Los signos de Dios

sábado, 24 de diciembre de 2011
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“Se les presentó un Ángel del Señor, y la gloria del Señor lo rodeó de luz y ellos se llenaron de temor. El Ángel les dijo, “Dejen de tener miedo, pues les anuncio una gran alegría que será para todo el pueblo, ha nacido un Salvador que es el Cristo Señor, en la ciudad de David. Esto les va a servir de señal, encontrarán un niño envuelto en pañales, reclinado en un pesebre”. Enseguida se juntó al Ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombre que Él ama” Cuando los ángeles se alejaron, se fueron al cielo. Los pastores se decían unos a otros, “Vamos a Belén, veamos ese acontecimiento que el Señor nos ha anunciado”. Fueron de prisa y encontraron a María, a José y al niño reclinado en un pesebre. Y habiéndolo visto manifestaron lo que se les había dicho a cerca de este niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. María por su parte guardaba todo esto meditándolo en su corazón. Los pastores volvieron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído según se les había dicho”

 

Una primera aproximación del texto podríamos hacerla desde un paralelo con el relato de la Anunciación a Zacarías, en Lucas 1, 11 o a María, en Lucas 1,26 o con muchos pasajes del Antiguo Testamento, como la anunciación a Abraham, a Moisés, a Gedeón, el anuncio del nacimiento de Sansón. En todos estos anuncios hay como alguna estructura común, elementos que constituyen un género literario de anunciación, por así decirlo. Lo primero que aparece en la construcción de este modo de presentación de “Anuncio”, es el sujeto que va a recibir el mensaje, en este caso los pastores. La aparición de un Ángel, que viene con un mensaje, la turbación que experimenta quien va a recibir o recibe el mensaje, el mensaje comunicado por el Ángel, en este caso:”Una gran noticia les traigo, ha nacido un Salvador, un Cristo”, la pregunta que expresa una duda, un signo dado en respuesta y la partida del Ángel. En el caso de la aparición del Ángel a los Pastores, parece que se dieran éstos elementos pero falta el elemento quinto, y entre el quinto y el sexto, se inserta una secuencia con la aparición del ejército celestial de los ángeles. Elemento quinto decíamos es la pregunta que expresa una duda, como María, “Cómo puede ser esto si Yo no convivo con varón”. Sigue dice, el elemento sexto una respuesta, pero entre el quinto y el sexto, que no está presente el quinto digamos aquí, aparece un elemento que es diverso al modo de construcción de este género literario, que es un coro celestial de ángeles y un himno angélico que resulta heterogéneo con el género literario del Anuncio angelical, y que trae consigo una modificación también en el elemento séptimo, la partida del ángel, aquí los ángeles. Por lo tanto nosotros podríamos contemplar esta escena evangélica teniendo en cuenta sobre todo las características de la misma, que no se da en otras anunciaciones, sea del Antiguo como del Nuevo Testamento en el sentido que la contemplación que hacemos nos lleva a alguna particularidad, digámoslo así. Otro modo de aproximarnos al texto, podríamos hacerlo recordando lo que era en aquellos tiempo el anuncio del nacimiento de un príncipe real. El ángel trae a los pastores la buena nueva, el nacimiento de un Salvador, es Cristo que les ha nacido en la ciudad de David. Este lenguaje nos recuerda de manera sorprendente, el estilo de las cortes griegas cuando se anuncia el nacimiento de un príncipe real, se ha encontrado una inscripción del año IX a.C. que dice: “Cada uno puede considerar con razón este acontecimiento, el nacimiento de Augusto, como el origen de su vida y de su existencia, como el tiempo a partir del cual no debe arrepentirse de haber nacido, la providencia ha suscitado y adornado maravillosamente la vida humana dándonos un a gusto para que sea benefactor de los hombres, nuestro salvador para nosotros y para aquellos que vendrán después de nosotros. El día del nacimiento de Dios ha sido para el mundo el comienzo de las buenas recibidas gracias a Él, en cuanta similitud, en este modo profano de concepción divina de nacimiento de un rey con el texto de Lucas, digamos que hay un conocimiento de parte de Lucas de cómo presentar en términos de un determinado género literario, el nacimiento de un dios, de Dios en este caso, pero este paralelismo no da razón de todo el pasaje de Lucas porque la proclamación no tiene en cuenta a los ángeles, ni in signo como el que menciona el relato