoral es adoctrinar, y cuando caemos en esa actitud, probablemente estemos entrando en un discurso que excluye porque estamos adoctrinando en vez de acompañar pastoralmente. Cuando me refiero a lenguaje, no solo me refiero a lo que se dice sino a toda la actitud.

 

CP: Entre estos dos lenguajes hay una distinción, también una complementariedad. Por ejemplo, si tuviéramos que hacer una charla sobre qué piensa la Iglesia acerca de la familia, desde la Palabra de Dios, desde el magisterio de la Iglesia, estaríamos haciendo esta exposición haciendo hincapié en la unión estable en el amor, indisoluble, para toda la vida, entre un varón y una mujer, abiertos al don de la vida. Es decir, cuando hablo de lo doctrinal, tengo que expresar lo que realmente, según nuestra fe católica, es la familia, cual es a la luz de nuestra fe el  ideal, el proyecto del amor familiar. Luego está lo que acontece, que no es porque ese ideal no sea válido, sino porque en la complejidad del corazón humano, de las circunstancias de la vida, a veces se puede vivir en plenitud o no tan en plenitud. Y frente a esto, también tiene que tener la Iglesia una palabra de consuelo, de iluminación, de alivio, de misericordia. La Iglesia debe, mas allá de la exposición doctrinal, acompañar las diversas situaciones. La preocupación por el hombre y la mujer que tengo aquí delante debe inundar la actitud pastoral, que debe tener presente las situaciones concretas y particulares. Esta es la actitud pastoral: el acercamiento en concreto con los sentimientos de Jesucristo frente a las situaciones reales que tenemos aquí en el camino de la vida

 

GL: A estas familias ¿las podemos llamar ‘familias’? ¿qué les transmitimos a los chicos cuando hablamos de familia?

 

CP: Hay lenguajes que son unívocos (unívoco quiere decir que este término es aplicable solamente en este sentido y nada mas. Por ejemplo, si te digo ’mesa’ está claro que todos estamos pensando en lo mismo). Hay términos que son equívocos ( si yo te digo ‘gato’, podemos pensar en el animal, pero también en el aparato que sirve para levantar el auto, o en la danza). En este sentido, puede haber un término ‘equívoco’ es decir, que admite pluralidad de significados. En el medio, hay términos que se llaman ‘análogos’. Son los que en parte, comparten un sentido, pero también admiten una amplitud en la comprensión. Pongamos allí el término ‘familia’. Estamos hablando de padre-madre-hijos establemente constituidos, desde la perspectiva católica bendecidos por la gracia del sacramento del matrimonio. Pero no podemos utilizar el termino solamente en un sentido unívoco, porque las situaciones son diversas: matrimonios divorciados y vueltos a casar que se han constituido en torno al amor y a la fidelidad; mamás solteras que asumen la educación, el desafío que se le plantea ante la vida de cuidar, de velar por ese hijo, y le da cariño, y trabaja, y se esfuerza. Por eso, hoy se habla más de la familia desde lo vincular: la familia es ese vínculo de afecto, de presencia, de seguimiento, de hacerse cargo del otro. Hay familia cuando  tenemos alguien que nos cuida, que constituye para nosotros un hogar, mas allá de lo biológico. Hay abuelas que realmente tienen una presencia maternal, que quizá dan consejos que el hijo no encuentra en la madre. Lo vincular en el sentido de hacerse cargo, de acompañar, de responder en el afecto. Hay un concepto creo que más rico todavía y es el concepto de hogar. Hogar está vinculado a ‘fuego’, ‘calor’. No toda familia es un hogar. Hay hogar cuando hay cariño, presencia, cercanía, acogida, ternura, y no de manera esporádica. Es el entorno que me cobija. El ser humano no puede vivir sin un hogar. Estamos hechos para la calidez. Y esta presencia cálida y fiel la pueden tener este hombre y mujer que han formado una nueva pareja, o esta abuela que está y se hace cargo de este niño, así como lo es también este papá y esta mamá que se han casado por iglesia y han logrado constituir un hogar.

