19/11/2025 – Para vivir más profundamente el Adviento y Navidad compartimos un hermoso espacio de reflexion y oración en torno a la figura de la Madre de Dios.
En esta oportunidad Hermana María Sol Castro Vázquez, quien forma parte de la pastoral del Santuario de Nuevo Schoenstatt, en Florencio Varela, nos animó a contemplar a María como “la mujer de la esperanza”.
Decimos que María es una mujer de esperanza porque tuvo la misión de ser Madre del Salvador. Ella es la aurora de Cristo: donde aparece la aurora, aparece luego el Sol. Por eso, seguir a esta mujer de esperanza es seguir a Cristo. Este camino quiere invitarnos a seguir a Cristo EN María, CON María, POR María y PARA María, para que también nosotros lleguemos a ser mujeres y varones de esperanza.
María vivió una profunda intimidad con Cristo, que moldeó cada día de su vida. Desde su oración silenciosa en Nazaret, su anhelo por la llegada del Mesías y la Anunciación, hasta los treinta años compartidos con Jesús, guardó todas sus enseñanzas en el corazón. Vivir en María es dejarnos educar por Cristo como Él la educó a Ella: conocer nuestra fe, dejarnos moldear por la Palabra, por los mandamientos y por la enseñanza de la Iglesia.
Caminar con María es no caminar nunca solos. La Alianza de Amor nos regala la experiencia de tener dos corazones y un solo latido. Estar con María en lo cotidiano significa ofrecerle pequeños sacrificios: ayudar en casa, estudiar cuando no tengo ganas, alegrarme por los demás, no pensar mal. Así todo en nuestra vida comienza a adquirir un aroma mariano, capaz de despertar lo más noble en nosotros y en nuestro entorno.
El Padre José Kentenich fue un testimonio vivo de esperanza. Su amor a María marcó toda su vida; decían que estar con él era sentir la presencia de la Virgen. Permanecer fiel a la Alianza de Amor fue su fuerza para sobrellevar cada cruz.
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