de la aparición de los ángeles para con los pastores. Ustedes recibirán un signo y quisiera detenerme en este hecho, en el signo y esta va a ser como el lugar en torno al cual vamos a concentrar nuestra mirada, los signos con los que Dios nos habla, los signos con los que Dios te ha hablado, los modos que Dios eligió para acercarse a tu vida, como es que el hizo saber que quería de vos. Siempre traigo a la memoria los signos con los que Dios me fue hablando interiormente y exteriormente para el llamado a mi vocación sacerdotal, interiormente una profunda conmoción cuando participaba de la eucaristía, veía a un sacerdote confesar, me atraía el hecho de ir a misa, por el acontecimiento de la misa pero por el lugar que ocupaba el presbítero en la celebración, sorprendido por esta atracción que venía desde niño ciertamente, a los siete años le pregunte al sacerdote porque se había hecho cura, el me conto como es que había sido su vocación y al otro día a la mañana temprano en la vereda de mi casa, ya de vacaciones del colegio, le dije a Dios que si me quería para cura aquí estoy, siete años tenía. Después ese mismo sacerdote viendo lo que había en mi me decía vos resale a la virgen, tres ave María y ella te va a mostrar el camino. A los dieciséis años comenzó a aparecer fuerte el llamado, mientras yo me dedicaba mas al deporte, en la competencia deportiva y a los diecisiete años en un retiro espiritual de vuelta, cuando aparece la llamada que Dios me hace a ser sacerdote, casi temerariamente yo le digo en una oración al Señor que bueno, si es que realmente vos me quieres para cura, ven ahora a decírmelo y en eso termino mi oración y todo como puesto en la providencia de Dios, se acerca una religiosa, que estaba de retiro con nosotros en un momento de discernimiento vocacional, en general, no para la vida sacerdotal, me dice que quería hablar conmigo, bueno hermana como no le digo yo y cuando salimos a caminar del lugar donde yo no estaba, para caminar por el parque con ella, me dice mira en la misa sentí decirte esto, a mi me parece que vos tienes que pensar si Dios no te quiere para cura, qué pasó acá dije yo, signos interiores, signos exteriores, cómo Dios es que habla, en el momento en el que Dios quiere hacerse sentir. También recuerdo otra oportunidad, estábamos ya sobre el final del colegio, me había ido muy bien realmente en el secundario, salvo el primer año que me llevé dos materias, después me fue muy bien, y en el último año que me llevé una también, yo estaba en la clase de geografía y tenía una sola nota que me daba justo el promedio, si me repetían la nota pasaba muy bien, la verdad que con toda la movida que tenia dentro de que qué iba a hacer con mi vida, la decisión que estaba por tomar dentro del seminario, dije al señor: bueno, si vos me quieres para cura, que a mí me repita la nota, que yo no pasa porque yo no pude estudiar nada, asique Señor en tus manos. Termino la oración y la profesora dice: falta solamente Javier que yo le ponga la nota, tendría que tomarle ahora pero la verdad que yo quiero conversar con usted otras cosas, asique le repetimos la nota, con la cual ya cierra su promedio. Y dije. No puede ser. Tanto fue así que con la conmoción pedí permiso para poder ir al baño y me fui ahí a hacer un poco de catarsis, de la alegría, del gozo, del sacudón interior, cosa simple, sencilla, casi triviales digamos, que uno podría decir del cómo Dios habla en nuestra vida, cómo Dios nos muestra signos. Los signos que Dios muestra tienen que ver con lo interior y con lo exterior. Siempre el signo exterior confirma el interior. ¿Cómo lo transferimos esto al anuncio del Ángel a los pastores? Interiormente la experiencia de ellos es celestial, es el cielo que se acerca a ese lugar suyo, de estar velando por su rebaño. Estos muchachos tampoco eran muchachos muy buenos que digamos, dicho sea de paso, Jesús cuando habla del Buen Pastor, es porque había pastores y esto particularmente, que no eran tan bueno, medio cuatreros, medio malandras. Sin embargo cómo Dios, como en el caso particular que acabo de relatar, se acerca no siempre a los mejores, más bien elige lo que anda dando vuelta por ahí sin una alta calidad de contenido, así gente santa digamos. Bueno, ¿Qué sienten estos pastores?, sienten un llamado interior muy fuerte, pero al mismo tiempo Dios se encarga de mostrarles un signo exterior que confirma el interior, que confirma la revelación hecha, y le dice: “Van a encontrar un signo, el signo es muy sencillo, un niño envuelto en pañales”.