            El proyecto de Jesús tiene que ver con una necesidad del hombre: todo hombre y toda mujer necesitan la calidez de un hogar. Y por eso hoy en día es dramática la experiencia de tantos adolescentes o niños huérfanos, que no tienen hogar aunque tengan papás.

 

GL: Por esto que vos decís, por este proyecto de Jesús, creo que especialmente los cristianos, en nuestro discurso, tenemos que tener mucho cuidado cuando nos referimos a estos hogares, de no apagar esta ‘llama humeante’ de la abuela, de estas familias ensambladas’, sino por el contrario: tratar de avivar ese fueguito que a veces está sostenido con mucho esfuerzo y mucha entrega, para que prospere y crezca si es que realmente queremos tener una sociedad sana.

 

Tributo al padre del amor, celebracion de la raiz

patio seguro en la niñez, pecho de tierra para mi

 

Semilla que multiplico la siembra en frutos de hermandad

bajo tus ramas, sombra y luz siempre sentimos la verdad

 

Sus sentimientos repartió creando mundos por igual

enamorado como un sol que protegia nuestro hogar

 

Tal vez el acto mas feliz que un hombre pueda disfrutar

es cuando escucha que a el tambien un hijo le dice papa

 

Sobre tus hombros yo senti tocar el cielo y ser un rey

ya nunca mas volvi a ostentar con tanto orgullo de poder

 

En esta vida hay que pensar a tiempo hacer y respetar

y no esperar a que no este para aprenderte a valorar

 

Que triste es todo si te vas la noche es larga sin tu voz

azul oscura como el mar la ausencia tiene ese color

 

Padre de mi corazon te cantare siempre feliz

por enseñar y descubrir este camino que hay en mi

Peteco Carabajal

 

GL: Detrás de toda esta realidad, a veces hay opciones, a veces hay mucho dolor. El objetivo de este programa no es agregar más dolor aún. Esta perspectiva que vos das es una fuete de creatividad enorme: pensar de que todos los seres humanos necesitamos el hogar, que con nuestros gestos, actitudes y palabras no apaguemos ese fuego, no subestimemos, no discriminemos, no digamos palabras hirientes, y sobre todo, no los excluyamos. Pienso cuánta creatividad puede surgir si en parroquias, escuelas, en fin, en todas las organizaciones –empresas, escuelas- que habitualmente acogen a personas, donde habitualmente también se dice ‘somos (o queremos ser) una gran familia’. Y muchas veces lo logran: muchas veces hay personas que sienten sus vínculos familiares más ligados a los compañeros de trabajo que a su familia consanguínea.

               En las parroquias ¿hay alguna propuesta para abordar pastoralmente lo que es la problemática de una mujer sola por ejemplo? ¡son tantas las preguntas que tiene una mamá sola: ¿cómo voy a ser mamá y papá? ¿cómo pongo los límites? ¿qué hago si me enamoro?. Es todo un tema encarar la vida familiar sola, siendo para el hijo el único referente. Es un peso muchas veces agobiante, y no sé si estamos dando, desde la comunidad parroquial un ámbito donde se pueda conversar, desahogarse.

 

CP: Quizá en alguna comunidad exista, pero si generalizamos, no.  Juan Pablo II hablaba del desafío de evangelizar. Aparecida retoma esto y habla de la ‘conversión pastoral’. O sea: hay que abrir la cabeza, el corazón.

El desafío que tuvieron los primeros cristianos fue el de un mundo pagano, plural, sincretista…¿Qué hubieran hecho si se hubieran cerrado con una mentalidad sectaria, elitista, intolerante?

               Cuando la Iglesia cayó en actitudes sectarias, intolerante, salió perdiendo, en primer lugar, porque no responde a la actitud de Jesús, que siempre tuvo un corazón grande, que se acercó especialmente a los que eran considerados ‘indeseables’, y eso es lo que provocaba escándalo. Su intención no era provocar escándalo, sino acercarlos a Dios. Porque esos, los pecadores, los indeseables, eran los más excluidos, por tanto, los que mas sufrían.

               No es fácil. No todos tenemos carisma para hacerlo. Pero que nos cueste no significa que no sea válido.

