Maestros: testigos de esperanza y modelos de vida

jueves, 11 de septiembre de 2025

11/09/2025 – «Es posible vivir construyendo puentes, respetando y reconociendo al otro, generando espacios de encuentro, siendo testigos de la esperanza.» Con estas palabras, el Consejo de Educación Católica (CONSUDEC) saluda a los docentes en su día, recordándonos que cada maestro es mucho más que un transmisor de contenidos: es un modelo de vida.

El valor del maestro en nuestra historia

En el programa Solo por Hoy, de Radio María Argentina, conversamos con Adrián Álvarez, presidente del CONSUDEC, para agradecer y reconocer la tarea docente.

Muchas veces se habla del bajo reconocimiento social hacia los maestros, pero lo cierto es que cada uno de nosotros es lo que es también gracias a ellos. Nos han acompañado como verdaderos escultores de la vida, ayudándonos a descubrir el valor de nuestro propio proyecto personal.

La Conferencia Episcopal Argentina, en su mensaje para este 11 de septiembre, recordó que “la educación es un acto de esperanza que transforma el mundo”. Álvarez subrayó que, en tiempos de incertidumbre y confrontación, el rol del maestro se vuelve aún más esencial: no solo enseña contenidos, sino que da testimonio de que otra manera de vivir es posible.

Testigos de esperanza

“Todos recordamos algún maestro que nos marcó —explica Álvarez— y no fue tanto por lo que nos enseñó en contenidos, sino por cómo nos acompañó en la vida.”
En esta clave, el docente es artífice de transformación: nunca se rinde, siempre busca nuevas maneras de llegar a cada estudiante, no para contar cuántos dieces obtiene, sino para asegurar que cada joven aprenda, crezca y trace un proyecto de vida.

En tiempos de inteligencia artificial y cambios culturales profundos, el docente no pierde importancia, sino que se vuelve más necesario: es quien ayuda a discernir, a encontrar sentido, a descubrir valores firmes para no quedar atrapados en la cultura del “todo da lo mismo”.

Desafíos actuales

Uno de los grandes retos —advierte Álvarez— es acompañar a los jóvenes en la búsqueda de sentido. En un contexto marcado por el suicidio juvenil, la ludopatía y el desencanto, los docentes tienen la misión de ser faros de esperanza, mostrando que la vida tiene un valor y un futuro posible.

Pero también es clave cuidar a los maestros: sostenerlos, acompañarlos, ofrecerles espacios de contención y alimentar su dimensión espiritual. “Es difícil transmitir lo que no se tiene —afirma—. Por eso, las escuelas deben vivir en clave pastoral, no solo como eventos aislados, sino como un estilo de vida que acompañe a toda la comunidad educativa: estudiantes, familias y docentes.”