 La pregunta es ¿Cuáles son los signos con los que Dios a la interior llamada que te ha hecho a lo largo de tu vida, acompañó tu camino, ¿Cómo Dios se hizo presente en signos externos con los que confirmó la interioridad de su llamada? Más allá de la vida consagrada. Esto va para todas las llamadas que Dios nos hace en distintos momentos y etapas de la vida. Llamada a convertirnos, llamada a renovar nuestra fe, llamada a reavivar un camino de reconciliación, llamada a transformar nuestra vida, a insistir en el camino de la oración. Llamada que Dios a lo largo del camino nos hizo y signos con los cuales Dios se comunicó con nosotros, sencillos, simples y contundentes.

Consigna: “A través de qué signos concretos y sencillos, Dios te manifestó su presencia y te indicó el camino a recorrer detrás de su voluntad”

En el centro del mensaje del texto de Lucas en esta mañana, aparece esto: “Van a encontrar a un niño recién nacido acostado en un pesebre envuelto en un pañal” Este es el signo de la obra grande que Dios está haciendo. Jesús nace Señor y sin duda esta idea es la que lleva a Lucas a tomar por un momento el estilo de los anuncios del nacimiento de los reyes, pero sobre todo lo que ha querido mostrar es que ya desde el nacimiento de Jesús, el evangelio o la Buena Nueva Pascual, había sido anunciado con pobreza, con sencillez, con simpleza. Los dos elementos más simples que aparecen hablando del Señor, en el evangelio, son los más contundentes y los centrales, El Nacimiento y su Ofrenda de la Vida. El Pesebre y la Cruz, esconden el misterio, los dos están marcados por el silencio. En los dos Cristo aparece envuelto en pañales, sin elocuencias, sin grandes manifestaciones, con pobreza, sencillez, con lo cual hay todo un mensaje que el Señor nos está regalando. Es curioso que este signo sea que los pastores van a encontrar un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre, con la advertencia explícita de que esto les va a servir de señal, de que hoy les ha nacido en la ciudad de David el Salvador. Estamos acostumbrados a otros tipos de signos o señal, por ejemplo el que le da el Ángel a la Virgen para confirmarle de que acaba de decir es verdad, el Espíritu Santo vendrá sobre ti, mira a Isabel tu parienta, ha concebido un niño, porque ninguna cosa es invisible para Dios.es evidente de que esto es extraordinario, este “Ya es el sexto mes” de aquella que llamaban estéril. Y vale como signo señal de lo anterior. “Vas a concebir, vas a dar a luz un hijo, vos como ella, sólo que además en el caso tuyo como virgen”. Esta acción y este signo responde a una pregunta, “¿Cómo puede ser esto si Yo no convivo con varón?” El signo o señal que reciben los pastores, se parece a los que acompañan la misión de los apóstoles después de la resurrección y Pentecostés, mencionado en el Libro de los Hechos, también por Lucas. Es una constante de esta misión que sea acompañada de signos del gran poder, manifestado en este tipo de misión. Testimonio de esto son todos los sumarios que los Hechos de los Apóstoles presentan de la obra de Dios a través de los apóstoles. Son signos propios del tiempo de la vida del Espíritu que comunica en este tiempo los fenómenos llamativos, distintos que garantizan el cumplimiento de las promesas hechas. En éste caso hace referencia al acontecimiento que está ocurriendo, no que va a ocurrir, que está ocurriendo y en esto hay una distinción respecto de los sumarios que presenta el texto de los hechos de los apóstoles. Éste es el signo, “Un niño envuelto en pañales acostado en un pesebre”. Sencillo, pobre y contundente.