Por eso, creo que las comunidades –parroquiales, educativas, catequísticas- tienen que sentarse a pensar con un pensamiento según el Espíritu de Jesús, cómo hacer para acercarnos a todos, para hacer sentir cómodos a todos, para hacer sentir ese calos de Dios que alivia, que consuela, porque detrás de cada situación, incluso en las familias ‘bien constituidas’, siempre hay mucho dolor. En la vida humana el dolor es como un compañero de viaje. ¿qué debemos hacer? ¿hurgar en el dolor, revolver la herida? ¿o recoger al herido y hacernos cargo del que sufre? No es fácil y no hay recetas. Pero si hay un corazón bien dispuesto, el Espíritu de Dios ilumina. Algo bueno siempre es posible hacer

 

GL: Y creo que en la Iglesia, actualmente, ya no prima como antes el reproche por la trasgresión y el pecado, que el consuelo, la misericordia y el amor. Las heridas espirituales que producían estas actitudes de dureza por parte de la Iglesia son muy difíciles de curar, y provocan mucho dolor porque a veces es el último recurso donde a veces vamos para que Dios nos tienda la mano, y cuando nos dan un ‘portazo en la nariz’ nos invade una frustración muy grande. Es muy importante poder recibir apoyo espiritual en momentos dolorosos.

 

CRISTIANOS  Marcos Vidal
Antes les llamaban nazarenos, después cristianos
hoy no saben ya como llamar a cada grupo, hay tantos...
Antes al mirarles se decían: "¡Ved como se aman!",
hoy al contemplarlos se repiten; ¡"Ved como se separan"!.
¿Quién sabrá quien de ellos tienen la verdad?
 
Como ha conseguido el enemigo robarnos el terreno,
hemos comenzado hacer murallas olvidando lo primero.
Que no hay cristianismo verdadero detrás de una careta,
si no reflejamos a Jesús perdemos nuestra meta.
 
Que el que sirve a los demás es el mayor,
que el sermón del monte aún esta en vigor,
que aún existe el buen ejemplo y la humildad de corazón
y que no hay vida ni hay iglesia si no hay perdón.
 
Ojalá el maestro pueda decir como dijera hace años:
"No lloréis sólo duerme no esta muerta".
¿Qué te pasa iglesia amada, que no reaccionas,
sólo a veces te emocionas, y no acabas de cambiar?.
 
Antes tenían todo en común y oraban en la noche.
Hoy compiten por saber quién tiene mejor casa y mejor coche.
Antes morían abrazados en la arena del circo romano,
hoy discuten si al orar hay que alzar o no las manos.
 
Unos creen en profecías y otros no,
unos predican la fe y otros el amor,
unos hablan lenguas y otros presumen de virtud
y el mundo muere, muere, muere, sin ver la luz.
 
Ojalá el maestro pueda decir como dijera hace años:
"No lloréis sólo duerme no esta muerta".
¿Qué te pasa iglesia amada, que no reaccionas,
sólo a veces te emocionas, y no acabas de cambiar?
 
Jesús se levantó de la muerte,
¿Y acaso a ti no habrá quién te despierte?

 

Participan los oyentes

                me dijeron que solo los matrimonios casados por Iglesia son bendecidos por Dios ¿acaso los otros no lo son?

CP: Cuando la Iglesia consagra una unión matrimonial, bendice este sacramento. Ahora, yo creo que cuando hay un hombre y una mujer de buena voluntad que intentan vivir en el amor y la fidelidad, en la verdad, en la transparencia el uno con el otro, donde hay corazones de buena voluntad Dios siempre está bendiciendo. Bendito es todo hombre y toda mujer que vive honestamente abierto a la verdad, a la vida, al perdón, a la gracia. Yo creo que hay mucha gente que vive su unión en bendición aunque no haya recibido una bendición litúrgica, sacramental

 

          Creo que de las dos partes –tanto de los matrimonios en primera unión como los matrimonios en segunda unión- nos falta mucha formación y sobre todo humildad. Muchas veces los matrimonios en segunda unión son bien acogidos, se les da un lugar importante en la Iglesia, y ellos se ufanan de sus capacidades y tienen actitudes feas respecto de los otros, critican por ejemplo a quienes dan cursillos prebautismales o prematrimoniales, o expresan que en su situación lo único que no pueden hacer es comulgar sacramentalmente. Todos tenemos que tener el debido respeto hacia los demás.

