“Los que más se enojan son los que esconden su fragilidad”

lunes, 6 de agosto de 2018

03/08/18 – Los días viernes vamos hacia lo simple, concreto y profundo de nuestro corazón junto a la Lic. Ángela Sannuti, investigadora y miembro del consejo de redacción de la revista Criterio. En esta oportunidad la especialista habló sobre el enojo.

Algunas emociones en nuestra cultura están más permitidas que otras. La rabia, la ira y el enojo son emociones incómodas, no sabemos cómo manejarlas y se viven como improcedentes. “Son emociones tabú. Si un niño se enoja le decimos: que malo que sos. Si un adulto se enoja le decimos: que loco que estás”, dijo.

Nos olvidamos que el enojo es una emoción como cualquier otra y cumple una función. “Las emociones son funcionales y operativas; son nuestra brújula interior para orientarnos en la vida”.

Los niños nos muestran lo que es vivir sanamente nuestra gama de emociones. “Los chicos completan naturalmente el ciclo de una emoción (nace, se desarrolla y se disuelve). Las emociones protegen nuestra existencia ante una amenaza de integridad y dignidad.”

Una emoción que se vive completamente no deja residuos pero a partir de una determinada de edad empieza a cortarse este ciclo.

 

¿Qué sucede cuando no está permitido sentir y expresar el enojo?

Cuando un niño es manipulado sin tener en cuenta su esencia, aprende a reprimir esos impulsos vitales con frases como: “no seas malo”; “cállate la boca”, “que cara que tenés”. Como los chicos necesitan de la aprobación de los adultos obedecen ciegamente.

Todo lo que se reprime no desaparece. Tarde o temprano va a buscar una vía de salida. “Lo que verdaderamente afecta no son las situaciones vividas por más penosas que sean, sino la de no articular libremente nuestros sentimientos.”

 

¿Qué sucede cuando aparece el enojo ciego, desproporcionado o crónico?

El enojo es una energía que habita en nuestro interior que hay que comprender. Es una energía que nos cierra y la mente no para. El enojo y la exigencia van de la mano.  Hay una exigencia latente hacia el otro o hacia uno mismo.

 

Hay personas que necesitan estar enojadas para tapar su dolor

Estas personas son emocionalmente débiles y frágiles. “Los que más se enojan son los que esconden su fragilidad. Una persona fuerte emocionalmente es pacífica.”

El enojo que nos asusta del otro es nuestra propia carga de enojo que no aceptamos en nosotros. “Cuando nos cerramos al dolor sobreviene el enojo. El enojo es una respuesta al dolor.”

El enojo es una fuerza que crea barreras con el exterior. Al mantener el enojo lo único que se intenta es no sentir angustia. Toda angustia es angustia de carencia, una herida.

 

La vida se hace pesada porque pesan las heridas

Cuando el exterior te falla afectivamente los que normalmente hacemos es enojarnos. El enojo tapa nuestra herida.

 

¿Dónde está la salida?

“El vació emocional que nos provoca enojo lo tenemos que llenar nosotros mismos. Para llenar este vació hay que abrazar a ese niño o esa niña que fuimos que todo adulto lleva dentro. La vida siempre nos traerá la Vida que está latiendo dentro nuestro.”

 

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