Los signos aparecen también en nuestra vida para confirmar el camino y básicamente, en un proceso de discernimiento personal y comunitario, es lo que hay que esperar al sentir interior o a la moción interior para no ser confundidos, engañados, esto es que al sentir, que a la inspiración supuesta a la moción, estaríamos recibiendo esperar a que Dios lo confirme en los signos externos que hablan en una manera correlativa a lo inspirado interiormente. Por eso es que hay que estar atentos en la vida, del camino de seguimiento discipular del Señor en el encuentro con Él, a lo que nos suscita en el corazón, con humildad y sencillez, esperar que si aquello que nos suscita a lo que nos invita, a la hora que nos llama, viene acompañado por una señal que lo confirma, entonces dejarse conducir, llevar. Pongo otro ejemplo personal, que habla de esto justamente, la primera llamada que sentimos a llevar adelante esta obra, con quienes compartíamos la tarea en el comienzo de la misma, decíamos, seguramente, por lo que sentíamos Dios quiere que esta obra sea una red nacional. Teníamos a todo esto un micrófono de FM, que sonaba en el garaje de una parroquia, y una radio que chequeaba la señal por aquellos rincones de la zona parroquial. Aquello que parecía casi como una locura, que de verdad lo era, porque quien pudiera decir que de aquella pobreza, sencillez, simpleza de signo, estuviera escondido semejante proyecto. Después el tiempo lo fue confirmando. Por eso uno de los aliados en el proceso de discernimiento, a las mociones interiores, es el tiempo. Muchas de las cosas que Dios puede estar revelándonos en el corazón, no es que no haya que darle crédito porque aquí ahora no ocurra, sino hay que dejar que maduren en el tiempo para lo que Dios nos revela, nos hace sentir como moción para el corazón en el tiempo puede haberse realizado, puede haberse significativamente cumplido. Esto de los signos que aparecen en el tiempo sirve también para leer los signos del tiempo que muestran en el camino no solamente personal, sino también comunitario. Justamente la Iglesia nos invita desde su llamada a ayornarnos en la nueva evangelización a ser capaces de ser lectores de los signos del tiempo, es decir cuáles son las huellas que el Señor ha dejado en el tiempo como Señor de la historia que nos muestra un camino hacia adelante. Para un cristiano ser crítico de la realidad de lo que acontece, en la lectura desde la propia cosmovisión a otras cosmovisiones que no terminan por completar y que en algunos casos hasta destruyen el ser hombre en plenitud, le corresponde al mismo tiempo, además de esa mirada crítica de la realidad en confrontación de la propia cosmovisión con otras cosmovisiones, mostrar cuáles son los caminos que nos lleva a la novedad con la que Dios nos invita a vivir en el aquí ahora, lo que es plenitud debida para nosotros y eso no desde una forma teórica, ideológica, doctrinal solamente, devocional solamente, sino en una lectura real en los acontecimientos donde Dios mas allá de la iglesia nos pone señales del reino en medio del mundo y entonces aprender a leer el paso de Dios, entre tantas realidades diversas del humano, como una salida llena de esperanza a los tiempos nuevos con los que Dios quiere, sosteniendo su proyecto, no abandonando la obra de sus manos. En este sentido, la tarea profética de la Iglesia es denunciar el primer movimiento que hace el profetismo confrontando la propia cosmovisión del mundo con cosmovisiones que son reductivas de lo humano y al mismo tiempo anunciar que básicamente consiste en detectar las señales del paso de Dios que invita a la plenitud en el aquí y en el ahora, aun cuando esto aparezca en ciernes, aparezca como una pequeña semilla, no se muestre tanto como una gran respuesta. En este sentido la gran tarea de la Iglesia en el concierto de la polaridad en el mundo es detectar en los signos de los tiempos esas presencias escondidas de las semillas del Verbo sembradas en la humanidad y acompañar esas mismas presencias para que puedan en su plenitud, mostrar el proyecto grande que Dios tiene para la humanidad. Para eso hace falta una mirada lectora, sencilla, profunda, concreta del tiempo en la historia en la que Dios obra. Dios está presente y habla concretamente, hay que saber leer esa presencia suya, en el corazón del mundo.