CP: Es muy importante la formación, dejarse conducir y guiar por la Iglesia. Todos en la Iglesia tenemos que formarnos, tanto sacerdotes como laicos. Hace 20 años ya, el Papa Juan Pablo II escribió un magnífico documento sobre la familia, “Familiares consortio” donde habla de la belleza del proyecto familiar, y explícitamente coloca en ese documento las indicaciones para obispos, sacerdotes y para todos los agentes pastorales que tenemos que acompañar a los que se encuentran en ‘situaciones irregulares’. Quizá no tenemos siempre presente que los divorciados vueltos a casar no están excomulgados. Pertenecen, son hijos de la Iglesia. Aunque no puedan comulgar sacramentalmente según  la praxis de la Iglesia, se pueden unir a Jesús de otra forma: pueden comulgar escuchando la Palabra, orando, participando en la comunidad eclesial. Esto no es infravalorar la Eucaristía, que es lo más grande que tenemos. Pero cuidado, porque el Papa nos dice que tenemos que ayudar en estas situaciones. Leo textualmente del documento citado “ayuden a los divorciados procurando con solícita caridad que no se consideren separados de la Iglesia, pudiendo y aún debiendo participar en su vida. La Iglesia tiene que rezar por ellos. Que los anime, se presente como Madre misericordiosa y así los sostenga en la fe y en la esperanza”. Es importante que todos, especialmente sacerdotes y quienes tienen una tarea de anuncio, de conducción dentro de la Iglesia tengan presente esto.

 

          Quería compartir que creo muchas veces relativizamos mucho las cosas. Si nos fue mal en el matrimonio,  “rehacer” la vida en una segunda unión no es la única forma de encauzar el amor. Los mandamientos siguen vigentes, y Jesús nos ha dicho “si quieres seguirme, toma tu cruz”. En toda nuestra vida se dan situaciones difíciles y tal vez esa es la Cruz que nos toca.

 

CP: Si actuamos como propone Juan Pablo II según lo que dijimos anteriormente, de ninguna manera relativizamos el esfuerzo que hacen algunos matrimonios por permanecer fieles al don de Jesús. Porque todo hombre y mujer casados saben lo que es atravesar las noches de sufrimiento, la necesidad del perdón, de la paciencia, de la comprensión mutua. No es fácil constituir una familia, no es fácil vivir en matrimonio, y por eso la Iglesia sostiene por la gracia de un sacramento. Pero si una persona no tiene el sacramento, no está abandonado. El Señor está, y todos tenemos que ser transparencia de un Dios que se acerca para alentar y para confortar.

                El hecho de que algunos divorciados hayan encontrado una re-inserción dentro de la comunidad eclesial, esto no significa que tengan una actitud revanchista, que ya son deficiencias personales. Esto no quita que el principio eclesial sea válido. Todos tenemos un lugar en el Pueblo de Dios

 

GL: Esta ha sido la idea central del tema de hoy: Nuevos modelos de familia. Yo quiero volver a la hermosa imagen de hogar  que nos ha dado el padre hoy, para animar, reforzar la creatividad, especialmente en las escuelas porque es allí donde tenemos una concurrencia de niños a los que hay que proteger con un lenguaje inclusivo, haciéndoles sentir que, como sea que su familia esté conformada, lo más importante es que se sientan amados, y que generalmente ‘Dios provee’, y que la vida va proveyendo de algunas personas que tal vez no son papá o mamá, pero que hacen encender ese hogarcito para que los niños puedan crecer como seres humanos. Revisemos en nuestras escuelas formas creativas de incluir a estas nuevas modalidades de familia, revisemos esas modalidades al referirnos a los padres, revisemos en las parroquias qué podemos hacer por aquellos que no son familias convencionales.  Quizá haya un montón de hermanos que quieran formar parte de la comunidad y están esperando que se les abra una puerta para poder compartir sus penas, sus búsquedas, sus intereses y sus anhelos. Todo esto es necesario y  hará que la labor pastoral de la Iglesia llegue