 

Ponemos un ejemplo de la lectura de los signos de los tiempos para que nos ayude a entender de qué se trata esto. Cuando uno ve a los movimientos ecologistas que buscan defender la tierra como lugar de hábitat para todos y confrontan desde la perspectiva de una determinada cosmovisión como la nuestra, donde el hecho de la creación tiene en sí misma una razón de ser, más allá de cómo el hombre administra los recursos naturales, es decir que la creación que esta puesta para que el hombre se sirva de ella no se permite desde la perspectiva cristiana que el hombre abuse de ella de cualquier manera. Uno confronta con otras teorías, con otros modos de entender la realidad, donde el hombre casi constituye en un absoluto de lo creado desde una perspectiva racional cientificista pudiera utilizar este recurso como si no tuviera limites detrás de una ideología del progreso en términos absolutos y sin fin, lo cual habla en ese sentido de una mirada de la realidad que no respeta los limites que las leyes de la naturaleza ofrecen en sí mismo, además de considerar que los recursos, ideológicamente hablando, se los considera infinitos. La confrontación con la realidad nos muestra otra cosa cuando el hombre no respeta los procesos de la naturaleza y trasgrede ello desde una absolutéz de la racionalidad, lo único que hace es ir contra el mismo hombre. ¿Qué hay detrás de las búsquedas del equilibrio de la ecología y de la búsqueda de la defensa de los recursos naturales? Ciertamente hay una señal a través de la cual en lo concreto y por caminos distintos de lo que puede ser la propuesta creyente, Dios nos invita a descubrir allí un modo de relación, de vinculo favorable entre nuestro creer y otros movimientos, en este caso ecologista, que con distinciones que podemos hacer en términos, si se quiere ideológicos entramos en común o encontramos puntos de comunión. Para nosotros la naturaleza debe ser respetada y ordenada en orden a quien gobierna lo natural, es decir el hombre como señor de la creación, pero no como el absoluto de lo creado, en este sentido, el uso de los recursos naturales tienen que ser hechos no desde la racionalidad o del racionalismo, sino desde una razón que respeta el orden de lo natural y al mismo tiempo es capaz de sacarle los mejores recursos que ofrece a favor del hombre en su totalidad , que no es lo que hace en este tiempo el hombre endiosándose y aprovechando de la ciencia y de la técnica que le ha dado muchas posibilidades de abordaje a los recursos que ofrece la naturaleza, pero no siempre respetando algunos límites que también ofrece la naturaleza. Esto sería concretamente decir una lectura del signo del tiempo, en estos tiempos hay un signo que aparece desde la ecología que nos invita a poner una vez más los ojos sobre el acto creador, en este sentido es como volver al origen de todo, en las manos de quien lo dio a luz o lo hizo aparecer de algún modo en el tiempo.

 

                                                                                                                  Padre Javier Soteras